Cuando Álvaro, mi actual esposo, y yo nos mudamos a nuestra nueva casa, casi de inmediato conocimos a José, nuestro único vecino. Al verlo pensé que debía tener como unos cuarenta y tantos años, a lo sumo. Pero ese mismo día nos dijo, que recientemente había cumplido los sesenta y cinco. Además también nos comentó que se encontraba retirado, poniéndose a nuestra disposición para cualquier cosa.
Relato
Mi esposo de inmediato le tomó la palabra, y desde ese momento, no hay día que no lo ocupe, o le pida que le haga algún favor. Desde cosas como ayudarlo a pasar la máquina para cortar la grama, hasta a ayudarlo a realizar una que otra reparación en nuestra casa. Las que por lo general, José se basta solo. Un sábado en que Álvaro comprometió a José para que lo ayudase a remplazar una tubería de agua, que a media mañana, llamaron a mi esposo de la empresa en la que él trabaja, diciéndole. Que debía salir de viaje, ya que uno de los gerentes, que se encontraba realizando unas negociaciones, le dio un ataque al corazón, y Álvaro debía sustituirlo, ese día el mismo José lo llevó hasta el aeropuerto, y luego regresó a casa, para terminar el solo la instalación.
Yo me sentía de lo más incómoda, ya que aunque José nunca se quejaba, y no hacía comentario alguno, sobre la manera en que, desde mi punto de vista, Álvaro se aprovechaba de él. Yo por mi parte procuraba que pasará el menor tiempo posible en casa, diciéndole que dejase eso así, hasta que mi esposo regresara, pero José insistía en terminar, así que no me quedó más remedio, ya que nos estaba haciendo ese gran favor, prepararle algo de comer. Pero me di cuenta en cierto momento, de la manera en que el tal José se quedaba extasiado viendo mis nalgas. Y eso que yo, andaba vestida de manera muy conservadora. Luego de que terminó, cenamos, y a medida que fuimos comiendo, José no dejaba de alabar mi manera de cocinar. Pero después de cenar, seguimos conversado por un rato, y nuevamente me di cuenta de la manera en que él me miraba cuando yo le daba la espalda.
Esa noche José se despidió, y se marchó a su casa, pero yo me quedé pensando en lo atento, y colaborador, que era mi vecino, ya que hasta me ayudó a recoger la mesa, y a secar los platos. Cosas que mi esposo, al parecer resulta ser alérgico. A la mañana siguiente, me dediqué a limpiar el jardín, por lo que me vestí con un pantalón corto, y una pequeña blusa, por aquello de sentirme cómoda. Al poco rato apareció José, y sin necesidad de que yo se lo pidiera, se dedicó ayudarme. Aunque, pienso yo, que debido a la manera en que me vestí, de manera discreta, José no despegaba sus ojos de mis nalgas. Lo que en cierta forma o manera, lejos de hacerme sentir incomoda, me hizo sentir, sumamente orgullosa de mi cuerpo.
Álvaro regresó a los pocos días, informándome que debido a lo sucedido lo habían ascendido, por lo que aparte de que iba a ganar mucho más, debía estar viajando constantemente. Y no fue que me lo dijera, sino que al poco tiempo, yo comencé a echarlo de menos en la cama, aunque cuando regresaba, en ocasiones los dos nos desquitábamos. Pero eran tantas y tan seguidas sus ausencias, que en cierto momento hasta pensé, en llamar a un ex novio mío, para que me consolara. Fue en esos momentos, que me acordé de José nuestro vecino. Si bien era cierto de que era algo mayor, por su manera de mirarme, me daba la impresión de que bastaba un pequeño empujón, para que él, y yo nos entendiéramos. Además Álvaro me cela de cualquier persona, menos de José. Por lo que como ya era costumbre, uno de esos días en que mi esposo se encontraba de viaje, en lugar de ponerme unos discretos pantalones cortos para trabajar en el jardín, me busqué una vieja mini falda, extremadamente corta, y poniéndome unas bragas tipo tanga, caminaba de lo más tranquila con mis nalgas prácticamente al aire, además de también me puse una blusa bastante ajustadas, y semitransparente, sin sostén. Que a mi esposo no le gusta que use, por ser muy poco lo que le dejaba a la imaginación, según él mismo me dice. Lo que apenas me vio José, supe de inmediato que llamaba su atención, ya que cuando me encontraba frente a él, al parecer no podía despegar sus ojos de mis oscuros pezones, y cuando le daba la espalda, sus ojos parecían que se iban a salir de sus cuencas. Que como me di cuenta, por el reflejo, de nosotros dos, en las ventanas de mi casa.
Pero además de la manera de vestirme tan poca encubridora, la forma en que seductoramente comencé a tratarlo, a los pocos minutos, ya habían comenzado a rendir los frutos que yo esperaba. Con decirles que en cierto momento, al inclinarme a recoger una pequeña pala, mis senos prácticamente se salieron de la blusa, y al ver que José se quedó extasiado viéndolos, sin él decir ni hacer nada. Le pedí que me ayudase a que yo alcanzara una rama, por lo que le dije que se agachase, y me levantase, tomándome por las piernas. Y por pura casualidad, mi coño quedó prácticamente a la altura de su cara, solo me bastó estirarme un poco, al agarrarme de la rama, para que su cara, quedase frente a frente a mi coño, apenas separado de su cara, por la vaporosa tela de la mini falda. En ese momento bastó un ligero movimiento de mis caderas, para que la falda se subiera, y mi coño quedase frente a su boca. De inmediato pude sentir su cálido aliento, contra mi vulva, y eso me bastó para que yo decidiera dar el siguiente paso. Con toda intención, dirigí mi torso hacia adelante, por lo que José perdió el equilibrio, y lentamente comenzamos a caer, hasta el suelo. José terminó tirado sobre la tierra, con su cara prácticamente metida dentro de mi coño. En esos momentos el sentir sus labios en contacto con mi coño, a pesar de mis bragas, me llevó a que casi de manera inconsciente comenzara a restregárselo contra su rostro. A los pocos segundos de estar haciendo eso, haciendo que me sentía sumamente avergonzada, aun sin quitar mi coño de su cara, comencé a disculparme. Diciéndole de manera casual, que como Álvaro y yo tenemos tiempo que no nos vemos, no pude contenerme, al sentir su boca.
Yo comencé a ponerme de pie, pero de inmediato José, me tomó por el brazo, y de manera suave hizo que me sentase a su lado, diciéndome. Graciela, si me lo permites yo puedo tratar de sustituir a tu marido, mientras que él no se encuentra, y casi de inmediato me ha plantado un cálido beso con lengua y todo dentro de mi boca. Yo no pude o mejor dicho no quise detenerlo, lo dejé que me siguiera besando, al tiempo que sus fuertes manos acariciaban todo mi cuerpo. AL poco rato, José me fue quitando toda la poca ropa que yo carga puesta, hasta que me dejó completamente desnuda. Y en cosa de pocos segundos él se quitó la suya. Quedando los dos completamente desnudos, y deseosos de continuar.
José me fue recostando sobre la yerba, suavemente comenzó a penetrarme, mientras que yo fui sintiendo su duro miembro, al mismo tiempo comencé a mover mis caderas, como hacía tiempo que no lo hacía. Sus manos no dejaban de acariciar mi cuerpo, al tiempo que me decía una y otra vez lo hermosa, y buena que yo estaba. José quizás me dijo otras muchas cosas, incluso que mi coño era el más rico que se había llevado a la boca, y que mi esposo no sabía lo rica que yo estaba. Mi vecino, en principio me engaño, yo pensé que con una vez que lo hiciéramos bastaba, pero José me sorprendió, ya que una vez que en cierto momento disfrutamos de un salvaje clímax, al poco rato se dedicó a mamar mi coño, y yo su verga, la que en cosa de pocos segundos, ya se encontraba lista para volver a penetrarme, divinamente.
Bueno Álvaro se sigue aprovechando de José cada vez que puede, incluso en esa ocasión fue José quien lo fue a buscar al aeropuerto, y lo trajo a casa. Así como fue José quien lo ayudó a preparar la fiesta, para celebrar su ascenso en la empresa, y cuando mi esposo se lo presentaba a sus compañeros de trabajo diciéndoles, este es el mejor vecino, que yo pueda llegar a tener. Mientras que yo, me recordaba del sin número de ocasiones que José me ha consolado. Por lo que al escuchar a mi esposo alabarlo tanto, yo le decía a mi esposo, si José es el vecino perfecto.
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 515280 veces
Relato casi en su totalidad real que demuestra que toda mujer casada es una puta sumisa en potencia
Relato erótico enviado por morboso sadico el 29 de July de 2009 a las 18:09:16 - Relato porno leído 301071 veces
Si te ha gustado El vecino perfecto…. ( CON fotos) vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar El vecino perfecto…. ( CON fotos).
narrador
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 22:07) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:37) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF sementalx
(13 de August de 2017 a las 14:01) dice:
mmmm..que rica...como me gustaria ser el vecino
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