Es un hombre 20 años mayor y comencé a disfutarlo sin que sepa mi marido
Relato
Cansada de soportar la infidelidad de mi esposo, comencé a serle infiel…ahora puedo decir que la infidelidad, es mi adicción.
El pediatra de mis niños, es un hombre muy guapo y a simple vista, se vé que conoce mucho de mujeres. Me trata siempre con mucha amabilidad y queriendo lograr algo. Siempre les ofrece a mis niños, unos chupetes después de revisarlos. Yo siempre me visto con ropa fácil de sacar, para llamarle la atención y me doy cuenta que no quita su vista de mis senos. Poco a poco, comenzó a tenerme más confianza y me tuteaba.
Un día, al despedirnos, después de que les repartió sus chupetes a mis niños, le dije muy directamente: ¿Cuándo vas a revisarme y darme mi chupete?. Inmediatamente ví cómo brillaron sus ojos y me dijo que cuando yo quisiera.
Otro día, llevé a mi niño de dos años, a su consultorio, sin ningún motivo, para que se diese cuenta de lo que en realidad quería. Como es un verdadero experto con las mujeres, me pidió que por la noche, fuera a su segundo consultorio, y que tenia algunos medicamentos para mi niño y que le gustaría revisarme y darme un rico chupete.
Me vestí con un top de seda, sin soportes, para que sea fácil que me descubra mis senos. Una tanguita con un corazón adelante y una falda de seda y licra negra. Sin duda, era la mujer más fácil. Dejé a mis niños con mi madre y le dije que debía ir yo al consultorio del pediatra, para que me dé …las medicaciones de mis niños.
El taxi, me llevó a la dirección señalada por el pediatra, quien, a propósito, se llama Antonio. Me di cuenta de que se trataba de una de sus casas, en la cual, tiene un consultorio particular pequeño, el cual, estaba, cerrado, naturalmente. Llamé a la puerta y la abrió él mismo. Pasá mamita, me dijo. Apenas entré, nos miramos, con ojos llenos de lujuria que sin decirnos más palabras, comenzamos a fornicar.
Me dio un beso en los labios y luego acarició con su lengua mi cuello, mientras sus manos expertas hacían caer al piso mi top de seda y manoseaban mis senos. Muy rápidamente, su lengua estaba sobre mis senos, luego los mordisqueaba, haciéndome gemir divinamente. Sus manos, tan expertas y lujuriosas, me hacían de todo, me quitó la falda rápidamente y con su lengua bajó por mi ombligo, hasta mi pubis, sin sacar mi tanguita, lamió mis partes y besó mi clítoris…fue tan rico que deseé que continuara manoseando y haciéndome lo que él quisiera. Finalmente, cayó mi tanguita negra y ya estaba desnuda, aunque cubierta de la lengua, los labios y manos de ese lujurioso hombre mucho mayor que yo.
Lamió divinamente mi clítoris, introduciendo dos de sus dedos dentro de mi vagina, moviéndolos buscando todos mis centros de placer. Jamás mi vagina, estuvo tan mojada como ese día. Se puso de pié, me miró fijamente y puso sus manos entre mis nalgas y me levantó haciéndome sentar sobre su mesa de auscultación. Aproveché para tocar su pene, que estaba duro y deseable dentro de su pantalón. Dame mi rico chupete, corazón – le dije, con mi mano sobre su miembro.
Me bajé de su mesa y con su ayuda, cayó su pantalón al piso y ví un bulto enorme a punto de romper un boxer semi transparente. Se miraba su órgano endurecido. Comencé a lamer sobre su boxer la base de sus testículos, luego lamí todo ese exquisito pene. Lo saqué con mis manos y acaricié con mi lengua esa cabeza enorme que ya estaba con su lubricación. Chupé ese sabroso pene mientras mis manos acariciaban sus testículos y su tronco cada vez más duro.
Me pidió que me diera la vuelta y que me apoyara sobre su mesa. Así lo hice y rápidamente, sentí sus manos, abriendo mis nalgas. Puso su exquisito miembro entre ellas, qué rico es sentir ese órgano en ese lugar. Luego sus manos comenzaron a acariciar mi clítoris y a abrir mi vagina. Dame mi rico papacito – le dije.
De pronto sentí cómo ese tronco duro, caliente y grande se abría paso dentro de mi cuerpo. Una primera penetración y ya estaba yo vibrando de placer. – Aah, qué rico, papacito…qué rico palo, mi amor.
- ¿Te gusta esta pija, mamita?.
- Qué rica pija tienes mi rey, dame mi rico, papacito!...Ay!... oh!.
Esa deliciosa pija, entraba y salía haciéndome vibrar y gritar de placer. Mientras metía y sacaba, me manoseaba maravillosamente. Qué rico macho eres papacito, ¿así te la tiras a tu mujer ?- le pregunté. – No sólo a ella, mamita, a todas las que quieran. Y siguió el mete y saca divino, haciéndome gemir de placer. –Dónde quieres que te deje esta leche, mamacita rica- me preguntó. – Donde quieras, amor – le dije; no había ningún riesgo.
- Quiero llenarte todos tus agujeros con toda la leche que tengo para ti, mamacita.
- Dame mi rico por donde quieras, corazón.
Sentí unas embestidas que sacudían mis senos manoseados como nunca y luego, ví cómo ese pene, salió recubierto de nuestros jugos de placer. Me pidió que me sentara. Luego, ví cómo su semen salía de mi vagina y este macho insaciable, acariciaba nuevamente mi vagina y mi clítoris, con sus dedos, untándome con esa deliciosa crema de semen. Luego, con su semen, comenzó a lubricar mi ano. Yo estaba recostada sobre su mesa. Él se puso encima, tomé su pija que me había dado tanto placer y mientras él lubricaba mi ano, hicimos un 69 maravilloso. Su pene, llenaba mi boca, mis manos acariciaban ese enorme palo y sus testículos una vez más. Él metía un dedo muy bien lubricado con su semen, en mi ano, mientras su lengua, se encargaba de hacerme vibrar jugando con mi vagina y mi clítoris.
Su pene estaba lleno de nuestros jugos y mi saliva. Mi vagina, remojada por su rico semen, mi ano, lubricado con su esperma y su saliva…Me pidió que me recostara hacia delante, sobre su mesa. Abrió mis nalgas con sus manos expertas, lubricando un poco más mi ano con su saliva y su lengua y luego, sentí ese órgano, metiéndose dentro de mí, con mucha suavidad y delicadeza. Sentí que me ahogaba; pero sentí placer también. No me dí cuenta si penetró completamente; pero él se movía suavemente al principio, luego le pedí que me diera más. Me complació, fue exquisito, la primera vez, que me daban por detrás. Quiero tu leche dentro de mí, otra vez – le pedí.
Ese pediatra, me hizo vibrar de placer y me llenó de su exquisita leche. Y eso, fue solo el comienzo de nuestros encuentros llenos de lujuria sin límites. Él ahora, se ha convertido en mi macho dominante. Me tiene, cuando quiere. Sólo me llama y aparezco a su lado, siempre con ropa fácil de sacar, para que me haga vibrar y me llene o me rocíe con su esperma.
Hemos tenido encuentros lujuriosos y placenteros en varios lugares, incluso, en su propia cama, en la que tira a su esposa. Eso lo hizo, para complacerme, cuando su esposa tuvo un viaje.
Hemos grabado nuestras propias películas para ver cómo me tira, cómo me da tanto placer y yo a él.
Antonio, ha quitado el tiempo que daba a Daniel y a un muchachito llamado Yerko. Pero mi infidelidad con mis tres amantes, es cada vez más deliciosa.
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 513554 veces