El Amigo "Hétero" (2da Parte)

Me tenía convencido de su heterosexualidad, me hablaba de sus aventuras con cientos de mujeres, y no solo eso, en muchas ocasiones fui testigo de sus conquistas. Él se sabía irresistible tanto para las mujeres como para los hombres también, pero a éstos últimos los rechazaba…

Mi boca aún sigue abierta por el impacto de tamaña verga y el litro de leche vaciado en ella. Aarón se reincorpora y con mirada de pervertido me toma con fuerza y a milímetros de mi cara me dice: “no vamos a desaprovechar ni una gota de este moco” y acto seguido comienza a pasar su lengua por alrededor de mi boca lamiendo su propio semen que escurría a gorgotones. Luego sumerge su lengua en mi boca y mi lengua reacciona a su encuentro succionándola como un vampiro al cuello de su víctima, le chupo una y otra vez la lengua hasta que nuestras bocas se funden en un beso profundo, un beso brusco, beso de machos que no tienen consideración alguna ante la posibilidad de hacerse algún daño. Nos besamos con desesperación, con una pasión desatada, nos traspasamos la leche a escupitazos, la saboreamos y la tragamos. A estas alturas, yo tengo una erección enorme, mi verga está tan dura e hinchada que se torna hasta irreconocible, no obstante, Aarón se percata de mi estado y como un animal desesperado se dirige hasta ella a punta de besos y mordiscos que me propicia en el cuerpo mientras desciende, la toma con sus manos y comienza a hacerme la paja, cada vez con más fuerza me la aprieta mientas sube y baja rápidamente. Yo no puedo más de placer y entre gemidos y agitación le digo: – “Chúpamela, por favor!!” – él me mira entre confuso y deseoso y me dice: –“Nunca he chupado una… dime cómo” – eso me calienta más aún, con una sonrisa maliciosa lo miro y lo sujeto del pelo mientras llevo mi miembro hasta la punta de su boca y le digo: – “Ahora abre la boquita y dale un beso con lengua” – y Aroon se entrega al placer de lamer una verga… “mí verga”. Me besa el glande moviendo su lengua alrededor de éste, cada vez mueve la lengua con más y más soltura como si estuviera lamiendo un helado, su beso se expande por todo mi glande, se siente tan rico, se siente tan excitante tener a mi amigo hétero de rodillas lamiéndome lo que tengo entre las piernas… 

Lo jalo del pelo y retiro su boca de mi verga, lo miro a los ojos y le digo: – “Ahora putito, lo vas a tomar con la mano y te la meterás adentro como si fuera un cepillo de dientes” – noto el brillo malicioso de su mirada y una sonrisa perversa, al parecer le excita que lo trate de putito, le gusta que lo dominen, y con alevosía me mira el miembro lo toma con una mano y se lo lleva a la boca lengüeteando al tiempo que lo pajea. Aarón aprende rápido, ya me está dando una mamada memorable. Pareciera que quiere recuperar todo el tiempo perdido sin disfrutar de esta forma de placer, se nota que le encanta mi verga, se nota que con su lengua le rinde un adoración desesperada. La desesperación que siente un hétero cuando le es develado un placer que ni siquiera se imaginaría llegar a probar algún día. Me succiona sin detenerse, por momentos se la traga entera llegando a rosarme los huevos. Yo siento que voy a explotar de tanto placer mientras le dijo – “No pares putito, no pares, continúa que no se gasta” – y de repente comienzo a sentir la contracción del escroto, sé que estoy próximo a eyacular, ya no doy más, le advierto que me voy a correr, y Aarón el muy puto me la aprieta con su boca y me masturba hasta conseguir que escupa toda mi leche en su interior, mientras esto sucede yo grito de placer y empiezo a gritar como un animal al tiempo que voy teniendo convulsiones, tanto así que casi pierdo el equilibrio mientras él me sostiene con ambas manos las piernas, sin sacar de su boca mi verga y succiona mi leche hasta la última gota. Una vez que Aarón se asegura que no me queda más leche por escupir es cuando decide retirar su boca, me mira hacia arriba con una expresión traviesa y abre la boca, saca su lengua y me la muestra como si fuera un trofeo que se ha tragado efectivamente hasta la última gota. 

Nos recostamos en el suelo y después de un breve descanso ambos nos metemos desnudos al agua, y no solo eso, ambos estamos nuevamente erectos, por suerte aún nos quedan muchas horas antes de que se esconda el sol.