En unas simples vacaciones, la relación con familiares puede dar un giro inesperado.
Relato
Eran ya muchos los años que coincidía con mis tíos de vacaciones en un pequeño piso cerca de la playa; era suyo, pero no siempre lo frecuentaban. A veces comíamos o cenábamos juntos, pero solíamos salir y entrar cada uno a lo suyo. Mi tío Alejandro cumplía 62 años, jubilado, le gustaba echarse la siesta y dar sus paseos por la playa. Mi tía Ali tiene 54 años, ama de casa, es un encanto de mujer, siempre con una sonrisa en la boca pese a todo. Yo soy Javi, 32 años, había decidido pasar una semana en su piso, avisándoles de antemano, aunque siempre me dicen que vaya cuando quiera. Ali siempre me ha cuidado como un hijo, con cariño y ternura, y siempre hemos tenido una relación muy buena, con las situaciones que pueden darse al compartir un piso unos días.
Ese verano me había propuesto acudir a una playa nudista de la zona, ya que antes no me había atrevido porque sabia de la afición de mis tíos al nudismo. En el piso se dejaban puertas entreabiertas, vestíamos con poca ropa, miradas indiscretas, roces espontáneos.... pero siempre desde el respeto. Era mi tia, pero había observado su cuerpo porque a pesar de todo era una mujer.
Acudí solo a la playa, algo escondida pero muy bonita y tranquila. Deje la toalla y un pequeño bolso, y sin pensarlo mucho me desnude. Había gente pero separados unos metros unos de otros. Me extendí crema como pude, me di un baño y al salir cogí las gafas de sol un pequeño bolso y me dispuse a dar un paseo. Al cabo de unos metros paseando libre y viendo cuerpos desnudos, cual fue mi sorpresa al toparme de frente con ellos. Tras un momento de desconcierto y de mirarnos de arriba a abajo mutuamente, nos saludamos.
-¡¡Javiii!!! ¿Pero que haces tu por aquí? dijo mi tio.
-Hooola tio......hola tiaa.....ehh..... No me salían las palabras.
-Jejee... -rió mi tía- Anda, no seas tímido si estás aqui no irás a tener vergüenza!!!
Les expliqué que también me gustaba disfrutar del cuerpo desnudo y me regañaron en parte, ya que de haberlo sabido me habrían invitado a acompañarles. Mi tío era corpulento, 1.80 m., de unos 80 kg., de pelo canoso y ojos azules, y en un vistazo fugaz, me fije que su pene estaba arrugado y sin vello. Él también me miró. Mi tia era morena de pelo y de piel, con ojos marrones. Su cuerpo con curvas pero proporcionado , 1.65 m.; sus pechos eran grandes, algo caidos, pero lo que me llamo la atención fueron sus pezones, muy gordos, aunque en el piso alguna vez se le habían marcado, no lo parecían. Los miré y ella se percató, y no pude evitar bajar la mirada a su sexo también sin vello.
-Vente con nosotros, no vas a estar aquí solo- dijo mi tio. Dude un momento pero mi tio insistió y mi tía me cogio del brazo sonriendo. Me acompañaron a por la toalla y volvimos donde estaban sus cosas. Charlamos un rato, me senté en mi toalla tipo indio con las piernas dobladas y ellos enfrente de mi, mi tio recostado y mi tia con una pierna estirada y otra doblada. Me contaron que playas habían visitado, sobre la gente, los cuerpos, etc., no sin desviar los ojos disimuladamente. Noté que mi tio miraba hacia abajo, hacia mi pene, pero no le di mayor importancia. De vez en cuando volvia la mirada a mi tio asintiendo a lo que me contaba, mientras con mi tía, aunque intentaba desviar la mirada hacia la playa, la arena o cualquier otra cosa, la miraba a los ojos, los pechos y a la raja que formaban los labios de su vagina que podía ver entre su muslo y su pie desde mi posición. Ella también me miraba. Intenté no excitarme pero me estaba costando horrores. Al cabo de un rato un hombre se acercó, Paco, que parecía conocerles. Alto y desgarvado y con mucho vello por todo su cuerpo. Nos presentaron y mi tío dijo que se iba a dar un paseo y que volvería en un rato. Nos quedamos solos.
-Volverá ya para irnos- dijo mi tía con cierta resignación- Hoy por lo menos no estaré sola, la mujer de Paco, Elisa, me suele acompañar, pero hoy no se encontraba bien.
Me preguntó si me habia dado crema solar, le dije que si, pero insistio en darme de nuevo.
-Sientaté a mi lado, no seas vergonzoso, te daré primero en la espalda que el sol quema aún. Me puse a su lado. Óí destapar un bote y sentí como algo frío caía en mi espalda, me estremecí.
-A mi también me pasa, está fria, pero es solo un momento-dijo mi tia, y empezó a extender la crema. Notaba la yema de sus dedos con delicadeza, la espalda, los hombros, el cuello..... Empecé a sentir una erección.
-Venga, date la vuelta.....-me dijo. La miré titubeando, estaba cortado.-Vamos, no seas tonto, todo el mundo está desnudo, no pasa nada- Asi que me volví sentandome a su lado. Empezó por los hombros, inclinándose hacia delante para llegar a mi brazo derecho. La miraba de reojo sus pechos, intentando que no me viera, y ella bajaba la mirada de vez en cuando. Siguió hacia mi estomago y me pidió que estirase las piernas. Primero la izquierda y luego la derecha.
-¿Eso es por mi? Jajaja.....!!! - estaba erecto y con mucha vergüenza.
-Ehhh....yo...lo siento tia.
-¿Por qué? No eres el único, les pasa a todos aqui. Nosotras también sentimos aunque no lo exterioricemos como vosotros. A lo mejor un poco de crema te viene bien- y con una sonrisa pícara, se echó un poco de crema en su mano derecha empezó a extenderla en la cara interior de mi muslo izquierdo, rodeando mi pene por encima hacia el muslo derecho. Sentí un escalofrío cuando sus dedos rozaron levemente mi testículo derecho. Ella siguió como si nada volviendo al otro muslo muy despacio, deslizando sus dedos y de nuevo rozandome, ésta vez el izquierdo. La miré, su expresión era expectante, con la boca ligeramente abierta. Eso me excitó aún mas. Y se paró levantado su mirada hacia mi.
-Eehh.....ahora dame tu a mi...que no quiero quemarme. Pero dame un masaje de esos que das tu.- Me gusta dar masajes, ella lo sabia porque se lo habría dicho mi madre. Se tumbó boca abajo con los brazos extendidos hacia sus pies. Yo me puse de rodillas a su lado derecho, pegado a ella y giró la cabeza.
-Venga, empieza - sonriendo.
Asentí con la cabeza, que en ese momento estaba confusa. Estábamos en la playa, hacía calor, tenía un bote de crema en mis manos, una erección importante y tenía a mi tía desnuda junto a mí esperando para darle crema solar. Intenté no pensar y dejarme llevar. Le eché un poco de crema por la espalda y estirando mis dedos, comencé a extenderla despacio, apretando levemente las yemas de mis dedos. Hacia arriba, en los hombros, en los brazos. Entonces giró su cabeza hacia mí. Yo seguía erecto y ella podía verlo perfectamente.
-Sigue hacia abajo, tienes que darme entera.- Dudé un momento, la miré y asintió con la cabeza sonriendo. Volqué el bote y le eché un fino cordón de crema, desde el glúteo izquierdo hasta el tobillo, y después en todo el lado derecho. Al sentir caer la crema se movió, separando un poco sus piernas. Ella giraba la cabeza de un lado a otro mientras la extendía la crema. La ví varias veces mirándome, alguna de ellas a mi pene, que salia por encima de mis muslos. Su mano derecha estaba entre mis dos piernas. Me tocó. Empezó a acariciarme con los dedos. Se paraba y seguía repetidas veces. Yo trataba de seguir con la crema. De nuevo volvió a moverse separando un poco mas sus piernas. Ahora podía ver su vagina, sus labios. Éstos apenas separados, pero lo suficiente como para apreciar que algo brillaba. Me quedé parado un momento. Eso que brillaba no era crema. Yo no lo había tocado y la crema no era tan líquida como para llegar ahí. Me excité aún más. Traté de seguir. Mis manos bajaban y subían desde los tobillos hasta los glúteos pasando mi dedo pulgar por la cara interior de sus muslos. Ella extendió sus dedos, que llegaban muy arriba en mi muslo cada vez que me inclinaba hacia delante. Casi podía tocarme. Giró de nuevo su cabeza hacia mí. Yo seguí. Separó aún mas sus piernas cuando me acerqué a sus muslos haciendo que se separasen aún mas sus labios. Estaba excitada, era evidente el brillo de sus flujos.
-Sube mas y mas abajo.....-dijo, y giró de nuevo su cabeza. Obedecí, subí hasta su culo, apretando mis dedos, que hicieron separar sus glúteos y a la vez sus labios. Separó mas sus piernas. Ahora podía ver su vagina perfectamente. Lo hice varias veces separando cada vez mas sus glúteos. Y la siguiente vez que me incliné hacia delante, noté sus dedos tocarme. Me paré un momento. Sintiendo como primero me rozaba.
-Siguee.....no te pares.....-me dijo susurrando. La miré, sus ojos miraban como sus dedos acariciaban mi pene mientras se mordía el labio inferior. Bajé de nuevo, y cuando llegue a su culo, movió su brazo izquierdo, puso su mano sobre la mía aprentándola y me llevó a su vagina. Noté sus flujos en mis dedos, estaba empapada. Pasé de la vergüenza al deseo, cuando sentí como sus dedos cogieron mi pene. Empecé a acariciar sus labios mojados, separándolos, moviendo mis dedos haciendo círculos hasta rozar su clítoris que estaba muy hinchado. Insistí en él, eso me excitó aún mas y empezó a moverse al compás de mis dedos. Levantaba su culo levemente hacia arriba cada vez que la rozaba, mientras su mano ya cojía todo mi pene, masajeándolo, masturbándolo. Seguí acariciándola, rozándola cada vez mas rápido. Gemía, intentando taparse poniendo la boca contra la toalla. mientras me apretaba cada vez mas el glande. Hasta que volvió de nuevo a cogerme los dedos con los suyos, soltando un gemido mas grande y largo, seguido de otros..... Y no pude más. Me corrí en su dedos y ella se paró. Suspiré de placer. Los dos nos quedamos quietos un momento. Soltó mi pene, yo me incline hacia atrás quitando mis dedos de su sexo. Se giró y sonrió y yo también. Entonces se levantó y se acercó a mi oido.
-Vamos a bañarnos....-susurrando- antes de que venga tu tio.
Asentí con la cabeza, me levanté y nos fuimos al agua.
Hablamos y quedamos que sería nuestro secreto, aunque estuve el resto de la tarde y la noche asimilando lo que había pasado.
He usado nombres ficticios para mantener el anonimato. Espero les guste. Esa semana no acabó ahí, pronto compartiré mas detalles.