Tercera entrega del relato sobre la esclavitud, y sus degeneradas consecuencias en la América del Siglo XIX
Relato
Allister McKencye se despertó temprano la primera mañana después de su llegada a la Plantación. Temprano y satisfecho, habia violado a Betsy, la vieja y regordeta cocinera de la familia. Se levantó de la cama, se aseó, y se vistió con un batín de seda y unas suaves gamuzas sin nada más debajo. le gustaba notar sus testículos penduleando sin sostén mientras caminaba.
Bajó al piso inferior de la mansión y al ver a Marian, la madre de Toby, le ordenó que le sirviera el desayuno en el porche para tomarlo tranquilamente mientras ojeaba las novedades de la prensa.
- Y no olvides traer tambien una botella de ron, para endulzar el café.
"Oh, sí. La buena vida....." Pensó Allister para sí mientras se sentaba en el sofá de mimbre acolchado de la entrada de la mansión.
Las noticias del diario no eran muy alentadoras, en el norte los abolicionistas yankis parecian ser cada vez más numerosos y alborotadores. En fin, Que dijeran lo que quisieran, mientras él pudiera seguir con sus negros las palabras de aquella gentuza liberal lle resbalaban. Su mayor preocupación era ampliar los campos de algodón en sus tierras, para lo cuál había pensado en talar el bosque a la derecha de la plantación hasta el rio. Pero habia un problema, necesitaria más negros de los que tenia y últimamente los precios de un buen ejemplar estaban por las nubes.
Por suerte tenia un plan, habia estado rumiandolo toda la noche y creyo saber la fórmula para conseguir llegar a cincuenta esclavos de allí a diez años. Así que cuando apareció Marian con el desayuno ledijo:
- Quiero ver a todos los negros delante de la casa antes de media hora, encárgate de ello.
- Lo que usted mande Amo. - no pudo dejar de advertir la desnudez de Allister bajo el batín.
Media hora despues, todos los esclavos de la plantación formaban una fila delante de la mansión.
- Sólo cuento veintitres!! - Exclamó Allister irritado.
El viejo Louis se adelantó y mirando al suelo farfulló:
- Falta la pequeña Martha Amo Allister, la pobre chiquilla está muy enferma, descansa postrada con fiebres.
- ¡Que la traigan!! . -ordenó Allister.
Unos minutos depues apareció una mujer llevando de la mano a una niña de unos doce años que no paraba de temblar y sudar.
- ¿Qué le pasa a esta cria?. -Preguntó el joven amo.
- No lo sabemos Amo, lleva meses así y no parece mejorar. - dijo Marian.
- Entonces no me sirve para nada. -Espetó Allister-. Mejor será que la venda en la subasta de Richmond la semana que viene.
Una mujer salió de la fila y llorando empezó suplicar:
- Amo, por lo que más quiera, es mi única hija, no la separe de mí. Tenga piedad. No la venda.
Allister miró a la mujer, despues a la chiquilla y tras un breve silencio dijo:
- Tal vez no la venda si aún puede servirme de algo. Ven aquí pequeña!!
Martha subió las escaleras del porche con paso vacilante hasta situarse delante de su Amo. Gotas de sudor perlaban su frente infantil.
Allister separó las piernas dejando al descubierto su pene semierecto bajo el batín, echó un vistazo a la fila de esclavos que le miraban con expresión de asombro y dijo:
- Daros la vuelta negros!! Je,je,je. No seais morbosos. Tú, ponte de rodillas!!
Los veintitres negros se giraron aún incapaces de creer que el Amo fuera a abusar de una pobre muchacha en su presencia. Algunos, ya enterados de la violación de Betsy, cerraron sus ojos crispados de rabia y dolor.
La pequeña Martha se arrodilló como le ordenaban.
- Yo creo que lo que tú tienes es falta de calcio. -dijo Allister- El amo te dará un poco.
Se incorporó y empezó a masturbarse rápidamente delante de la cara sofocada de Martha.
- Abre la boca cuando yo te lo diga.
Siguió cascándosela unos minutos y cuando notó el semen a punto de salir, agarró a la niña de los pelos y gimió:
- Ahora, ábrela.
Martha separó sus oscuros y sudorosos labios y entonces el Nuevo Amo le clavó la polla en la cabeza, ya con el primer disparo de sémen en la punta.
- Trágatelo todo perra!! No dejes ni una gota.
Ella sintió cómo descargaban en su paladar los chorros de lefa del hombre blanco y succionó para que no escapara nada de aquel líquido. Pensaba en su ignorancia que el Amo Allister trataba en verdad de curarla. Sudorosa y temblando se tragó la medicina de su dueño y relamió aquel rabo con la lengua cuando la mano que sujutaba su pelo la soltó y aquella cosa maloliente salió de su garganta.
- Gracias Amo, cree que ésto me salvará.-susurro con su vocecita cuando Allister se sentó de nuevo.
- De momento te salvará de ser vendida. Confórmate con éso. - dijo Allister- Vosotros, ya podeis volveros, podeis ver que no ha sido tan terrible je,je,je.
Hizo una pausa y continuó:
- Y ahora vamos a lo que nos interesa. He decidido que con una chusma como vosotros, dificilmente saldrá adelante ésta Plantación, me hacen falta más hombres y mujeres que trabajen duro.
Los rostros impasibles de los negros no se atrevian ni a mirarle a la cara.
- A partir de hoy, cada noche antes de iros a dormir, todos los hombres deberan reunirse en los establos de la parte trasera de la mansión. Yo personalmente, ire eligiendo por turnos a una mujer cada día para llevarla allí. Todos aquellos que no seais padres, hijos, o hermanos de la mujer, la montareis como buenos perritos hasta que quede preñada.
Un murmullo de asombro cruzo la fila de negros, aunque Allister se dió cuenta de que no todos eran reprobatorios, incluso creyó distinguir el brillo de la lujuria en los ojos de algun hombre.
- Si alguno de vosotros se niega, lo castraré con mis propias manos. Si a alguno no se le levanta o se corre fuera del coño de la negra, lo venderé despues de darle cien latigazos.
Silencio en la fila.
- Si alguna mujer se niega a colaborar, haré que todos los perros de la plantación la monten uno detrás de otro. Y si en año y medio no me han dado ningun retoño, las venderé. ¿Queda claro negros?
Nadie respondió, bloqueados aún por la sorprendente orden del Amo.
- ¡¡He dicho que si queda claro!!! -gritó Allister.
- Si Amo. -respondió un coro de voces al unísono.
- Estupendo. Empezaremos ésta misma noche.
Recorrió con la mirada al grupo de esclavos hasta que sus ojos se posaron en la gorda Betsy, violada por él y embarazada ésa misma noche. Aunque ignorante de ello, claro está.
- Betsy, - dijo el Amo- Alégrate, tu seras la primera putita de mi "criadero" je,je,je.
- Ahora iros todos a trabajar, ésta noche vais a pasarlo bien.
Poco a poco, todos los esclavos fueron retirandose, comentando el incidente por lo bajo.
Allister pasó el resto de la mañana visitando a caballo, y ya vestido formalmente, los campos de algodón. A su indumentaria no le faltaban dos detalles que los esclavos miraban de reojo con temor. Un látigo de polla de toro con nueve puntas ,que terninaban cada una en una bola de acero, y una impresionante pistola de duelo con empuñadura de marfil que pendía del cinto del amo.
Por suerte para los esclavos, el Amo Allister no llegó a usar nunguna de las dos cosas contra ellos, claro que se cuidaron bien de darle una escusa para hacerlo. De vuelta en la mansión y tras el almuerzo, el joven Allister se sentó en su sillon con orejas preferido de la biblioteca, junto a la chimenea encendida de mármol rosado y con un espléndido puro entre los dientes. Hojeaba distraidamente uno de los cientos de volúmenes que tapizaban los altos techos de laestancia, cuando unos suaves golpes en la puerta le anunciaron la presencia de la esclava Marian, que entraba con el carrito del café y los licores.
- Adelante Marian, entra y cierra la puerta, no quiero que se escape el calor.
Marian hizo lo que le decia y aproximó el carrito al sillón para servir una taza. Llevaba puesto su vestido negro largo de algodón, con delantal blanco de puntillasy un pañuelo tambien blanco a modo de cofia. Allister no pudo dejar de admirar su esvelto cuerpo de ébano, firme y delgado aún despues de dos partos, uno de ellos doble. A sus treintaiseis años, Marian era con diferencia la esclava más guapa de la plantación.
" si la vendiera-pensó Allister- no me darían menos de mil quinientos dólares por ella. Dos mil en algun burdel de Nueva Orleans"
- Sácale un poco el polvo a éstos libros - dijo señalando las estanterias de alrededor.
- Enseguida Amo Allister. - respondió la negra poniendose a éllo.
Podía notar los ojos de su dueño escrutando todo su cuerpo mientras se afanaba en su tarea. Allister se levantó del sillón, y con la taza de café en la mano, se encaminó a la gran mesa de caoba que ocupaba el centro de la sala. Una vez allí, derramó sobre la superficie un poco del oscuro café al tiempo que exclamaba:
- Valla por dios, que torpeza. Quieres limpiar ésto?. - preguntó con su mejor sonrisa.
- Ahora mismo Amo. -dijo la mujer acercándose con un trapo ya dispuesto.
Allister espero a que empezara a limpiar la mesa para situarse detrás de ella. Verla reclinada con aquel hermoso culo en ponpa fue suficiente para que su polla empezara a agrandarse, y sin perder un segundo se bajó los pentalones y los calzones.
Marian notó como la falda de su vestido era levantada con ansia, mientras las manos del Amo se empezaban a restregar su coño ya por dentro de la ropa interior.
- No te imaginas las ganas que tengo de follar tu culo negra!! - dijo Allister con un hilo de babas en los labios.
- Por detrás no, por favor,-dijo ella- Me hará daño....
- Pues te jodes furcia!!. Estas aquí para servir, no para decirme qué puedo, o no puedo hacer con lo que es mío.
Diciendo ésto, Allister rasgó las prendas íntimas de Marian con rabia y dejó al descubierto el redondo culo con su agujerito prieto. Con una mano atenazó el cuello de su víctima hasta aplastarle el rostro contra la mesa, mientras se escupía un salivazo en la otra para frotarlo lascivamente en el pompis y lubricarlo.
- ¿Porqué me hace ésto? - lloró Marian.
- Porque en el fondo te gusta, so guarra!!. Igual que a tu pequeño Toby le gusta comerle el rabo al Amo. Jua, jua, jua.
Ella formó una incrédula "o" con sus labios ante la terrible rebelación de los abusos que habia sufrido su querido hijo, antes de pegar el más desgarrador grito de su vida cuando el caliente y durísimo miembro de Allister, rompió su culo virgen como una puñalada.
El empezó a bombear como un perro salido dentro del estrecho ano de la negra, deleitandose con la expresión angustiada y dolorida de Marian.
- Que gusto ser el primero!! Ohh Diossss.....
Qué hermosa eres zorra. Me casaria contigo si no fueras más que una esclava.
Ella trataba de dejar su mente en blanco, pero la imajen de su pequeño Toby chupando la verga de aquel hombre llenaba su mente. Allister vió como su pene se teñia de rojo con la sangre de Marian y aquello le excitó aun más, empujó con mayor fuerza todavía, agarrando la estrecha cintura de la joven madre.
- No puedo más, voy a correrme!!.- dijo fuera de sí.
Derramó el primer lecherazo dentro del culo de su esclava, para retirar su pene enseguida, y agarrandola por uno de los hombros, la postró en el suelo de la biblioteca, donde terminó de correrse sobre la cara y el cuello de la ultrajada sirvienta.
Echo ésto, se tumbó sobre élla con las piernas abiertas y utilizó el negro vestido para limpiar sin miramientos los pringosos restos aún calientes de su miembro.
- Te has portado muy bien Marian. - besó a la mujer en la boca sin encontrar resistencia y empezó a incorporarse.
Una vez en pié, miró la desmadajada figura de aquella preciosa hembra y le dijo:
- Acabas de ganarte un sitio de honor en la cama del amo. Desde hoy, y hasta que encuentre una mujer digna de darme herederos, dormiras conmigo.
- Pero yo....- balbució Marian- Mi marido, mis hijos, me necesitan.
- Nada de peros!! - argulló Allister tajante- Tú haras lo que yo diga, como todos. Y si no te parece bien, dilo ahora y me encargaré enseguida de que no vuelvas a ver a tu marido y los hijos de puta que te hizo. ¿Estamos?
Marian, con su hermosa cara húmeda de lágrimas y esperma, miró al Amo Allister y asintió sin palabras.
- Así me gusta. Ya puedes retirarte.
Y sin mirarla, se volvió hacia el sillón, que acupaba ahora el grueso volumen que leía antes del café, mientras recomponia su elegante traje arrugado.
A lo largo de la tarde, todos y cada uno de los esclavos de la vieja Plantación de los McKencye, sabian ya que Marian pasaba a ser el juguete oficial del Nuevo Amo. Las demás mujeres lo sintieron por ella, pero en el fondo era un alivio no ser la elegida. Aunque tubieran que sufrir los ocasionales calentones del amo, se alegraban de no tener que mancillar su cuerpo cada noche en el lecho de la mansión. Sólo una de ellas tenía otras cosas en la cabeza, la vieja Betsy.
Las horas de incertidumbre desde el comunicado matutino del Amo habian ido a más, y la pobre mujer era un auténtico manojo de nervios segun avanzaba el dia. Cuando ya el sol se ocultaba en el horizonte, vió desde la ventana de la cocina, cómo los demás esclavos empezaban a llegar a sus barracas, despues de un duro dia de trabajo en los campos.
Ella, que cerca ya de los sesenta años, y pese a su caracter alegre y estrobertido, no habia querido casarse en sus años mozos, aunque pretendientes no le faltaron. Se dió cuenta que sin familia ni hijos, todos, los trece negros de la hacienda, ivan a pasarsela por la pierda delante del Amo.
No pasó mucho tiempo antes de que los esclavos terminaran las insulsas alubias con pan de la cena, y salieran de sus chabolas para dirigirse a la parte trasera de la mansión. Vió incluso a Toby, el chiquillo de Marian que habia ayudado a dar a luz, encaminar sus pasos a las caballerizas con las manos en los bolsillos y expresión turbada.
"Sólo tiene trece años" pensó. "podria ser su abuela" En ése momento se abrió la puerta de la cocina y apareció el Amo con una sonrisa de oreja a oreja.
- ¿Estas lista cerdita? Los gorrinillos se van a impacientar je,je,je.
Sin esperar una respuesta, Allister la tomó del brazo y a empujones empezó a comducirla hasta las cuadras de caballos. Cuando las grandes puertas de madera se abrieron, dejaron paso a un espectáculo nada esperanzador.
A la derecha de los pesebres, en la entrada, una larga mesa de madera aparecia surtida de jarras de aguardiente, ron barato y pan de maiz. A su alrededor se concentraban los negros, algunos con signos evidentes de borrachera. Betsy contempló horrorizada como algunas miradas aguardientosas y enrojecidas de los que ella consideraba su familia, se posaban con descaro y lujuria en sus enormes tetas.
- Desnúdate, puta!!!. -dijo el amo- no creo que estos sementales aguanten mucho más sin sacar sus rabos.
Se oyeron un par de risitas nerviosas entre los negros, excitados con la novedad y el alcohol, mientras Allister arrojaba a la asustada mujer sobre un montón de paja cubierto con una sucia manta al fondo del establo.
Betsy se quitó lentamente el vestido y el resto de la ropa, hasta quedar totalmente desnuda delante de aquella jauria de machos.
- Veamos, - dijo el amo regodeandose- ¿Quién será el primero?
Vió la pequeña figura de Toby tratando de pasar desapercibido al fondo y le llamó:
- Ven aquí Toby!! Hoy vas a hacerte un hombre je, je, je. Quítate ésos harapos Toby, queremos ver como anda de polla!! - y volviendose a Betsy le ordenó- Tú sucia!! Echate en la manta y ábrete de patas. Bamos a ver como lo hace el benjamín.
Allister agarró la polla del chico que se estaba poniendo ya dura a la vista de la gorda figura espatarrada, y tiró de él hasta situarlo frente a la mujer.
- Móntala Toby, jódela como la perra que es.
El muchacho se tumbó sobre la gorda cocinera , que esperaba con las piernas abiertas, los ojos cerrados y un nudo en la garganta.
Los otros doce negros vieron como el chaval empujaba iinutilmente sobre la barriga de la negra sin atinar a meter la polla. Fue el propio Allister el que finalmente la agarró y la ensartó en el gran chocho rosado.
- Espero que el resto sepais hacerlo solos, yo no soy un jodido mamporrero de negros.
Hubo alguna risita más y varios esclavos empezacaron a frotarse los genitales y a sacar sus tiesos rabos. Otros seguian bebiendo para animarse.
De pronto Toby soltó un gemido y todos supieron que se habia corrido dentro de Betsy. Ella sintió el cálido reguero dentro de su vagina, y abrió los ojos un instante para mirar directamente a Toby y susurrarle:
- No sufras mi niño, sé que tú no quieres hacer ésto.
Toby se retiró colorado como un tomate, con el pijo todavía duro y reluciente, cuando oyó a sus espaldas una voz que decia:
- El no se si querrá, pero yo hace meses que no follo y me muero por clavertela.
Era Willy uno de los esclavos del campo, de unos cuarenta años y bastante bebido en ése momento.
- Pues adelante Willy, es toda tuya. Los demás iros turnando como gusteis. Yo me quedaré por aquí para ver que todos cumplís.
Dicho lo cuál se retiro para dejar sitio a Willy, que ya se acercaba esgrimiendo en la mano una enorme polla de 20 cm
- Ohh, Qué rica Mami..... -dijo al tiempo que se abalanzaba pesadamente sobre Betsy.
Ella, sintió un dolor terrible al verse penetrada por aquel mástil de carne. Notó una sucia lengua chupando sus tetas y unas menos callosas estrujandoselas con fuerza. Los otros negros cerraban un círculo cada vez más cerrado en torno a ella ansiosos por follarla savajemente, como animales.
Empezó a notar dentro de sí las convulsiones de Willy que se corría cuando escuchó la voz del Amo que parecia muy distante, decir:
- Tómatelo con calma Willy, nadie a dicho que no se puede repetir..... je, je, je.
El suplicio de la violación colectiva duró casi tres horas. Tres horas de embestidas furiosas y denigrentes, de jadeos y resoplidos sobre su cara. De sémen de negro rebosando en su coño a borbotones, y resbalando entre sus piernas hacia la sucia manta raida. Tres horas interminables de dolor y humillación.
Cuatro de ellos repitieron, mientras los demás, alguno asqueado y alguno satisfecho, se iban caminando en silencio hasta sus chabolas, donde más de uno sabía que le esperaba una mujer que pronto correría la misma suerte que la vieja Betsy.
Cuando al fin el negro culo de Willy, que repetía por tercera vez, dejó de hacer "chof, chof, chof" sobre el abultado vientre de la oronda cocinera, llegó el silencio.
Betsy abró los ojos y vió que ya sólo quedaban ella y el Amo dentro del establo.
- Será mejor que te tires al pilón de los caballos para quitarte toda ésa mierda. - dijo mirándola con una sonrisa.
Betsy se levantó tambaleandose y reunió toda la dignidad que le quedaba para llegar al abrebadero y sumergirse en él. El sémen le resbalaba hasta los pies, y a falta de algo mejor se frotó como pudo con sus manos desnudas. El Amo Allester se acercó con su ropa entre las manos, y cuando la negra Betsy, aún dentro del pilón, alargó la mano para tomarla, el jóven la arrojó lejos para dejar al descubierto la polla empalmada que salía de su bragueta.
- Me he puesto como un burro viendo cómo te jodía ésa pandilla. Mámamela zorra!!
Se aproximó al pilón y poniendo una mano en la nuca de la negra y otra en la barbilla, metió su rabo hasta las amigdalas y empezó con el mete-saca. Betsy, desnuda y con medio cuerpo fuera del pilón se dejó follar la cabeza.
- Eres la negra más puta que he visto en mi vida, -dijo Allister- Aún me daras algún bastardo antes de irte al otro barrio, vieja comepollas.
Betsy ya no escuchaba, ni veia, ni sentía nada. En un acto reflejo e involutanio, sacó su larga lengua y empezó a lamerle los güevos al Amo mientras seguía mamándole la polla.
- Eres una artista chupando Betsy, voy a llenarte la barriga como a una ternerita buena, Oh... sí.... Oh... sí....
Allister siguió culeando la cabeza de Betsy y no paró de hacerlo cuando notó que eyaculaba en la boca de la gruesa mujer.
- Toma leche!!! Tomatela toda guarra.
Betsy tragó para no vomitar y sintió el sémen del macho resbalar por su garganta. Ya no le quedaban lágrimas, ni nadie dispuesto a enjuegarlas.
...Hermanito, ya no sigas. No sabes lo que haces”.-Me decía llorando Astrid.
Yo, cegado me dije a mí mismo que si ya había llegado hasta ahí, no podía irme sin meterle el polvo...
Relato erótico enviado por charly_bo el 11 de June de 2012 a las 00:00:02 - Relato porno leído 247197 veces
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Por eso dedica 30 segundos a valorar El Nuevo Amo de La Plantación III.
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
oscarg0721
(4 de March de 2009 a las 01:01) dice:
ENVUA MAS SIGE LA SAGA katebrown
(18 de October de 2022 a las 21:02) dice:
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