El botellin de cerveza

El dia de mi 55 cumpleaños sentia que habia desperdiciado mi vida junto a un marido que siempre se habia limitado a acostarse encima de mi metiendome su ridicula pijita y empujar hasta que derramaba su asqueroso liquido, me follaba con menos frecuencia a medida que pasaba el tiempo, sin embargo todas las semanas salia con una u otra excusa, pero yo sabia que se iba de putas.

Yo nunca habia estado con otro hombre y creia que lo notaba cuando mi marido se me ponia encima era lo que sentian todas las mujeres. Hasta ese bendito dia.

Desnuda frente al espejo miraba mi dsperdiciado cuerpo, las tetas otrora duras y levantadas, ahora colgaban sobre mi barriga aunque todavia seguian carnosas. Los pezones en su dia permanentemente tiesos parecian escondidos hacia dentro de las aureolas, que si fueron pequeñas y rosaditas en ese momento eran grandes y marrones, parecian galletas maria. Los muslos gordos con estrias no se parecian en nada a aquellas bonitas piernas que un dia luci. Para terminar de animarme de mi vientre caia una panza que apenas dejaba a la vista los pelos de mi coño.

Pero de repente mi vida cambio.

Sono el timbre de la puerta, me puse lo primero que encontre, un kimono que uso solamente para ir fresca por casa y ate el cinturon si apretar demasiado. Al abrir vi a Ismael el joven hijo de una vecina que el dia anterior se habia ofrecido a reparar una persiana que se habia roto en casa.

Yo sujetaba la escalera portatil mientras el trabajaba subido en ella, los pantalones de futbol que llevaba me permitian ver el comienzo de sus nalgas, mi coño se empapo de inmediato, hacia mucho tiempo que no me pasaba algo asi, le miraba excitada cuando el chico giro un poco el cuerpo y vi que tenia tiesa la polla, entendi que desde lo alto me veia las tetas pues el kimono se habia abierto un poco sin que me diera cuenta. Me senti alagada mis tetorras todavia causaban excitacion entre los hombres, y por el tamaño de la ereccion, aquel chaval parecia muy hombre.

Arreglada la persiana, Ismael bajo la escalera intentando disimular la empalmada, a cada peldaño que descendia mi chocho se mojaba mas con la proximidad de aquella enorme tranca, me aparte y le ofreci un botellin de cerveza, se sento en la silla y yo me apoye mi culazo en la mesa muy cerca de el. Todavia no se como pero me anime a decirle que si le oprimia mucho, podia sacar el pene del pantalon. No se hizo de rogar y una polla al menos dos veces mas grande que la de mi marido salio apuntando al techo, mis pezones dormidos salieron tan disparados que todavia abrieron mas el kimono y el coño solto tanto liquido que tuve que separar las piernas dejandolo a un palmo de la cara del muchacho. Ismael lo tomo como una invitacion y metio dos dedos dentro mientras con el gordo me acariciaba la pepitilla, no proteste, mucho menos cuando empezo a lamerme y morderme las tetas, nunca en mi perra vida habia sentido algo semejante, en ese momento supe lo que era un orgasmo.

De repente note algo duro buscando la entrada del chocho, cuando entro lo note frio, el chaval me estaba metienedo el botellin de cerveza, tan chorrosa estaba yo que entro sin dificultad incluso cuando el cuello termino y me penetro la parte ancha del vidrio, Ismael me pidio que pusiera las piernas sobre la silla y me ayudo a tumbarme sobre la mesa sin sacar la botella de mis entrañas. Al acostarme note como el vidrio se corria dentro de mi, mis entrañas se llenaron de cerveza fresca. El chico subio a la mesa, puso sus rodillas al lado de cada una de mis orejas y se puso a lamerme el clitoris mientras me follaba con el botellin, su enorme pija quedo a la altura de mi boca, intente lamerla aunque nunca lo habia hecho pero lo que sucedia en mi entrepierna impedia que pudiera hacerlo, aun pude mantener la boca abierta para que el me desvirgase oralmente.

Goce tanto, me corri tanto que me di cuenta que el estaba de pie frente a mi cuando saco la botella de mi coño, bebio un trago, puso mis piernas sobre sus hombros y aquella inmensa pija se clavo en mi, a cada embestida salia un poco de cerveza de mi interior mientras yo gritaba de placer-dolor como una cerda se corrio dentro de mi.

Como una cerda estuve todo el dia sin lavarme el potorro disfrutando del olor de la mezcla semen, cerveza, leche femenina que emanaba de mi coño.

Ismael volvio a visitarme, llevamos cuatro meses follando a diario en todos los rincones de la casa y por cualquiera de mis agujeros, ahora se lo que es follar y no creo que el cabron de mi marido disfrute pagando tanto como disfruto yo cuando tengo a mi joven amante entre las piernas.