Cuando yo era un jovencito, vivía en la finca de mis viejos, y como vecinos teníamos a un peón, y a su mujer preñada. Realmente había que caminar un buen rato para llegar hasta su casa, por lo que cuando vi a Rosaura la mujer del vecino, que venía caminando en dirección al pueblo, salí a saludarla.
Relato
Ella al verme, me saludo de manera bien coqueta, moviendo su larga, y abundante cabellera castaña clara, cosa que según mi abuelo me había dicho, que cuando una mujer lo hace, es para coquetear con el hombre que tiene enfrente. Y en esos momentos, yo era el único tipo por todo eso. Por lo que sonriendo, pensé ¿Qué buscará esta?
Yo la invité a pasar, y ha tomarse un poco de agua, ya que aún le quedaba bastante por caminar hasta el pueblo. Aprovechando que mis viejos, habían llevado a mi abuelo, a la ciudad para que lo viera el médico. Fue cuando le pregunté por Jacinto su esposo, y Rosaura me dijo, se fue con el patrón a llevar unas reces a la ciudad, y como salieron bien tarde, ya vendrán regresando mañana. Mientras le serví el vaso de agua a Rosaura, no pude menos que darme cuenta de que por lo menos bajo el corto, y ajustado vestido que cargaba puesto, del que sobresalía su barriga de preñada, también se notaba que no estaba usando sostén, ni pantaletas, ya que estas últimas no se le marcaban. Y las oscuras aureolas de sus pezones, sin hacer mucho esfuerzo de mí parte se las podía ver casi por completo, incluyendo sus parados pezones.
Por un rato estuvimos charlando, dándole vuelta a la cabeza, como decirle algo, sin meter la pata. Ya que pensaba yo que si me equivocaba, seguramente le iría con el chisme a su marido. Fue cuando se me ocurrió preguntarle a que iba al pueblo, se sonrió de manera picara, y lo primero que me dijo, fue. Te lo voy a decir, pero no se lo comentes a mi marido. Voy a visitar a mi primo. Y de inmediato continuó diciendo, es que Jacinto me cela de él, y porque es muy confianzudo, y mano suelta, y apenas me ve siempre me abraza, y me llena de besos, y eso a Jacinto no le gusta.
Ya estaba por seguir preguntándole sobre su primo, cuando confirmé que realmente, no carga pantis puestas. Ya que mientras se tomaba el vaso de agua, le dije que tomara asiento, y cuando lo hizo se sentó con todas sus piernas abiertas, mostrándome de manera descarada todo su peludo coño. No sé cómo fue que se me ocurrió preguntarle, si conocía el cuento del dedo sin uña, y la boca sin dientes. Rosaura de inmediato, soltó una risita seductora, y de inmediato, con bastante malicia en su mirada me dijo, la verdad es que nunca lo he oído, me lo cuentas.
Yo la verdad es que ni idea tenía sobre que contarle, pero de momento se me ocurrió decirle, bueno no es un cuento, es una realidad, por ejemplo yo tengo un dedo sin una, y ella curiosamente se me quedó viendo mis manos. Pero de inmediato le dije, y seguramente tú tiene una boca sin dientes. De momento Rosaura se quedó como que no entendía, lo que yo le había dicho, pero a los pocos segundos, comenzó a reírse a carcajadas, mientras repetía, ha el dedo sin uña, y la boca sin dientes.
Pero de momento me preguntó, y bueno para que sirve ese dedo sin uña. Y de inmediato lo único que se me ocurrió decirle fue, bueno para rascar la boca sin dientes, cuando a la dueña le pica. Rosaura en ese mismo instante, llevó una de sus manos hasta su coño, y digamos que casi sin darse cuenta, comenzó a rascarse. Al tiempo que me preguntó, ha eso es para cuando a una le pica la boca sin dientes. A lo que yo le respondí de manera afirmativa. Fue cuando Rosaura me dijo, en un tono triste, a la vez que sensual, lo malo es que Jacinto, desde que salí preñada, no quiere rascar, mi boca sin dientes, con su dedo sin uña.
Yo sin pensarlo dos veces, le dije. Y por eso es que vas a visitar a tu primo al pueblo, a lo que ella riéndose, y mostrándose algo ruborizada, de manera picara me dijo que sí. Pero de inmediato, continuó diciendo, pero si en el camino llego a encontrar otro dedo sin uña que quiera rascar mi boca sin dientes, estaría encantada de que me lo hiciera. Para mí eso me sonó como un sí, me quiero acostar contigo. Por lo que poniéndome de pie, la tomé de la mano, y le dije, acompáñame a mi cuarto para mostrarte mi dedo sin uña.
Rosaura más rápido que inmediatamente se puso de pie, y tomada de mi mano me acompaño hasta mi habitación. Yo no había terminado de cerrar la puerta, cuando al voltearme, me encontré que ya ella se había dejado caer el ajustado, y corto vestido que cargaba puesto. Quedando completamente desnuda frente a mí, con su llamativa barriga de preñada, y sus grandes tetas coronadas por sus grandes y oscuras aureolas. La verdad es que era todo un espectáculo para mi, Una verdadera mujer completamente desnuda, en mi propia habitación, y con unas tremendas tetas, y enormes aureolas.
Yo me acerqué a ella y de inmediato comenzamos a besarnos, al tiempo que ella misma me comenzó a quitar toda mi ropa. Así los dos nos metimos en mi cama, y mientras yo estaba recostado boca arriba, ella con calma fue colocando su coño directamente sobre mi parada verga, fui sintiendo como poco a poco sin mucho esfuerzo, la comencé a penetrar, al tiempo que fui escuchando decir a Rosaura, que rico, papito. En otras ocasiones había ido con mi abuelo al pueblo, y él sin que mi mamá se enterase, había llevado donde sus amigas las putas. Pero con Rosaura era algo completamente diferente, no es que estuviera enamorado de ella, no que va, era el que lo estuviéramos haciendo por el gusto y placer de hacerlo. Y sin pagar un centavo.
Rosaura por un buen y largo rato cabalgó sobre mi parada verga, luego comenzamos a cambiar de posiciones, y hasta nos pusimos a inventar con sus grandes y hermosas tetas. Las que yo gustosamente chupaba a medida que seguía enterrándole toda mi verga dentro de su peludo coño. Yo no dejaba de acariciar su vientre, a medida que seguía empujando mi parada verga dentro de su coño.
Llegó el momento en que tanto ella como yo disfrutamos de un tremendo clímax, y por un buen rato nos quedamos recostados sobre mi cama sin hacer nada, cuando ella sonriendo, me preguntó, te gustaría que te chupase tu dedo sin uña. A lo que yo le respondí que si, claro que a medida que ella comenzó a mamar mi verga, al poco rato yo estaba también mamando su sabroso coño, sin detenerme a pensar que lo tenía lleno de mi propio semen.
Rosaura eventualmente parió, como tres meses despues, pero durante todo ese tiempo, siempre estuve dispuesto a prestale mi dedo sin uña, para rascar su boca sin dientes. Desde luego sin que su marido se enterase.
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 513553 veces
Relato casi en su totalidad real que demuestra que toda mujer casada es una puta sumisa en potencia
Relato erótico enviado por morboso sadico el 29 de July de 2009 a las 18:09:16 - Relato porno leído 299793 veces
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:10) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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