DIARIO DE UN JOVEN SALIDO (7)

La venta a domicilio ha extendido su campo de actuación a todo tipo de mercancías. No sólo productos de belleza, electrodomésticos extraordinarios o enciclopedias ... El mundo del sexo ha irrumpido en nuestros hogares de manera que hoy, sin ir más lejos, he tenido

UN SEX-SHOP EN MI CASA

Querido diario:

Esta tarde ha ocurrido algo curiosísimo en mi casa. Ya había regresado yo del instituto y me disponía a merendar para a continuación hacer mis deberes y preparar mis lecciones, cuando empezaron a llegar a mi piso vecinas de nuestro edificio y amigas de mamá, hasta un número aproximado de una docena. Mamá las recibió contenta como una magnífica anfitriona Se acomodaron en el salón de la casa, por lo que yo tuve que dejar de ver la tele mientras tomaba mi refrigerio e irme para mi habitación.

A esta singular reunión asistían, entre otras, la solterona de 5º, la ninfómana del 1º, la divorciada del 6º (sin su perro, que parece ser ocupa el lugar del marido), el/la travesti del ático y Maite (casada cachondísima, que desnuda con la vista a todo macho de catorce a ochenta años). Con anterioridad había llegado la convocante, una madura con tetas y labios siliconados, que gracias a la hospitalidad de mi madre, iba a presentar lo último en artilugios sexuales a todas aquellas hembras recalientes y deseosas de nuevas sensaciones y experiencias.

- Queridas amigas - comenzó la vendedora - la "venta por reunión" como ésta permite a personas interesadas y afines juntarnos cómodamente en un domicilio particular y conocer todas las novedades sobre productos eróticos sin la presión y el pudor que nos da a las mujeres entrar en un sex-shop. De manera desinhibida podréis conocer, preguntar ... y probar todos estos juguetes que harán vuestra vida sexual más satisfactoria y libre.

Desde la puerta de mi dormitorio entreabierta pude observar cómo la vendedora abría su amplia maleta y desplegaba sobre la mesa de la salita todo un arsenal de aparatos de placer: arnés, bolas chinas, vibradores, penes de todos los tamaños y colores, braguitas ... Empecé a ponerme cachondo imaginándome a todas aquellas mujeres con sus juguetitos, pero sobre todo me llamaba la atención el interés de mi madre, a la que suponía satisfecha sexualmente con el semental de mi padre, buen mozo y con buena poronga.

En esas estaba cuando de repente sonó el timbre de la puerta. Era Sonia, la hija de Maite, mi odiosa vecinita de doce años, entrometida e insolente, que presumía de ser la más linda yvirtuosa del edificio. Linda era en verdad; ya a su corta edad lucía un soberbio cuerpo formado y unas magníficas tetas, y vestía de forma provocativa, muy al gusto de su mamá que, como ya dije, era la calientapollas de la comunidad. Su hijita llevaba el mismo camino.

Pues al poco rato mi madre entró en mi habitación. Yo ya me había puesto cómodo con pijama y pantuflas y hacía como si estuviese consultando algún tema para mis deberes en internet, pero a lo que en realidad me disponía era a entrar en Eliterelatos ( tras mentir sobre mi edad), y buscar alguna página caliente para hacerme un buen pajote, pues con el calentamiento que tenía no era capaz de centrarme en mis deberes. Con mi madre venía Sonia:

- Xoel, cuida un ratito de Sonia, que no quiere quedar sola en su casa y los temas que vamos a tratar en la reunión no le interesan.

La niña entró con una sonrisa maliciosa y esa mirada insolente que tanto me molestaba.
- ¿Interrumpo? A lo mejor te molesto en tus tareas escolares ... - me dijo con ironía.
- No me molestas, pero siéntate por ahí y déjame con mis cosas - respondí mientras cambiaba rápidamente de página y simulaba consultar un tema de Historia.

Sonia cogió una de mis revistas musicales y se sentó al borde de la cama. Tenía la faldita tan corta que al poco asomaron debajo sus braguitas
blancas. Yo seguía a lo mío mientras de vez en cuando le dirigía una furtiva mirada a la entrepierna. Pronto se cansó la niña de la lectura y empezó a dar volteretas encima de la cama. A punto estuve de llamarle la atención e impedírselo pero cuando la vi patas arriba, abriendo las piernas en equilibrio y la virginal rajita abultando en sus pantaletas, cambié de opinión ...

- Sonia, ¿cuál es tu grupo y cantante favoritos? ¿Quieres que los busquemos en internet? - le propuse.
- Sí, sí - dijo la nena pletórica.
- Ven, siéntate en mis rodillas, que en la habitación no hay más sillas - añadí.

Y así fue como la jovencita se sentó encima de mí. Estuvimos un rato buscando música y cantantes actuales, con ritmo, con mucho ritmo, como le gusta a los adolescentes de hoy. Hasta que dimos con el preferido de Sonia. La chica empezó a saltar y a disfrutar al compás de la música ... yo, sólo a disfrutar.
Sonia estaba sentada sobre mí, justo donde mi pijama tenía la abertura. Pronto mi polla empezó a rozar con sus braguitas. Yo la había sentado de manera que mi glande era presionado por la vulva de la nenita, en la misma rajita. Yo la animaba a saltar más y más mientras me daba un gustito indescriptible. Ella no reparaba (o hacía que no notaba) la dureza que tenía en la entrepierna y seguía saltando y moviéndose al ritmo de las canciones. Así estuvimos unos quince minutos hasta que no pude más y exploté. La muchachita notó mis convulsiones y cómo me abrazaba a ella para alcanzar el clímax pero no dijo nada, seguía cantando y saltando; es más, creyó que mi ¡aah, aah, aah ...! al correrme formaba parte de la canción.

Al poco rato se levantó. Notó sus bragas mojadas y yo me asusté. La lefa había traspasado mi pijama y había humedecido la prenda íntima de la nena, justo en la entrepierna.
- ¡Vaya, me he meado con la emoción de la musica! - dijo Sonia - Y es que vengo aguantándome de hacer pis toda la tarde. Voy a decírselo a mi madre. (Me eché a temblar)

Cuando la vieron acercar, las mujeres metieron disimuladamente todo el material erótico en el maletín y las que tenían algo en la mano lo rescondieron rápidamente. Sonia contó en voz alta que se había mojado las braguitas, lo que fue motivo de risa para todas las asistentes. Curiosamente de la maleta asomaba un short de cuero que la niña retiró hacia fuera diciendo:
- Ah, pero si aquí tengo unas bragas de repuesto y qué bonitas son.
Y sin dar tiempo a que nadie reaccionase, la chiquilla cogió el short, se fue al baño y se lo puso. Al poco rato apareció de nuevo en la reunión de mujeres. El short de cuero negro le quedaba magníficamente, con su cremallera y sus cortes laterales, tan superajustado que resaltaba su abultada conchita. Hubo más risas y felicitaciones a la madre por tener una nena tan rica.

La reunión terminó al poco rato. La vendedora debió hacer un buen negocio pues después de irse todas las vecinas, se quedó un rato con mi madre a contar un buen fajo de dinero. Cuando se despedían, le dijo a mi madre que le pidiese algún regalo como agradecimiento por las facilidades dadas al cederle la casa. Entonces mi madre le dijo algo al oído y la vendedora abrió de nuevo la maleta y sacó de ella una verga negra de goma tamaño XXL.
- Toma, la más natural, el modelo "mandingo", de 30 centímeros. Que la disfrutes.- le dijo.

No sé, pero al ver aquel pollón artificial gigante, gordo y venoso con una cabeza como una seta, me recordó la verga de Marcos, el novio cubano de mi tía Sandra, y me entró cierta incertidumbre ...

XOEL.