Continuación de las humillaciones een la Plantación de los Mckencye
Relato
Los tres dias de viaje desde el Puerto de Maine hasta la plantación de los McKencye fueron sin duda los más tristes en la corta vida de Toby. Despues de la primera felación forzada dentro del carruaje aquello se convirtió en una costumbre. Cada día, nada más despertar en alguna de las paradas de postas del camino, el viejo Louis tomaba las riendas del tiro de caballos, mientras al Amo Allister se instalaba comodamente dentro con su nieto Toby.
- De rodillas!! -ordenaba Allister.
Sobraban las palabras, Toby se arrodillaba en silencio delante del nuevo amo y dejaba que le metiera el pene dentro de la boca. Con suerte, tres o cuatro minutos eran suficientes para que aquel sucio blanco, dueño de su vida y otras muchas más, acabara corriendose y olvidando la presencia del muchacho hasta la próxima necesidad.
Toby no se atrevió a contarle a su amado abuelo lo que ocurria por miedo a que el nuevo Amo hiciera realidad sus amenazas de vender a sus padres y acabar incluso con su vida . Tres veces al día cumplia su deber de "mamón" para con el Amo Allister, y se compadecía en parte pensando que éste no llevaria a más sus abusos y no le "romperia el culo", porque según el Amo:
-Eso es de maricas y además tengo una recua de negritas esperando.
Al fin, el tercer día de viaje, ya oscureciendo, apaceció en el camino la conocida silueta metálica de la reja que rodeaba la vieja mansión de los Mckencye.
El viejo Louis detubo los caballos y se apresuró a descender para abrir la portezuela del coche. Vió descender primero a su nieto con una mirada triste y huidiza, para dejar enseguida paso al hombre que controlaba ya el destino y la vida de los veinticuatro negros de aquella plantación.
Los esclavos que se dedicaban a las labores del campo, hacia rato que descansaban en las humildes chozas de tablones, situadas a la derecha de la enorme mansión y que tenian el aspecto de un descencijado poblado, con una calle central embarrada, flanqueada a ambos lados por cobertizos, gallineros, cuadras y pequeñas huertas además de las siete cabañas donde se alojaban los esclavos.
En la gran escalera que subia a la entrada de casa del amo, esperaban inquietos e inmóbiles los cuatro esclavos que formaban el servicio doméstico. Browny, el jardinero, era un enorme mulato de unos treintaicinco años, callado y ajeno a todo lo que no fuera el cuidado de los parterres y las flores, a su lado estaba Betsy, la cocinera, una negra cincuentona gruesa y vivaracha a la que el joven Amo Allister recordaba muy bien, pues era la misma que con sus erormes y pesadas tetas le habia amamantabo siendo un bebe. Junto a ella y con la mirada puesta en el suelo estaba Candy, era la encargada de la lavandería y labores de costura, una mujer de unos treinta años, menuda y flaca, casada con Browny el jardinero. Por último estaba Marian, de la que el Amo Allister sabia que era la Madre de Toby, además de dos muchachas gemelas de dieciseis años llamadas Nora y Dora. Marian era la criada propiemente dicha, encargada de servir las comidas, limpiar las habitaciones etc...
El joven Amo Allister los miró a todos con aire de desprecio infinito y no pudo dejar de clavar sus ojos con descaro en las inmensas tetazas de Betsy. Notó como su polla se ponia dura sólo con pensar en regarlas con una generosa corrida de leche, pero se reprimió lo justo para decir:
- Bien, me alegra veros a todos despues de tantos años. Quiero que sepais que algunas cosas van a cambiar de ahora en adelante, yo no soy como mi viejo padre, sé de sobra que aprovechando su buena fé y sus muchos años habeis estado haraganeando y habeis permitido que lo hagan los demás. Esta hacienda no rinde ni la mitad que antes, y por éso no dudaré en trataros con mano dura si no obedeceis y mostrais el respeto que merezco.
Hizo una pausa y añadió:
- Mañana iré personalmente a supervisar los campos de algodón y las chavolas de los labriegos, tú Betsy, prepárame un refrigerio y llévalo a mi habitación , el resto podeis retiraros.
Subió las escaleras seguido de Toby con el equipaje, y entró en la mansión camino de sus aposentos en la planta superior. Cuando llegó le hizo un gesto al muchacho para que se retirara y se dispuso a esperar a Betsy sentalo en la enorme cama con columnas de roble torneado y cortinas de seda. Cinco minutos depués se oyeron unos suaves toques en la puerta y apareció la vieja y oronda Betsy con una bandeja llena de pastelitos y una jarrita de té con su taza de porcelana y cubiertos de plata.
- Déja éso en el escritorio, cierra la puerta y acercate, negra -dijo Allister.
Betsy hizo lo que le ordenaba y se aproximó aún con una sonrisa en los labios.
- Me alegra que esté usted de vuelta Amo Allister, todavía recuerdo el día que se marchó a Londres siendo un niño.
- Yo también lo recuerdo Betsy, a menudo me he acordado de tí en todos éstos años .
La maliciosa sonrisa fue mal interpretada por la negra cocinera que sonrió aún más y replicó:
- Seguro que echaba usted de menos las tartas y dulces que la vieja Betsy le preparaba cuando era pequeño.
Allister guardó silencio mientras pensaba una réplica y luego le espetó tranquilamente:
- Te equivocas Betsy, lo que yo añoraba eran ése par de tetas que me dieron da mamar, y las ganas que tengo de meter mi rabo entre éllas ahora que me sirve para algo más que para mear.
Betsy abrió los ojos como platos, incapaz de articular palabra, mientras veia cómo el Amo se ponía de pié y se bajaba de un tirón el pijama y los calzones que vestía, dejando al descubierto la dura polla reluciente y mojada ya de líquido preseminal.
- Desnúdate y túmbate en la cama con las piernas abiertas, negra!!.
La vieja cocinera reaccionó dándose la vuelta y tratando de salir del cuarto, pero no fue tan rápida como su Amo, que en dos zancadas llegó hasta ella ,la agarró con fuerza del brazo y la giró violentamente, para darle con la otra mano una salvaje bofetada que hizo que los más de cien kilos de aterrorizada negra cayeran al suelo sin remedio.
- Será mejor que no te resistas gorda de mierda, puedo hacerte mucho mas daño del que eres capaz de imaginar, y ahora quiero ver cómo me la chupas.
Allister agarró por los pelos a la pobre mujer y le levantó la cabeza hasta su cintura para ensartarle inmediatamente la polla en la boca. Los gruesos labios de Betsy se cerraron sobre el miembro mientras su Amo empezaba a follarla literalmente hasta la garganta.
- Ahora soy yo quién te da de mamar, je,je,je. Hay que ver cómo cambian las cosas eh? Puta!!.
Betsy intentó dominar la repugnancia que sentía y colaborar para no sufrir otro ateque violento de su amo. Sacó la lengua y sin dejar de mamar la verga empezó a lamer los testículos de Allister.
- Ëso está mejor zorra! Si todo lo haces iguál vas a ser mi negrita preferida, y te daré doble ración de leche que a las demás.
Allister noto que los lametones de la negra en sus huevos ivan a hacerle correrse enseguida, pero no era éso lo que él queria. Sacándo su pene con una culada hacia atras, agarró a Betsy que aún yacía en el suelo por una de las tetas y de rodillas la llevó a la cama.
- Ahora tengo que comprovar si aún puedes darme algún mulatito que trabaje de sol a sol , o ulguna mulatita que me la chupe cuando a tí se te caigan los dientes.
Arrojó a la desdichada cocinera sobre la cama.
- No Señorito Allister!! No, por favor, tenga piedad de mí.....
Allister, ajeno a las súplicas y las lágrimas, empezó a desgarrar el vestido de algodón barato por la parte delantera hasta dejar al aire las enornes tetas, la prominente barriga a el coño de "su" negra. De un salto se puso encima de Betsy, que comprendia ya que toda resistencia seria inútil. Sintió la pegajosa lengua del Señorito chupando ansiosamente sus tetas.
- Oh, Betsy, no sabes cuántas pajas me he echo pensando en tus tetas, dáme de mamar.
Las babas empezaban a resbalarle por los pezones ,cuando notó como el joven Amo metia su mano en la entrepierna tratando de penetrarle la vagina.
- No lo haga -imploró- Por la memoria de su padre que tan bien se portó siempre!! Haré lo que sea, se la chuparé, le haré pajas con mis tetas, pero no me viole!! Por lo que más quiera señorito.
Ya era tarde, la escurridiza polla entró de golpe en su interior y todo el cuerpo del Amo empujó agarrando su gran culo negro con ambas manos mientras continuaba chupandole las tetas.
- Es como joder una vaca panza arriba - jadeaba Allister- Te voy a preñar Betsy, voy a correrme dentro de ti guarra!!
Unas cuantas arremetidas más fueron suficientes para que el Nuevo Amo de la Plantación, inundara con su leche el coño de la mujer que lo había criado. Ella sintió el esperma caliente fluyendo dentro como un río, llegando a lo más hondo para hacerle un bebé, un hijo del Amo, un hijo del pecado y la humillación.
Allister se derrumbó con todo su peso sobre ella despues de la fenomenal corrida, se quedó quieto sin mover un músculo, sintiendo los últimos espasmos involuntarios de su verga dentro de la negra, estaba satisfecho. Esperó hasta que su polla salió desinflada por si sola, con un hilillo de semen en la punta ya cerrada por el prepucio. Se arrastró sobre el cuerpo de betsy hasta llevar su pene a la altura de los gruesos labios de la
negra.
-Límpiala!! - ordenó
Betsy, totalmente ultrajada y sintiendose el ser más sucio de la tierra, abrió la boca y entre lágrimas pasó su lengua por el flácido rabo de su amo, y junto con su dignidad se trago los restos de la corrida que acababa de preñarla.
...Hermanito, ya no sigas. No sabes lo que haces”.-Me decía llorando Astrid.
Yo, cegado me dije a mí mismo que si ya había llegado hasta ahí, no podía irme sin meterle el polvo...
Relato erótico enviado por charly_bo el 11 de June de 2012 a las 00:00:02 - Relato porno leído 247236 veces
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 21:03) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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