El diario secreto de Bety 05

El diario secreto de Bety 05

Día 26)

Hola diario, soy Bety pero ya sabes quien soy, todos los días pongo palabras aquí.
Te contaría que soy la más linda del mundo mundial pero también lo sabes porque te cuento todo, creo que si se llenan las páginas la letra saldrá más chiquita y apretada pero todavía puedo leer bien.

Ayer llegué a casa cantando bajito muy contenta porque el maestro de matemáticas me había dado una clase particular, era algo cochino verlo chuparse el dedo después de rascarme allí abajo pero era un abuelito bueno, y creo que también lindo.

Me estaba bañando y cantando cuando entró mi hermano Gus al baño, dijo que cerrase la cortina que tenía que orinar urgente. Corrí la cortina pero curiosa: no se sentaba para hacer pis y se sostenía el peno con la mano, creo que se llamaba pitito cuando era de una persona joven.
Su pitito estaba duro lleno de pis y los chorritos se le escapaban por todos lados, no acertaba dentro del inodoro el tonto.
Saqué la cabeza por la cortina preguntando porque no se sentaba en el inodoro como todo el mundo pero dijo que los hombres hacían pis de pié, al decirle que no podría con el pito duro lleno de pis me dijo que era una tontita. Ya estaba cansada que todos me llamasen tonta y me explicó que se le ponía así de dura al saber que yo estaba allí bañándome desnuda.
El tonto era él, en cuál universo la gente se baña con la ropa puesta !!!
Pero insistía que después de hacer pis todavía lo tenía duro pidiendo que me bañase con la cortina abierta para mirarme, era mi hermano y me había visto toda la vida pero le dí el gusto.

Me estaba lavando la cabeza y no vi que se estaba tocando el pitito y moviéndolo mucho, cuando me enjuagué el jabón pude abrir los ojos y Gus me estaba viendo como si hubiese hallado un tesoro pirata con mucho oro. Respiraba agitado aunque no estaba haciendo gimnasia y al final hizo un chorrito de pis en el lavabo, era como esos mocos de la nariz cuando tenés resfrío, creo que de tanto sacudirse el palito se le puso espeso el pipí.

Me pidió que no le contase a mamá y parecía como uno de esos juegos secretos con papito cuando me pedía que no cuente a nadie. La maestra de lengua quería que hablase mucho pero la gente no quería que hablase con nadie, creo que están todos locos.

Al acostarme vi que tenía una manchita en la bombachita y estaba segura que no se me había escapado nada de pis pero me picaba. Eso de rascarme allí abajo se estaba haciendo una costumbre y temí que me saliesen callos en los dedos de tanto rascarme, pero al cerrar los ojos se bajó Bieber del póster y usó sus dedos para no tener que usar los míos.

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Día 27)

Ayer fue viernes y el último día de la semana, pero las clases fueron interesantes y el recreo todavía más.
Vino mi amiga Priscilla al colegio contando que tenía una infectatación de no se qué pero ya estaba casi curada y no podía faltar al colegio por que la expulsarían de tanto faltar.
Nos retaron por estar hablando en clase pero me contaba bajito que le habían dado unos remedios horribles, unas cápsulas que se tenía que meter por atrás, por donde se hace caca, y yo me reía fuerte al escucharla.
Se llamaban supongatorios o algo así y la madre le había puesto el primero mientras el padre controlaba que se lo estaban poniendo bien.

Cuando sonó el timbre del recreo nos fuimos corriendo de la mano hasta el escondite secreto, había pastito para sentarnos en el piso y no venía gente.
Me dijo que había extrañado a su tontita y me enojé que no me llamase Mary, pero se me pasó el enojo cuando dijo que me quería mucho y que me acostase en el pasto para besarme. Ahora parece que no me estaba enseñando nada, yo ya sabía hacer eso pero igual era lindo cuando me besaba y acariciaba las piernas.

Le conté lo del dedo y la picazón y riendo me dijo que era una tontita y podría sentir todavía más lindo si me daba besos en el conejito. Me pasaba lindo el dedo pero bajó la cabeza para meterla debajo de mi pollerita, hoy no tenía la bombachita con osos y creo que por eso me la bajó para darle besos al conejito directamente.
DIOSSSSS !!! que lindo era eso, daba besitos pero también pasaba la lengua como si mi tajito fuese un helado de crema.
Me hacía ver las estrellas y casi no la dejaba respirar por lo fuerte que atenazaba las piernas en su cuello, las estrellas explotaron todas juntas y por suerte no había nadie para escucharme gritar.

Quedé rendida en el pasto como si la bruja de gimnasia me hubiese hecho correr dos vueltas a la pista, Priscilla se reía preguntando si me había gustado que me chupase la conchita y se me hacía una ensalada de nombres comprendiendo que se llamaba conejito cuando picaba y al darle besos al conejito se convertía en conchita.
Dijo que otro día me haría lo mismo pero con un dedo por atrás, no comprendí si tengo solamente un tajito y por adelante, pero dejé que me abrace y me dé muchos besos, me quiere mucho mi amiga.

Hoy vamos a andar en bote con mi papá, me dijo que me ponga un shorcito para que no se vean mis partes y me buscó uno chiquito que me apretaba pero no le dije que era más cómodo usar pollerita.
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Hola diario, ya volví porque estaba por lloviznar y no pudimos ir mucho en bote, esta vez me dejó agarrar los remos y mover un poco el bote, estábamos en el medio del lago y tenía miedo de caerme pero mi papito me abrazaba fuerte por detrás y me sostenía. Su bigote me hacía cosquillas en la oreja al hablarme tan pegadito a mi oreja y dejé de remar para dejar quieto el bote. Me acariciaba las piernas dándome la razón que ese short me quedaba chiquito, me dijo que se marcaba demasiado el tajito pasando el dedo por encima.
De tanto pasarlo se hizo una manchita como si se me hubiese escapado el pipí pero mi papito no se enojó, solamente me abrió el botón del short para que no me apretase la barriga y metió la mano adentro para averiguar que era esa manchita.
Estaba por pedirle que siga moviendo el dedo que era muy lindo pero empezó a lloviznar y tuvimos que volver.

En el auto estaba por decirle que quería unos besos en el conejito pero tenía bigotes, me hubiese hecho cosquillas y no le dije nada, solamente dejé la mano sobre su pierna mientras manejaba el auto.
Tenía el coso duro en el pantalón como otras veces y se lo apreté un poco, casi chocamos con el auto del susto que se pegó pero sin enojarse me pidió que siguiese tocándolo.
Yo sabía que era su pitito y no tenía ganas de hacer pis, lo tenía duro porque me había visto o estaba cerca o algo así, pero le gustaba que se lo apretase. Era redondo como una lapicera pero mucho más grandote, cuando empezó a respirar fuerte se le hizo una mancha en el pantalón y me dijo "gracias Bety" , no sé para qué me daba las gracias pero antes de entrar en casa se volcó la lata de gaseosa en el pantalón y ahora la mancha era enorme. Creo que para disimular la otra mancha.

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Día 28)

Hoy estaba durmiendo tranquila sabiendo que era domingo y podía dormir hasta tarde, pero todavía era temprano cuando entró mi hermano Gus para anunciarme que mi mamá se había ido a la casa de la tía. Qué me importaba, yo quería dormir en paz pero se metió en mi cama para dormir otro ratito.

Creo que ayer me resfrié con la llovizna y respiraba mal, pero Gus pensó que estaba dormida roncando y levantó el cobertor despacito. Me hice la dormida como el día que descubrí el teletransportador pero espiaba con los ojos entreabiertos en el espejo de la cómoda, Gus giraba la cabeza para mirarme la bombachita y me dio pena doblando una pierna sobre la otra para que pudiese verme bien la cola.
No le veía el pitito pero escuchaba ese mismo sonido cuando me estaba bañando el otro día, se nota que le gustaba por las caras que ponía calculando que sería tan lindo como cuando yo me pasaba el dedo por el tajito. Agarró un pañuelo y creo que allí largó el moco que le salía del pitito, al final se durmió a mi lado.

Yo me seguía haciendo la dormida pero ya no tenía sueño, quería tocar eso y me dí vuelta quedando la mano sobre su pitito por accidente. Estaba blandito y chiquito como siempre se lo veía antes pero abrió los ojos grandotes mientras yo me hacía la dormida, se le estaba poniendo dura otra vez y estiré los brazos bostezando para disimular.

Me levanté para vestirme y mi hermano no perdía movimiento observando como me ponía la pollerita, al agacharme para buscar un zapato que se había perdido se sentó al borde de la cama mirando entre mis piernas. Le pregunté si le gustaba mirarme la bombachita y dijo que muchísimo, el pitito duro se le había escapado del calzoncillo y mis ojos también estaban fijos mirándolo.
Me preguntó con voz temblorosa si quería tocarlo un poquito y no terminó la frase que ya se lo había agarrado, era flaquito y no grueso y largo como el de mi papito pero estaba calentito y palpitaba, parece que tenía un corazón dentro del pitito.

El seguía mirándome entre medio de las piernas y me pidió que me sacase la bombachita, eso si que no, me daba vergüenza que mi hermano me viese el conejito desnudo y seguí moviéndole el palito como hacía él en el baño. Cuando dijo que le venía no comprendí hasta tener la mano enchastrada con moco, que ascoooo, me fui al baño para lavarme y Gus me miraba con cara de buenito y asustado.
Cuando estábamos desayunando no me peleaba como antes, hasta me pasó las galletitas que no alcanzaba.

Después me puse a leer tirada en la alfombra, me encantaba estar en el piso despatarrada mejor que en una silla. Mi papito se sentó en el sillón detrás mío preguntando que leía, le contaba de las aventuras cuando vino para acariciarme la espalda pero al final me dejó toda la pollerita levantada y se fue a sentar otra vez.
Me dí cuenta que le gustaba mirarme la bombachita, esta vez tenía la de ositos y moví las piernas para hacerle ver bien la cola, pensé que sacaría el pitito para sacudirlo como hizo mi hermano pero no, solamente miraba.

(continuará)