Dia de deseo en soledad y recuerdos

Que dia de deseo hoy....estoy solo y medianamente aislado. Ideal para los pensamientos livianos y para las fantasias. Mucho remedio no hay, estoy lejos de la ciudad y nadie esta conmigo, solo yo y mis imagenes deseadas. Estan los juguetes con los que hago feliz a mi agujero goloso, estan los recuerdos de mi masajista, los recuerdos de mi amigo del bus. Hay mucho con lo que divertirse y a falta de un oso o algun otro animal con una hermosa verga pero necesariamente domesticado, serán la imaginacion y los juguetes, mas alguna pieza de la naturaleza que encuentre por ahi las que protagonizaran la satisfaccion a mis deseos. Por mis historias anteriores saben que en materia de sexo me gusta absolutamente todo, mujeres en primer lugar, travestis en segundo, hombres en tercero y animales en cuarto. Los objetos inanimados solo se dedican a un unico objetivo, el placer anal, placer maravilloso como pocos.
Asi es que reparto las tohallas de siempre y me higienizo bien por dentro asi todo es mas placentero. El enorme sillon del living, frente al ventanal que da al lago, se transforma en el centro de los placeres. Alli estan todos mis juguetes, mi grueso vibrador, mi dilatador anal grande y el pequeño, mi baston de porra, la hortaliza de cotillon, bien gruesa, el envase de champu, el limite maximo hasta hoy, y el aceite lubricante de bebe, la vaselina, y el gel. Cada uno con su aroma y su textura, provee distintas sensaciones. Lejos me saco integramente la ropa. Es excitante saber que si alguien apareciera de improviso deberia correr e ingeniarmelas para aparecer vestido.
Ya esto listo para empezar y mi primera accion, instintiva, es comenzar a acariciarme a mi mismo, cerrando los ojos, imaginando que mi cuerpo es en algun momento una hembra en celo y en otros un hombre tan en celo como la hembra y por la misma razon, una hermosa verga deliciosamente enterrada profundamente haciendome vibrar. El aceite, untado en mis manos, va poniendome receptivo, parece que lubrica de una manera que facilita todas las formas de llegar a mi ano. Acaricio mi pene y lo unto, mientras de tanto en tanto le saco las gotitas de su propio lubricante y las paso por mis labios o las saboreo. Mis manos pasan por mis bolsas y las acarician y las van separando para que mis dedos vayan rozando mi agujerito. Me voy hasta el amplio sillon y acomodo las tohallas y me recuesto dejando bien expuestas mis nalgas y su tesoro. Me acaricio con mas intensidad y me unto con mas aceite para ir metiendo mis dedos dentro de mi cola. Me hacen gemir de placer. Cada vez que los meto siento que una oleada de placer sube desde esa suave piel y se enrosca en mi vientre, mordisqueandome las entrañas y sube por dentro, encendiendo los fuegos que nunca se terminan de apagar. De a uno, de a dos, hasta de a tres, puedo ir dilatando y preparando mi cola para las mejores cosas. Y como esta bien limpita, los saboreo y siento ese sabor dulzon de mi interior que me excita tremendamente. Un liquido suave, aromatico, con hilitos de sangre que dice que no hay otra cosa. Hundo mis dedos una y otra vez. La imagen de mi dulce amiga Romina, adorable lesbiana pero que disfruta de darme los placeres que le da a su amante. Siento vividamente como cuando ella, con su mano pequeñita, va buscando acomodarla hasta que sus nudillos pasan por el tenso aro de mi ano y escondiendo el pulgar dentro de su palma va introduciendome el antebrazo hasta que llega al limite y entonces mueve sus dedos despacio y me llena de placer, con mi ojetito estirado como cuerda de violin. Asi pasa largo rato, concediendome algunas caricias en el pene hasta que me pide que la haga acabar con mi lengua en el clitoris. Pasamos horas en estos placeres.
Asi recordando me retuerzo en el sillon y pongo mi cola hacia arriba, imaginando que algun caballo alado, con una gruesa pija, va a sobrevolar y me va a clavar esa enorme estaca entre las nalgas. Pero mas real resulta el abridor pequeño al que he debido adosarle un cordon. He adquirido la habilidad de metermelo bien dentro con tan solo movimientos de nalgas y de caderas. Sentirlo pasar por todo el ano deslizándose es algo inenarrable. Detrás de el va el grueso, que con su diametro y su base mas ancha, tambien logro introducirlo merced a movimientos. Este ya es palabras mayores, Me abre la cola al pasar como si fuera un trepano y lo siento deslizarse y llenar mis intestinos. Mas gotas de lubricante y aun de semen, expulsado al apretar la prostata, salen por la cabecita de mi pene y las devoro cuidadosamente.
A esta altura ya soy una perra en celo, y pienso en Ricky, en Jorge que fue quien me desvirgo en serio, no con juguetes, que me hizo conocer el placer de saborear y mamar una pija con arte, como las de las peliculas porno. Su lechita era deliciosa y cuando saliamos a tener sexo, era capaz de regalarme tres orgasmos de los cuales no desperdiciaba ni una gota. su pene era corto pero con una gran cabeza que hacia que se sintiera bien al entrar y salir y podia metermelo todo en la boca sin ahogarme y disfrutando de tan hermoso glande.
Ya necesito una penetracion en serio y sin necesidad de sacarme lo que esta adentro, lo empujo un poco mas con el consolador. Es el extasis. le pongo una suave vibracion y lo dejo entrar hasta el borde, donde es bien grueso, donde se queda alli quieto, dilatándome el ano y haciendome vibrar las entrañas. Ya no tengo limites.Mi cola me pide mas, más grueso, pero la parte gorda del consolador me lleva casi al máximo, entonces lo saco hasta el tronco y meto el baston de porra, con esfuerzo pero con un frenesi que no repara en el dulce dolor que siento. Por fin estan mis cuatro amigos dentro de mi. Los sostengo mientra contraigo mis nalgas y me siento penetrado por una enorme verga. Los muevo despacio para que me abran bien el anillo, suavemente, dilatándolo, asi dan lugar al enorme pepino-maraca que va a marcar el final de la penetracion y el derrame de mi semen sobre mi vientre. Estoy largo rato asi, con lentos movimientos. Saco uno y lo vuelvo a introducir para volver a sentir la sensacion de penetracion. Y mientras recuerdo a Ricky, mi masajista, que me hacia tocar el cielo con las manos cuando con sus manos y su pene me poseia en su gabinete. Poco a poco voy sintiendome listo y entonces comienzo a sacar de a uno los juguetes, lamiendolos para sacarles hasta la ultima gota de mis entrañas hasta que el primero sale a fuerza de tirar de su cordon, tan lejos se habia ido. Mi ano desborda liquidos, esta completamente lubricado, suave, abierto, receptivo y tambien ansioso. Yo estoy al borde de acabar. Levanto mis piernas lo mas alto que puedo, mostrando en pleno mi cuevita, y comiento a introducirle la maraca-pepino de a poco. Muy rápido mi argollita se pone tensa y comienza la pelea. Los lubrico a los dos, bordeandolos con vaselina o gel para que tengan la mejor situacion. Veo como se va metiendo de a poquito y como aumenta el dolorcito del placer. Clamo en voz alta por una pija de ese grosor que se me entierre hasta sentir los pelos del pubis acariciandome las nalgas. Sollozo por las manos lésbicas de mi amiga. Busco boqueando en vano la adorable verga de Jorge y su leche. Grito pidiendo por una horda de Mandingos cogiendome sin descanso. Por fin el juguete entra hasta donde puede, y en un ultimo sacudon, me acabo sobre la cara y el pecho. Bajo las piernas y me pongo de costado para que el grueso falo se quede dentro mio y recojo con mis dedos mi semen y lo voy paladeando. Finalmente, empalado y agotado, me quedo dormido. Al despertar será otro momento de placer cuando me duche y deje salir al dueño de mi cola satisfecha y agradecida.