La historia que voy a relatar sucedió hace aproximadamente siete años, pero hasta la fecha, la sigo utilizando como una de mis fantasías masturbatorias favoritas.
Relato
La historia que voy a relatar sucedió hace aproximadamente siete años, pero hasta la fecha, la sigo utilizando como una de mis fantasías masturbatorias favoritas.
Yo cursaba los semestres de la mitad de la carrera y, como la mayoría de los estudiantes en esa situación, me encontraba en la etapa de las borracheras brutales de fin de semana (y a veces entre semana) y desbordes sexuales.
Siempre me he llevado muy bien con mi hermana y siempre hemos tenido amigos y amigas en común, dado que yo solo le llevo un año de edad y escolar. Tengo que decir que los dos somos afortunados físicamente, de ojos bonitos (ella verdes, yo azules), buen cuerpo y rasgos faciales muy agradables. Aún cuando mi hermana siempre me ha parecido guapa, nunca había realmente considerado hacer absolutamente nada con ella...hasta ese día.
Aquel fue un viernes de una semana de exámenes y proyectos muy pesados en el que yo solamente quería reventarme. Mi hermana y dos de sus amigas con las que nos reuníamos muy seguido también estaban de ánimo para descontrolar, así que los cuatro nos fuimos a un conocido lugar del sur de la ciudad y estuvimos bebiendo cerveza alegremente. Las jarras de cerveza oscura iban y venían y los ánimos estaban al máximo. En un momento dado, como en muchas ocasiones, empezamos a hablar de experiencias sexuales, tabúes y fantasías. Cuando la plática subió más de tono se nos ocurrió empezar a apostar: poníamos un reto a alguno de nosotros y si no lo cumplía tenía que pagar la siguiente jarra de cerveza.
Así empezamos con cosas desde tratar de ligarse a alguien más del bar hasta juegos sexuales entre nosotros cuatro. Yo, como cualquier hombre, estaba interesado en ver a las dos amigas de mi hermana dándose besitos y tocándose hasta donde fuera posible, así que mis castigos iban por ahí.
Brenda es morena, delgada, con un trasero muy amplio y agradable y sumamente alocada. Raquel por otro lado, tiene unas tetas gigantescas, es rubia, y, aunque un poquito ancha, es una niña guapa y apetecible. Así que hice que Brenda y Raquel se dieran unos buenos besos franceses, se acariciaran discretamente los traseros y las tetas.
El problema es que la situación no daba para mucho más porque aun cuando este bar es de gente open minded, tampoco se presta para escenas porno, así que Brenda y Raquel, ya entradas en calor, se fueron al baño de mujeres y decidieron darse más libertades...se cachondearon rico por unos minutitos...hasta donde les fue posible. Aún así, el lugar estaba a reventar y las demás mujeres que hacían cola, las presionaban para que salieran del baño.
Mientras tanto, mi hermana y yo, que notábamos como se complicaba todo, decidimos pagar y nos retiramos, subimos al auto, mi hermana se sentó a mi lado mientras sus amigas lo hicieron detrás, miré por el espejo, Brenda ya estaba prendida a las tetas de Raquel quien por su parte, se aflojaba el cinturón y se desabotonaba los jeans. Cuando estuvo lista, le plantó un beso francés a Brenda de tal intensidad, que yo podía oír el sonido de sus lenguas retozando.
Al mismo tiempo, le levantó el top con una mano y comenzó a acariciarle los pezones que para esas alturas estaban completamente erectos. Brenda siempre fue un poco escandalosa y ya gemía descontroladamente ante los embates de Raquel. Después de unos minutos de dejarse acariciar, tomó la ofensiva y empujó a Raquel sobre su espalda, le bajó los jeans y comenzó a restregarle la raja de la vulva con un par de dedos.
Tengo que decir que en más de una ocasión estuve a punto de chocar por andarme distrayendo con el retrovisor. Mi hermana también estaba pendiente de la acción entre sus amigas y, aunque nunca había manifestado estar demasiado atraída por las mujeres, respiraba un poco agitadamente y sus pezones se marcaban por debajo de su playera, aún cuando yo sabía que traía brassier.
Finalmente llegamos a la cabaña. Yo sentía mi verga completamente inflamada de deseo y tenía que sacarla de mis apretados pantalones cuanto antes. Entramos por la puerta de la cocina y lo primero que hice fue servir unos tragos de tequila. No quería bajar el impulso que ya llevábamos, así que rápidamente tomamos los primeros shots e hice que continuaran en lo suyo Brenda y Raquel. Y así lo hicieron.
Raquel se había sacado por completo sus jeans y Brenda continuaba con su exploración digital de su vulva. Pero esta vez hizo a un lado la delgada tanguita y pasó sus dedos juguetones por encima de los vellos rubitos. Con dos dedos de una mano, separó los labios rosados y húmedos de la vagina de Raquel y con dos dedos de la otra empezó a penetrarla y a sobar su clítoris.
Yo estaba a punto de comenzar a masturbarme ahí mismo, de no haber sido porque vi que mi hermana se me había adelantado. Estaba ahí sentada, en el descansa manos de un sillón, con una pierna en el suelo y la otra levantada, reposando sobre el mismo respaldo...y sirviendo de puente para su mano que pasaba por debajo de la rodilla y alcanzaba su vagina y comenzaba a acariciarla por encima de los jeans. Con la otra mano, jugueteaba con su cuello mientras sus ojos se clavaban en nuestras dos amigas.
En ese momento, Brenda se percató de que mi pobre hermanita ardía al verlas pero se tenía que conformar con sus propias caricias y le tomó una mano para acercarla a ellas. Mi hermana no dudó en dejarse llevar. Se hincó delante de ellas (que estaban acostadas sobre el suelo) y comenzó a besarlas. Las tres se unieron en un beso comunal (que a mi me pareció ¡descomunal!) y comenzaron a acariciarse por todos lados.
Fue entonces cuando Raquel despojó a mi hermana de la blusa mientras Brenda le sacaba los jeans. Cuando se quedó en ropa interior, las dos niñas empezaron a lamerla por todos lados: el abdomen, los muslos, la cintura...y finalmente las tetas. Cada una se aferró de una de sus tetas y le dieron una increíble mamada de pezones a dos bocas.
Mi hermana echó la cabeza hacia atrás y se dedicó a recibir placer. Fue Brenda quien primero le dio atención a la vagina de mi hermana. Introdujo su mano por la parte de arriba de su tanga y, por la expresión de mi hermana, supe que comenzó a estimular directamente su clítoris. Un grito ahogado por el beso de Brenda, intentó escapar cuando los hábiles dedos de nuestra amiga se comenzaron a deslizar por el húmedo clítoris de mi hermana.
Yo estaría a unos 2 metros de distancia observando todo y hasta allá podía escuchar los jugos de la v vagina (desconocida para mi desde los 9 años que dejamos de ducharnos juntos) completamente abierta, sus vellos púbicos castaños y brillando por los jugos que emanaban de su interior...y los deliciosos gemidos que soltaba, gemidos que yo solo había oído en otros contextos, completamente diferentes al sexo.
Fue entonces cuando mi hermana se puso en cuatro, Brenda debajo de ella le lamía la vulva, Raquel enfrente de ella le ponía sus enormes tetas en la boca y su culo al aire apuntaba hacia mí. Sus nalgas estaban bien separadas para poder darle a Brenda el acceso que necesitaba a su vagina. Su ano era un pequeño círculo un poco más oscuro que el resto de su culo y ligeramente arrugadito.
Me concentré en el para seguir dándome placer a mi mismo pero en ese momento mi deseo fue mayor que mi racionalidad. Me saqué completamente los pantalones, la camisa y el resto de mi ropa, me dirigí al culo de mi hermana y sin decir nada comencé a lamerle el ano con una lujuria que nunca había sentido. Yo estaba de cuclillas frente a su culo, Brenda justo abajo atragantándose con su vagina y Raquel llenándole la boca de sus tetas.
Mientras le lamía el ano, Brenda se percató de que yo estaba allí y estiró la cara para poder lengüetearme los huevos. Esa sensación, combinada con el placer de tener el culo de mi hermana en mi cara, me hizo estar a punto de venirme ahí mismo, así que paré un momento. Contuve el orgasmo y consideré mis opciones.
Podía dejar esa situación absurda en ese momento y retirarme al baño a terminarme o podía continuar con la locura.
Intenté ponderar las implicaciones que traería cogerme a mi hermana pero la vista de su trasero enfrente de mi fue más fuerte. Brenda empezó a lamerme la verga además de los huevos, y el ano de mi hermana estaba lubricado por mi saliva, así que sin más tiempo que perder, puse la cabeza de mi verga en la entrada del ano de mi hermana y comencé a empujar. Ella me volteó a ver con una expresión de incredulidad y lujuria y cerró los ojos. Eso fue toda la aprobación que necesité.
Lo siguiente que supe fue que tenía mi verga completa metida en el esfínter de mi hermana y que el placer que sentía era mayor a cualquier otro en mi vida. El ano de mi hermana me apretaba el pene haciendo la fricción enajenante. Yo separaba sus nalgas con ambas manos y veía como mi verga se perdía en la oscuridad de mi hermana.
Lo hice lentamente mientras tuve control pero conforme pasaba el tiempo tuve que acelerar el paso. Mis huevos chocaban contra su vulva cada que mi pene se metía por completo en su intestino.
Mi hermana gemía incontrolablemente y empujaba su cadera hacia mí, mostrándome que lo gozaba tanto como yo. Mientras yo seguía penetrándola por atrás, Brenda volvió a su trabajo de estimular su clítoris con la lengua y Raquel la besaba en la boca y le acariciaba las tetas.
El trabajo en equipo tuvo su resultado finalmente y mi hermana comenzó a convulsionarse como nunca había visto yo a una mujer y a tener un descontrolado orgasmo que llenó la cara de Brenda de un jugo blanquecino mientras yo sentía algunas gotas que salpicaban mis muslos también.
El orgasmo hizo que su ano se contrajera rítmicamente sobre mi verga, lo cual me llevó más allá de mi poder de control e hizo que mis huevos bombearan toda la leche que guardaban hacia fuera de mí. Empecé a expulsar enormes chorros de semen en el ano de mi hermana mientras ella todavía gozaba de los últimos instantes de su orgasmo...
Mi semen comenzó a escurrir fuera de su ano mientras el ritmo de mis embestidas disminuyó, saqué mi verga y Raquel y Brenda se prendieron a mi miembro y lo mamaron hasta el hartazgo, mi hermana me miraba con cara de felicidad y una mezcla de morbo y lujuria como diciendo, quiero más…
Relato erótico enviado por Anonymous el 14 de December de 2007 a las 13:35:08 - Relato porno leído 783542 veces
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Por eso dedica 30 segundos a valorar El culito de mi hermana.
Manpara
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
abel lopez
(22 de April de 2013 a las 14:52) dice:
Que historia tan rica. saludos. katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:49) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF nestor1402
(17 de April de 2013 a las 00:39) dice:
Que prendido me puse
me imagine ser yo con tu hermana..
o al menos con alguin como la describiste.
ya creo ke no voy a aguantar..
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