El placer del dolorcito 1

Hola soy Arely, hace poco fui con mi mama de visita a donde antes vivíamos a visitar una amiga de mi mama que en ese tiempo era nuestra vecina, hace algunos años que nos cambiamos y no habíamos regresado. Al entrar con su amiga Martha nos saludó muy amablemente y comento lo cambiada que yo estaba pues me dejo de ver 5 años y aun que seguía yo igual de flacuchona y no crecí mucho pues no llego ni al 1.50, me dijo que me veía muy diferente. Estuvimos un buen rato en la plática y el estar ahí me hizo recordar las ocasiones cuando era niña y ya no tan niña en que me llevaba mi mama a que me inyectara su esposo de Martha y pensé en que ojala y no lo encontráramos pues todavía recuerdo los berrinches que hacía al no dejarme inyectar que hasta una de las últimas veces que me inyectó me tuvo que dar unas nalgadas con todo y que yo ya estaba crecidita y asistía a la secundaria. Justo esa ocasión no se me olvida, pues en ese momento por el miedo, pena y nervios no lo hice consiente pero después al recordar la sensación de sus azotes me producía una sensación agradable que tal vez no me di cuenta al principio pero era excitación y desde ese momento se me quedo la inquietud de esa sensación de dolor y placer.
Ya casi para irnos llego el, Manuel su esposo y de igual forma nos saludó muy amablemente. Al despedirnos pude notar por un espejo que había en su sala, como Manuel no quitaba la vista de mis nalgas que más que grandes son chiquitas pero respingadas y eso hizo que mi recuerdo quedara con más fuerza en mi mente, pues el notar su vista en mí, me puso a pensar que seguro recordó cuando me inyectaba y en más de una ocasión entre lo que me movía con mis berrinches debió haber visto no solo mis nalgas si no mucho más.
Ese día y por la noche no pude evitar pensar en ello hasta el punto de fantasear en lo que sería que en la actualidad Manuel me tuviera que inyectar y repetir lo de las nalgadas y vamos que no es que Manuel me gustara si no era la situación en sí misma, él es un sr de unos 45 años muy normal y común nada físicamente extraordinario.
Al otro día al verme con mi novio no pude evitar por toda la fantasía que había en mi mente dejarme llevar por unas cuantas caricias a hacer el amor, con el aun que he tratado de buscar variedad y el pretexto para que me nalguee no se han dado las cosas, nuestras relaciones sexuales aun que si son satisfactorias no son nada fuera de lo común.
Todavía en mi mente con la inquietud de ser azotada me hizo seguir fantaseando y hasta planeando el ir a que me inyectara Manuel, aunque no tenía pretexto para ir hasta allá y menos me encontraba enferma para necesitar inyecciones. Con los días lejos de olvidarse se fue haciendo más grande mi excitación por la situación y el llevarla a la realidad con alguien era difícil no solo por la confianza sino sobre todo por lo tímida que soy y por qué en cierta forma lo que me excitaba también era el que la situación se diera así espontáneamente como de forma natural.
En internet entre a chats en donde hablaba del tema e incluso fantaseaba con otros a veces era solo la historia del que por algún pretexto me sometía y me daba de nalgadas, otras nuestras fantasías llegaban a sexo, algunas más elaboradas en que detallaban como incluso me ataban y azotaban o era atendida por un doctor fetichista que me sometía a toda una revisión. En fin con ello y mis manos pude liberar un poco la tensión pues hubo fantasías en las que en verdad la imaginación me hacía sentir como si fuera real y aun sin tocarme tanto acababa con mis calzones totalmente húmedos.
Con forme paso el tiempo se convirtió en costumbre el entrar a chatear con alguien con una buena historia que me dejara satisfecha hasta que un día en la Universidad nos dejaron un trabajo en equipo y fui a la casa de mi amiga y compañera Sandra, en el camino vi una de esas farmacias con consulta y puso a girar mi mente, aunque no era lejos de mi casa si era lo suficientemente retirado como para ir a satisfacer aunque sea un poco mi fantasía. Quedaba a 3 calles de la casa de Sandra y le conté a ella que llevaba algunos días que me sentía algo débil, fatigada y que igual de regreso a casa pasaba a la farmacia a la consulta, ella me dijo que nunca había ido ahí pero igual y me daban algo.
Llegue al lugar entre indecisa y nerviosa, me atendió un Joven con bata de doctor de entre 25 y 30 años que pensé sería el Doctor y le dije que quería pasar a consulta, me dijo que enseguida me atendían y me pidió pasar por un pasillo a un costado del mostrador al fondo me senté en una banquita y espere un poco hasta que de la puerta salió un señor como de 50 años también de bata que me pidió pasara. Ya dentro los nervios me traicionaban pues sentí arrepentimiento y hasta ganas de salir corriendo, pero seguí me senté y comencé a platicarle al doctor que últimamente me sentía muy débil, cansada y hasta con un poco de dolor muscular. Comenzó a hacer preguntas acerca de mi alimentación, hábitos de sueño, actividades físicas y datos en general. Me hizo pasar a una mesita o como camilla donde me recosté y me tomo la presión me subió un poco la blusa y con su mano en varios lugares fue revisando mi vientre me senté y reviso mis pupilas, así sentada paso su estetoscopio por mi espalda y luego por mi pecho sin que me quitara la blusa pero el rose del estetoscopio en mis tetas si me inquieto un poco. Reviso mi boca con uno de esos palitos de madera y me dijo que estaba muy bien que solo necesitaba descanso y tal vez unas vitaminas para eso del dolor muscular no me vendrían mal, al oír esto le dije que si eso sería muy bueno, se fue al escritorio y comenzó a anotar, mientras lo hacía yo estaba muy nerviosa y ansiosa por saber si me las daría inyectadas y las pondría en ese momento o que. Se levantó acercándose y me dio la receta, me dijo que había en grageas o inyectables que ambas eran igual de efectivas y era decisión mía y sonriendo dijo seguro que por el dolorcito del piquete seguro escogía las grageas pero que sino ahí mismo me las podían aplicar, que las surtiera en el mostrador y ahí también me cobraban lo de la consulta, se despidió diciéndome que quedaba a mis órdenes que él estaba lunes, miércoles y viernes. Salí nerviosa todavía porque no quería que se notara lo que pretendía pues me daría mucha pena pero también con algo de alivio pues aunque mis fantasías me calentaban mucho no dejaba de lado mi terror por las inyecciones, ya en el mostrador me tarde un poco pues estaba ocupado el joven que en un principio me atendió y mientras esperaba mire una de sus vitrinas que tenían con artículos varios que la verdad ni atención ponía pues mi mente todavía indecisa en saber que pediría y si me atrevería a regresar a que me inyectara. Mientras disimulaba mirar la vitrina si pude notar como el joven del mostrador me veía y su mirada se dirigía a mis nalgas que ese día llevaba unos jeans no muy ajustados. Su mirada aunque trataba de disimular era muy insistente y yo aunque de reojo lo veía disimulaba hasta que se desocupo y me acerque dándole la receta y me dijo los mismo que el doctor grageas o inyectable, entre pena e inocencia le pregunte cual será más efectiva y el sin dudarlo me dijo inyectable es mejor y más rápido el efecto la mayoría la adquiere en esa presentación, mirándolo a los ojos le pregunto y dolerán mucho?, el me responde bueno siendo vitaminas y sabiéndola aplicar no es tan molesto. Tomando valor las pido y le pago. Salí con un montón de ideas en mi mente pero con cierta satisfacción de haberme atrevido.
Creo que en esta primera parte ya me extendí mucho y en otra ocasión les contare como fue el recibir esos piquetes.