Doña Julia me contó la pesadilla que tuvo… ( CON fotos)

Cuando me acerqué a ella, la vi algo nerviosa, y cansada, por lo que se me ocurrió preguntarle que le pasaba. Fue cuando la vieja, me dijo. Es que he tenido una tremenda pesadilla, y no he podido dormir nada, pensando en lo que soñé. Yo por tranquilizarla un poco le dije, bueno Julia si quiere me la cuenta, ya que dicen que eso ayuda. Sus ojos brillaron de alegría y de inmediato, me hizo pasar dentro de su pequeña casa.
Para contarme la condenada pesadilla que no la había dejado dormir. Comenzó diciéndome, yo iba caminado no sé por dónde, Lo que sí sé es que era por un camino de tierra y no se veía ninguna casa por los alrededores, muchos árboles, y monte, pero más nada. De momento como estaba cansada, y muerta de calor, me recosté contra un árbol, y de golpe y porrazo que la ropa que tenía desapareció, y me quedé casi del todo desnuda.
Eso me asustó, porque no entendía que pasaba. Y comencé a sentir un miedo tremendo, cuando de momento apareció, no sé si in diablo o un demonio. Al yo verlo, como pude salí corriendo, pero por más que corrí, me dio alcance cuando me tropecé, y me caí al suelo. Pero al voltear a ver por dónde venía el diablo ese, ya lo tenía sobre mí. Con sus grandes manos, me sujetó y en un dos por tres, que me ha enterrado toda su caliente y parada verga.
Yo a todas escuchaba a la vieja atentamente, tratando de imaginarme lo que ella me iba describiendo con tanto lujo de detalles. Sus calientes manos me acariciaban todo el cuerpo, y me decía con una demoniaca voz de ultratumba. Julia no te resistas, disfrútalo, mientras que yo tratando de quitármelo de encima, comencé a forcejear. Pero por más que trataba de evitar que me fuera a violar, de momento sentí como aquella cosa caliente y bien dura, penetró mi coño.
Por la manera tan descriptiva que Julia me continuó contando su pesadilla, y a pesar de lo vieja que era, Comencé a sentirme sumamente excitado, pero procurando no demostrar la fuerte erección que mantenía bajo el pantalón.
Julia continuó diciéndome, era tal el calor y la manera en que aquel diablo metía y sacaba su verga de mi coño, que no pude seguir resistiéndome. Y me acordé en la pesadilla, del primer marido que tuve, fue cuando aquel diablo se transformó en él, pero sin dejar de ser el mismo diablo. Yo aunque no quería seguir, no podía controlarme, y como una loca le pedía que me diera más y más duro, a lo que aquel diablo sin dejar de reírse, continuaba haciendo.
En esos momentos Julia a medida que continuó contándome su pesadilla, colocó una de sus manos sobre mi rodilla, y sin dejar de seguir contándome todo, la fue deslizando lentamente a medida que me iba diciendo lo rica que se sentía aquella cosa dentro de su coño. Pero como de momento aquel demonio, o diablo, sacó su verga del coño de ella, y la puso a mamar. Fue cuando ella recordó a todos y cada uno de los distintos maridos que había tenido, y a los cuales cuando era más joven en algún momento les mamó su verga.
Cuando me vine a dar cuenta, ya Julia sostenía mi parada verga por encima de la tela de mi pantalón. Al tiempo que continuó diciéndome, todas y cada una de las barbaridades que le fue haciendo aquel diablo en su pesadilla. Yo como que no podía dejar de seguir escuchándola, y de imaginarme todo aquello que ella seductoramente me decía. Fue cuando Julia diciéndome que se moría de calor que se ha quitado la bata casera que cargaba puesta, quedando completamente desnuda ante mí.
Julia siguió contándome todo lo que fue sintiendo a medida que aquel demonio de su pesadilla, se lo fue haciendo, como la tiro sobre el suelo, le abrió las piernas, y sin consideración alguna la volvió a penetrar, tanto por su coño como por su blanco y pálido culo. Sin que ella dejase de moverse, y de pedirle que le diera más y más duro.
En esos momentos me sentí como si yo fuera aquel demonio, y sin tomar en cuenta de que Julia fácilmente podía ser hasta mi bisabuela, frente a ella me quite la ropa, y ya sin perder tiempo, me le fui encima. Y a medida que yo la penetraba aquella viejita chillaba de placer, pidiéndome que le diera más y más duro.

Esa tarde Julia aparte de dejar que le diera por el coño, me mamó la verga y hasta por el culo le di. Después de eso, en ocasiones cuando me encontraba algo caliente, y mi novia se negaba a tener sexo conmigo, yo pasaba frente a la casa de Julia, y le preguntaba si necesitaba que le hiciera algún favor, a lo que la vieja gustosa aun responde que sí.