Dulce placer de la infidelidad consentida

Nos empeñamos ambos en hacer un pacto favorable a mantener relaciones sin ningún tipo de cortapisas.
Nuestro empeño era no poner puertas al campo y que todo transcurriera conforme va llegando y conforme el cuerpo se abandona a sus placeres.
Ella fue la que inició la larga marcha de iniciación y sus comentarios afianzaron nuestra relación en base a la mutua confianza y a las no ataduras previas.
Quiero indicar que el placer sentido principalmente por mi en los momentos álgidos de su trayectoria inicial fue lo que nos animó a continuar en el camino recorrido.
Ella traía una larga experiencia con otros hombres y a mi me supuso ceder a ella la supremacía del recorrido en su fase inicial.
Al poco nos dimos cuenta que aquello nos afianzaba y que ella en su libre albedrío había elegido una relación abierta sin ninguna cortapisa inicial.
Por mi parte la decisión no fue sencilla. Al contrario , ceder y en un hombre era algo inimaginable para mi.
Por eso y por la unión que nos afianza su placer propio se convirtió en mutuo.
Compartimos experiencias y despejamos dudas.
Hasta el momento el resultado es favorable .
Ella deambula por su trabajo y su tiempo libre de forma autónoma y yo si encuentro algo realizo mis necesidades sin complejos.
Las puestas en común mutuas son posicionamientos de vida que nos obligan a revivir y retomar a menudo nuestra propia relación sin ningún tipo de ambages y sabedores que nuestra decisión inicial sigue siendo excitante y nos da libertad para ejercer nuestro sexo y nuestro placer