Ya en la finales de mi años en el liceo a mis 16 años tome una decisión que cambiaría mi vida, yo había seguido jugando con mi hermanita pero cada vez los juegos se hacían cada vez más intensos, y peligrosos, una mañana. La mañana de la boda de nuestro hermano Jorge, él había embarazado a su novia y antes de que la barriga se notara sus suegros lo casaron, su novia y futura esposa era bonita y simpática. Ah sus 21 años seria padre baya locura. Pelo largo ondulado color miel, igual que la piel ojos verde claro delgada, no muchas tetas ni culo pero su simpatía era suficiente para enamorar a cualquiera mi hermano tenía suerte. La cosa es que mientras me bañaba para ir a la boda mi hermanita Clarita entro al baño.
Relato
EL REY.
TERCERA PARTE COM MIS EMOCIONES
Con El Sello De Placer y Morbo.
Hola ha todos gente porongueros, soy un chico con deseos de compartir mis historias y las de personas cerca ha mi con ustedes…. este como todos mis relatos esta hecho para ustedes para su disfrute, pero he de aclarar ciertas cosas, muchas de estas historias no son de mi autoría otras si otras si lo son, otras fantasías que he tenidos yo o alguien cerca ha mi, que me lo ha confesado, otras son reales pero no mías, relatos de otras personas que me lo confiesas y al final logro convencerlos de que me dejen publicarlos, claro con nombres y lugares diferentes para proteger su identidad, por este motivo es que no digo quien es quien, cual es mío o cual no, cual es real y cual no lo es, pienso que lo hace mas interesante y hace pensar ha la gente, son muchas las historias que tengo pero poco el tiempo, espero que las que puedo publicar sean de su agrado.
Jorge: padre
Carmen: madre
Jorge: hijo mayor, el primero
Viviana: la hija mayor, la segunda
Carmen: la segunda hija, la tercera
Manuel: el segundo hijo, el cuarto
Lucas: el tercer hijo, el quito, y el relator
Clara, Clarita: la tercera hija, la sexta
Ramón, Ramoncito: el cuarto hijo y ultimo, el séptimo
Mariana: rubia de la biblioteca, amiga y amante
Señora Rodríguez: encargada de la biblioteca
Elena:Esposa de Jorge hijo
Rosa:Mi suegra
Violeta:Mi novia
Diego:era un rubio alto y fornido, amanté y nuevo esposo de mi madre.
Claudia:
Sofía:
TERCERA PARTE. UN CAMBIO DE VIDA
Ya en la finales de mi años en el liceo a mis 16 años tome una decisión que cambiaría mi vida, yo había seguido jugando con mi hermanita pero cada vez los juegos se hacían cada vez más intensos, y peligrosos, una mañana. La mañana de la boda de nuestro hermano Jorge, él había embarazado a su novia y antes de que la barriga se notara sus suegros lo casaron, su novia y futura esposa era bonita y simpática. Ah sus 21 años seria padre baya locura. Pelo largo ondulado color miel, igual que la piel ojos verde claro delgada, no muchas tetas ni culo pero su simpatía era suficiente para enamorar a cualquiera mi hermano tenía suerte. La cosa es que mientras me bañaba para ir a la boda mi hermanita Clarita entro al baño.
--Porque no jugamos un rato. -Dijo ella abrasándome por la espalda totalmente desnuda, de una mi polla se levantó yo la puse contra el espejo del baño y empecé con mi polla a metérsela entre sus nalguitas, pero no a penetrarla mis movimientos eran lentos pero precisos, eran increíble sus débiles gemidos sus cara estaba roja, la excitación era mucha mientras yo apretaba y pellizcaba sus pequeñitos pezones, pudiera haberle acabado en la cola si no fuera porque en el espejo vi el rostro de mi padre de esa noche diciéndome.“¡Hijo solo cuida de tu hermanita sí!”
--Aún estoy caliente, sigamos jugando. -Me dijo en susurro.
--Mejor entra a la regadera. -Dije, ella sonrió y entro, abrió la regadera cuando iba a entrar se abrió de golpe, la puerta del baño y entro Carmen yo la mire fijamente ella me miro desnudo con mi polla aun erecta.
--Haahah yo solo. -Balbuceaba.
--¡Largo! -le grite. Ella salió corriendo. Yo entre a la regadera con la cara roja mi hermana Clara tenía los ojos como palto.
--¿Qué hacemos?
--Bañarnos sin nada de juegos yo salgo primero, y tú te quedas y te sigues bañando, si te preguntan tu entraste después de mí. Ella asintió y así lo hicimos, o me fui primero pues debía pasar porque papa. Cuando llega a su casa. Una casa en un bonito bario pero la casa estaba muy fea, tenía unos 3cuarto, pero solo funcionaba uno un baño pequeño sala y cocina un frente y fondo muy abandonado. Al entrar vi ha papa en unos chor corto, en franelillas y viendo una película.
--¿Papa porque no te has alistado?
--Hijo no iré hala boda. -Me respondió rotundamente.
--Porque no.
--Porque hay estará ella. -Dijo mi padre con una cerveza en la mano. Verlo a si no me gustaba. Yo era el que más lo visitaba, trataba de limpiar la casa, cuñado del no estaba, y no era que me gustara limpiar, pero era lo mínimo que podía hacer para ayudarlo. Y le dejaba una comida buena para él, pero eso no era obviamente suficiente.
--Papa pero a Jorge le gustaría.
--Lo sé y le pediré disculpas a él después, pero quiero que le des este sobre. -Dijo entregándome un sobre a mí.
--Padre no me gusta verte así. -Le dije él no me dijo nada solo miro fijamente la pantalla del televisor.
--Te visitare después adiós. -Le dije aléjame del enojado por todo lo que pasaba.
--Adiós hijos.
--Te amo. -Le dije saliendo de su casa.
--Yo igual. -Me grito.
Cuando llegue a la boda estuve en la misa Clarita en ella me acariciaba las piernas pero yo la controlaba, se puso brava por eso, y no me hablo en toda la fiesta eso era alago bueno, porque si no podía evitar problemas. Cuando me estoy desganado a buscar a mi hermano entro al cuarto de la dama de honor. Cuando abrí la puerta vi a mi hermano empalando a una de las damas de honor, pero no era cualquier dama de honor si no la hermana mayor de la novia ahora su esposa.
--Huss así si…. Siiiiiiiiiiii, si, si dame uy que rico. -Decía ella yo me detuve de golpe de repente vi que venía hacia mí la novia.
--Ha hola tu eres Lucas cierto no has visto a tu hermano.
--¿Cuál? -le dije bobamente. Ella me sonrió.
--Ha cual más a mi esposo. -Dijo ella con orgullo, yo quería romperle la cara a mi hermano.
--¡Ha no pero mira no nos conocemos mucho cierto.
--Si es cierto eres el hermano que menos conozco incluso conozco más ha Ramoncito que y a ti y a su padre.
--Ha bueno es que mi padre aun esta dolido pro lo de mama. -No quería hablar con ella de eso pero a lo mejor si hablara de ella de eso no entraría al cuarto y vería lo que yo vi.
--Si eso es malo, tu hermano me lo conto. -Dijo con voz apenada.
--¿Tu esposo? -le pregunte ella se rio.
--A sí. -Dijo ella riéndose.
--Bueno porque no platicamos y no conocemos más, al final somos ahora familia, en este cuarto no está yo también lo estaba buscando porque no lo buscamos junto.
--Si, si parece buena idea.
--Hablamos de todo, eso fue divertido de hecho, incluso bailamos unas cuantas música o más bien CD completo. Notaba que Carmen me miraba raro, después de haberme visto desnudo no la juzgaba, y Clarita me miraba con odio, yo seguía con ella con la esposa de mi hermana Elena después de un buen rato mi hermano aprecio, su esposa lo tomo le hablo y bailaron un buen rato después yo lo tome.
--Ha Elena me préstame a tu esposo un rato.
--Ha si claro pero me lo devuelves completo.
--Seguro. -Le dije mi hermano y yo estábamos del mismo tamaño solo que él era más robusto tenía más cuerpo de hombre yo lo tome y lo lleve a un rincón.
--He, he déjame que te paso enano.
--Ha mi nada peor a ti siestas loco. -Le dije en voz baja.
--De que mierda me hablas.
--No te agás el estúpido, te vi con la hermana de tu esposa hace un momento. -Le dije él se quedó pálido.
--No le digas a nadie no te atrevas.
--Mira eso no es asunto mío, pero tu esposa es una mujer muy lindan o deberías hacerle eso.
--No eres quien para jugarme. -Se puso a la defensiva yo arquee la ceja.
--En realidad si lo soy pero eso no importa te daré un consejo de ahora en adelante tu veras si lo tomas deja eso con la hermana de tu esposa, y si no me haces caso por lo menos aprende a hacer las cosas me debes una. -Le dije dando el sobre. Espere que no me preguntara como se sobre relaciones sexuales sin que nadie se entere.
--Que es esto.
--No se me lo dio papa... Me dijo que lo disculpara qué no puede venir.
--Si claro. Dijo mi hermano tomado el sobre guardándolo en su saco yo lo tome del brazo con fuerza.
--Sabes que papa aun ama a mama y ella no a él, él no puede estar cerca de ella.
--Si ya lo sé. -Parecía comprender.
--Debes visitarlo.
--Si claro.
--Recuerda que me la debes.
--Si, si solo mantente callado. -Me dijo el alejándose de mí.
--No es solo por eso es porque tu mujer ya casi se da de cuenta, si no le invento algo y la saco del camino... iba justo a buscarte en ese cuarto. -El asintió.
--Bueno gracias hermano. -Dijo dándome una palmada.
--Si lo que sea me voy tengo mucho que estudiar.
--Te volverás loco con esos libros.
--Necesito esa beca y poder estudiar medicina.
--Buena suerte con eso.
--Si lo sé, gracias chao disfruta tu luna de miel.
--¡¡¡¡Claro!!!!! -Con eso me fui a la biblioteca. Ese lugar se estaba convirtiendo en mi refugio para mis emociones y deseo sobre mi Hermana.
Para ser honesto las historias en la biblioteca que frecuentaba casi a diario no son muy interesantes, excepto esta, claro. En el comienzo del día mi cabeza solo pensaba en la mierda de mañana que me esperaba en la biblioteca estudiando. Y eso era lo único que me dejaba fuera de mis problema en la casa, Clarita siempre peleaba diciendo que ya no tenía tiempo para ella, yo le explicaba porque no podíamos jugar más con tanta frecuencia ella me diecia.
--Desde la ves que casi Carmen nos ve en el baño, no jugamos nada.
--Tengo muchas cosas que hacer.
--En la biblioteca. -Dijo.
--Si y me voy. -Dijo tomando mi bolso.
--¿Que tienes novia? -Me pregunto enojada cruzando sus brazos por debajo de sus pequeños pechos.
--No, y lo sabes, no soy popular entre las chicas…si tuviera una novia tu serias la primera en saberlo.
--Tienes muchas amigas lindas.
--Si y tú lo has dicho amigas nada más.
--Pero ellas quieren más.
--Si, seguramente, pero yo no quiero más nada con ella. -Le dije y me fui. --Chao.
Pero la época de exámenes y entrega de trabajos se acercaba y no quedaba otra alternativa, y era mi salvación. Después de caminar lentamente las 8 cuadras que me separaban de la biblioteca llegué a destino. La biblioteca es un edificio bastante antiguo con las refacciones típica de los tiempos que vivimos (no me destaco mucho en describir edificios, je.) Como siempre me dirigí al primer piso. Me senté en el sitio de siempre, en la mesa de siempre. En ese horario, la biblioteca está casi vacía, es más durante la mañana casi no hay nadie. Como de costumbre, en la mesa enfrente de mí estaba Mariana. Una atractiva mujer que me llamaba poderosamente la atención. Debía rondar los 24 o 25 años, tenía el pelo largo y lacio, rubio, que ese día lo llevaba suelto. Ojos azules en unas gafas que le daba una imagen de genio, labios carnosos rosados, piernas largas. Su cara era angelical. Pero lo que más llamaba la atención de ella era su cuerpo. Era bastante alta, tenía unas piernas como ya se las dije hermosas, y una cola perfecta, y sus pechos eran del tamaño justo, ni muy grandes, ni muy pequeños. También me gustaba mucho su forma de vestir. Solía llevar faldas largas con botas y camisas lisas de distintos colores. Muy sobria en su forma de vestir. Pero más que su atractivo lo que más me gustaba era esa excitante situación de estar a un par de metros de ella y verla allí sentada, estudiando, y observar cómo se levantaba de vez en cuando y pasaba a escasos centímetros de mí dejándome embobado mientras la miraba. En mi interior sabía que nunca pasaría nada con ella porque es de esa clase de mujer que se ve formal y recatada. Además (pequeño detalle) está casada, como así lo indicaba su anillo. Al sentarme la saludé como siempre. Era muy joven para estar casada ero mi hermano tenía 20 cuando se casó.
--Buenos días.- Le dije.
--Hola, buenos días.- Me respondió ella con una sonrisa en su cara. --¿Me podrías ayudar un momentito?- Me preguntó. Se ve que estaba esperando a que yo llegue para consultarme, ya que no me dio tiempo casi ni para sentarme.
--¿Qué duda tenéis?- Le pregunté.
Ahí me contó la duda que tenía (no viene al caso contar de que se trataba). Me senté al lado, casi tocando pierna con pierna y comencé a leer su libro. El olor de su perfume era hermoso. Notaba su aliento fresco en mi cara. Mordía la birome de una forma muy sensual mientras leía al lado mío. La verdad es que me estaba excitando muchísimo aquella situación. Cuando terminé, le expliqué lo que había entendido y le marqué los puntos más relevantes. No dejaba de mirarme mientras lo hacía pero su cara demostraba que no entendía nada.
--¿Entendéis?- Le pregunté.
--La verdad es que no. -Dijo. --Dios…soy un desastre, perdona por hacerte perder el tiempo. - Me dijo con voz desesperada.
--No importa, puedo explicártelo las veces que sea necesario -(típica frase docente, ja). --No es muy complicado… -Y retomé la explicación.
--Creo que está bien. Voy a anotar algunas cosas que me dijiste.
Comenzó a escribir y ahora era yo quién la observaba. Tenía las piernas cruzadas, su cara pensativa era la de un ángel. Me dieron unas ganas bárbaras de besarla, de acariciarla. Al cabo de unos minutos terminó con sus escritos.
--¡Bien! Por fin… -Me dijo al tiempo que me daba un abrazo y ponía su cabeza sobre mi hombro en forma de agradecimiento. --Muchísimas gracias, de verdad, gracias… ¡¡¡SOS!!! Muy amable, no sé cómo agradecerte. -Me dijo en broma.
--Bueno, no suelo cobrar por estas cosas, pero si queréis podéis invitarme a tomar algo así nos vemos alguna vez en otro ámbito. -Le dije. Ella se me quedó mirando un poco extrañada por lo que acababa de decir. Pero acto seguido me sonrió como si lo que le hubiese dicho fuese de broma.
--Si se entera mi marido que ando saliendo con jóvenes por ahí, me mata a mí y luego a vos. Además, ¿qué mejor lugar que una biblioteca?
--Así que tenéis un marido celoso. Tranquila que yo no pensaba hacer nada más que charlar y conocernos más. -Ella se quedó un poco dura y se puso algo colorada. No se imaginaba que lo de la invitación se lo decía en serio. Así que intentó arreglarla.
--¿Y dime qué carrera cursasen la universidad?
--Ha no, no, yo no estudio en La universidad.
--¡Ha no! ¿Pero esos libros ¡cuándos años tienes!?
--¡Ha! tengo 23. -Mentí, si se enteraba que era menor de edad puede que ni siquiera me hablara mas. --Es que estuve unos años fuera del país, por cosas personales, y bueno es ahora que voy a entrar a la universidad en medicina pero estoy despolvándome los años que tengo sin hacer nada.
--Ha claro. -Dijo ella asintiendo.
--Hay no me respondiste la pregunta. -La volví a presionar.
--¿Y cuál era?
--¿Es celoso? ¿Entones tu marido eres muy joven para estar casada? ¿Canto tienes 23 24? -A las mujeres siempre le gustan que le quiten más años de edad, así que siempre suelo hacer eso. Ella se rio un poco se empezó a poner colorada sabía que iba bien.
--No es que mi marido sea celoso, la verdad es que por las tardes no tengo mucho tiempo para salir. Y tengo 25 años y gracias por eso de joven.
--¡Qué mal! Me caes muy bien y me gustaría tener una relación un poco más íntima con vos, en el buen sentido de la palabra claro. -Le dije bromeando.
--Claro, vos también me caes muy bien. Me agrada que un chico como vos se interese tanto por mí y me ayude. Seguro que si le pido ayuda a otro no me da ni bolilla.
--No lo creo. Es difícil rechazar a una mujer tan linda y simpática como vos. -La estaba piropeando descaradamente para que se diera cuenta que me gustaba de verdad.
--Muchas gracias, pero sé que lo dices para quedar bien.
--¡Nooo! De todas las mujeres de acá vos SOS la más linda. El que yo sea hombre no quiere decir nada, puedes preguntarles a ellas mismas y te dirán que eres la más hermosa. -Por si no le había quedado claro que me quería encamar con ella. Ella se rio de mi chiste. Ahí tenía la confirmación.
--¡Epa!, no sabía que te gustaba tanto. Vos también SOS un chico muy lindo y simpático. Y te agradezco todas las cosas lindas que me decís.
--Si no estuvieras casada ya te hubiera encarado a la semana de conocerte. -Le dije bromeando.
Ella forzó una sonrisa y se puso aún más colorada. Noté en mi pierna que su muslo temblaba. Se estaba poniendo nerviosa. Tenía que aprovechar esta oportunidad. Tenía que dar un paso más.
--Decime, si no estuvieras casada ¿me darías una oportunidad con vos? -Su cara reflejaba cierta sorpresa por la pregunta, pero supo disimular y tomarla con naturalidad.
--No sé qué decirte…
--Ya sé que la pregunta es un poco indiscreta, pero es que me interesa lo que piensan las mujeres sobre mí. Ya sé que con vos no tengo posibilidades, así que por eso te lo pregunto de esta manera. -Después de mi aclaración pareció que se quedó más tranquila.
--No te preocupes, no me molesta. La verdad es que estás muy bien, si yo estuviera libre, seguramente te seguiría la corriente y me dejaría llevar.
-- Si ahora mismo no tuvieses ese anillo en tu dedo ¿Qué harías?
--Ha no se la verdad no sé. -Dijo ella, la notaba algo acalora, nerviosa, sabía que podía tenerla si presionaba más.
--Bueno porque yo diría que si eres hermosa un mujeron eso ojos tu pelo tu estampa, tu figura, y perdóname si parezco grosero pero es la verdad.
--No me ofendes, de hecho es todo lo contrario.
--Entonces por lo menos acéptame un café.
--Ja, ja, lo voy a tener en cuenta.
--O aunque no te separes, si quieres tener algo clandestino también estoy dispuesto, yo soy muy discreto. -Dije intentado estirar la broma un poco más. Esto no le causó nada de gracia. Simplemente esbozó una sonrisa. Entonces cortó por lo sano.
-- Bueno, ya no tengo más dudas, muchas gracias por todo. Luego seguimos hablando. -Me dijo con una sonrisa. Yo no quería dejarlo ahí. Me gustaba tenerla tan cerca de mí. Decidí dar otro paso aunque la termine de cagar.
--¿Te incomoda la conversación?, siento que soy sincero con vos. No tendría ningún inconveniente en ser tu amante. SOS una mujer preciosa. No sabía lo que buscaba pero estaba loco por coger y no quería estar en la casacón Clarita.
Me incliné sobre ella y la besé. Por un segundo ella me correspondió. Pero después me separó y me empujó hacia atrás. Se levantó y se fue hacia las escaleras. Yo la seguí intentando frenarla para pedirle disculpas, pero ella bajó rápido y se metió en los baños de mujeres. Me quedé parado sin saber qué hacer. Miré hacia un lado y vi a las bibliotecarias. Se las veía ocupadas y no se habían dado cuenta de nada. Así que sin pensarlo abrí la puerta y me metí. El baño estaba vacío, salvo por ella que estaba inclinada sobre el lavatorio mojándose la cara. La verdad que la imagen era espectacular. Esa postal hizo que mi excitación creciera. Sin hacer ruido me acerqué a ella y la tomé de la cintura. Pegó un grito de susto al sentir mis manos y se dio vuela en un segundo.
--Perdóname Mariana. Me gustas muchísimo y sé que yo también te gusto a vos. -La acerqué a mí y volví a besarla. Esta vez el besó duró más, pero su reacción fue la misma.
--Pero qué te crees que SOS pendejo. Estoy casada y vos SOS un pendejo. -Sus palabras eran claras, pero el modo en que las decía no. Su voz dejaba entrever sus dudas y su nerviosismo por la situación. Así que continué intentándolo.
--No soy ningún pendejo. Me da igual que estés casada. Por mi parte no se va a enterar nadie. -Intenté besarla de nuevo, pero apartaba su cara. La tenía agarrada de la cintura, pero no intentaba separarse, solo me giraba la cara cuando quería besarla, así que opté por comenzar a besar su cuello.
--Te digo que pares por favor. Esto no está bien. -Ya no era tan tajante como antes. Se estaba comenzando a ablandar. Mi siguiente paso fue empezar a acariciar su espalda, sus brazos. Mis besos en su cuello eran prolongados.
--Para, para por favor. -Me decía.
Puse mis manos en sus muslos y fui subiendo poco a poco. Recorría cada centímetro de esa belleza, a medida que iba levantando su pollera. Con mi mano llegué a su entrepierna, la sentí caliente y algo mojada. Por encima de la hermosa tanga color vino tinto comencé a acariciarla con mayor intensidad.
--Dios, no. Que no se entere mi marido por favor. -Ya estaba hecho. La tenía toda para mí. Paré de besar su cuello y volví a intentar besarla. Esta vez fue un beso escandaloso. Tomé conciencia de la situación en la que nos encontrábamos, podíamos ser descubiertos en cualquier momento.
--Aca nos pueden ver. Puede entrar alguien en cualquier momento.- Le dije a Mariana.
--Es mejor meterse en un bañito, tienen seguro. -Dijo ella. En el baño había tres “bañitos” (me encantó como lo dijo), dos normales y otro adaptado para personas con discapacidad que es mucho más grande. Nos metimos en este y pusimos la traba.
Me acerqué a ella, le subí la pollera hasta la cintura, la senté en el inodoro, me arrodillé y comencé a sacarle lentamente la tanga. Le pasé las manos por la cintura, apreté su hermoso culito. Estaba entre sus piernas, acaricié sus hermosos muslos, suaves y lisos hasta llegar a su entrepierna. Ella comenzaba a gemir. Me acerqué y ya sentía su rico aroma, tenía el vello prolijamente depilado, solo con un tenue camino de pelos en el centro. Comencé a recorrerla con mi lengua de punta a punta, subía y bajaba muy despacio. Introducía mi lengua lo más que podía y procuraba hacerlo cada vez con más intensidad. Alternaba estos movimientos con suaves mordiscos en su clítoris. Ella dio un salto soltando un grito placentero.
--Dios mío, que caliente me estás poniendo. Necesitaba esto desde hace ya mucho tiempo. -Me dijo con voz lujuriosa.
Continué así por un tiempo más y agregué mis dedos al juego. Ahora un dedo entraba y salía mientras mi lengua continuaba con su labor incansable. Ella gemía aún más. De su interior emanaba los jugos más ricos que existen en la tierra. Comenzó a desabrocharse los botones de la camisa quedando ante mí su corpiño del mismo color que su tanga. Ella se lo sacó de inmediato y por fin pude ver aquellos maravillosos pechos. Eran perfectos y tenían unos pezones rosáceos que llamaban a chuparlos. Toqué con suavidad uno de ellos pero ella me detuvo.
--Seguí ahí por favor. -Dijo. Mientras ella misma comenzó a tocarse las tetas. Las apretaba, jugaba con ellas, pellizcaba sus pezones. --Mmm. No aguanto más. Cógeme, por favor, cógeme ya. -Me decía suplicante.
Entonces abandone mi trabajo, desabroché el pantalón liberando mi verga y antes de seguir la contemple de pie por unos segundos. Qué imagen por favor. Todavía tengo esa pintura en mis retinas. Apunté mi verga a su vagina y coloqué la punta en la entrada. Jugué un instante con la punta y comencé a penetrarla muy lentamente. Cuando entró la cabeza volví a detenerme otro poco. Ella quería que entrara toda y así lo hice. Otros segundos estuve quieto cuando la tenía toda adentro. Ahí empecé con el vaivén sin prisas. Su cara era de extremo placer. El ritmo de mis envestidas iba en aumento, mi verga entraba y salía una y otra vez.
--Ahh, ah, ah, sí, sí…así, no pares. Sí, sí, cógeme pendejo. -Me decía. Continué con una penetración más rápida, ella comenzó a temblar y estalló es un existente aunque contenido orgasmo. --¡¡Ah, ah, ah, ah, a dios que rico!! -Se empezó a hiperventilar yo sabía que estaba por acabar, que le estaban dando los orgasmos., en verdad estaba muy caliente puesto que solo teníamos unos 7 minutos desde que comenzó todo. --Mmmmmm, ¡qué hijo de puta! -Dijo. Mientras me acariciaba el rostro y me miraba extasiada.
Cuando noté que recuperaba sus fuerzas la levante del inodoro, la bese con glotonería, con mucha calentura y la di vuelta. Apoyó sus manos en el ya imprescindible inodoro y me puse atrás suyo. Es imposible describir esa obra de arte, no lo podía creer. La tomé de la cintura y volví a apuntar mi verga hacia su concha. Esta vez no hubo muchos rodeos y se la metí de una y con fuerzas. La cogía con fuerzas, entraba y salía con rapidez. Se escuchaban nuestros cuerpos golpear. Sus gemidos hacían mis embestidas irrefrenables. Quería tocarla toda al mismo tiempo, su culo, sus tetas, su espalda. El baño olía a sexo.
--Ah, ah, ah, ah, ah, ah, ah, ah, ah, ah, ah. -Cada gemido de ella era un golpe mío con fuerza y precisión, su concha estaba cerradita y jugosa, obviamente no era virgen pero no era una puta que estaba con cualquiera, apostaría en esa época que ella solo había estado con el que es ahora su esposos si acaso.
-- Dale, dale más… No pares hijo de puta. -Me decía. Su segundo orgasmos no tardó en llegar. Fue más intenso que el primero y no lo disimuló.
-- Aaaaaahhhh, siiiiiiiiiiiiiii… Me volvéis loca pendejo. -Tiraba su culo contra mí. Ante esto me encontraba por estallar y se lo hice saber.
-- ¡No doy más hija de puta! No doy más... ahahahaha
Entonces ella con cara golosa se separó de mí y se sentó en nuestro amigo el inodoro. Quedando mi verga delante de su cara. La agarró y se la metió en la boca de una. No me esperaba que pase lo que estaba a punto de pasar. Se ve que le gustaba hacerlo. Su lengua se movía alrededor de mi verga como si tratara de un pico dulce
--Mnnnnnnmm. -Gemio cuando de repente se oía el sonido de un chorro cayendo en el inodoro, había acabado, su cuerpo temblaba pero ella no detenido su boca.
Al tiempo que me pajeaba con intensidad. Sentí un placer inmenso y sin avisarle le acabé de lleno en su boca. Ella succionó hasta la última gota de semen y luego se levantó y lo escupió. Volvió a mi verga para seguir chupándomela hasta dejarla brillosa. En ese momento sentí que tocaba el cielo con las manos. Nos besamos apasionadamente y nos dijimos lo bien que la habíamos pasado. Comenzamos a vestirnos. Mientras lo hacía no podía dejar de mirarla, la contemplaba, se acomodaba su ropa y su pelo.
--¿Estoy bien así?- Me preguntó.
-- Hermosa.- Le dije Cuando salimos del baño nos dirigimos de nuevo al piso de arriba. Ella comenzó a guardar sus cosas. --¿Ya te vas?- Le pregunté.
--Sí, estoy toda transpirada, voy a mi casa a darme una ducha. Aunque sea media mañana el día de estudio se terminó-. Me dijo.
--Bueno, si queréis te acompaño - Le dije.
--Me encantaría.- Me dijo.
--Ha si pero antes de seguir debes saber algo.
--Si dime.
--Bueno tengo 16 años y muy pronto entrare a la escuela de medicina estudio tanto porque soy nerd que está buscando una beca. -Le fui sinceró ella se quedó mirándome fijamente luego sonio.
Algo así me lo imaginaba te soy sincera, si me lo hubieras dicho yo, me hubiera ido así sin más, por ser tan nene, pero ahora veo que no eres nada nene, y si quiero seguir bueno si tú quieres y no le dices a nadie.
--¿No le diga a nadie de qué? -Ella sonio.
--Muy bien, vamos.
(Continuará….)
Relato erótico enviado por Anonymous el 14 de December de 2007 a las 13:35:08 - Relato porno leído 783555 veces
Si te ha gustado EL REY. TERCERA PARTE COM MIS EMOCIONES vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar EL REY. TERCERA PARTE COM MIS EMOCIONES.
emmarey
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:07) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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