Cuando desperté, con un fuerte dolor de cabeza, me encontraba en el hospital, la enfermera a mi lado, tras llamar al médico, me informó que durante el día anterior, el conductor de una camioneta me había dejado en las puertas de un dispensario de salud, completamente desnuda, drogada, y borracha, víctima de múltiples violaciones. Y que luego me trasladaron a ese hospital, que lo único que les ayudó a conseguir a mi esposo fue un número de teléfono escrito sobre mis tetas y nalgas.
Relato
El rapto…
Cuando desperté, con un fuerte dolor de cabeza, me encontraba en el hospital, la enfermera a mi lado, tras llamar al médico, me informó que durante el día anterior, el conductor de una camioneta me había dejado en las puertas de un dispensario de salud, completamente desnuda, drogada, y borracha, víctima de múltiples violaciones. Y que luego me trasladaron a ese hospital, que lo único que les ayudó a conseguir a mi esposo fue un número de teléfono escrito sobre mis tetas y nalgas.
Yo me mostré de lo más sorprendida, y apenas llegó el médico de guardia, me informó que ya mi esposo se encontraba en el hospital, pero que antes de permitirle que él me viera, un inspector de la policía, necesitaba hablar conmigo. Aunque yo reflejaba que estaba sumamente confundida, el inspector me entrevisto, o mejor dicho me interrogó. A lo que yo le dije, que le diría todo lo que podía recordar.
Lo que le conté al policía…
Que realmente no era mucho, ya que el miércoles, justo cuando mi esposo y yo nos fuimos acostar, irrumpieron en nuestro dormitorio tres tipos armados, y con sus rostros tapados con pasamontañas.
Después de que desvalijaron toda la casa, metiendo todo en nuestra camioneta, el jefe que no me quitaba los ojos de encima, me obligó a ponerme de pie, diciéndole a mi esposo que él sabía que mi esposo le darían un gran cheque, como parte de una herencia que esperaba recibir, cosa que yo misma ignoraba. Y que hasta que mi esposo no le hiciera entrega de todo el dinero, me iban a llevar.
Advirtiéndole varias veces que si no seguía las instrucciones, o le informaba a la policía, me matarían, y que él sería el responsable de mi muerte. Yo fui sacada de mi casa, únicamente con la bata de dormir que cargaba puesta, y de inmediato me pusieron una oscura venda sobre los ojos, y me obligaron a entrar en la camioneta.
Muerta de vergüenza, mientras no dejaba de llorar, le conté al policía, lo poco que recordaba, de cómo después de que llegamos a un lugar, que ni idea tenía de donde era. Me tocaron por todas partes, y después me desnudaron a la fuerza, obligándome a beber mucho, y a tomar unas cuantas pastillas, para luego violarme, durante los tres o cuatro días que me tuvieron secuestradas, y durante todo ese tiempo, no le pude ver la cara a ninguno de los tres, ya que siempre estaban usando esos negros pasamontañas.
Después que aquel policía tomó mi declaración, se retiró diciéndole a mi esposo en la puerta que iba a ser sumamente difícil, sino imposible dar con los secuestradores.
Lo que le conté a mi esposo…
Cuando entró mi esposo, dicen que caí en un ataque de histeria, y sin dejar de llorar le gritaba, que me habían violado. En eso entró la enfermera, y le pidió que se retirase. Cuando a los pocos días, regresé a casa, aún no podía hablar con él de lo sucedido, me encerraba en el cuarto, y le decía que no quería ver a nadie. Por lo que mi esposo, siguiendo las recomendaciones que le habían hecho en el hospital, me llevó donde una psicóloga, para que me ayudase por medio de terapia.
No fue hasta un par de meses, de estar en terapia, que finalmente pude hablar con mi esposo de lo sucedido. Le dije que apenas me sacaron de la casa, semidesnuda, ya que nada más tenía puesta mi bata de dormir, me vendaron los ojos, y me obligaron a subir en el asiento trasero de nuestra camioneta. En el trayecto a donde se dirigían, los dos tipos que estaban a mi lado, comenzaron a manosear todo mi cuerpo, agarrando mis tetas, y mi coño.
Por lo que cuando protesté, me han dado un tremendo bofetón, obligándome a que me quedase callada, mientras que esos dos tipos continuaron introduciendo sus dedos en mi coño, y manoseando mis tetas, de manera descarada. No se por cuánto tiempo estuvimos rodando en la camioneta, pero cuando finalmente se detuvieron me obligaron a bajar, y a caminar sin poder ver donde me encontraba ni a donde me dirigía. Sé que pasamos por varias puertas, hasta que llegamos a una escalera, por la que fui bajando, al tiempo que uno de ellos no dejaba de agarrar mis nalgas.
Después atravesamos otra puerta, y de momento me han quitado la venda de los ojos, y frente a mi estaba uno de ellos, que me dijo como si me conociera de toda la vida. Hilda, querida, hasta que tú esposo nos estregue el dinero, harás todo lo que mis amigos, y yo te ordenemos, de lo contrario, si nos desobedeces, te vamos a desfigurar el rostro, las nalgas, los muslos, y hasta tus hermosas tetas te las vamos a cortar, y finalmente ya sea por las buenas, o por las malas harás lo que te ordenemos.
Yo estaba tan asustada, que lo único que pude hacer fue ponerme a llorar, pidiéndole que no me hicieran daño. En ese momento él me ordenó que me callara, y que me quitase todo lo que tenía encima. Yo estaba tan asustada, que en lugar de hacerle caso, le volví a pedir que no me hiciera daño, y de inmediato los tres me han saltado encima, y a la fuerza me arrancaron, la bata de dormir, y hasta las pantis de algodón que cargaba puestas, dejándome totalmente desnuda.
Eso me asustó más todavía, y continué llorando, y pidiéndole a gritos que no me hicieran daño. Fue cuando el jefe de ellos, me ha vuelto a dar otro bofetón, haciendo que me callara de inmediato. Luego le dijo a uno de sus compañeros, que buscara algo de beber, y de las pastillas que a él tanto le gustaba tomar. Yo pensé que ellos se iban a emborrachar, pero mientras que el jefe y otro de los tipos no dejaban de agarrarme por todas partes, cuando regresó el otro, con una botella de algo que no se si era ron, tequila, vodka, o ginebra.
Él, mientras me amenazaba con una sucia navaja, me ordenó que me diera un trago, luego otro, y otro, obligándome a que me tomase casi media botella yo sola, para luego darme unas cuantas pastillas, las que también me obligaron a tomar. Y todo eso sin dejar de estar manoseándome por todas partes. Al poco rato, no tan solo estaba bien borracha, sino que también me sentía muy drogada, tanto que a medida que los tres siguieron manoseando mi cuerpo por todas partes, y en especial agarrando mi coño, la verdad es que en el estado en que yo me encontraba, ya no me sentía mal, no me importó, y muy avergonzada le confesé a mi esposo que después de un rato de estar pensando en él, dejé de hacerlo, y comencé a disfrutar de lo que aquellos tres tipos me estaba haciendo.
Bueno después de eso, con lo borracha que yo estaba, uno de ellos me ordenó que me pusiera a bailar, moviendo mis nalgas, y recuerdo que gustosamente así lo hice, movía mis nalgas frente a los tres, así como mi desnudo coño, ofreciéndoselos a los tres, a medida que ellos seguían manoseándome por todas partes. En esos momentos el jefe se quitó los pantalones, y sus interiores, al tiempo que me mostraba su verga, me dijo. A ver Hilda, antes de que te demos gusto, tú quieres ponerte a mamar mi verga. Yo aunque por una parte sabía que no debía hacerlo, por otra parte a pesar de lo borracha que estaba, me acordé de los bofetones, y de que si no les obedecía, me cortarían las nalgas, mis tetas, y mi cara.
Por lo que más que todo por miedo, me agaché frente a él, y sacando mi lengua me puse a pasársela por todo el tallo de su verga. Así mientras que yo comencé a chupar su verga, sus amigos no dejaban de manosear mi coño, por lo que en ciertos momentos, la verdad es que deseaba que dejasen de hacerme eso, y se decidieran a meterme sus vergas dentro de mi coño. Al poco rato de estar mama que mama, el jefe, me ordenó que me detuviera, y llevándome hasta un sucio colchón, que había en ese lugar, hizo que me acostase. Indicándome que abriese las piernas, pero antes de colocarse sobre mí, me dijo. Ahora quiero que nos invites, a que te hagamos feliz. Yo al escucharlo, simplemente repetí lo que él me había dicho, diciéndole. Los invito, a que me hagan feliz. Yo pensé que con eso bastaría, pero la verdad es que no fue así, ya que el Jefe me dijo, si ok. Pero procura sonar más convincente, como si de verdad quieres que te lo meta. Cuando lo escuché decirme eso, me agarré el coño, y manteniendo mis piernas bien separadas, le dije. Por lo que tú más quiera, métemelo, para que yo sienta tu sabrosa verga, dentro de mi caliente coño.
En ese momento me puse a llorar con fuerza, pidiéndole a mi esposo que me perdonase, diciéndole, que no quería decir eso, que lo había dicho por miedo, a que me golpeara, o me desfigurara el rostro. En ese instante mi esposo, mientras me abrazaba, en un tono de voz suave, me dijo. Yo lo comprendo querida, yo sé que todo lo que hiciste, fue primero estabas sumamente borracha y drogada, además que todo fue a la fuerza, o por miedo a que te desfiguraran, o quizás hasta de que te llegasen a matar. No tengo nada que perdonarte, a ti te obligaron, y eso lo entiendo. Así que procura dejar de llorar, y sigue contándome lo que puedas.
Yo después de controlarme, le seguí contando todo lo sucedido, de cómo fui sintiendo aquel duro y caliente miembro penetrando mi vulva, y de como yo sin poder controlarme, comencé a mover mis caderas, mientras que gemía y le pedía a ese tipo que me diera más y más duro, al tiempo que uno de sus compañeros, me colocó su verga sobre mis labios, y yo sin que me lo ordenasen me dediqué a mamársela. En ese momento le dije a mi esposo, que yo estaba tan borracha, que me decía a mí misma. Y pensar las veces que tu esposo te lo ha pedido, y tú te has negado, y ahora viene ese tipo, y nada más te pone su verga frente a tú boca, y sin que te lo ordene, se la estas mamando. Aunque noté en el rostro de mi esposo, cierta incomodidad, yo deseaba decírselo todo, por lo que continué diciéndole, todo.
Así que mientras le mamaba su verga a uno, sentía como su jefe, me enterraba una y otra vez todo su caliente y duro miembro, mientras que yo no dejaba de mover mis caderas, como si realmente fuera una puta. En ese instante, me puse a llorar nuevamente, y le volví a pedir a mi esposo que me perdonase. Que yo no le quería ser infiel, pero quien sabe que pastillas me hicieron tomar, que en esos momentos, lo que deseaba era seguir sintiendo aquel duro miembro entrando, y saliendo de mi coño, sin descanso.
Mi esposo me volvió a decir, que no tenía nada que perdonarme, que todo fue por culpa de esos tres tipos, que abusaron de mí, como les dio gusto y gana. Aprovechándose del estado en que ellos mismos te habían obligado a estar, yo sé que buena, y sana no hubiera sucedido nada de eso, por eso te obligaron a beber, y a tomar esas pastillas. Para poder aprovecharse de ti. Yo aun gimoteando, continué contándole todo, con lujo de detalles. Así que a medida que el jefe no se detenía, y seguía enterrándome, todo su miembro. De momento se detuvo, y me dijo. A ver Hilda, quieres que te dé por el culo, yo de inmediato le dije que no, porque era tanto el placer que estaba sintiendo, que no quise que se detuviera.
Pero él sin decir más nada, sacó su verga de mi coño, mientras que su compañero sacó la suya de mi boca, y me dijo. Pues sí, te voy a dar por ese apretado culo, y sin más ni más me obligó a que me pusiera boca abajo, separó mis piernas, y mientras que con una mano separó mis nalgas, con la otra dirigió su verga a mi culo, y antes de que yo pudiera hacer o decir algo sentí, como me enterró toda su verga de un solo golpe, haciendo que yo pegara un tremendo grito de dolor. Ya una vez que me enterró toda su verga entre mis nalgas, comenzó a meter, y sacar su miembro, mientras que yo, llorando de dolor le pedía que me la sacara. Pero ellos, en lugar de tenerme un poco de compasión, se reían con fuerza, y hasta se burlaban de como yo le pedía, que me sacara su verga de mi culo.
Yo sentía como una y otra vez aquella cosa entraba y salía de entre mis nalgas, como su miembro atravesaba mi esfínter, sin que yo pudiera hacer nada para evitarlo. Pero al rato, su compañero me volvió a meter su verga dentro de mi boca, y yo no sé cómo o porque también comencé a mover mis caderas, a medida que él no paraba de meterme una y otra vez toda su verga, hasta que al que se la estaba mamando, se vino, dentro de mi boca, y agarrándome la cara, con sus manos, me obligó a que me tragase todo su semen. A los pocos segundos, el jefe, se vino dentro de mí, y me dejó con el culo abierto tirada sobre aquel sucio colchón. Yo no sé cuánto tiempo permanecí tirada en ese lugar, lo que si se fue que el tercero, que mientras su jefe me estuvo penetrando, no se acercó.
Pero cuando se retiró, al rato, me despertó y me obligó a que me lavara el coño, frente a él con una manguera. Luego me mostró con una linterna un inodoro, para que lo usara cuando me hiciera falta, momento que aproveche para expulsar, lo que el jefe, me había dejado dentro de mi culo. No bien había terminado de lavar mi coño y mi culo, cuando ese tipo me obligó a que siguiera bebiendo, para luego llevarme nuevamente al sucio colchón. Donde después de que me puso a mamar su verga, por un buen rato, me ordenó que me acostase, para él penetrarme. Yo creo que me quedé dormida, ya que cuando me desperté, estaba sola en aquel oscuro sótano, con la poca luz que había pude ver la manguera y nuevamente me lavé el coño. Para luego nuevamente acostarme sobre aquel sucio colchón, y volver a quedarme dormida. No sé cuánto tiempo pasó, pero al despertarme encontré un envase de plástico con algo de comida, que sin pensarlo, y a pesar de lo fría que estaba me la comí toda.
Durante ese día los tres fueron a visitarme, por separado, obligándome a que primero me pusiera a mamar sus vergas, para luego penetrarme ya fuera por el coño o por el culo. Aunque yo no quería hacerlo, y no estaba drogada ni borracha, por miedo a que me fueran hacer algo peor, hice todo lo que me ordenaban. Ya al tercer día, y después de que los tres nuevamente me volvieron a violar, por separado. Bajaron con otra botella de alcohol, y colocándola frente a mí, uno de ellos me dijo, vamos a celebrar, así que comienza a beber, y cuando ya me había tomado como media botella de eso, me dio un puño de pastillas, diciéndome nada más, trágatelas. Lo que yo volví hacer, después de eso se retiró, y al rato ya estaba yo nuevamente bien borracha y drogada. Fue cuando los tres bajaron, se quitaron la ropa, y sin decirme nada se me acercaron, y mientras uno me penetró por el coño, otro se puso a darme por el culo, mientras que el tercero me obligó a mamar su verga. Y aunque nunca había ni tan siquiera pensado que algo así me fuera a suceder, a medida que los tres me tenía sometida, yo no paraba de mover mis caderas, y aunque me avergüence reconocerlo, lo estaba disfrutando al máximo, el placer que los tres al mismo tiempo me hacían, a pesar de estar nuevamente borracha y drogada, el sentir esas tres vergas entrando y saliendo de mi coño, mi culo, y mi boca, era algo que jamás en mi vida había sentido, y deseaba que eso que me estaba haciendo, no finalizara nunca.
Al terminar de decir esas palabras, vi en los ojos de mi esposo, el deseo de tirárseme encima, pero de inmediato, le dije. Pero eso nada más fue el inicio de esa noche, ya que cuando ellos finalmente se vinieron dentro de mí, yo quedé sumamente agotada, ya casi estaba por quedarme dormida, cuando los tres, por joder, o pasar el macho, riéndose se han puesto a orinar sobre mí. Eso hizo que al sentir su caliente orine cayéndome encima, a pesar del estado en que estaba, y del placer que había sentido. Me incomodé, y hasta se me salió decirles a los tres que eran unos hijos de puta. Fue cuando sin dejar de reírse, uno de ellos salió del sótano, y regresó enseguida trayendo un enorme perro.
Yo nada más de verlo me asusté, y más me asusté cuando tirada sobre aquel sucio colchón, aquel animal comenzó a olfatearme. Al principio me olio los pies, y sentí como su fría nariz fue subiendo a lo largo de mis piernas hasta que se detuvo justo sobre mi coño. Instintivamente pienso que cerré las piernas, pero el tipo que yo pienso que era el jefe, me dijo. Para que veas que tienes toda la razón, y que somos unos hijos de la gran puta, si no me haces caso, dejo que la bestia esta, te muerda.
Así que abre las piernas y deja que te huela el coño. Yo sumamente asustada, fui separando mis piernas, y sintiendo la fría nariz de aquel perro que no dejaba de olfatear cada vez con más fuerza mí abierto coño. Yo no me lo esperaba, pero de momento sentí su rugosa lengua lamiendo los labios de mi vagina, una y otra vez. Hasta que el tipo ese mi ordenó que me diera vuelta, y me quedase en cuatro patas, como si yo fuera una perra. Aquel animal continuó olfateando y lamiendo profundamente todo mi coño, cuando de momento sentí que se trepo sobre mí, y casi de inmediato su verga penetró mi coño. Yo me quedé sin saber qué hacer, mi mayor temor era que me mordiera, pero apenas sentí su verga penetrándome, ese temor desapareció.
Así que mientras es perrazo aquel me enterraba su miembro, los tres no paraban de reírse de mí, diciéndome que era toda una perra. Así que mientras aquella bestia me penetraba, yo no sé porque comencé a mover mis caderas, y comencé a sentir como aquella cosa se deslizaba una y otra vez dentro de mi coño. Yo la verdad es que poco me importaba lo que aquellos tres desgraciados me dijeran, el placer inesperado que me brindaba aquel perrazo, solo fue superado a los pocos minutos, cuando comencé a sentir algo extremadamente raro, fue cuando a pesar del estado en que me encontraba, me acordé de algo que había escuchado una vez, que los perros se abotonan, es decir que justo antes de expulsar su semen, su miembro como que les crece. Al punto que por un buen rato no lo pueden sacar, y eso era lo que me estaba sucediendo, mi coño estaba tan sobre excitado, que el más mínimo movimiento me provocaba una sensación dentro de toda mi vulva, al grado que aun sin querer disfruté de un sin número de orgasmos.
Cuando aquel tremendo animal se bajó de mí, quedamos unidos, culo con cola, y sin que su miembro pudiera salir de mi coño. A medida que le fui contando todo eso a mi esposo, me di cuenta de que había sido demasiada información para él, ya que en lugar de verme con deseo, como momentos antes, en su manera de mirarme, lo que me comunicó fue que sentía asco. Yo me hice la loca, y seguí diciéndole, que eso era lo último que recordaba, y que si no se lo dije a la policía, fue porque en esos momentos no estaba preparada para hablar de eso.
Mi esposo no me dijo nada, hasta que yo le comunique que deseaba divorciarme de él, ya que su sola presencia me recordaba todo lo que me había sucedido. Aunque él trato de convencerme de que no nos divorciáramos, finalmente aceptó.
Lo que realmente sucedió…
La verdad es que supuestamente si me secuestraron, lo cierto es que fue mi amante junto con sus hermanos, lo que después de que les di la clave de la alarma, entraron a casa. Ya que mi esposo, no me había dicho nada de la herencia, y yo me enteré al rebuscar entre sus bolsillos, y encontré la carta del abogado que le notificaba todo. Ya llevábamos cinco años de casados, y no dejaba de pelear conmigo, diciéndome que yo gastaba mucho. Así que planifique todo con mi amante, lo del sótano en parte fue verdad, ya que con el dinero que sacó de la caja fuerte de mi esposo, nos fuimos a una de las más lujosas cabañas de un hotel en la playa, y con las tremendas borracheras que agarré, durante esos tres días, me acosté con los tres. Ya que mi amante no es para nada celoso, y lo del perro, fue algo que también sucedió, por la misma razón por estar bien borracha. Aquel animal pasó frente a la cabaña, y uno de los muchachos lo atrajo, con algo de comida. Yo cuando lo vi, como estaba bien borracha, lo llamé, y cuando al acercase a mí se puso primero a oler mi coño y después a lamerlo, mientras que los chicos, me retaron a que no me dejaba montar por aquel perro. Lo demás se lo pueden imaginar.
Por qué me dejaron en un dispensario, borracha y desnuda, porque sencillamente era parte del plan, aunque lo de los numeros de teléfono, fue idea de mi amante, para que pudieran localizar a mi esposo más rapidamente, despues de que nos dio el dinero. Del divorcio no me quedó nada que estuviera relacionado con la herencia, claro que sin contar el dinero, ni las propiedades que mi ex y yo habíamos adquirido previamente.
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 22:19) dice:
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