Estoy una mañana de miércoles de junio en mi casa holgazaneando. Hace muy poco que he acabado el colegio y el verano se presenta prometedor.
Relato
Me llamo Clara, tengo 15 años. Estoy una mañana de miércoles de junio en mi casa holgazaneando. Hace muy poco que he acabado el colegio y el verano se presenta prometedor.
Durante este curso pasado he echo un montón de amigas. Tantas que parecemos una sola clase de excursión cuando salimos juntas. Esta tarde misma he quedado con unas cuantas de ellas para ir a la playa. Nos encanta jugar al coqueteo, poner nerviosos a los chicos con nuestros exuberantes cuerpos y después comportarnos como niñas correteando y gritando en la arena de la playa.
No hay ninguno que me atraiga especialmente, son muchos nuestros amigos y claro, alguno hay guapete. Pero yo prefiero estar a la defensiva, si alguno ataca pues me defenderé y quizá lo eludo o quizá no, qué más da. El caso es que seguró que pasaré un verano fenomenal.
Estoy de maravilla en mi casa. Está esta totalmente vacía pues mis padres trabajan los dos y a mi herm anito lo han mandado de un puntapié a uno de estos campamentos juveniles en que estará casi todo el verano. Que alivio, ni bromas ni gritos ni amigos crios que aguantar como te miran y me lo voy a pasar de rechupete como si fuera hija única.
-Ding-dong-
Llaman al timbre. ¿Quien debe ser? Quizá algún amigo de mi hermanito que no sabe que está de colonias.
¡Fua! Lo despacharé rápido y me iré a tomar un baño que me tiene que sentar fenomenal.
Abro la puerta y no parece ser un amigo de mi hermano. ¿Quizá de mis padres? Es un hombre mayor medio calvo y medio relleno, vestido como si fuera un ejecutivo, con su smoking y su maleta de mano, y no parece que se haya equivocado pues no le sorprende desconocerme.
-Yo: ¿digame?
-Él: hola chica, mira, me presentaré. Mi nombre es Agustín Fajardo y vengo en representación de CFC, centro de formación por correo. Vengo a ofrecer los planes de estudios de los que dispone mi escuela para que quizá tú adquieras uno de ellos y tengas un instructivo verano que quizá pase a ser parte fundamental en tu proceso de educación juvenil que te prepara para la vida adulta. Me permites que pase adentro de la casa para desplegarte el ámplio abanico de posibilidades de aprendizaje de los que puedes disfrutar este verano?
Yo apenas me he dado cuenta de lo que me ha dicho, habla muy rapido y dice muchas cosas y yo no estoy acostumbrada a entender cosas que dicen desconocidos. Por lo que lo único que alcanzo a decir es:
-Yo: sí, pase pase.
Entramos los dos en casa y donde primero nos acomodamos es en el salón que hay nada más entrar. Él desplega su maleta en la mesa y saca unos cuantos álbumes que tratan sobre todas esas cosas que puedo aprender en su escuela. Inicia un largo discurso en que me dice que puedo aprender desde ofimática, primeros auxilios, inglés, guitarra. En fin, cualquier cosa que se puede enseñar/aprender.
Yo le digo que sí, que me interesa mucho lo que me explica y que me interesaría aprender este verano alguna cosa más que ir a la playa a tomar el sol, pero que no sé exactamente qué me gustaría aprender. Él me echa un vistazo y de pronto inprovisa algo que me podría gustar.
-Él: a ver chica. ¿cuantos años tienes?
-Yo: 15.
-Él: ¿Has pensado nunca en participar en esos pases de modelos que se ven tanto?
-Yo: ¡Uy sí! Claro. Qué chica no habrá pensado nunca en estar en el más alto grado asociado a una chica, como modelo o actriz?
-Él: pues creo que está a nuestro alcanze. Tú te ves joven y guapa y creo que no solo sería un hobby para pasar el verano, sino que te veo capaz de triunfar y ser de aquí unos años, tan famosa como esos ídolos que seguro tienes.
-Yo: oh! eso sería fenomenal, y es muy difícil aprender eso?
-Él: pues no es de los cursos más difíciles, de echo es más práctica que teoría. Pero hacen falta unos requisitos ensenciales más que aprender libros. Se trata de unos requisitos fisicos apreciados por un experto en en el tema. Yo no soy precisamente un doctorado en este tema, pero tengo ciertas nociones. Y con un ligero examen, te sabería decir si tienes o no algun futuro en ello.
-Yo: un ligero examen? A qué se refiere?
-Él: pues se trataría de que tú te aligerases un poco de ropa y me dieses un par de vueltas por delante. Yo iría apreciando cada uno de tus movimientos y formas, y te podré dar una valoración básica de si vale la pena emprender la aventura del modelaje.
-Yo: bien, estoy de acuerdo. Voy a hacer una cosa, me iré un momento a mi cuarto y mientras usted me espera aquí. Me pondré un bikini que creo no le ocultará nada a su inspector ojo modelista.
Dicho esto, me voy a mi cuarto a hacer lo dicho y confío el salón al llamado Agustín Fajardo. En 5 minutos vuelvo a estar en el salón pero esta vez ataviada, o mejor diríamos desataviada, con un simple bikini azul recién comprado.
-Él: mmm estas rica niña, a ver, acercate aquí.
Me dice desde su silla al lado de la mesa.
Yo me acerco aceptativa para dejarle ver de cerca esos encantos que tan nerviosos pone a mis amigos en la playa. Cuando estoy a su alcanze, me coje como quien coje a una silla giratoria. Y va girandome a un lado y al otro, apreciando cada uno de mis curvas y poniendo nota a cada una de ellas.
-Él: estás muy bien chica. Tienes un buen trasero y un par de mamas que si bien aún están un poco chicas, con un poco de tiempo se convertirán en un fabuloso manjar.
-Yo: y piropos aparte, que nota me da usted para que dedique mi vida, o como mínimo mi juventud, al modelaje?
-Él: pues....mmm...no sé..no acabo de decidirme. Te puedo sacar los sostenes para hacer la apreciación mejor?
-Yo: sí claro, como usted quiera.
-Él: vale, date la vuelta.
Me doy la vuelta y notó como me desabrocha los sostenes y vuelve él mismo a darme la vuelta. Con sus manos ahora en cada lado de cada uno de mis pechos va tanteando.
-Él: mmmm sí. Muy buena base y si tienes una vida sana tendrás unos fabulosos pechos de talla 90 para arriba. A ver esos pezonzitos.
Dice él, cogiendo con precisión dichas glándulas.
-Él: muy bien, muy femeninos. Hay chicas que se les nota que están cargadas de hormonas masculinas. Pero estos son verdaderamente femeneidad.
No sé exactamente qué me dice. Pero sus dedos estan excitando mis pezones que tampoco sé si lo notará pero se me han puesto duritos.
-Él: a ver, ponte de lado para ver el pérfil.
Hago lo dicho y ante mi asombro noto como el pone una mano en mi pecho y la otra en mi trasero. Continúa su discurso sobre femeneidad y hormonas y no sé que más pero a mi me cuesta entenderlo porque está mi atención captada por el acaricio que aplica en mis dos mofletes. El pectoral y el trasero. Estoy excitadísima. Ha comenzado todo como una broma endureciéndoseme los pezones pero ahora lo que se me está humedeciendo es la panocha y eso son palabras mayores.
De nuevo me gira otra vez pero esta vez me deja de espaldas a él, ofreciendole un panorama de mi trasero.
-Él: voy a bajarte el bikini, pero no te alarmes que visto lo visto tampoco se va a caer el mundo.
Mi boca está muda ya hace rato y lo único que puedo es resignarme a notar mi bikini caer al suelo entre mis piernas. Su dos manos cojen ahora cada uno de mis mofletes traseros. Tanteando su dureza y midiendo su masa.
-Él: tienes un trasero fenomenal chica, si lo cuidas bien se inchará como es preciso y enamorar varones será para ti tan fácil como giñar un ojo.
Esta vez ya no me pide permiso y me girá directamente para contemplar mi desnudo delantero. Me pone su mano en el monte de venus y lo acaricia cariñosamente mientras me mira a mis desorbitados ojos. Yo estoy gimiendo ya silenciosamente y era lo que él esperaba para que nada se opusiera a esa boca que besa mi barriga y esa lengua que saborea mi tierna piel.
Mi vendedor ambulante se agacha para seguir soboreando esta vez mi sexo. Que masturba chupando los pelos delanteros y metiendo un dedito por debajo. ¡Es riquísimo!! Yo no puedo evitar que se me escapen ahora los mismo gemidos que antes pero al triple de volumen.
-Él: ven hijita, siéntate encima mio.
Yo obedezco ilusionada para que me siga gozando y me siento a horcajadas encima de él. Vamos a darnos nuestro primer beso y ha tenido este un inmejorable prólogo. Es un hombre grande, medio calvo, debe pesar 90 kilos, tiene una cara morena y barbuda que parece papel de estraza. Pero me da el más fabuloso beso que me han dado en la vida que me deja temblando. Una gorda lengua se mete dentro de mi boca y batalla contra la mia a ver quien se mete en la boca del otro.
Mi inexpertas manos no saben más que abrazarlo alrededor del cuello pero las suyas son bastante más diestras y vuelven a estimular primero mis pezonzitos cuando después una de sus manos se pone en mi entrepierna y vuelve a insertar un poquito de dedo, que aún siendo cortísimo, me haze aullar de placer.
-Él: levantémonos.
Dicho esto me coge en brazos y me lleva al primer cuarto que encontramos, el de mis padres. Me tumba en el ancha cama y dirije ahora su ataque a mis pechos que chupa con golosía. El estímulo con la boca en mis pezones es el doble de placentero de lo que era con los dedos. La humedad de la lengua tiene las cartas de ganar mientras imprime lenguetazos en cada uno de ellos. Noto que mientras chupa, se desabrocha los pantalones y se los baja para tirarlos al suelo. Yo aún no le he visto el pene cuando mi mano siente su llamada y lo agarra. Se nota grande y gordo. Está duro como si fuera un músculo y caliente como la fiebre.
-Yo: ¡Lo quiero ver!
-Él: vale, vale.
Sale de encima mío y se estira en la cama. Ahí esta, una vergota grande como nunca la vi (nunca vi una) y él me dice: cómela.
-Yo: no sé como se hace.
-Él: es muy facil, tú solo métetela en la boca y el resto saldrá solo, como los besos.
En efecto, debe ser el mismo sabor a verga que despierta en mi cual movimiento seguir y en qué momento. Mientras lo trago una y otra vez, con la mano sigo el mismo movimiento que mi boca. Hasta que me impongo un reto. Tragármela toda. Abro mi boca al máximo y lentamente la voy tragando, adquiriendo mi cuello la postura adecuada que el mismo gesto me indica. Al final está toda dentro de mi boca hasta la misma empuñadura. Me parece tan fenomenal que bajo la atención y de pronto necesito escupirla y ponerme a toser como fumadora.
Sigo tosiendo un poco e incluso me salen algunas lágrimas. Él me calma con su mano acariciandome la espalda y se lo agradezco tanto que me abrazo a él como si fuera mi padre, aún con los ojos un poco lagrimosos.
-Él: has cogido nunca cielo?
-Yo: no, soy virgen.
-Él: bueno pues, si tú no pones impedimento, te desvirgaré.
Mi respuesta es un cálido abrazo que él convierte en el doble de cálido tumbandome debajo suyo en la cama.
Nos enzarzamos de nuevo en un fogoso beso como tratando de simular el ardiente contacto sexual que se prepara. Él se incorpora y me mira desnuda debajo de él.
-Él: qué has oído en la escuela de este acto?
-Yo: pues que duele un poco, pero que después gusta.
-Él: en efecto, ahora cuando te la meta te va a doler un poco, e incluso mancharemos un poco la manta de debajo de rojo. Pero tú ten en cuenta que se trata de tu paso de niña a mujer, y que es muy importante afrontarlo con valentía. Tienes que prometerme que serás valiente.
-Yo: acostumbro a serlo.
-Él: vale, pues voy a ello.
Haciendo lo anunciado, inserta la punta en mi vagina. Yo siento como se prepara algo muy importante que separará dos épocas de mi vida, de niña a mujer. Pero ya no puedo tirarme atrás, la suerte está echada y como le he prometido: seré valiente.
Él tira su cintura para alante insertando un trozo de poronga.
-Yo: oooooh!
-Él: bien chiquilla, ¿como la sientes?
-Yo: me ha dolido un poco, ¿ya está?
Él: no, apenas ha empezado. Te la voy a meter un poco más y te volvera a doler un poco.
-Yo: vale, adelante.
Obedeziendo mi "adelante" él tira hacia "adelante". Pero ay! si solo fuera eso! Esta vez la inserta toda y de golpe y a mi me parece de lo más que haya vivido nunca.
-Yo: OOooooohh Agustínnn!!
Pero él no se detiene ante mi infantil queja e inserta de nuevo y reinserta sin parar su poronga dentro de mi. Muy adentro.
Parece que la poronga de mi vendedor no tenga final pues noto cada una de sus inserziones, cada milimetro de ellas. Mis piernas se abrazan a las suyas como tratando que no se me escape. Es grande, gorda y dura como un músculo como dije. Ahora noto porque se entiende como diferente a una niña de una mujer. Esta experiencia me cambiara para siempre.
La poronga sigue entrandoooooh! y entradoooooooh! es grande y gorda y llena de granos. Cada uno de ellos estimula las hondas cavidades de mi vagina, haciendome madurar a marchas forzadas. El bombeo sigueeeeh! y sigueeee! por mucho rato. Yo estoy en una especie de letargo, realidad sueño, que no sé cuanto dura. Porque las embestidas de mi amado se comen toda mi noción del tiempo, de la temperatura, del dolor, y lo único que queda es placer, el placer más grande que he vivido nunca y tan solo tengo 15 años.
-Él: me corro hijitaaa, me corrooooh ooohhh oooooh ooooh.
Noto como dentro de la vagina me está echando un líquido. Y sus embestida trata de llegar a la máxima profundidad. Yo me corro también (creo) porque mi alma se abraza a la suya en el infinito gozar que nos tiene a los dos como dentro de un puño. Al final la fuerza se pierde, mi piernas dejan de abrazarlo y esa relíquia santa de su poronga se descomprime y sale sin tensión de mi vagina. Quedamos un rato tumbados encima de la rojomanchada cama. Hasta que a mi reacción, reaccionamos los dos y nos vestimos. Él se viste más que yo, que apenas me pongo un pijama. En cambio él se tiene que poner otra vez el smoking con la corbata&etc.
Me dispongo a despedirlo en la puerta de casa cuando recuerdo.
-Yo:Ahora en serio. ¿Crees que valgo para modelo?
-Él: sí claro. El pequeño desfile que me has echo con tu bikini ha tenido sus consecuencias. Pero creo que vales para ello.
A mis 12 años, con unas chavas de 12 13 y 14, algo nuevo para mi, mi iniciacion hacia el sexo, practicamente una orgia con ellas y con mis amigos, simplemente algo que recordare por el resto de mis dias.
Relato erótico enviado por Anonymous el 08 de June de 2004 a las 09:55:40 - Relato porno leído 465551 veces
La lleve a su recamara dentro los aposentos de la iglesia, ella repetía que era una locura pero también ya estaba caliente, lo note por su humedad que tenía ya en su vagina, ella me dijo que nunca había estado con un hombre y que no sabía ni como se hacía el sexo más yo le dije, “No te preocupes mamacita yo te guio” le subí totalmente su vestido y le abrí sus sexys piernas.
Relato erótico enviado por reycolegial el 07 de September de 2009 a las 16:44:00 - Relato porno leído 201257 veces