Cuando mis vecinos se mudaron a la urbanización, aproximadamente hace unos veinte años, su hijo apenas y tenía cinco. Pero no sé, desde que lo vi me pareció más una niña que un niño. Aunque rápidamente fui sacado de mi aparente error, en el transcurso del tiempo lo fui observando, y dándome cuenta de que después de todo no estaba tan equivocado.
Relato
Ya que a los siete, Ismael en lugar de jugar con carritos, era fanatico de las muñecas Barbe, ya más mayorcito, andaba siempre con su cabello largo, y en ocasiones le gustaba bañarse en la piscina pero en lugar de usar una trusa de baño, o como le dicen en otras partes, traje de baño, a mi me daba la impresión de que estaba usando las bragas de algunas de sus hermanas. En ocasiones y aunque la casa de mis vecinos queda más o menos a unos cuarenta metros de la mía, no podía dejar de escuchar a mi vecino diciéndole a Ismael que se comportase como un hombre, que hablase como un hombre, que se vistiera como un hombre. En fin al pobre chico, el padre no lo dejaba de criticar. Creo que Ismael había cumplido los diecisiete cuando una tarde, recibí la mamada de otros de mis vecinos, comentándome que un par de tipos extraños parecía que estaban ocultándose en mi jardín. Yo por aquello de prevenir y no lamentar, aparte de que llamé a la policía. Salí de mi casa armado con mi Walter PPK 7.65, y justo cuando salgo veo que Ismael viene caminando des preocupadamente, cuando esos dos tipos, le saltaron encima, metiendolo a la fuerza entre los arbustos de mi jardín. Yo solo me demoré unos pocos segundos, mientras bajaba la escalera, y empuñando mi arma, atravesé los arbustos. Los dos tipos, en tan poco tiempo ya le habían bajado los ajustados pantalones, e interiores al pobre de Ismael, quien llorando les pedía que no le hicieran nada. Ya uno de ellos lo tenía bien sujeto por las caderas, con su miembro por fuera, a punto de penetrarlo, mientras que el otro lo mantenía sujeto por los brazos, y me dio la impresión de que lo iba a poner a mamar su miembro, que ya lo tenía fuera del pantalón. Al yo ver aquello, y por mi experiencia lo primero que hice fue darle un tiro en la pierna al que tenía sujeto a Ismael por las caderas. Y de inmediato le apunté al otro directo a su cara. Realmente no tuve ni que decirle nada, ya que de inmediato soltó a Ismael, quien llorando, y dando gritos se tiró al piso. Al poco rato apareció la policía, y tras llevarse a los dos delincuentes, uno de los policías comentó que a esos tipos los buscaban por un sin número de asaltos, violaciones, y demás. En el juicio unicamente salió a relucir, que ellos dos en principio pensaron que se traba de una chica. Como a los seis meses de aquel suceso, y tras una fuerte discusión entre su madre, y su padre, Ismael al parecer se fue de su casa, y al poco tiempo me enteré, por boca de la madre de Ismael, que su esposo y ella, se encontraban separados. Fue en ese momento, en que yo había pasado por su casa, y ella al verme me saludo, muy contenta, y dándome en todo momento las gracias por haber salvado a su hijo. La madre de Ismael me invitó a pasar, y como no tenía nada que hacer, acepté. Ya dentro fue que me dio las gracias, y también me contó de su separación. Fue cuando se puso sumamente triste, y llorosa. Tanto que no me quedó más remedio, que prestarle mi hombro para consolarla. Debido a lo juntos que nos encontrábamos, en ese instante me di cuenta de que bajo aquella sencilla bata casera, la madre de Ismael no cargaba nada puesto. Así que a medida que la seguí consolando, pasé mi mano suavemente por sobre su espalda, y la ella no dijo nada, así que continué acariciando su cuerpo, y a los pocos minutos, los dos nos estábamos besando intensamente. Sin detenernos seguimos besándonos, y acariciándola. Mientras que la madre de Ismael, dejó que yo poco a poco le fuera soltando los botones de su bata, hasta que en cierto momento, terminé por quitársela. Fue cuando ella separó sus piernas, y mostrándome su peludo y oscuro coño. En ese instante, quizás por el tiempo que llevo de viudo, no lo pensé ni un segundo, y de inmediato coloqué mi cara contra aquel peludo coño. De inmediato me dediqué a mamárselo, como cuando se lo mamaba a mi difunta esposa. Al grado que sus manos las colocó sobre mi cabeza, y al mismo tiempo que yo mordisquea por completo todo su clítoris, la mamá de Ismael restregaba mi cara contra su coño. Hasta que la hice disfrutar de un profundo y húmedo orgasmo, como hacia tiempo que seguramente ella no disfrutaba. Casi de inmediato manteniendo sus piernas bien abiertas, saqué mi verga, y la dirigí directo a su caliente coño. La madre de Ismael no dejaba de chillar, de placer. Así que a medida que yo seguía enterrándole toda mi verga, ella movía sus caderas divinamente. Así pasamos un largo rato, hasta que cambiamos de posición, colocándome tras de ella, y volviendo a enterrar toda mi verga dentro de aquel sabroso coño. Luisa la madre de Ismael volvió a disfrutar de otro orgasmo, al tiempo en que yo me vine dentro de su sabroso coño. Así que por un buen rato los dos permanecimos quietos, hasta que ella se levantó, y yo como pude comencé a arreglar mi pantalón. Luisa rápidamente se volvió a poner la bata, y algo asustada me comentó. En cualquier momento deben regresar mis hijas de clase. Yo me despedí de ella, y tras un furtivo beso, me marché. Bueno desde esos momentos Luisa y yo nos entendemos, como quien dice. Pero una de esas noches en que salgo a caminar, por la urbanización para hacer algo de ejercicio. Una chica que iba delante de mi cuando le di alcance, muy sonreída me saludo, para luego pedirme que si por favor la podía acompañar por lo menos hasta mi casa. Yo la verdad es que a medida que seguimos caminando, me rompía la cabeza tratando de recordar quien era ella, pero nada. Así que al llegar a mi casa, le pregunté que donde vivía. Fue cuando me señaló la casa de Luisa, y al mismo tiempo me dijo. ¿Es que no se acuerda de mí? Yo la verdad es que estaba confundido, hasta que con una picara sonrisa me dijo, soy Ismael. Lo cierto es que no lo podía creer, y aunque después si pude reconocer su rostro, lo cierto es que para mi hasta ese momento se trataba de toda una chica. Ya estaba por despedirme de él, o de ella mejor dicho. Cuando con esa picara sonrisa me preguntó, ¿y no me va a invitar a pasar? Cosa que hice de inmediato, preguntándole que le había sucedido, fue cuando ahora Liliana me dijo, es que lo cierto es que después de aquel incidente, del que me salvó. Reconocí que soy toda una chica, y modelando frente a mi me preguntó, ¿no le parece? Lo cierto es que de ella no decírmelo, hubiera seguido pensando que se trataba de una chica, con unas nalguitas bien paradas, y unos senos no tan grandes como los de su madre. Pero antes de que yo dijera algo, Liliana se despojó de la blusa que cargaba puesta, mostrándome sus parados senos sin sostén, diciéndome tóquelos para que vean que son reales. Yo tímidamente alargué mi mano hasta sus paradas tetas, y tras acariciarlas suavemente le dije, lo cierto es que son de verdad, y sin que yo hiciera o dijera nada más, Liliana se dio la vuelta, al tiempo que se despojó de su corta falda, mostrándome su hermoso par de paradas nalgas, apenas enfundadas por una pequeña braga. Fue cuando me dijo, toquelas en confianza, quiero que me diga como las siente. Y bueno así lo hice. Pero a medida que se las fui acariciando, ella misma, se fue bajando la braga, hasta que me mostró sus desnuditas nalgas. Diciéndome, mi mamá me contó lo de ustedes dos, y yo quiero agradecerle, de alguna manera el haberme salvado aquella noche, y el que consuele a mi madre. Ya en esos instantes, aun sabiendo que se trataba de un chico, mi verga se encontraba bien dura. Por lo que Liliana, al ver que yo estaba boquiabierto, sencillamente se arrodilló frente a mi, sacó mi verga del pantalón, y se dedicó a mamarla divinamente. Pero de momento dejó de hacerlo, y poniéndose en cuatro patas, me ofreció sin decir una sola palabra sus paradas nalgas. Las que sin pensarlo dos veces, agarré entre mis manos, y dirigiendo mi verga al apretado esfíter de su culo, comencé a penetrarla. Así estuve por un buen rato, metiendo y sacando mi verga de entre las paradas nalguitas de Liliana. Hasta que ya no pudiendo más me vine dentro de ella. Al finalizar Liliana pasó al bañó, se aseó, y vistió. Pero antes de marcharse me dijo, ni una sola palabra de esto a mi mamá, no sea que se ponga celosa. Eventualmente el padre de Ismael, o mejor dicho de Liliana regresó a su casa. Aunque su mujer y yo aun nos entendemos de cuando en cuando, y Liliana ocasionalmente también me viene a visitar....
Yadira y yo que me llamo Luis, llevamos varios años de casados, pero no nos consideramos una pareja común y corriente, ya que desde que éramos novios nos dimos cuenta que tanto ella como yo somos personas de mente abierta, ella no se considera dueña de mi cuerpo, ni yo tampoco me considero dueño del suyo, por lo que si nos place en algún momento llegar a tener relaciones con otra persona, las disfrutamos abiertamente, sin que por ello el amor que nos sentimos mutuamente se vea lesionado o disminuido. En ocasiones tanto ella como yo también le damos rienda suelta a nuestras fantasías, con la completa colaboración tanto mía como de parte de ella.
Relato erótico enviado por narrador el 13 de March de 2011 a las 21:45:11 - Relato porno leído 120859 veces