Cuando llegue a casa de Gisela, mi hermana mayor, que está preñada. Su esposo Ivan salía de viaje, debido a su trabajo. La idea era que yo me quedase acompañándola, hasta que mi cuñado regresara.
Relato
No bien él se montó en su auto y arranco con rumbo al aereopuerto, Gisela que se encontraba vestida con una larga bata de maternidad, me dijo que se iba a dar un baño para refrescarse. Mientras que yo colocaba mis cosas en la habitación que habían arreglado para mí.
Pero una vez que coloqué mi ropa en el closet, salí de la habitación, con la idea de ponerme a ver algo de TV. Fue cuando pasé frente al cuarto de baño en el que mi hermana se estaba duchando. Casualmente la puerta se encontraba completamente abierta, por lo que de momento me encontrabaq viendo a mi hermana dentro de la ducha, desde luego que completamente desnuda. Ella se encontraba de espaldas, a la puerta, por lo que pensé que no se daría cuenta de mi presencia. Así que la vi como se fue enjabonando, todo su cuerpo. Hasta que volvió a abrir la pluma de la ducha, yo estaba embelezado viendo sus paradas nalgas. Cuando ella de golpe, se volteó. Yo me quedé sin saber que hacer, pensé en decirle que le iba a cerrar la puerta, pero una picara sonrisa en su rostro. Me dio a entender que no tenía que decirle nada.
Yo seguí para la sala prendí la tv. Y al poco rato escuché a mi hermana llamándome desde su habitación. Por lo que subí de inmediato, Gisela se encontraba recostada sobre su cama, con una corta y transparente batita de dormir. Pero antes de que yo fuera a decirle algo, mi hermana me pidió que me sentase a su lado, que quería que yo le diera un masaje en la espalda. Para ser más preciso a la altura de sus caderas, ya que según ella me dijo le estaban doliendo un poco.
Sin más ni más mi hermana se despojó de la pequeña bata de dormir quedando en sostén y bragas. Y aunque me llamaba mucho la atención el ver sus enormes seños, seguramente repletos de leche materna. Procuré concentrarme en lo que iba hacer. Fue cuando ella me pidió que comenzara a darles los masajes por sus senos, que también le dolían un poco, o por lo menos eso fue lo que ella me dijo.
Pero a medida que yo continuaba acariciando su piel, o mejor dicho dándole el masaje donde ella me lo pedía, mi verga se fue poniendo bien dura, tanto que hasta mi hermana se dio cuenta. Yo pensé en retirarme, para no hacerla sentir mal. Pero fue ella la que agarrándome por las manos y llevándolas hasta su caliente coño, me dijo. Hermanito, tengo un antojo, que ahora y aquí tú eres el único que me lo puede calmar. Yo abrí mis ojos desmesuradamente, por lo asombrado que me encontraba. Cuando ella sin soltarme comenzó por ir quitándome toda la ropa, sin que yo se lo llegase a impedir, en ningún momento.
Ya cuando estuve tan desnudo como lo estaba ella, mi hermana acercó su rostro a mi verga, diciéndome. Desde que salí embarazada, Ivan no se atreve a tocarme, y tú no sabes la mucha falta que eso me hace. Yo no dije ni Jota. sencillamente dejé que mi hermana contiuase haciendo lo que iba hacer. Así que cuando sentí como su boca iba cubriendo toda mi verga. La verdad es que me tuve que concentrar, y bastante para no venirme de inmediato.
Gisela al poco rato de estar mama que mama toda mi verga, se la sacó de la boca, y algo desesperada, sencillamente la agarró entre sus dedos, y la dirigió a su depilado coño. Enterrandose la bien profundamente, así medio sentada en cunclillas sobre mi, mi hermana me hizo disfrutar de un sexo, increíble. Yo le acariciaba su vientre al igual que sus grandes tetas.
Mi hermana y yo mientras estuve en su casa, prácticamente a diario manteníamos relaciones. Hasta que prácticamente el mismo día del parto, tuvimos que salir corriendo para la clínica, después de haber estado acostados juntos.
Mi cuñado regresó, me dio la gracias, por haberme quedado acompañando a mi hermana, y me comentó que proximamanete él iba a volver a slair de viaje, y que si yo no tenía inconvenientes en volver a quedarme en su casa cuidando a mi hermana. Desde luego que le dije que si….
A partir de ese momento ya no pude ver a mi sobrino como tal, sino ya lo veía como un hombre que deseaba cogerme sin control, a cada oportunidad que mi sobrino tenia lo aprovechaba para ver mi cuerpo, esto era cuando me cambiaba, bañaba, entre muchos otros momentos que tenia para verme y lo más lascivo era que yo no hacía nada para evitar que me viera, al contrario cada vez que me bañaba dejaba la puerta abierta para que me viera y así en la ducha con la certeza que me estaba viendo yo hacía movimientos sensuales e incluso con el pretexto de lavarme mi zona intima yo me la tocaba con tanta sensualidad que sin duda sabia que él tenía su pene bien erecto desde donde estaba viéndome.
Relato erótico enviado por putita golosa el 27 de July de 2010 a las 23:14:27 - Relato porno leído 310778 veces
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