EL VERGUDO DE LAS COLEGIALAS

Eran cuatro hermosas colegialas que saliendo una tarde del colegio iban por el camino de costumbre tomando el atajo del monte, y oyendo de repente el sonido del agua desde el estanque interior del monte, sintieron curiosidad por ver qué ocasionaba el ruido del agua, y con sigilo y ocultándose entre la espesura vegetal, hacia el estanque miraron...
Atónitas, con la boca totalmente abierta y mirándose en silenciosa risa extasiadas en picardía y placer,tornaron inmediatamente sus miradas hacia lo que habían allí descubierto: Un hermosísimo jovencito adolescente, completamente desnudo, estaba bañándose y entre sus piernas, una gigantesca verga de más de 30 centímetros, grotescamente gruesa y unos huevos también enormes, lo mostraban como el pijudo más asombrosamente pijudo que pudiera alguien imaginarse.
Las cuatro muchachas, debían hacer verdaderos esfuerzos por no delatar las exclamaciones que a duras penas lograron sofocar. Mirándose las cuatro y haciendo mil muecas de contenidas risas y mirando en extasiado placer hacia el muchacho aquél, ahí escondidas lo contemplaban, y sus ojos apuntaban directamente a su vergón inmenso. En voz muy baja, una preguntó:
-"Chicas...¿qué hacemos..?"
Apenas un breve silencio, y otra que enseguida agrega :
-"¡Vamos a capturarlo!"
Se miran...ríen...y sin más necesidad de nada para entenderse, las cuatro ríen dando por hecha, la decisión ésa: Capturarlo!
Él, era un chico delgadito, algo menor que ellas además, y ellas, eran cuatro inmensas y robustas muchachas regordetas y además...cuatro!
-"Aguardemos que salga del estanque y vaya hasta sus ropas para vestirse, y corremos y lo capturamos!"
Confiado en su costumbre de siempre estar ese lugar solitario y tranquilo, el chico continuaba bañándose.
Agazapadas y ahí a escasos metros, ellas...aguardaban...
Por fin, ya satisfecho de su baño, el muchacho sale del estanque, dirigiéndose tranquilo hasta sus ropas ahí en la orilla. Cuando va a agacharse para recogerlas, caen las cuatro sobre él y...¡CAPTURADO!
Atrapado de pies y manos, rápidamente es llevado por ellas hasta bien adentro del monte. Rápidamente lo acuestan sobre el suelo montándose cada una de ellas sobre cada pierna y brazo de él, quedando completamente desnudo y regalado su cuerpo a las cuatro que reían haciéndole morisquetas.
Ni tiempo a decir nada le dieron, que ya, lo tenían así. Mirándolo burlonas y con esa morisqueta constante, le dirigían miradas ala cara...y a su enorme vergón, de manera burlonamente sornástica.
Inmediatamente las manos de las cuatro muchachas comenzaron a hacerle cosquillas atroces en los huevos y la verga, y el muchacho aquél comenzaba ya a gemir y suplicar, mientras aquélla su impresionante verga...ahora comenzaba a empinarse y crecer todavía más a dimensiones que hasta asombraban por su desmesurado tamaño, y aquellas cuatro mujeres largaban las carcajadas !
Con desaforo y lujuria, las cuatro comenzaron a regodearse disputándose con sus bocas aquel pijarrón inmenso al cual besaban y chupaban y unas y otras se lo engullían mamándolo entre los tirones de las que lo reclamaban. Gritaba y suspiraba el chico aquél protestando por tan lujuriosa manera de abusar todas de él.
Los orgasmos en él no demoraron, y aquel vergón inmenso comenzó a largar verdaderas chorretadas de cremosa leche que aquellas cuatro muchachas disfrutaban con golosa lujuria.
Gritando en exagerado placer desesperado, el vergudo aquél sacudía su cabeza sin poder zafarse de aquellas aprisionantes piernazas que lo tenían prenzado debajo de ellas. Sacudía su cabeza desesperado, y debía continuar aguantando la andanada de cosquillas y mil otras cosas que las cuatro, le hacían.
Una y otra vez los orgasmos llegaban como en avalanchas sobre su ser entero, y las cuatro muchachas aquellas gozaban con su desesperación eróticamente atróz, en aquella verdadera orgía de femenina dominación que él no podía evitar.
Rápidamente iban ellas sumergiéndolo en un masoquista placer de así verse por ellas sometido, y aunque sus iniciales deseos fueron de querer evitar a éso llegar y quedar para siempre a éso sometido, ellas también lo notaron, y comenzó entre ellas y él otra lucha consistente en no permitir él que éso ellas en él lograran, y, ellas, obviamente vencerle esa resistencia, y doblegarlo hasta en éso hacerlo caer.
La lucha...fue demasiado fácil para las colegialas!
El vergudo...se entregó!
Desde entonces, y todas las veces que ellas lo desean . ahí en ese mismo monte, las cuatro se divierten con la inmensa verga del pijudo aquél que, caliente y regalado, va hasta allí para ser el juguete de todas.
O sea...EL VERGUDO DE LAS COLEGIALAS.