EL INICIO DE MI LIBERTINAJE

Mi marido era el único hombre que había tenido en mi vida. Fueron cinco los años que estuve de novia y tres los que llevé de casada con él, teníamos nuestras discusiones, pero nada que llevara a otros a pensar que nuestra relación no era buena, o que pendía de un hilo, pero las apariencias siempre engañan. Un día, de la nada, empecé a notar como su comportamiento de a poco empezaba a cambiar, llegaba tarde a casa, ocultaba su teléfono y sentía como el tenia un ligero desinterés sexual hacia mi.

No quería suponer lo obvio, porque pruebas no tenia y tampoco iba a dar un paso en falso para que el también empezara a desconfiar de mí. Una tarde, después de un largo día de trabajo, encontré afuera de mi casa a un hombre esperando en la puerta de entrada. Al acercarme para entrar, me habla.
- Disculpe, esta es la casa de J***?
+ Si, esta es la casa.
- Me presento, soy Héctor. ¿Usted es…?
+ Soy la esposa de el y como habrá visto el no se encuentra ahora.
- Si, eso lo se y por eso vine.

Lo miro pensando que sea lo sea, no podía ser nada bueno.
+ Disculpe, no entiendo. Cual es el motivo?
- Hablar con usted sobre su marido.
+ Pero usted es un compañero de trabajo, un amigo?
- Soy un compañero, aunque no lo conozco mucho, pero me temo que mi mujer es mas intima de el que yo.
+ Perdone es que trató de entender, que me esta tratando de decir?
- No se lo puedo decir de otra forma, su marido la engaña con mi pareja, eso es lo que pasa.

Sabía que mi marido andaba en algo, era obvio, y ahora sabía lo que era, pero al mismo tiempo, no quería creer en sus palabras. Salí del shock que había sentido y seguí hablando con ése señor para saber que tanto sabía de ellos.
+ ¿Y usted como sabe? ¿Los vio? ¿Como sabe que es el y no otro?
- Mi pareja viene llegando tarde a casa, diciendo que estuvo todo el día ocupada y eso fue desde que lo conoció a su marido. Imagino que el también hace igual.
+ Si, el siempre es de llegar tarde, pero eso no explica nada.
- Ok, pero que tal esto.

Veo que saca su teléfono del bolsillo y me muestra fotos de ellos dos entrando a un hotel.
- Esta es ella y quien la acompaña es este hombre, que por lo que veo es su marido. ¿Ahora si me cree?
+ Si, de eso ya no tengo dudas.

Me sentía muy mal, trataba de no romperme a llorar y menos frente a un desconocido que solo trataba de decirme que esto no era culpa de nadie mas que de ellos.
+ ¿Y que piensa hacer ahora?
- No lo se, ¿Usted que pretende hacer?
+ Lo mejor sería dejarlo, pero es algo que no sabría como decirlo o sobrellevarlo.
- No se usted, pero por mi parte primero buscaría el como pagarle del mismo modo.
+ ¿Y que ganaría con eso?
- El placer de vengarme, es decir, si ellos lo están haciendo, porque nosotros no?
+ Y usted cree que yo pensaría en hacer algo como lo que hacen ellos?
- No se confunda y tampoco busco ofenderla, pero piénselo un poco. ¿Por qué en vez de solo sufrir por el, que le esta haciendo eso, usted no busca hacerle lo mismo?
+ No se por quién me toma, pero no soy ninguna fácil. Así que si no tiene otra cosa para decirme, le pido por favor que se vaya, ahora.
- Disculpe otra vez, no quise ofenderla. Pero si en algún momento no tiene con quien mas hablar de todo esto, aun si no cambia de opinión a lo que le propuse, ahí estaré.

El hombre me terminó por dejar su numero, entró a su vehículo y se marchó. Una vez que entre a la casa, sentí como si el techo de la misma me caía encima. Dolor, frustración, enojo y llanto tras llanto sin parar. Fui a tomarme un baño, y para cuando salí, ahí estaba mi marido. Traté de disimular mi rabia hacia el y solo me contuve. Seguimos con la cena igual que siempre y en ningún momento el se detuvo a verme, no noto que mis ojos estaban hinchados, cansados de tanto llorar y nos fuimos a dormir, el durmiendo como si nada, yo que no podía ni pegar un solo ojo.

Por cada día que pasaba, el amor y respeto por mí marido se iban desvaneciendo rápidamente, no sentía deseo por el, no podía soportar la idea que me tocara, ya no lo veía como un hombre. El salía como siempre, listo para irse a trabajar, mientras que yo, trataba de no decaer, manteniendo una actitud lo mas normal posible o lo que podía soportar, hasta que un día no me sentía bien así que decidí tomarme el día y no ir a mi trabajo. El se había levantado algo tarde y por eso salió a las prisas y al rato siento una leve vibración debajo de la almohada de el. Era su teléfono, tan apurado que había salido que no se dio cuenta de que lo había olvidado.

Era una llamada cuyo remitente era “desconocido (no contestar)”, primero decidí ignorarlo, pero tenia curiosidad de que otras cosas podía tener ahí dentro y no tenia mejor momento para hacerlo. Recordaba como desbloquearlo, después de ver tantas veces como lo hacía, era algo obvio para mi. En las llamadas note como varias veces el numero de “desconocido” aparecía en distintos horarios. Pero al revisar los mensajes lo tenia todo claro, el número le llamaba y el solo le escribía. Mensaje tras mensaje diciendo y explicándolo todo; donde verse, a que horario, lo bien que se sintieron al hacerlo, todo.

Sentía un nudo muy grande en la garganta, quería gritar como nunca de la bronca. No tenia gente a quien expresarle lo que me pasaba, mi familia me daría el típico sermón de que ellos sabían que había algo malo en el y todo eso y no era lo que necesitaba ahora. Recordaba lo que me había dicho Héctor, así que decidí llamarlo y quedamos vernos en un bar después que el saliera de su trabajo. A mi marido le deje un mensaje, diciéndole que iba a ir a ver mi madre y era probable que pasaría ahí la noche, pero que cuando llegase el, dado que en algún momento debía volver por su teléfono, había comida en el refrigerador.

Al encontrarme con Héctor, no se porque raro impulso fue, pero no pude evitar abrazarlo, y menos el ponerme a llorar. Tras ese desahogo el me lleva a una mesa y nos pedimos unas cervezas.
+ Gracias por venir, necesitaba hablar con alguien de esto para variar.
- Se ve que aún estas aguantando sus porquerías.
+ ¿Y lo de la venganza? ¿Pudiste hacerlo igual?
- Aun no lo hice, sigo esperando el momento indicado. Ahora si viniste porque cambiaste de opinión…
+ No, eso no va pasar.
- ¡Ja! bueno tenia que intentarlo.

Habían pasado varias horas y ya tenia el alcohol subido a la cabeza, así que decidí salir a tomar un poco de aire. Un mensaje llega a mi teléfono y al leerlo no podía creer lo que estaba leyendo. Mi marido que no entendía el porqué de mis actitudes hacia el últimamente, me estaba pidiendo que nos tomemos un tiempo para pensar las cosas, que seguro nos podría ayudar a mejorar las cosas entre nosotros y que mientras yo este en lo de mi familia el se iría con un amigo por unos días. Increíble, se iba tomar unos días, seguramente para seguirme engañando, y lo peor de todo, ahora me estaba culpando por la situación actual que nuestro matrimonio estaba atravesando.

Entre de nuevo, fui hasta la barra y les pedí que me dieran bebidas mucho mas fuertes y empecé tomar sin pensar en nada mas. Héctor se acerca viendo como tomaba sin parar.
- ¿Que te sucede? Estas tomando demasiado.

Le muestro el mensaje que mi marido me había mandado y aunque entendió la razón, el trato de que no siguiera arruinándome de esa forma. Pone una mano en mi rostro quitando una de tantas lagrimas que caían por mi rostro.
- Esto no te va ayudar, tenes que entender que no deberías de seguir sufriendo por un tipo como el.

Palabras como esas no hubieran funcionado antes, como lo hicieron ahora. Lo mire directo a los ojos y tratando de darle nuevamente un abrazo, doy un tropezón y me caigo al piso. El me levanta como puede, mientras yo estaba riéndome de lo que había pasado y tras tenerlo otra vez de frente, un calor que no sentía desde hace mucho empezó a recorrer mi cuerpo, había olvidado esa sensación, me alejo un poco y antes que me dijera alguna otra cosa, decidí hacer lo que impulso quiso.
+ ¿Tu oferta sigue en pie?
- Creo que tomaste demasiado.
+ No trates de cambiar el tema ¿Lo esta?
- Si, ¿Pero estas segura de esto?
+ Claro que si, después de todo, si ellos lo están haciendo, ¿Porqué nosotros no? (Me rei por repetirle lo que el me había dicho).

Decido dejarme llevar otra vez por el impulso y le doy un beso. Salimos del lugar, nos metimos en su auto y nos fuimos al hotel mas cercano que pudimos encontrar. No sabia que podía pasarme, pero por las siguientes horas quería sacarme de la cabeza todo lo malo que estaba teniendo en mi vida. Entramos al lugar y lo primero que hice fue ir al baño a darme una ducha. Mis deseos estaban muy en lo alto, pero mis inseguridades hacían que dudara de mi misma, ¿estaba segura de entregarme a un desconocido? Oigo que golpean la puerta.
- ¿Estas segura de esto? Puedo entender que lo que estas pasando no es fácil, pero si no estas preparada para algo como esto, solo no lo hagas.

Sus palabras me parecieron cálidas, mientras otro seguro no le hubiera importado y me lo hubiera hecho igual, un simple desconocido se preocupaba de esa manera por mi. Ese desconocido, cuya mujer lo estaba engañando con mi marido, seguro buscaba que alguien pudiera querer verlo como un hombre, asi como desee que el me pudiera ver como una mujer. Me agite un poco el pelo y desnuda desde los pies a la cabeza, salí a enfrentarlo.
+ Yo estoy segura de esto ¿Lo estas vos?

Lo veo que solo llevaba su pantalón puesto, y miro su cara de asombro al verme desnuda, me toma en un abrazo y nos metimos en aquel baño hasta dar con una pared. Me puso una mano en la nunca, la otra en mi cintura, y con un beso, nuestras lenguas se entregaron al deseo. Mis manos recorriendo por toda su espalda, su mano que estaba en mi cintura, empieza a bajar por mi pierna y sube por el lado de mi vientre hasta que toma uno de mis pechos y lo estruja. Levanto mi cabeza y el empieza a recorrer con su lengua todo mi cuello y se dirige al otro pecho que tenia libre, su mano que estaba por mi nuca ahora me tenia agarrado de mis nalgas.

Mis manos buscaban quitarle su pantalón, pero de pronto el me gira poniéndome a espalda de el, sus manos recorriendo todo mi cuerpo, empezando a bajar poniendo una de sus manos en mi zona vaginal. Con la otra me tapa por completo la boca y como un suspiro al oído me dice:
+ Desahoga lo que tengas dentro tuyo, grita si así lo queres, pero sácalo de tu cuerpo.

Empezó a masturbarme, presionando poco a poco mas fuerte, sentía ese recorrer sexual que no sentía desde hace mucho, me hacia recordar lo que sentía estar con alguien que me deseaba como mujer. Sentía que era incorrecto sentirme así y trate de pedirle que se detuviera pero el siguió haciéndolo, quise quitar sus manos pero su fuerza era mayor a la mía. Estaba forcejeando con el para que se detuviera, pero entonces llegue al clímax y lo sentí todo, felicidad, tristeza, deseo, rechazo, todo mezclado con furia y excitación. Empecé por dar un grito muy fuerte que fue casi ahogado por su mano, con la otra el me abrazo por la cintura, yo gritaba, lloraba, la angustia de saber a lo que llegue y por causa de quien, se unía a la felicidad de sentirme deseada por alguien, para quien se lo contara podía serle triste, pero para mi, fue algo hermoso.

Me dio vuelta y me preguntó como me sentía, lo abrace, lo volví a besar y no le pedí, le obligue a que se quitara los pantalones y se fuera a sentar en la cama. Comparándolo mentalmente era casi del mismo tamaño que el de mi marido, pero este era un poco mas curvo. Lo lamí de arriba abajo, lo metí en mi boca, lo succionaba, buscando sacarle hasta la última gota, todavía recuerdo esa frase que me dijo “ella no se acerca ni in poco a lo bien que lo estas haciendo..”. Seguí chupando ese palo curvo que tenía, hasta que no aguanto mas y lo hice correrse dentro de mi boca. Sus ojos se ponían blancos, literalmente me tragué todo lo que el había expulsado y no sentí mas que satisfacción de saber que lo hice lo dejo satisfecho.

Quedo recostado sobre la cama y no tuve mejor idea que subirme sobre el dejando a su gusto mi vagina para que pudiera comérmela o jugar con ella como el quisiera. Mi plan para que volviera a excitarse tenía su resultado, mientras que sentía su lengua y sus dedos sobre mi. Quería gemir sin parar, pero eso no era lo único que deseaba hacer, me puse en posición y me monte en su verga estando de espaldas a el. Me encantaba estar de esa forma, pero mas me encantó cuando el se levantó para abrazarme y girándonos quede boca abajo. Sus embestidas me ponían como loca, eran constantes y me hacían elevar unos gemidos que de seguro se escuchaban hasta muy por afuera de todo el hotel.

Se detiene pero sin sacarme su verga dentro de mi, yo sentía que estaba por venirme estando así, me tira del cabello elevando mi cabeza para atrás.
- Cuando te vi, no pensé que esto se pudiera dar, pero acá estas, gritando, gimiendo, pidiendo por mas…
+ Algún día tenia que pasar.
- Ahh, entonces vos..
+ Shhh, dejemos eso para luego y ahora continua dándome mas duro…

Empezó a embestirme nuevamente y yo gemía embravecida de lo que acababa de venirme, era increíble, sentía que perdía la razón y el seguía dándome igual de fuerte, pero ahora mas rápido. Quede en un grito ahogado que sentí que me iba a desmayar, y con una ultima embestida, de golpe siento como llena mi interior con su semen, y yo no lo resistí, no se cuanto llegue a mojar la cama después de eso, porqué simplemente sentí que me desmaye unos momentos. Los dos quedamos acostados un largo rato. No había mucho que decir, había pasado, era un hecho, me acosté con otro hombre, y me encantó.

Salimos de ese lugar, empezamos a hablar de muchas cosas.
+ Bueno ahora los dos pudimos conseguir nuestra… que seria? Venganza? Desquite?
- Algo así, aunque por mi parte ya no es así.
+ ¡Que! ¿Qué paso?
- Terminamos, la deje a ella.
+ ¿Cuándo paso eso?
- Tal vez como unos dos días antes de que yo fuera a verte la primera vez.

Estaba sorprendida, tenia que sentirme molesta, pero al menos uno de los dos pudo desquitarse de alguien. Al llegar a mi casa, me pregunto si podíamos encontrarnos nuevamente este fin de semana, pero en su casa. No tenia otra cosa para hacer, mi marido de seguro se debía de estar divirtiendo con esa otra mujer y entonces lo decidí, después de ese fin de semana, le iba a dar rienda suelta a todo lo que mi cuerpo quisiera hacer, cuando quiera y con quien quisiera, ¿y mi marido? Que haga lo que el quiera, si se dispuso a ponerme los cuernos, que el ahora se los aguante por igual.