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DIARIO DE UN JOVEN SALIDO (3)

Relato enviado por : XOEL el 02/10/2007. Lecturas: 4099

etiquetas relato DIARIO DE UN JOVEN SALIDO (3) .
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Resumen
He ido al trabajo de mi padre para pedirle autorización para llegar esta noche a casa un poco más tarde, pero hoy me ha dado permiso para sentirme más hombre ...


Relato
Hoy he llegado a casa agotado por la aventura vivida en el taller mecánico de mi padre, aún así cojo mi diario íntimo para reflejar esta experiencia y contarla con todo detalle.

COMPARTIENDO SEXO CON MI PADRE

Querido diario:

Hoy al terminar las clases me he encaminado hacia el taller donde mi padre trabaja como mecánico para pedirle permiso para llegar por la noche a casa un poco más tarde de lo habitual. Prefiero pedírselo a él y no a mi madre, pues es más condescendiente y permisivo conmigo. Cuando llegué estaba reparando el motor de un automóvil , tenía el capó levantado y al lado la que parecía ser su propietaria, una mujer extranjera de treinta y tantos años, una rubia explosiva con unas tetas formidables y un culito prieto que parecía reventar debajo de unos ajustadísimos jeans.

Saludé desde la puerta a mi padre con la mano y él no me respondió, tan entusiasmado estaba con una intrascendente conversación con la rubia. Mi papá tonteaba y desplegaba todo su encanto ante la mujer mientras hurgaba en el motor. Mi papá es un hombre muy atractivo, moreno, de varoniles facciones y profundos ojos; el típico macho español que encandila con una mirada pícara y una sonrisa de galán a cualquier mujer. Y con aquella extranjera parecía haberlo conseguido sin esforzarse demasiado. Hablaban y reían ajenos a lo que les rodeaba, de manera que decidí ir a dar una vuelta y volver un poco más tarde para hablar con él.

A la media hora aproximadamente regresé al taller. El vehículo de la rubia seguía allí pero ni ella ni mi padre aparecían por ninguna parte. Entonces pregunté a uno de sus compañeros si sabía dónde se encontraba mi papá y él, sin levantar la vista del trabajo que estaba haciendo, me señaló una puerta que conducía al almacén. Hacia allí me dirigí. El almacén, que daba a un patio trasero donde se acumulaban coches para el desguace, era una amplia nave llena de piezas, chapas y motores de automóviles. Eché un vistazo y no vi a mi padre por ningún lado, pero cuando me iba oí una voz de hombre y una risita femenina procedentes del lugar más apartado del almacén, justo donde se acumulaban asientos de coche desmontados para tapizar. Me acerqué sigilosamente ...

Allí estaba mi padre, con el rostro y las manos manchados de grasa, con su torso desnudo y el mono de trabajo bajado, de rodillas, lamiéndole el coño a la rubia, toda espatarrada sobre uno de los asientos desmontados . Tenía el calzoncillo bajado y enarbolaba un enorme pollón gordo y venoso rematado en un reluciente glande que ya babeaba. La mujer estaba completamente desnuda y ella misma se daba placer masajeándose las enormes tetas mientras sentía la hábil lengua de papá excitándole el clítoris. Entre risitas, gemidos y frases en no sé que idioma, la muy zorra estaba beneficiándose de mi padre, lo que me enervó sobremanera.

Tan nervioso y caliente me puse que tropecé con un cacharro y ambos cesaron en su actividad y se incorporaron para ver lo qué ocurría. Papá tenía los labios enrojecidos e hinchados de tanto trabajar la almeja de la extranjera, sus ojos desprendían lujuria, pero al verse en evidencia supo reconducir tan delicada situación y me hizo un gesto para que me aproximara. Así lo hice y estando a un palmo de él pude comprobar que su verga era todavía más grande de lo que me había parecido a primera vista. Dos huevos como melones le colgaban como badajos y el líquido preseminal le caía en hilitos.

Sin mediar palabra, papá empezó a desnudarme. Tiró a un lado mi mochila y me quitó la camiseta; luego me desabrochó el pantalón y me bajó el slip. Cuando me vio la pirola empalmada pidiendo guerra me dijo muy bajito con un tono de complicidad: "No está nada mal para tu edad". Luego me aproximó a la cara de la mujer, que no cesaba de pajearse, y me hizo meter mi polla en su boca.

La muy zorra engulló mi pija hasta los mismísimos cojones. El placer que sentí fue infinito. Cuando abrí los ojos ya mi padre estaba bombeando la concha de la rubia. Yo veía como entraba y salía de la jugosa almeja y a punto estuve de correrme con aquella visión, pero justo en aquel momento la mujer sintió cómo mi padre se vaciaba dentro de él y dejó de chuparme para tener un fuerte orgasmo mientras se arqueaba para sentir más adentro su poronga.

Mi padre después de correrse sacó la polla y se echó a un lado exhausto mientras del chocho de la mujer manaban fluidos espesos de leche. No hizo falta que nadie me dijese nada: dirigí mi verga empinada a la chucha lubricada con el semen de mi padre y la penetré con fuerza. Notaba el calor y la humedad del útero y empecé a imprimirle ritmo a la jodienda. Los labios vaginales me aprisionaban el miembro pidiendo más y más bombeo. La mujer me atenazó el culo con sus piernas como temiendo que se terminase el mete-saca, y tuvo otro orgasmo. Por un momento dejé de chuparle los pezones y levanté la vista: allí estaba mi padre de nuevo completamente recuperado metiéndole la chota en la boca hasta las amígdalas. No tardamos en corrernos los tres simultáneamente.

Papá me dio permiso para llegar más tarde a casa. Estuve en una cafetería charlando con la pandilla pero más de una vez tuve que levantarme e ir al wc a hacerme un pajote pues no podía sacar de la cabeza la experiencia vivida en el taller de mi padre.

XOEL





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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:49) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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