El caso de Dani y el novio de su madre

Dani, un chico de 18 años, comenzó a tratarse con un psicólogo a los 14 debido a una situación que le habia dejado un desajuste que no lograba resolver. Dani se crió solo con su madre porque su padre los abandonó cuando él aún no había nacido. Era un estadounidense que a los 18 años habia tenido una aventura con su madre durante una estadía en un programa de intercambio de estudiantes de secundaria. Un hermano de ella había viajado a Nashville, E.E.U.U., y a cambio habían recibido a Mark en su casa durante un año. La madre de Dani tenía 17 años y además había otros dos hermanos menores. Mark se integró rápidamente a la familia y, como era regla en el programa, llamaba "papá" y "mamá" a los padres que lo recibíeron como un hijo mas, ya que el programa asi lo establecía para fomentar la convivencia en un pais extranjero con una nueva familia. Entre Mark y la madre de Dani hubo feeling enseguida, y lo compartían todo, juegos, reuniones con los amigos de ella, salidas, vacaciones, y fue precisamente en unas vacaciones en casa de una amiga, en la playa, a 200 km de Buenos Aires, cuando ocurrió lo que tarde o temprano iba a ocurrir. Un sábado hubo una fiesta y a las dos a.m. los padres dueños de casa se fueron a dormir, recomendando antes a los chicos que no se acostaran muy tarde ya que al dia siguiente los varones irían con el dueño de casa a pescar tiburones en alta mar. Al verse solos, Mark y Cecilia se fueron a caminar por la playa. Era una noche de luna llena, hacia calor, y la brisa marina y el mar plateado por la luna invitaban a caminar, ambos con la secreta esperanza de volcarse en la arena y tener un rato de intimidad. Llegaron a unas rocas que había al final de la playa, se sentaron contra una piedra en un pequeño espacio de arena bajo la "lluvia" que salpicaban las olas golpeando contra las rocas. Ambos ya tenían varias copas encima y a esa edad, sumado el verano, no faltaba nada. Caricias suaves, besos suaves, caricias frenéticas, besos ansiosos, él le abrió el short a ella y le apoyó en el vientre su miembro mas duro que esas rocas. Le quitó las ropas y se quitó también su bermuda. Ella se estremeció y lo dejó hacer. El buscó, encontró, empujó y estaba adentro. Ella se resistió sin mucha decisión, jadeando de gozo, pero el placer no duró mucho. Al quinto empellón, Mark no pudo reprimir sus derrames, fueron cuatro, que regaron generosamente las entrañas de ella. Esa noche, con la irresponsabilidad de la juventud, se durmieron tranquilos, no sin antes soportar las bromas de sus amigos por el tiempo que habían pasado solos lejos de la casa. A los pocos dias, el programa envió a Mark de regreso a Nashville, y pronto ella tuvo un retraso. No lo comentó con nadie, pero al segundo retraso estaba alarmadísima y tuvo que contarle todo a su madre, y en una semana el médico les dio la no esperada noticia: un bebé estaba en camino. Era Dani, el fruto de esa noche a la luz de la luna con las olas salpicando dos cuerpos jóvenes desnudos. Los padres de ella llamaron para darles la noticia a los padres de él, pero a la segunda llamada se encontraron con una grabación. La voz de una mujer, precedida por tres sonidos, decía: "Wrong number, please check the number and call again, Thank Youuuu!!!". Nunca mas supieron de Mark ni de su familia. Dani se crió sin padre. A lo largo de numerosas compañías su madre no encontró un hombre ideal para casarse y solo tuvo varias parejas, que duraban poco. Pero ninguno quería complicaciones. Cuando Dani tenía 15 años notó que Sebastián, la pareja de su madre que pasaba algunos fines de semana con ellos pero no compartía la casa, tenía algo que lo atraía. Muchas veces Sebastián se quedó intrigado por las miradas de Dani, que se quedaban fijas sin decir palabra, como si estuviera algo que pensaba y no se atrevía a pronunciar. Era ingeniero y con frecuencia pasaban varias horas en las que le explicaba las ecuaciones de matemáticas. Una tarde estaban solos y Sebastián, que abrigaba dudas, le preguntó cómo le iban las cosas con las chicas. "Bien", dijo Dani sin muchas ganas. "Tienes alguna noviecita?", le preguntó. "No, no pienso en eso por el momento, me dedico a estudiar", respondió Dani. "Y cómo te desahogas masculinamente?", inquirió Sebastián yendo al grano. "A eso lo llamas "desahogo"?", respondió Dani. "Bueno, tu entiendes, los hombres necesitamos tener relaciones sexuales con frecuencia, mas a tu edad, llamalo como quieras". "Nunca tuve oportunidad, soy virgen". dijo Dani. _"Te alivias manualmente ?". _"Cuando no aguanto mas, no tengo mas remedio", dijo Dani con una sonrisa. _"Te gustan qué tipo de chicas ?". _"Eso no lo tengo muy definido", respondió Dani, "no se todavía lo que me gusta en definitiva". Sebastián comprendió que le estaba sugiriendo lo que él habia pensado todas las veces que sus miradas se habían cruzado y los ojos de Dani tenían un brillo interior. Eso ocurría con frecuencia entre ambos, especialmente la tarde en que ambos se duchaban en los vestuarios de la playa. Era la primera vez que estaban los dos desnudos uno junto al otro como estan los hombres en las duchas. Sebastián no dejó de notar la suave erección que experimentó Dani, que enseguida ocultó dándose vuelta hacia la pared, pero al rato era evidente para Sebastián que la erección de Dani era completa, aunque hizo como que no lo habia notado, se explicó muchas dudas que había tenido sobre el chico. Rápidamente Sebastián volvió a la realidad y se puso a hacer una ecuación. Cuando se la estaba explicando Dani no le prestaba atención. Lo miró a los ojos y le dijo: "Seba, no sé si me gustan las chicas",dijo, y cuando dejaba la lapicera sobre la mesa rozó con el dorso de su mano el vello del brazo de Sebastián, que le tomó la mano y le dijo mirándolo a los ojos: "No te preocupes, te comprendo, dime si puedo ayudarte" y lo besó en la cabeza. Dani le ofreció su boca y Sebastián le apoyó en los labios dos dedos. Luego de ese episodio, Dani le envió un mensaje: "Me encantó nuestra conversación". "Seguro a mi también, pero no lo comentes", le respondió. Varios días después, invitó a Dani a cazar ciervos durante un fin de semana en la montaña. Era un "deporte para hombres", y se pudieron fugar sin la madre. Se alojaron en una cabaña en un valle nevado desde la que se contemplaba un cerro de 4.700 metros, agudo como una aguja que parecía una catedral gótica esculpida por un artista planetario. Al regresar por la tarde a la cabaña, se ducharon y fueron a cenar, luego vieron una película y se acostaron. Sebastián se puso a leer un libro, Dani a escuchar música en su equipo de videoclips. Luego de un rato en silencio, "Dormimos?", dijo Sebastián cerrando el libro y levantando las sábanas dejando ver que estaba en boxers, y se corrió hacia un costado dando lugar a Dani en su cama. Dani, soprendido, se quitó los auriculares y miró a Sebastián. Era el padre que no habia conocido. Su cuerpo musculoso, su pecho y sus piernas fuertes le producían un cosquilleo en el estómago. Su boca le dió ganas de besarlo. De un salto se acostó la lado de Sebastián. Ambos se quitaron los boxers al unísono. Dani se puso sobre Sebastián, lo miró a los ojos y le dijo: "Seba, no sé lo que quiero de ti, no se si es esto, necesito que me ayudes". _"Lo se, Dani, eres muy joven, explórate!". _"Puede haber algo entre nosotros? Y si mi madre se entera?". _"No tiene porqué enterarse -dijo Sebastián- salvo que lo manejes con tu psicólogo y que él le explique lo que te ocurre." Esa noche solo se besaron un rato y el chico se quedó dormido pegado a Sebastián. Dani lo consultó con su psicólogo y éste le explicó a su madre que estaba pasando por un proceso complejo debido a la carencia de una figura masculina durante su infancia, lo que le había generado un deseo de poseer para él un hombre maduro, un rebuscado sentimiento que poco a poco se habia convertido en deseo sexual, y que debido a la cercanía y al trato frecuente se habia enamorado de Sebastián. Le aconsejó a su madre que no hiciera nada, que nada se podia hacer. Si ella echaba a Sebastián de la vida de Dani, se verían en cualquier sitio o podria ocurrir algo peor, que el chico buscara otras compañias, ya que Dani necesitaba esa relación para construir una figura masculina en su vida. Ella terminó por pedirle a Sebastián que acompañara a Dani en esa relación y que fuera tratando de disuadirlo y reencauzarlo en su rol masculino. Sus encuentros eran íntimos, dormian juntos desnudos, compartían baños en el jacuzzi, se acariciaban, se besaban, Dani se adueñó del cuerpo de ese hombre a quien veía como un padre. Sebastián permitía que lo mamara, lo lambiera, lo besara intensamente, pero siempre se negó a dar lo que Dani le pidió: una penetración para que Sebastián fuera suyo al sentirlo también por dentro. Con el tiempo Sebastián logró que descubriera también su deseo por el sexo opuesto. Dani llegó a ser feliz con una novia y se desarrolló como hombre con ella, pero siguió teniendo esas relaciones con Sebastián, aunque durante mucho tiempo no fueron mas allá de que Sebastián le diera sus dedos, debido a que Dani le contó que esa forma de penetración se la habia hecho él mismo muchas veces desde los 14 años, en sus fantasias en las que se masturbaba imaginando que eran los dedos de Sebastián los que lo penetraban.
Sebastián no pudo continuar negándose a darle lo que el chico le pedia el dia que éste le explicó que tenia relaciones placenteras con su novia pero que no podia evitar su bisexualidad, que queria vivirla con normalidad y disfrutar de ella entre ambos. A partir de ese momento Sebastián lo penetró, convencido de que no lo perjudicaba sino que lo ayudaba a llenar un vacío en la vida de Dani. La mente humana tiene abismos insondables!.