Abro al azar uno de los cuardernos escolares que empecé a utilizar como diario en mi adolescencia. Allí descubro lo que escribí en mis tiernos doce añitos cuando descubrí que padecía de fimosis; es decir, un estrechamiento en el prepucio que, además de producirme una continua irritación del glande, me impedía pajearme satisfactoriamenre. Pero pronto se solucionó el problema y me permitió vicir un episodio inolvidable ... y excitante.
Relato
Querido diario:
Últimamente notaba una irritaciób molesta en el pellejo que recubría mi glande. Por pudor, yo no le dije nada a mis padres, entre otras cosas porque yo se lo atribuía a mis incipientes masturbaciones. Pero al comprobar que no podía retraer el prepucio como lo hacían mis amiguitos, dejando al descubierto aquella cabeza sonrosada, decidí contárselo a mi padre. Éste me llevó al cuarto de baño y me hizo mostrarle mi pene. Tras felicitarme por su buen tamaño para su edad, procedió a empujar hacia atrás el pellejo, algo que no le fue posible pues el orificio prepucial era muy estrecho, hasta llegar a hacerme daño. Ante mi sorpresa, bapá se bajó sus pantalones y calzoncillos y me mostró su poronga:
- Mira lo que hago yo con el pellejo.
Y con un sencillo movimiento se descapulló y dejó a la vista un soberbio glande como una seta. Fue la primera vez que vi la polla de mi papá y me sorprendió su buen tamaño y grosor. "Con una verga así, mamá debe estar encantada", pensé.
- Tu pija debe tener este aspecto. Hablaré con tu madre para que busque una solución en la farmacia, sino habrá que operarte de fimosis.
No tardó mamá en ocuparse de mi original polla. Yo me moría de vergüenza al tener que mostrársela, pues tras el toqueteo estaba tiesa como un mástil y dura como una piedra. Pudo comprobar la complacencia de mamá al ver que su hijito del alma tenía una buena herramienta, y se comprometió a tratar de solucionar tan delicado problema.
Y así fue como en las noches , antes de acostarme, mamá procedía a lubricarme el glande con aceite de almendras y lo masajeaba bien tratando de replegar y ensanchar suavemente el prepucio. Metía su dedeo índice impregnado en óleo por el orificio y frotaba y frotaba, produciéndome una ereccion y un placer infinito. Más de una vez me corrí de pleno gustito ante sus narices mezclándose mi lechita acuosa con el aceite de almendras, mientras ella canturreaba y disimulaba ajena a mi inocente orgasmo ...
Pero el remedio casero no dio resultado, aunque yo agradecía los esfuerzos de mamá durante aquel placentero mes de solucionar mi fimosis con aceite de almendras. Así que mis padres decidieron realizarme la circuncisión.
El joven y apuesto doctor nos explicó a mamá y a mí en qué consistía la operación:
- Se trata de una intervención muy sencilla, con anestesia local. Se recortará con un bisturí todo alrededor del pellejo sobrante y se le pondrán unos puntos de sutura para que cicatrice. En unos quince días la sutura desaparecerá por sí sola y el glande quedará liberado permanentemente.
Mi madre atendía al médico toda embelesada, mientras él dibujaba en un papel el proceso de la operación, pero yo estaba cagadito de miedo. ¿Me dolería mucho? ¿Me quedaría la chota bonita? ¿CUánto tiempo tendría que estar sin pajearme?, me preguntaba para mis adentros.
La intervención resultó satisfactoria, pero por precaución tuve que quedarme en el hospital un día. Mamá y yo ocupamos una habitación de dos camas, ella me acompañaría aquella noche. Tras una cena frugal, la enfermera me dio unos calmantes y un somnífero suave para que pasase mejor la velada. Al poco rato me entró un gran sopor y entre sueños pude ver cómo el doctor entraba en mi habitación para interesarse por mi estado. Mamá descansaba vestida sobre la otra cama adyacente, y al entrar el médico se incorporó de golpe:
- Buenas noches, doctor.
Mamá y el joven galeno iniciaron una charla en voz baja para no molestarme, pues me creían profundamente dormido. La voz de mi mamá se mostraba melosa y susurrante:
- Estoy muy preocupada, doctor ... ¿Le quedará bien el pene a mi hijito?
- Perfectamente, señora. La circuncisión es muy frecuente por razones higiénicas, culturales y religiosas - respondió el médico.
- ¿Y no perderá sensibilidad en el glande? - preguntó insinuante mi madre.
- En absoluto, señora. Yo, que soy judío, estoy circuncidado ... y no tengo problema alguno.
- ¿Seguro que le quedará linda la pijita a mi Xoel?
El médico asintió, pero mi madre continuó con su acoso:
- ¿Por qué no me enseña la suya, doctor, para comprobarlo?
No taró el médico en desabrocharse la bata y bajarse el pantalón y el slip. De la entrepierna salió un cipote grande y grueso, surcado de hinchadas venas ... y coronado por una cabeza gorda y brillante.
- ¡Qué hermoso capullo! - exclamó mi madre mientras se arrodillaba ante aque miembro descomunal y se lo metía en la boca.
La lengua de mamá se deslizaba desde la base del pene hasta el sonrosado glande, cada vez más hinchado por la excitación. No tardó en engullir un huevo tras otro, también hinchados por el placer y la calentura. Increiblemente, mamá logró introducir en su boca toda aquella pirola mientras él la sujetaba con fuerza por la cabeza para que le llegara la punta de la polla hasta la misma tráquea. Por un momento, mamá creyo ahogarse pero retuvo durante un buen rato aquel pollón en su poca. Cuando lo sacó, la saliva salía a raudales por las comisuras de los labios y llegó a creer que el joven doctor se había corrido dentro. Pero no había sido así.
El médico procedió a desnudarse por completo y tumbó sobre la cama a mi madre. Le arebató la blusa y el sujetador y empezó a chuparle las tetas. Sus pezones se endurecieron como castañae. Maná levantó la falda y mostró su braguita blanca de encaje empapada de jugos vaginales, tal era la excitación que sentía. El médico empezó a masajearle la concha por encima de las pantaletas mientras comprobaba que los fluidos aumentaban. Entonces, le quitó de gope las bragas y dirigió su boca hacia el jugoso coño. Mamá creyó enloquecer cuando la hábil lengua del hombre se centró en el clítoris. El botoncito del placer estaba excitado y crecido como una pequeña pijita. En mi duermevela yo podía vislumbrar todo lo que ocurría a mi alrededor. La penumbra no me impedía ver cómo el doctor arrastró el cuerpo de mi madre hasta el borde de la cama, le abrió bien las piernas, y le introdujo todo aquel manubrio dentro ...
Mi excitación era tal que mi polla recién operada se puso grande y dura como un palo. Aún dolorida y con la sutura a punto de saltar, dirigí mi mano al glande y empecé a frotar el vendaje que lo recubría ... Mamá gemía como una perra en celo:
- ¡Más, más, más ...! - gritaba entrecortada por el placer.
- ¡Toma pornga circuncidada, zorra! - exclamaba el médico para excitarla más.
Con sus piernas mamá atenazaba el culo del joven para sentir el miembro bien adentro, mientrasél la bombeaba sin piedad.
- ¡Lléname de tu leche, hijo de la gran puta! - suplicaba mamá como una zorra.
No tardó el médico en correrse dentro de mi madre, mientras ella se convulsionaba al sentir aquellas ráfagas de semen en sus entrañas. Casi al mismo tiempo, yo me corría dentro de mi vendaje en mi primera e insólita paja tras ni operación de fimosis. Mi orgasmo fue indescriptible, sólo comparable al de los dos amantes de la cama de al lado.
Al día siguiente, papá fue a recogernos en su auto. Mamá le contó que yo había pasado toda la noche durmiendo como un querubín y ella velándome al lado como una buena y sacrificada madre. En aquel momento me di cuenta lo muy puta que era mi mamá, pero en mi interior sentía una extraña sensación agridulce que producía un regusto muy placentero ... El mismo que siendto ahora al releer mi querido primer Diario.
XOEL
www.richardanton21@yahoo.es
(QUERIDO LECTOR: Si deseas sugerirme alguna historia o experiencia personal, no dudes en escribirme, como ya lo han hecho otros amables seguidores de mi Diario)
Mi Madre, a sus 42 años, es una hembra que está rebuena. Mi Padre, un pobre idiota. Así que una noche decidí darle marcha a ella con mis amigos, mientras mi padre miraba..........
Relato erótico enviado por domo54 el 12 de December de 2008 a las 11:35:56 - Relato porno leído 312271 veces
Era un día normal, común y corriente, yo regresaba de la prepa, yo soy un chavo moreno, alto, con buen cuerpo, bien dotado y muy atrevido, no tengo novia y ese día fue uno de los mejores en mi vida
Relato erótico enviado por Anonymous el 29 de August de 2008 a las 13:06:42 - Relato porno leído 212296 veces
Mi nombre es Alicia, y hasta no hace mucho mi familia, y yo desde luego vivíamos en un retirado pueblo, en el que apenas y nos enterábamos de las noticias, ya que ni tan siquiera llegaba la señal de la Tele. Por lo que cuando nos mudamos a la ciudad, lo que más me impresionó fue el baile del perreo
Relato erótico enviado por Narrador el 04 de June de 2012 a las 23:00:35 - Relato porno leído 149891 veces
Si te ha gustado DIARIO DE UN JOVEN SALIDO (20) vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar DIARIO DE UN JOVEN SALIDO (20).
xoel
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 21:24) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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