Hasta esos momentos jamás en mi vida había ni tan siquiera pensado en dejar que otro hombre me clavase, pero al sentir esa rara sensación dentro de mi no pude oponerme.
Relato
Me encontraba dando un paseo a pie, por la finca que recién y había adquirido, ya era medio día y el sol estaba bien caliente, cuando al llegar a la orilla de una pequeña quebrada, debido al intenso calor que sentía, me provocó darme un baño, o por lo menos meterme en una pequeña posa, que había en dicha quebrada.
Como estaba consciente de que no había más nadie por los alrededores, me quité toda la ropa y completamente desnudo me metí al agua. Por un buen rato disfruté del refrescante baño, me había acostado boca abajo, hasta que de momento al levantar la vista, me encontré con que parado frente a mí, con un tipo, que a todas luces, parecía ser un peón.
Él ni se inmutó, mientras que yo me sentí bastante avergonzado, al encontrarme completamente desnudo frente a ese desconocido. Tras un corto saludo, me dijo que se llamaba Eduardo y que trabajaba en una de las fincas cercanas, que para ir a su casa, cortaba por ese camino. A todas estas yo permanecía recostado sobre mi pecho, y comencé a decirle que era el nuevo dueño de esa finca, cuando me di cuenta de la manera tan particular que él se quedó viendo mi culo.
Jamás en mi vida me había sentido así, algo cortado y aun más avergonzado, porque otro hombre me viera desnudo, en particular porque al parecer le llamaban la atención, mis nalgas, además tras pensarlo un poco era la primera vez que eso me sucedía. Y sentí algo bien raro, digo raro porque sentí que mi verga se me había puesto dura. Yo tomé eso como algo normal, pensando quizás que eso se debía a lo morbosa de la situación, en que me encontraba.
Con la idea de cambiar el tema o mejor dicho, de ponerme a pensar en otra cosa, se me ocurrió preguntarle ¿qué si conocía a alguien que buscase trabajo?, que le dijera que yo estaba por contratar a una persona para que se hiciera cargo de los trabajos en la finca. Eduardo sin quitarme los ojos de mis nalgas me dijo, bueno jefe, pueda que no tenga que buscar más, yo puedo hacerme cargo de la finca, solo que tiene que decirme cuanto paga y que tengo que hacer.
Yo no esperaba que me dijera eso, así que le dije que podíamos vernos más tarde en la casa de la finca y sentarnos hablar de lo que yo necesitaba. Sin dejar de verme el culo, dio unos cuantos pasos quebrada abajo, de donde yo me encontraba recostado en el agua, y sin vergüenza alguna ha sacado su verga para ponerse a orinar. Realmente no sé que me pasó, que me quedé viendo fijamente su verga, al tiempo que decidí salir del agua.
Realmente vi, como después de terminar de orinar la comenzó a sacudírsela, pero de momento su mano comenzó a subir y bajar por todo el tallo de su verga, la que en cosa de segundos era evidente que se le había puesto completamente erecta y dura. Yo haciendo un gran esfuerzo retiré mis ojos de su verga, y dándole la espalada me incliné ligeramente para recoger mi ropa del suelo para ponérmela, cuando sentí que sus manos me tomaron por la cintura, y que esa cosa caliente y dura me la había acomodado justamente entre la raja de mis nalgas.
En mi vida hombre alguno me había agarrado así, es más jamás ni nunca pensé en tan siquiera llegar a tener sexo con otro hombre, pero al estar en esa situación, fui incapaz de retirarme. Eduardo pegó su cuerpo al mío, me abrazó, y me dijo como susurrando, abre un poco las nalgas para metértelo, mamacita. Yo con mis propias manos separé mis nalgas, y poco a poco comencé a sentir como su colorado glande, rozaba y presionaba contra mi esfínter, hasta que comenzó a penetrarme. Es verdad que el dolor no se hizo esperar, pero realmente no fue algo tan insoportable, ya que a medida que me continuaba metiendo su verga entre mis nalgas, me fue abrazando con mayor fuerza, quedándome yo completamente a su merced.
Lentamente bajo el ardiente sol del medio día, nos fuimos recostando sobre la orilla de la quebrada, así que mientras que yo me quedé recibiendo una y otra vez su verga por mi culo, él me mordisqueaba y besaba mi cuello, mi nuca y mis orejas. Haciéndome sentir un placer nuevo, algo que nunca jamás había sentido. Por un buen rato, el tal Eduardo, me apretó contra su cuerpo, acarició mis tetillas, manoseó como quiso mis nalgas y hasta me comenzó tocar mis testículos. Mientras que yo no sé cómo ni porque movía mi culo contra su cuerpo, y gemía de placer, pidiéndole que me diera más y más duro, hasta que finalmente se vino completamente dentro de mi culo.
Al terminar yo me quedé tirado sobre la orilla de la quebrada, con mi culo bien abierto, mientras que él sin decir más nada, subiéndose el pantalón se marchó. Yo me quedé sin saber qué hacer, en resumen él me había comido el culo o yo se lo di por primera vez en mi vida a otro hombre, y no hice nada por evitarlo, y lo más grande de todo era, que me había encantado que él me hubiera sucedido eso.
Sentado en la pequeña posa, me dediqué a lavar todo mi cuerpo, sin esfuerzo expulsé de mi cuerpo, todo lo que él dejó dentro de mí, con mis propios dedos exploraba mi recién abierto esfínter, y procuraba recordar todo lo que el tal Eduardo me había hecho, sin rabia, ni rencor, más bien con cierto grado de cariño.
Aunque con mi culo algo adolorido, me vestí y me encaminé a la casa de la finca. Al ver que yo llegaba mi mujer, salió a recibirme. Me sentí bien raro, en ese momento, desee intensamente hacer el amor a mi mujer, así que sin decir una sola palabra, prácticamente la llevé dentro de la casa, la comencé a besar y a desnudar, y ante su asombro por mi manera de actuar, separé sus piernas y sin más ni más la penetré, y no dejé de meter y sacar mi verga, de su peludo coño, hasta que mi mujer estalló de alegría al disfrutar de un soberano orgasmo.
Después de eso, no he vuelto a ver al tal Eduardo, contraté a un hombre mayor y a su mujer. Aunque en ocasiones me imagino que Eduardo quizás pensó, que no sería bueno que pasara a buscar trabajo por mi finca, después de haberme comido el culo. Mientras que para mí esa experiencia, fue algo que jamás olvidaré, y que si en un futuro vuelvo a pasar por algo parecido, trataré de disfrutarlo al máximo.
Entramos al cuarto y empezó todo, él me tomó por detrás y empezó a tocar mis nalgas y me susurraba cosas al oído: ¡eres una puta q aprenderá de mí!, ¡eres mi perra! Y yo se lo confirmaba le dije q seria su perra, el me volteo y quedamos frente a frente, y acercó su boca a la mía, pero mas q besarme su lengua paseaba por mi boca.
Relato erótico enviado por Putitacachonda el 29 de December de 2009 a las 23:34:17 - Relato porno leído 140527 veces
Aventuras en Paris
Jesús y Pablo marcharon a Paris para poder vender el video. Dejaron a sus tres amigos en una casa que habían alquilado en un pueblo muy pequeño en Huesca. Los dos habían quedado con Pierre, un ejecutivo muy interesado en esta clase de material.
Relato erótico enviado por mena55 el 24 de August de 2008 a las 13:55:00 - Relato porno leído 114142 veces
Si te ha gustado El peón que me comió el…. vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar El peón que me comió el…..
narrador
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
carloschat588
(3 de August de 2010 a las 11:14) dice:
nop. claro que no, el solo se dejo llevar, promiscuidad es tener sexo con distintas personas en un lapso de tiempo, el solo tuvo sexo con un solo hombre, es muy santurron bergerat
(24 de July de 2010 a las 03:01) dice:
bien escrito pero bastante promiscuo no? humbost
(20 de August de 2010 a las 19:31) dice:
Este relato me puso a mil, me gustó muchísimo. Muy bueno o mejor dicho excelente. tavo morales
(20 de August de 2010 a las 06:58) dice:
guauuu..sin palabras buenisimo, lo he leido varias veces y no deja de exitarme, ojala y tuviera tu misma suerte...jejjejej... katebrown
(18 de October de 2022 a las 21:25) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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