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El mecánico me metió su gruesa verga ( CON fotos)

Relato enviado por : serguevostoc el 13/02/2025. Lecturas: 333

etiquetas relato El mecánico me metió su gruesa verga ( CON fotos)   Gay .
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Resumen
Tumbado sobre la cama completamente desnudo, boca arriba con las piernas abiertas y levantadas, llegándome las rodillas casi al pecho, fue como me inmovilizó, para luego meterme la verga por el culo


Relato
Tumbado sobre la cama completamente desnudo, boca arriba con las piernas abiertas y levantadas, llegándome las rodillas casi al pecho, fue como me inmovilizó, para luego meterme la verga por el culo y darme una de las mejores folladas que recuerdo y así de esa manera fue como me folló pepe, el mecánico de las torres.
Ese día yo estaba en la puerta de entrada y salida de la estación de autobuses, desde allí podía ver quien entraba en los aseos públicos de la estación, ya había ido pero el que me interesaba no me había hecho caso, quería al igual que yo, un maduro para que le diera por el culo, el otro que había y no dejaba de seguirme, era un asiático, yo le llamé el chino, pero a lo mejor no lo era, pues bien podría ser coreano o de cualquier país asiático, el caso es que no me apetecía para nada estar con él.
Para que no me siguiera el asiático, me fui para la puerta de entrada y salida, desde allí podía vigilar quien entraba y salía de los aseos, pues estando ahí en la puerta, fue cuando apareció pepe, el mecánico de las torres, lo conocía de vista, pues donde trabajaba era al lado de donde yo vivía y sigo viviendo. Claro que él me conocía mucho más, cosa que yo no sabía, pues no sabía que era gay, por eso él me conocía mucho más a mí que yo a él, estaba enamorado de mi culito. Aparcó el BMW que tenía y entró a la estación, los 2 nos vimos en la puerta de entrada, yo haciéndome el de simulado, pues no me gustaba que pudiera enterarse de que era lo que yo estaba haciendo allí en la estación, vamos que no quería que supiera que me gustaban los hombres. Lo que me sorprendió fue verlo entrar en los aseos públicos, cuando entraba se giró para ver, pudiendo ver como yo lo miraba entrar. Ahí fue cuando me di cuenta de que aquel hombre que conocía de trabajar de mecánico en el concesionario de las torres, también le gustaban los hombres, a él los jovencitos como era yo, le encantaba romper el culito a los jovencitos.
Al poco lo vi salir de los aseos, venía hacia la puerta donde yo estaba haciéndome el disimulado. Nada más llegar a donde yo estaba, me agarró por el codo, diciéndome que fuera con él.
Ven, vamos ya verás que bien lo vamos a pasar, me decía tirando por mí. Yo que aquello me había dejado descolocado, me dejé llevar, no sabía que decir ni que hacer, solo me dejé llevar, sentía algo de vergüenza, pues lo conocía de vista y que supiera que yo estaba allí buscando lo que él ya claramente sabía, me hizo sonrojar, no era capaz de decir nada así que dejé que me llevara hacia el auto que tenía, me dijo que subiera y sin pestañear subí como me decía.
Así fue como me dio caza y luego de subirme al auto, me llevó para su casa. No lo dudó ni un instante, así que me vio allí en la puerta de entrada y salida de la estación de autobuses y vio como yo desde allí vigilaba quien entraba y salía de los aseos, ya tuvo claro que era lo que yo estaba buscando allí, ya me conocía bien, cuando me veía por la calle donde trabajaba, siempre se paraba a mirarme el culito, esto todo luego me lo contó él, así que al verme allí ya no lo dudó, tenía que llevarme con él, quería darme por el culo, iba a follarse aquel culito que tanto le gustaba.
Cuando íbamos en el auto, me dijo de si quería ir antes a algún sitio, si quería beber algo. Encogiéndome de hombros, le dije que no sabía, que me daba igual, yo iba pensando en cómo aquel hombre supo lo que yo estaba buscando, como sabía que me gustaban los hombres, pensamiento que no se me iba de la cabeza.
Entonces vamos primero a mi casa, vivo solo y allí estaremos mejor, nadie nos molestará.
Yo seguía sin poder creerlo, estaba yendo con un hombre que conocía de vista, que sabía dónde yo vivía y ahora montado en su auto, estaba claro que me llevaba a su casa para darme por el culo. Todavía no había salido de mi asombro, cuando ya paramos delante de la puerta de su casa.
Aquí es donde vivo, me dijo desconectando el auto y saliendo de él. Yo hice lo mismo, ya estaba allí y era claro que él sabía que yo era homosexual, así que, pasada esa vergüenza inicial, pues subiría con él y le dejaría que me follase, no era feo y tenía buen físico, aunque nunca me hubiese fijado en él, pues hasta ese momento nunca había sospechado que a aquel mecánico le gustase dar por el culo.

Abrió la puerta de un edificio pequeño, me hizo pasar y ambos subimos hasta el primer piso. Allí nada más entrar ya me llevó al dormitorio, dejó las llaves en el pequeño taquillón de la entrada y juntos pasamos para su dormitorio.
El dormitorio era amplio, todo estaba muy bien ordenado y muy limpio.
Yo me quedé sin saber qué hacer cuando siento que me rodea con sus brazos por detrás empezando a meterme mano.
Dios que bueno estás, me susurraba mordisqueándome el lóbulo de la oreja, mientras sus manos me manoseaban pegándome a él. Que ganas tengo de romperte este culito tan rico que tienes, me susurraba sin dejar de meter mano. Así que empezó morderme el cuello, los escalofríos que me daba, me hacían temblar de gusto, cosa que notó él, vio cómo me retorcía de gusto, como temblaba y gemía pegándome a él.

Tienes ganas, ¿eh?

Andas caliente eh maricón. Tienes ganas de verga, ¿verdad?

No te preocupes que yo te voy a dar fierro, te la voy a meter toda por el culo, te voy a coger hasta que te rompa el culito tan rico que tienes, me susurraba empezando a aflojarme la correa del pantalón.

Yo me retorcía de gusto mientras el una vez aflojada la correa del pantalón, me empezaba a desabrocharlo, bajándolo junto al slip que llevaba puesto. Una vez ya me hubo bajado el pantalón y slip, empezó a acariciar con su mano los huevos y la verga, viendo lo caliente y empalmado que yo estaba.

Mira como tienes la pollita, estás bien empalmado maricón, tienes ganas de que te den por el culo, ¿eh? Me susurraba restregándose a mí para que yo pudiera notar el bulto que ya se le podía notar.
Teniéndome así abrazado a él, me hizo girar quedando frente a él, cuando llevó su boca a la mía, empezando a morrear, mordía mis labios, pasaba su lengua por ellos, para luego meterme la lengua en la boca, saboreando y jugando con mi lengua, chupándola y sorbiendo mi saliva.

Teniéndome así, empezó a quitarme el resto de la ropa, primero me sacó la cazadora que llevaba, dejándola caer al suelo, luego mientras me seguía comiendo la boca, me empezó a subir la camiseta que llevaba, nada más quitármela, ya se abalanzó a mis tetillas, tenía los pezoncitos erectos e hinchados, los cuales empezó a chupar y mordisquear, haciéndome estremecer.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Gemía yo abrazando su cabeza con mis manos. El cabrón me estaba haciendo gemir de gusto, mordía y chupaba un pezón mientras el otro lo pellizcaba y retorcía con sus dedos. En una ocasión mordió con tanta fuerza el pezón, que me hizo chillar del dolor que me dio.
No muerdas tan fuerte, le tuve que pedir, aquel cabrón estaba más salido que yo, el cabrón estaba desesperado por hacerme suyo. No paraba de decirme de todo.
¡Ay maricón que bueno estás! ¡ay cómo me gustas! Me decía metiéndome mano mientras con su boca me iba mordisqueando los pequeños e hinchados pezones, luego fue subiendo por mi cuello, haciéndome estremecer. Ahí así que empezó a morderme el cuello, ya me puse a temblar, temblaba a la vez que gemía, teniendo que abrazarme a él, era y es mi punto más débil y sensible, empiezo a temblar como si fuera un flan, las piernas se me mueven solas, teniéndome que abrazar a él para no caerme.

Cuando vio como yo temblaba, siguió un ratito hasta que me fue llevando hacia atrás, hasta que me tumbó sobre la cama, fue a mi polla y abrió la boca, tragándosela por completo, hasta los huevos se traga, aquel tipo estaba salido a tope, así como me tenía me fue terminando de sacar el pantalón junto al slip, para lo cual primero me sacó los zapatos terminando de sacar luego el pantalón y slip, hasta los calcetines me había sacado.
Una vez ya me tuvo completamente desnudo y tumbado sobre la cama, me levantó las piernas, empezando a mamarme los huevos, me chupaba la base de los huevos junto al pirineo, pasando luego su lengua por mi sonrosado hoyito.
El gusto me estaba dando el muy cabrón, me hacía gemir y retorcer del gusto que me estaba dando.
Mientras me chupaba y lamía, con una mano se fue aflojando la correa del pantalón, se empezó a quitar la ropa, y una vez ya se cansó de lamerme y chupar los huevos junto el sonrosado hoyito, mientras se incorporaba para terminar de quitarse la ropa, me ordenó que me colocara en el medio de la cama con la cabeza sobre la almohada. Mientras yo me tumbaba como me había dicho, el terminó de quitarse el resto de la ropa, quedando completamente desnudo como me tenía a mí.
Una vez completamente desnudo, se subió a la cama, a la vez que me abría las piernas, poniéndose él de rodillas en medio de ellas.

Ufff, ahí fue cuando le vi la polla que tenía el muy cabrón, era la primera vez que se la veía, aquello me dejó un poco preocupado, no es que tuviera una verga enorme, sería de unos 15 o 16 centímetros, pero… la cabrona era muy gorda, cuando la vi, me pareció un trabuco, aquella verga si me entraba por el culo me iba a destrozar, aquella verga era muy pero que muy gorda!!!!!
Preocupado y nervioso como estaba en aquellos momentos, vi cómo Me agarraba las piernas, las cogió por las corvas haciendo que se doblaran, llevándolas hacia mi pecho. Cuanto más empujaba mis piernas hacia mi pecho, más se levantaba mi culo, quedando totalmente expuesto y abierto para ser penetrado.

Se pegó todo lo que pudo a mi culo, colocó la punta de aquella gordísima polla en la entrada de mi sonrosado hoyito y sin más preámbulos, insertó su gorda polla en mi culo.

¿Ay! Grité al sentir una tremenda punzada en mi hoyito.
Ahhhh que tremendo dolor sentí cuando intentó meterme el pitote grueso por el culo.
Espera espera, espera le pedí. Aquella tremenda punzada que me había dado hizo que mi polla se desinflara como si quedara sin vida. El dolor que había sentido subía por toda mi columna vertebral. El muy hijo de puta, ni siquiera dejó que mi culo se preparara para recibir aquella gorda y gruesa verga. No había ido introduciéndola poco a poco, haciendo que mi esfínter se fuera abriendo, el muy cabrón nada más colocar la punta de la cabezota sobre mi sonrosado hoyito, ya me había enviado un viaje que me había hecho ver las estrellas.

Al escuchar el tremendo grito que había pegado, me pidió perdón, lo siento me dijo a modo de disculpa. Yo lo miraba con ganas de pegarle una patada en los huevos, pero tal como me tenía, no podía moverme, me tenía completamente inmovilizado. Si no llega a inmovilizarme de aquella manera, estoy seguro de que me hubiera levantado y dejado sin que me follase, pero el cabrón me tenía bien inmovilizado, no podía hacer nada, solo pedirle que esperara, como le estaba diciendo. Le veía la cara, veía cómo me miraba relamiéndose mientras sujetaba su gordo pitote con una mano, volviéndola a colocar en la entrada de mi dolorido hoyito.
Yo le pedía que esperara, que esperara a que me pasase el dolor, pero él ni puñetero caso me hacía, abrí los ojos como platos a la vez que suspiraba cogiendo todo el aire que pude, pudiendo notar como ahora a la segunda, su polla entraba por mi culo en su totalidad, me la había clavado hasta los huevos.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Grité notando como ahora mi esfínter se abría dejando paso a aquella gorda vergaaaa que lo profanaba, era como si mi culo supiera lo que le esperaba si no se abría suficientemente, ni que tuviera inteligencia propia. Ahora solamente había sentido un ligero pinchazo cuando su glande traspasó mi pequeño orificio, luego al sentir toda la gordaaa verga dentro, ya no sentí dolor alguno, ahora me sentía totalmente abierto, aquella gorda verga me llenaba por completo, podía notar sus bolas pegadas a la entrada de mi agujero y como aquel cabronazo me miraba lleno de satisfacción, ya me había penetrado, ya estaba dentro mía, ya me había hecho suyo.

Ya está, ya la tienes toda dentro, ya te ha entrado toda me soltó el muy hijo de puta, mirándome con aquella carita de satisfacción a la cara.
Ahora sí, ahora podía empezar a follarme el culito aquella gorda polla. Y eso hizo, empezó a mover sus caderas metiendo y sacando su polla por mi culo como si fuera un pistón, me daba con todas sus fuerzas, haciendo que sus pelotas, golpeasen una y otra vez mi culito.

Cada vez arremetía con más fuerza, era como si quisiera que su fiero me llegase al estómago, era como una locomotora que cada vez va cogiendo mayor velocidad, se echaba sobre mi cuerpo, haciendo que mis piernas se pegasen más a mí, las rodillas casi me tocaban las tetillas. Cada vez que hacía esto, mi culo quedaba más elevado haciendo que se abriera aún más, dejando entrar con más facilidad su gruesa verga.

El no dejaba de jadear y gritar lo mucho que le estaba gustando mi culito, mientras me daba por el culo, sacaba y metía una y otra vez su pito grueso por mí ya bien abierto culito, ya me follaba a todo trapo mientras gritaba, ¡ay que culito más rico! ¡ay que culito! ¡ay que culito! Gritaba a la vez que intentaba alcanzar mi boca con la suya, cosa que la verdad es que con lo que yo estaba gozando, también lo deseaba, así que cuando llevó su mano tratando de alcanzar mi boca, yo incliné todo lo que pude mi cabeza a la vez que echaba mi lengua para que la chupara y saboreara, cosa que al final consiguió, no solo me chupó la lengua, mordía mis labios y metía su lengua en mi boca la cual yo chupaba con mucho deseo.
Estando así, fue cuando yo me corrí sobre mi pecho y abdomen, el roce de su cuerpo con el mío me había hecho tener un orgasmo, no pude gritar porque me tenía metida la lengua en la boca, pero se dio perfectamente cuenta, pues mi culito se contraía con cada chorro de semen que mi polla expulsaba, además que tenía en aquellos momentos los ojos completamente en blanco y todo mi cuerpo temblaba de gusto, Uffff que tremenda follada me estaba dando el cabrón del mecánico de las torres.

Ahora mordía mis hinchados pezoncitos, a la vez que gritaba lo mucho que le gustaba.
¡Que bueno estás! ¡Ay que culito más rico! ¡ay que gusto! ¡ay que gusto! ¡ay Como me gusta tu culito, maricón!
Gritaba una y otra vez, sin parar de meterme la gorda verga por el culo cuando de repente empezó a gritar que se corría.
¡Ahhh! Me corro, me corro, ¡aaahhh! ¡ay Que gusto! ¡ay que gusto! ¡aaahhh ahhh! ¡Dios que gusto maricón!

El cabronazo se había corrido abundantemente en lo más profundo de mis entrañas, que manera de correrse, debía llevar bastante tiempo sin descargar las pelotas, ya que me había dejado el culo bien repleto de leche, joder, si parecía que se estaba meando por la gran cantidad de esperma que me había soltado.

Una vez terminó de correrse, dejándome preñado con su semen, sacó su verga de mi abierto y dolorido culito, viendo que su chilote salía manchada de sangre. Sangraste, me dijo el pedazo de cabrón, pues claro que me había hecho sangrar, tremenda punzada que me había dado cuando intentó meterme la gorda verga por el culo la primera vez, pasé la mano por mi abierto culito, comprobando que no salía sangre, solo había salido manchada un poco su polla por lo que no me preocupé, nos levantamos para ir al baño a limpiarnos, y allí luego de lavarme un poco el culito, ya vi que no sangraba nada, así que terminé de limpiarme el abdomen que tenía todo pringado de mi corrida.

Una vez salimos del baño, nos vestimos, llevándome él a tomar algo, para luego dejarme en la plaza de la estación de ferrocarril.
Mientras estuvimos bebiendo unas cervezas en uno de los bares que había por la zona de la estación de ferrocarril, fue que me dijo que ya me conocía, que me veía pasar muchas veces por delante del concesionario donde él trabajaba de mecánico, me dijo que estaba enamorado de mi culito, que no sabía que me gustaba la polla, que se había extrañado al verme allí en la estación de autobuses, así que cuando salió de los aseos públicos, ya vino a por mí, no quería desaprovechar aquella ocasión que se le había presentado, que aquel culito tenía que ser suyo sí o sí.

Bueno ahora que ya nos conocemos, ya nos veremos otro día, podemos quedar para repetir, eh, ¿Qué te parece? Bueno, le dije a la vez que levantaba los hombros, dándole a entender que, por mí, no habría ningún problema, también me había gustado la follada que me acababa de dar.
Cuando se despidió, me dio unas palmaditas en el culo, diciendo que culito tan rico tenía, a la vez que introducía un billete en el bolsillo de atrás de mi pantalón.
No, no hace falta que me des dinero, no soy chapero, solo voy por gusto con quien me agrada.
Tranquilo, no es para pagar los servicios, es para que tomes algo a mi salud.

Bueno, contesté, pues, aunque no quisiera aquel dinero me venía que ni pintado, seguí andando para mi casa, pero antes de subir, fui a tomar algo a la salud de aquel mecánico que me había roto el culo aquella noche.
Iba satisfecho, con el culo bien abierto, bien follado, algo roto, por el tremendo trabuco que se gastaba aquel mecánico, pero, al fin y al cabo, iba bien satisfecho y follado.


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