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El Doc y Sus Pacientes 1

GTSololeveling Relato enviado por : GTSololeveling el 05/05/2022. Lecturas: 1521

etiquetas relato El Doc y Sus Pacientes 1   Amor filial .
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Resumen
Había obtenido la Licenciatura en Medicina, y pronto obtuve el Mir, especializándome en Cirugía y Medicina General. Al poco tiempo obtuve una plaza en un Hospital y a los dos años me case con la chica que había estado de novia desde hacía unos. Pronto tuvimos un total de 5 hijos, 2 barones los mayores 3 hijas las menores, los cuales han ido creciendo, habiéndose independizado los varones, mientras que las hijas aún se mantienen con nosotros, aunque la mediana ya cuenta está estudiando fuera. La más pequeña que cuenta con, pronto terminará el bachillerato y entrará en la Universidad. Mi esposa Adela, es la más joven de las cuatro hermanas que compone su familia, las cuales se encuentran igualmente casadas. Teresa la mayor de las hermanas tiene un varón y una hembra. La historia comienza con esta última, llamada Susana.


Relato
Con El Sello De Placer y Morbo…
Había obtenido la Licenciatura en Medicina, y pronto obtuve el Mir, especializándome en Cirugía y Medicina General. Al poco tiempo obtuve una plaza en un Hospital y a los dos años me case con la chica que había estado de novia desde hacía unos. Pronto tuvimos un total de 5 hijos, 2 barones los mayores 3 hijas las menores, los cuales han ido creciendo, habiéndose independizado los varones, mientras que las hijas aún se mantienen con nosotros, aunque la mediana ya cuenta está estudiando fuera. La más pequeña que cuenta con, pronto terminará el bachillerato y entrará en la Universidad. Mi esposa Adela, es la más joven de las cuatro hermanas que compone su familia, las cuales se encuentran igualmente casadas. Teresa la mayor de las hermanas tiene un varón y una hembra. La historia comienza con esta última, llamada Susana.
Ante de todo creo que debo presentarme. Me llamo Lucas de 58 años. Mido 1,88m, alto, no pesaba más de 76 kilos. musculo como jugador de Rugby, era un deporte que practique cuando joven y era bueno, muy bueno tuve una beca deportiva con la cual saque mi carrera, soy de cuerpo macizo, de cara atractiva, pelo negro pintado de algunas canas, de ojos verde mar, de cuerpo atlético me cuido mucho, lo he tomado como un modo de vida, musculoso, de brazos y piernas, largas tonificadas y musculosos, abdomen marcado, pectorales fuerte grandes hombros, espalda ancha, con pies y manos grandes y avilés, vos fuertes, de actitud segura y decidida, con una polla de 27 centímetros de largo y 16 de circunferencia. Un hombre rico con mucho poder, que tiene el gusto de sentir placer con someter a mujeres a sus deseos, pero en especial mujeres casadas o con novios.
Susana contaba en la fecha en que ocurrieron los hechos con 24 años de edad. Es una chica preciosa, muy esbelta, más bien delgada pero con unos pechos algo voluminosos, y un trasero de esos que levantan la vista a su paso. Era blanca como la leche, muy alta de 1.73m y con los ojos verdes y cabello castaño oscuro largo hasta la altura de su cola. Se había casado muy joven, a los 17 años, ella es labios carnosos, de grandes curvas, sus medias son 99-61-107, de piernas carnosas, un abdomen plano una cintura pequeña de grandes caderas con una cola parada firme bien redondeada. Se había casado hacia años con un hombre algo mayor que ella, de unos 45 años, Adrián, lo cual fue un escándalo en su momento. Éste era un empresario de sector del textil, y que vivía casi para su trabajo. Por otro lado, era un hombre poco vigoroso, al menos en la forma de hablar y de actuar, parecía que había que sacarle las palabras. Mi mujer me había dicho en más de una ocasión que no entendía como Susanita se había casado con aquel hombre, no ya por su edad, sino por su apariencia y por su poca vigorosidad. Yo por aquel entonces contaba ya con 58 años de edad, y compaginaba mi trabajo en el hospital con un despacho particular, en la que tenía una enfermera que acudía por las tardes. Pese a mi edad, siempre había mantenido una buena forma física. Hacía bastante natación y cuando podía corría alguna maratón. Por ello se me notaban claramente marcadas los músculos de mis brazos y de mis piernas, manteniendo un abdomen casi plano. En el plano sexual, siempre he sido muy activo y vigoroso. Mis relaciones con mi esposa han sido buenas, aunque últimamente han decaído bastante como consecuencia de la llegada de la menopausia a Adela. Ella había cesado de forma importante su apetencia sexual, lo que ha motivado que tenga que recurrir un poco a la masturbación en internet. Ha tenido algunos divagaciones amorosos, pero muy esporádicos, no queriendo nunca mezclar mi trabajo con el sexo. Así estaban las cosas, cuando un día, escucho a mi esposa comentar con su hermana Teresa ciertos problemas en el matrimonio de Susana. Según parece ésta estaba intentando ser madre, pero parece que a pesar de sus intentos, éstos habían fracasado, y ella se encontraba muy abatida. Eso lo escuche mientras ellas estaban hablando en la cocina y yo viendo la tv. Mi relación con Susana siempre había sido buena, pero sin mucha confianza. No obstante, la había atendido en más de una ocasión para alguna consulta médica, como ocurría con parte de la familia. Ocurrió que se celebró el bautismo de una hija de una sobrina de mi esposa, y estábamos invitados toda la familia. La ceremonia se llevó a cabo en una casa de campo, y la verdad es tuvimos ocasiona de estar juntos casi todo el día. Por supuesto también acudió Susana y su esposo. Ese día verifique que pese a que parecía un poco abatida, verifique que su cuerpo era perfecto.
--Vamos una verdadera hembra.
Nunca me había interesado por ella desde el punto de vista sexual, ni se me había imaginado. Pero quizás como consecuencia de mí abstinencia sexual con mi esposa, mis hormonas estaba revolucionadas y ver aquel cuerpo tan escultural, me vino una erección. Me preocupe, ya que nunca me hubiera ocurrido y menos con un familiar. En un momento dado, observo que ella captó mis miradas, y creo que se percató de mi interés por ella, que en más de una ocasión note su mirada y me dirigió varias sonrisas. Es más, en una ocasión creo que ella lo hizo a propósito, pasando muy cerca de donde estaba sentado para que viera su contoneado paso hacia los lavabos. Antes de entrar a los lavabos se volvió para ver si la estaba mirando, captando mi mirada. Al rato ella apareció por donde me encontraba, me había retirado cerca de unos jardines, y me encontraba paseando viendo unos animales, cuando apareció ella y me dijo.
--Hola tío… veo que estas muy pensativo hoy…

--¡Hola Susana! Pues la verdad estaba contemplando los animalitos, y relajándome un poco. ¿Y tú qué tal te encuentras?
--También estaba un poco saturada de tanta charla y música, y decidí tomar un poco el aire.
--A veces nos viene bien el aire del campo. -Luego mirándola a la cara le dije. --Por cierto, éstas cada día más guapa. El matrimonio te ha sentado bastante bien, según parece. -Ella se quedó algo sorprendida de mis palabras, pero luego reacciona y me dice.
--¿Tú crees? Intento conservarme, y hago algunos ejercicios de mantenimiento. ¿De verdad crees que estoy bien? -Me lo indicó en plan coqueta, sonriendo.
--Bueno… Hay que estar ciego para no apreciarlo. No creo que en esta tarde exista ninguna mujer que te pueda hacer sombra. -Note que ella enrojeció un poco ante mis palabras, y me dijo.
--Vaya, nadie me ha dicho algo así en mucho tiempo. Eres muy adulador.
--Quizás nunca me había fijando tanto como hoy. Te aseguro que me has sorprendido. Estas realmente esplendida.
--Si ya te vi mirándome esta tarde.
--Te digo que me has dejado muy sorprendido. No me había dado cuenta de la sobrina tan espectacular que tengo.
--Ja, ja... Que adulador eres. Pero tú tampoco te quedas atrás. Te mantienes muy bien. Parece que los años no pasan por ti. Se ve que sigues haciendo mucho deporte. -Me dijo señalando mis brazos donde se destacaba mi musculatura.
--Bueno la verdad es que lo intento. Pero dime ¿Cómo te va la vida de casada?
Ella se encogió, y me mira, verificando que su rostro se ensombreció, y me contesta.
--Bueno. Adrián es muy bueno conmigo. El es buena persona.
--Ya... Pero me refiero si soy feliz. Sabes que la vida hay que vivirla, o al menos tenemos que intentarlo.
Ella calló por momentos, y luego me dijo.
--Ya lo sé. Bueno mi problema es que queremos tener un hijo, al principio no teníamos hijo porque debía terminar me bachillerato y luego mi universidad, luego él estaba ocupado con sus negocios y ahora... Ardo en deseos de ser madre, pero no… vamos… que no llega.
--¿Os habéis sometido alguna prueba médica para ver si existe algún problema? Sabes que la medicina ha avanzado mucho, y existen remedios que antes eran impensables.
--Yo… buenos… ya sabes, Adrián… él es muy tímido… a los hombres les cuesta mucho someterse a ese tipo de pruebas.
--Pero ¿Se lo has propuesto?
--Ay tío… Me da mucho apuro.
--Bueno, tranquilidad aún eres joven. Todavía te queda bastante tiempo y posibilidades para ser madre. Sabes que si necesitas cualquier cosa de mí, solo tienes más que decírmelo.
--Gracias. Lo tendré en cuenta.
Hablamos durante un rato, y luego ella se marcho. Observé que ella volvió su mirada hacia mí mientras se retiraba buscando verificar que la seguía observando, y note que me sonrió al comprobarlo. Terminó ese día, y no paso más de una semana, cuando ella apareció por mi casa. Cuando llegue a casa escuche a Alicia una de mis hijas decirme.
--Mira quien ha venido.
Era Susana, que comió con nosotros ese día, y notaba que había venido muy elegante. Ella se percató en varias ocasiones como la miraba, especialmente a su trasero y a sus precisas domingas. Creo que aquello lejos de molestarle le gustaba. Me estaba poniendo preocupado, ya que mi propia sobrina, bueno la de mi esposa, se estaba coqueteando conmigo. Había una importante diferencia de edad, y además éramos familia. Esa noche terminé con una soberana masturbación en el baño pensando en aquel cuerpo joven. Todo se precipitó, cuando un día, era domingo, me llama por teléfono y me dice que se encontraba muy agitada, y con problemas, aunque no quiso decirme más, insistiendo en que si había posibilidad de que la atendiera ese día, que le urgía. La vi bastante preocupada, que no me quedo otra opción que decirle que no había problema que podía atenderla en casa. Sin embargo, ella me dijo que era mejor que no, que no quería que lo supieran ni su madre ni mi mujer ni la familia. Entonces, algo preocupado, no me quedo otra alternativa que ofrecerla atenderla en mi despacho a media tarde. Ese día tenía descanso, era domingo, y le dije a mi esposa que me había salido una urgencia médica, y como ya estaba acostumbrada lo acepto sin más, y marche a mi despacho particular donde había quedado con Susana. En varias ocasiones había ocurrido alguna cosa similar con algún cliente particular o familiar. Tras dejar el coche en el aparcamiento del edificio donde tengo el despacho, subo hasta donde se localiza el mismo. Al llegar observo que ella estaba esperando en la misma puerta. Venía con una blusa blanca bastante ceñida que resaltaban sus pechos y una falda, más bien corta, con tablas, que parecía que una colegiala. Sin embargo, su cara era como de autentica circunstancia. Tras saludarla, la hice pasar a la consulta, y tas sentarnos, le pregunte.
--Que te ocurre. Que te sientes. Te veo algo preocupada.
--No se… es que me siendo bastante acalorada tío… con mucha agitación… Me encuentro como sofocada.
--¿Has tomado algo que pueda haber propiciado esas manifestaciones? ¿Has tenido alguna proceso gripal? -le pregunte.
--Bueno… me… tome un fármaco que me recetó una amiga. -Me dijo que se la había recetado su ginecólogo, y que era para favorecer los problemas de fertilidad. Pero, solo me he tomado una... Y… no se me siento rara…y muy agitada.
--¿Los síntomas te han aparecido tras ingerir ese fármaco? ¿Cuándo te lo tomaste?
--Si... Antes me encontraba bien. Me lo tome esta mañana sobre las 10 de la mañana.
Rápidamente me supuse que eran de esos componentes farmacológicos, que algunos ginecólogos recetan a ciertas pacientes, previa verificación de su estado de salud, que hacen que aceleren su deseo sexual. Por mis conocimientos médicos, sabía que algunas mujeres les afectaban muy de lleno, y se volvían locas de sexo. Por ello los síntomas de mi sobrina eran muy similares.
--No debiste tomarlo sin consultarlo con el médico. Esos fármacos puedan afectar a tu salud, y se debe prever primero si tu cuerpo puede aceptarlo. Primero dame ese fármaco y luego. Venga vamos a observarte. Déjame tomarme la tensión.
Ella me dio el frasco y lo guarde en mi maletín, luego investigaría que era esa cosa. Cuando le tomé la tensión comprobé que estaba algo alta. Pero tampoco era tan alarmante. Luego le dije.
--Que más te sientes.
--Ay tío… No sé cómo decírtelo. Pero me duelen mis pechos… Y… y… y…
--Se sincera que no te de pena no te guardes nada.
--Y siento mucho calor en ellos…

--¿Te ha ocurrido esto antes? -Le pregunte algo extrañado, pero al tiempo excitado.
--Lo normal durante la menstruación. Pero ahora no estoy menstruando. Y además, nunca había sentido calor en ellos de esta manera. -Con normalidad, y como galeno, le dije.
--Bueno si quieres podemos ir al Hospital y que te observe un ginecólogo. Puede que ese fármaco te este produciendo alguna reacción.
--Aay... No sé... De verdad tio no me gustaría que nadie se enterara de esto. Además nunca me ha visto con un ginecólogo. Me moriría de la vergüenza. Tampoco quiero que mi esposo o mi madre lo llegue a saber. ¿No puedes observarme tú?
No era la normal. Y además, cuando observo a una paciente, al menos estando desnuda, está presente una enfermera. Para colmo mi sobrina me dice que nunca se había desnudado ante un ginecólogo. Más excitación. Por ello le dije.
--No se sobrina. Sabes que no es muy correcto. Además debería estar presente alguna enfermera.
--Venga Lucas. Nadie lo va a saber. Además eres mi tío. Contigo tengo confianza.
--Bueno si lo ves así como quieras. Vamos a ver… primero debes desnudarte de medio arriba. Tengo que examinar tus pechos. -Le dije.
Ella algo nerviosa, se fue desprendiendo de su blusa, quedando en un sostén blanco, verificando por primera vez la voluminosidad y pujanza de sus pechos. Yo seguí mirando la mesa haciéndome el indiferente, y cuando ella termina de quitarse el sostén, al verla me quede pasmado. Susana tenía unos pechos firmes, con aureolas, y unos pezones algo grandes. ¡¡Estaba cañón!! Sus pezones estaban super erecto y la aureola de sus pezón tenía un intenso color rojo, producto de mucha sangre bombeada a ellos, era increíble. Sin poder evitarlo, note una corriente eléctrica en mi pene. Mierdad que pedazo de hembra. Y ella, nerviosa me dice.
--Tienes que perdonar mi pudor… Pero… pero… pero es que nunca me he desnudado ante ningún otro médico, solo a medias para ocultarme, pero nunca me había tenido que quitar el sujetador. -Me contesto bajando un poco la cabeza ante su vergüenza.
--No te preocupes... Lo entiendo… Además solo voy a observarte.
Me acerque hasta ella, note los cachetes rojos de su cara, y le dije que se sentara sobre la camilla. Comencé poco a poco a palpar sus pechos, comprobando lo grandes que eran, y los palpé buscando algún bulto, pero no encontré nada. Sin embargo ella me decía que sentía como fuego.
--Mucho fuego.
--¿Fuego como calor?
--No como fuego en especial…
--¿Especial?
--Bueno…
--Debes tenerme confianza Susana no hay marcha atrás, recuerda que tu misma me llamaste a mí por confianza y me pediste esto debes obedecer. -Le dije con autoridad. --Es por tu bien recuerda.
--Perdón, perdón, perdón si tienes razón siento mucho fuego en especial cerca de mis pezones.
Ante su contestación, decidí tocar los mismos con la punta de mis dedos, verificando que no solo eran grandes, sino que estaban en punta. Era obvio que Susana estaba excitada. Note la cara de excitación de la sobrina. Era obvio, que era uno de sus puntos débiles.
--Susana en principio no encuentro ningún bulto raro. -Le dije aparentando naturalidad. --Es posible que sea producto de ese fármaco. ¿Te duele alguna otra parte más de tu cuerpo?
--Aaaaay Lucas… es que me da vergüenza decírtelo. -Me contesto algo ruborizada.
--¡Venga sobrina soy médico! En que quedamos, ¡Si no me tienes confianza! ¿como te puedo ayudar? Has venido para ello ¿No?
--Ya… verás… es que… siento que me quema ahí abajo...
--¿Abajo? -Pregunte haciéndome el tonto.
--Ya sabes… mi vagina… es como si tuviera fuego.
Mi pene terminó de encabritarse. Dios con mi sobrina. Lo más posible es que estuviera con una excitación sexual tremenda como consecuencia del fármaco que había ingerido.
-¿Te duelen también los pechos? -le dije como si la estuviera diagnosticando.
--Aaaaay… sí. Es como si también me quemara, y un ardor por todo el cuerpo, me recorre todo el cuerpo. Es como si tuviera fuego.
Pero, llevado por el morbo y en parte por mi misión como galeno, le dije.
--Vale debemos descartar cualquier tipo de problemas. Lo correcto es que te explore, ya sabes… ahí abajo.
--Te refieres que vas a… explorarme ahí… -me dijo casi asustada.
--Me parece que no te va a quedar más remedio. Si tienes ese calor ahí, habrá que descubrir el motivo. ¿No crees? -Le dije volviendo a aparentar tranquilidad. --Si no quieres, sería conveniente ir al hospital y que te examine un ginecólogo. Puede ser algo peligroso, que continúes así.
--¡Eso no! ¡NO!… ¡No, no, no! ¡Nunca me ha visto un ginecólogo!… Además me daría mucha vergüenza… -Se detiene, y luego me dice. --Vale… mejor hazlo tú. ¿Qué debo hacer?
--Bueno Susana, debes quitarte la braguita para que pueda verificar tu vagina, y mejor te colocas sobre la camilla.
Ella, excitada, nerviosa y acalorada. Su cara era de circunstancias, un verdadero poema. Baje un poco la luz de la habitación para que ella se sintiera más tranquila. Aun con el aire prendido ella sudaba mucho y bueno yo no era precisamente la frescura en pasta. Era obvio, que nunca se había desnudado ante ningún hombre que no fuera su esposo. Y, yo iba a ser el primero en poder observar su vagina. Que placer. Ella, con nerviosismo ante mi presencia metió las manos por debajo de su falda y con delicadeza se bajo las braguitas que llevaba puestas. Al dejarlas a un lado pude observar que eran igualmente blancas. Le pedí que se echara en la camilla para poder observarla. La acerque hasta uno de los extremos de la misma y le pedí que abriera las piernas. Ella muy nerviosa, abrió sus muslos, apareciendo ante por primera vez su precioso coño. La falda me tapaba de su mirada, e inspeccioné con delicadeza aquel coño que se me ponía ante mi vista. Me di cuenta que tenía unos labios muy carnosos, con un intenso color rosa, brillantes, lo que evidenciaba que pese a su nerviosismo, debía encontrarse muy pero muy excitada. Me puse unos guantes y acerque mi mano hasta sus labios vaginales y procedí abrirlos un poco con los dedos, observando que estaba bastante encharcada.
--Oooooh…
--Tranquila… Solo voy a observarte. -Le dije para tranquilizarla.
Comprobé que tenía un clítoris bastante pronunciado, muy inchado. El cual toque a propósito. Notando igualmente otro.
--Oooooooooh… -mucho más prolongado.
Sin embargo, hubo algo que me dejo tremendamente sorprendido. ¡Su himen estaba casi intacto! ¿Cómo era posible aquello?, Mi sobrina estaba casada hacia más de años con su esposo? ¿Cómo podía permanecer virgen? Muy nervioso por el descubrimiento, inspeccioné mejor el mismo, intentando con uno de mis dedos penetrar un poco su vagina, para verificar si era correcto lo que estaba viendo. Comprobé que apenas entraba mi dedo corazón, pero su himen estaba casi intacto, solo roto un poco. Note que ella se quejó algo.
--Haaaaaaaaaay…
--¿Te duele Susana? ¿Te duele cuando te toco aquí? -Le pregunte con mucho morbo.
--Aaaaay tío... No… Solo que me da… como una especie de calambres… -Luego como queriendo quitar aridez a la situación me pregunta. --¿Es algo grave tío?
--No lo sé. De momento no veo nada grave, déjame que continúe mi examen, para descartar cualquier problema grave.
Luego continúe palpando con descaro su coñito, abriendo un poco los labios del mismo, y llegando a tocar su clítoris nuevamente.
--¡Ohhhh! augg... ahii... ahhhii... --Note como ella intentó cerrar sus piernas, y le dije.
--Tranquila.
--Haaaaaaay… aug... Uuussssfff…
--Deja que verifique con detenimiento. Es necesario explorarlo con detenimiento. -Luego le dije. --¿Sientes picor, o ardor cuando te toco los labios vaginales? así de esta forma. -Le decía mientras masajeaba su coñito con mis dedos, de forma totalmente descarada.
--Uuuuui, Aaaaaay, Ussssf, Ussffff, No, no, no, tío… Hummm… Solo que…me da más calor… haaaa Mmmmnnn… haaaaaaaa…
Luego incorpore un poco y me atreví a preguntarle.
--Susana ¿Cuando haces el amor con tu marido? ¿Te ha llegado a penetrar?.
--¡¿Coooomo…?! A que te refieres… si me la ha metido…. -Me dijo ella sorprendida.
--A eso me refiero. Llevas casada 7 años. Me supongo que habrá intentado penetrarte con su pene.
--¡¿Porque lo dices…?! Si… Creo que si… pero… Buuuueno, bueno no sé cómo decírtelo. -Y se detuvo, y luego ante mi sorpresa continua. --Creo… veras…. es que su pene es algo pequeño, y para colmo cuando lo pone cerca de mi vagina, al instante se va… tiene eso que se llaman eyaculación precoz.
Ahora lo entendía. Aquella mujer aún era virgen. Su esposo nunca la había llegado a penetrar del todo. Por ello su himen seguía intacto. ¿Cómo iba a quedar embarazada?... he ahí la explicación.
--Entonces… -Me acerque cerca de donde estaba ella por un lado, y le dije. --Susana, ¿Entonces nunca has sentido un orgasmo? Veo que, aún sigues siendo virgen. Tu himen está intacto.
Ella agacha la cabeza, y note que me miraba como avergonzada, pero acalorada, y me dice muy bajito.
--Él es buen hombre… muy bueno, muy amable y comprensivo… me da mucha pena.
--Ya lo comprendo... Pero Susana, no llego a entender cómo sabiendo que eras virgen… Que tu esposo no te iba a penetrar como Dios manda... ¿Cómo se te ocurrió tomar ese fármaco para embarazarte? -Le pregunte.
--Yooooo, no sé. Mi amiga me convenció… -me dijo que a ella le había funcionado muy bien. --Y creí que con ello se solucionaría.
--Pero, ese fármaco produce mucha alteración y agitación en tu cuerpo… Y afecta al sistema nervioso y vascular. De ahí que te note tan agitada. Ello afecta a tu tensión arterial, y, hay que buscar la manera de bajar la misma. Y además, ese tipo de fármacos mantiene los efectos durante más cuarenta y ocho horas.
--Peeeeeero, no pero, Pero… No puedes enviarme nada… No puedes enviarme un medicamento para bajar mi tensión. -Me contesto preocupada.
--Lo siento Susana, pero recetarte algún medicamento para bajar la tensión es sumamente peligroso porque puede hacer una reacción adversa, y te puede dar algún problema mayor.
--No me digas que voy a continuar con estos calores… este sofoco. ¿Me has dicho que dura 48 horas?
--¡Como mínimo serán 48 horas! Afirme.
--¡Me va a dar algo! -me contesto ella más agitada y nerviosa. --No creo que lo pueda soportar.
--Lo sé. Pero ningún fármaco va a poder contrarrestar esos efectos. Sin embargo, reconozco que necesitas bajar la tensión arterial, ya que es peligroso para el corazón. -Ella se asustó enormemente. Y continúe. --Aunque… aunque… Se me ocurre un remedio natural, para bajar los efectos de ese fármaco. Pero en tu caso no sé…podrá resultar. -Le dije.
Ahora tremendamente excitado. Yo tenía una excitación de caballo, y la sobrina de mi mujer me estaba poniendo como una moto. Llevaba un par de semanas sin tener relaciones con mi esposa, y lo cual no es que fuera algo que me satisficiera follarme a mi esposa últimamente, y la verdad es que aquella situación me estaba poniendo como un semental. Por ello trate de ponerla algo más nerviosa, y tramé una treta para ver si podía salir. Ella me mira. Nerviosa, intrigada y me dijo.
--¡¿De qué remedio se trata tío?!
--Mira Susana…. Te lo explicare presta mucha atención… El fármaco se toma para que puedas excitarte al máximo… Por tus síntomas, tus hormonas sexuales están alteradas... muy alteradas demasiado diría yo… eso es lo preocupante de esto… Necesitas calmar con urgencia esa ansiedad sexual que tienes… ¿Me entiendes?
--Te refieres…. a hacer el amor... -ella se dio cuenta de lo que le decía.
Y en ese momento, me di cuenta de que ella fijo su mirada en el tremendo bulto que yo mantenía en mi pantalón. Era la primera vez que miraba abiertamente hacia mi vástago. En ese momento yo también mire. Me percaté de que mi pene tenía una erección bastante pronunciada. Tengo un pene bastante grande, especialmente en longitud, y muy grueso que la media de los mortales.
--Creo que si Susana. En mi opinión, ese ardor solo se te calmará practicando el sexo. --Ella me mira como asustada y me contesta.
--Pero... ¿Cómo le digo a mi marido eso? Ay tío, pensará que soy una cualquiera…ay…no sé... -Para ponerla más nerviosa, le dije.
--Mira Susana. -Le dije muy serio. --Aunque pudieras hacerlo con tu esposo. No creo con lo que ya me dijiste de el, que tu marido te calme esa ansiedad sexual que tienes. -Ella me mira con cara de interrogante, y continúo. --Necesitas hacer el amor, pero que exista penetración total... Para que se baje esa calentura, tendrás que tener varios orgasmos… si no... Mucho me temo… que lo vas a pasar mal… Y de verdad, ¡¡Lo necesitas con urgencia!!... tu tensión arterial tiene que bajarse... esta demasiado alta y no te puedo dar nada para eso en tu estado… Necesitas bajar esa tensión o puedes tener un problema cardiovascular.
Me estaba sobrepasando. Ahora no actuaba como doctor, sino como un seductor sexual al que el morbo de tener a su sobrina con aquella calentura y saberla además virgen, podía más que su voluntad. Como le había dicho llevaba varios días sin follar con mi esposa ni con nadie más, y mis hormonas sexuales también estaban por las nubes. Y ver aquella sobrina de mi esposa, joven, con un cuerpo divino, además virgen y con una excitación sexual tremenda…y... Resguarde la esperanza de convencerla para hacerla mía esa tarde. Sabía que era una temeridad, que aquello suponía cometer incesto, pero en esos momentos me había olvidado de todos esos prejuicios. Solo quería vencer su voluntad y hacerla mia.
--Aay Lucas. -Me dijo más agitada todavía ante mis palabras. --¿Crees de verdad que puedo tener un problema mayor?
--No lo descarto… Sé que eres joven… Pero te noto muy agitada, y sobretodo bastante excitada… Es muy peligroso continuar con la presión arterial alta, especialmente tanto tiempo, y peligroso para el sistema nervioso.
--Y ¿cómo voy hacer?... Mi esposo… tienes razón…. El….
Continuara…


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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 19:29) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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