Mecautivo desde chica y me pidio que albergara a su hija un fin de semana
Relato
Desde que me separe, de esto hace unos años, y vivo en la capital federal. Como medio de vida soy director de Promociones y Marqueting en una empresa, en un trabajo Alegre, y me tiene Ayornado, que me inspira un absoluto Ritmo feroz de la vida y me da el dinero suficiente para vivir con cierto desahogo y algunos lujos.
Con 36 años, vivo solo, en un pisito de soltero (divorciado). No me considero especialmente atractivo, como no soy demasiado grande, siempre estoy listo para los abátales del asedio de alguna chica de belleza Importante, que son habituales en mi vida ya sea en el mundo Laboral o en lo Cotidiano, con mis parejas eventuales siempre he intentado ser cuidadoso, para no hacerles daño sin querer, con mis macanas ya que mi entusiasmo se acaba y paso a buscar las excusas apropiadas y acciones sutiles para terminar.
Soy un tipo tranquilo de los de “vive y deja vivir”.Hubo algo que ocurrió y no deja de sorprenderme.
Ella se llama Ahílen. La conozco desde que nació, de pequeña ya tenía esos enormes ojazos verdes, como la madre, que harían perder el sentido y la compostura a cualquier hombre que aprecie lo estético.
He sido amigo de su padre desde que íbamos al secundario. Por eso cuando me pidió que fuera testigo en el civil el día de su boda, no me negué y además me produjo un gran emoción por su consideración.
Ramón siempre ha sido un hombre estupendo, muy calmo y callado. Su mujer también era por el estilo, Solo que se trataba de una mujer imponente con una figura mona apetecible, y unos ojazos verdes, como describí en su hija que desvelaban al verla. Es por lo que me explico que de una pareja agradable e impresionante, Haya nacido una diosa como Ahílen
La primera vez que me fijé en ella como mujer tenía 15 años. Mi mujer me acababa de dejar por los celos que motivaba mis relaciones de mi mundo, y Ramón, para que cambie de estado de ánimo me había invitado una semana a su chalet de de fin de semana, en las afuera de Capital en la Provincia lugar de casa quintas, para que se me pasara el disgusto (aunque no hubiera disgusto que pasar la cosa no iba mas y s eme había agotado el amor). Cuando llegué, salude a los dos en la casa había demasiado silencio, le pregunté por Ahílen casia dúo dijeron “Está ahí fuera, en la piscina, vas a saludarla.”
Como yo a Ella siempre la había querido mucho, porque, era un encanto de pendeja, me dirigí a la pileta. Ella me vio a mí, Como estaba dentro del agua sacudió una mano y fue hacia la escalerita para salir, cuando salió del agua, me quedé anonadado. Esa cachorrita de figura delgada e uniforme, se había convertido en un bombón tremendo, bocado demasiado apetitoso para la vista.
Sus pechos se habían convertido plenos, redondos, y hermosos, la cintura marcada, mostraban un culo suspendidito que afloraba de sus bikini y los muslos formados, haciendo mas imponente mujer, se me hicieron como agua en la boca. Mi miembro se excitó y comencé a saborear.
• ¡Carlos! – volví a la realidad, mientras me daba un abrazo.
Poco tuve para reaccionar, para bajar tremenda erección, la que provocaba que un montículo sobresalía de mis pantalones, es me incomodo, cualquiera con un poquito de cerebro habría adivinado que me pasaba. Asustado, la separé de mi cuerpo, pero el remedio fue peor que la enfermedad.
Al separarla, se le había movido un poco la parte superior del bikini, y un pezón rosa y grande asomaba por allí. La vista me hizo salivar y querer metérmelo en la boca.
Me trabe quede como paralizado y tartamudeando le grite que se corriera, ella se dio cuenta de su seno, a mi vista se sonrojó y acomodó su bikini, esto provoco el efecto contrario y mas me ericé y me turbé
Hasta que de una, me salio el algo interior “¡ hay que Parar de una vez!” me dije a mi mismo, enfadado y excitadísimo.
Trate de acomodar la situación ante su mirada rara dile “No pasa nada cariño, pero se más cuidadosa la próxima vez ¿eh?”
Me retire, con un dilema bárbaro en la mente y sabiendo que me esperaba una semana infernal. Y no me equivoque, la semana fue un verdadero suplicio. Era verano y Ahílen iba con vestidos cortitos que a mí me nublaban la vista. Hacía lo posible por ignorarla, pero siempre había algún toquecito casual que me ponía a mil. Una noche que no aguante mas termine masturbándome, derrochando mucho semen por Ella que me había comido los sesos. Era tal el calentador que me había metido que no podía sacarme la fijación y Salí corriendo para mi departamento, y cuando llegue llame a una de mis asiduas, y le termine pegando una cogida, evocando en mi mente mientras lo hacía, a Ahílen,
Volví a ver a Ahílen en un par de ocasiones, con sus padres, ne di cuenta que mi obsesión por aquella chiquita estaba intacta, el solo verla se puso mi peno como una vara de salto en alto, y en una como en la otra ocasión tuve que hacer una visita al baño para poder descargarme, del dolor de huevos que había, producido, mi verga recién ahí se tranquilizo. Era pensar y pensar en ella. Nunca me he considerado un hombre muy sexual; sin embargo, en esos momentos estaba loco de deseo, agitado, y unas ganas tremendas de coger ese delicioso cuerpecito joven
Ramón, que para algunas cosas vive completamente en su mundo, no se daba cuenta del estado en que me ponía su hija, aunque María, la madre de Ahílen, me miraba un poco rara creo se dio cuenta al ver que una relación tan cordial, y medio enfermiza como la que yo mostraba con la nena, (yo era su padrino y tío honorario) como se había convertido en algo tan tenso. Cambie de actitud par bajar las aguas, y tranquilizar a María, Con esto creo que la que peor lo pasó fue Ahílen.
Siempre había podido contar conmigo para lo que fuera y ahora un cambio brusco que seguro no entendía, yo la esquivaba le rehuía, llegue a hablarle de mal modo y me apenaba su extraña mirada. De no comprender que me pasaba.
Sin embargo, lo que era inevitable, y provoco que un día todo estallara Paso.
Se me aparece en el departamento Ramón para pedirme, un favor inmenso para el. Se cumplía el aniversario de casados, y había reservado, ese fin de semana ir a revivir su Luna de Miel al mismo lugar donde lo había echo en aquel momento, De una manera que aunque dude no podía decirle que no me pidió que me quedara con Ahílen para disfrutar y fuera un fin de semana romántico con María y con la nena no tendría la magia que el quería darle. Estuve en silencio, y poniendo algún reparo, pero Ramón me dijo que cuando niña, que ya se había quedado un par de veces a dormir a mi casa, que el era a mi me la quería dejar, y no podía quedarse sola, porque, según me contó últimamente tenía como un noviecito, un muchacho que cuando, la acompañaba hasta su casa no paraba de meterle mano. El quería estar a pleno con María y no estar allá, y pensar en Ahílen. Esto me decidió definitivamente por que mientras me lo contaba No, dejaba de pensar en esa criatura en manos de otro, los celos que me asaltaron, le dije si y Finalmente acepté, aunque sabía que estaba cometiendo una gran equivocación. Me prometí a mí mismo que no me comportaría como un chaflán y que haría que se sintiese a gusto, lo que significaba que me iba a sentir muy incomodo durante ese fin de semana.
Ahílen llegó el viernes por la tarde casi noche, era verano y la pobre no tenía nada que hacer, yo todas los viernes a la tarde salgo a correr, al parque, así que le pregunté si quería salir a correr conmigo. Ella dijo si Carlos me dejas acomodarme, me pongo la ropa apropiada y te acompaño, mientras me ponía medias, de algodón grueso de deportes, y terminaba de calzarme, las zapatillas, espere, que se apropiara, hasta que salio casi me da un soponcio, los pantaloncitos con los que Ahílen apareció de la habitación, y el TOP ajustado que marcaba sus dos senos y sus tensos pezones y dejaba al aire libre su vientre eran la cosa más erótica que había visto nunca, o por lo menos, hicieron que me pusiera más duro que una piedra. Estoy convencido que podía clavar un clavo de lo durísimo que tenía el pene.
En ese instante estaba como a mis 18 años, que te queres ensartar a todo agujero con patas que se te cruce, y con la maquina mental que tría acumulada; me entro el profundo deseo de penetrar su virginales agujeritos no paraba de aparecer en mi mente.
En el trote yo siempre corría detrás de ella, me deleitaba viendo su culo frondoso, espectacular, mi pene era una flecha fija que marcaba hacia ese monumento
Cuando volvimos a casa, fui el primero en ducharme, mientras Ella se quedaba en el salón. Nada más abrir la lluvia, con el agua fría deslizándose por mi cuerpo, la que no aminoro mi calentura, agarré mi miembro y empecé a masturbarme fuertemente sin descanso. Con la mente pensando en su cuerpo engullendo todo mi tronco en minutos salió, mi leche cayendo por entre mi mano, perdiéndose, por el agujero de la descarga del baño, mientras temblaba y temblaba, como un descosido.
Era tal la calentura que me había entrado que no me sentía satisfecho teniéndola así a mano Necesitaba mucho más, estaba claro que, la necesitaba a ella.
Luego de secarme y acomodar me fui a la cocina a preparar algo de cenar ella había entrado a darse, su ducha mientras preparaba unas hamburguesas, me imaginaba su cuerpo desnudo, acariciado, por el agua, recorriendo todo ese monumento viviente.
Después de que ella saliera del baño, comimos. Yo trataba de no mirarla, y solo atinaba, a tratar de esconder mi erección, que en un momento me pareció que lo percibió, pero ante una simulación de tos, ella se centro en la hamburguesa, y se mando un sorbo de gaseosa,
Ya más tarde nos fuimos a dormir. cosa no pude, daba vuelta de un lado al otro de la cama solo pensaba en Ella, de a poco me volvía calentar, otra vez tenía una erección, actué en consecuencia. Cerré los ojos y empecé a acariciarme, esta vez despacio pensando, mientras me imaginaba poniendo a mi querida niña a cuatro patas mientras la penetraba por detrás.
Mientras murmuraba su nombre, en un trance sublime, de la puerta de mi cuarto. Se escuchó un Carlos, me prestas tu cargad…
Se detuvo completamente al verme tirado en la cama, con el slip bajo, mi verga en la mano. Su boca también se abrió a la vez que recorría una y otra vez mi cuerpo. Mientas de n salto trataba de explicar lo inexplicable Ahílen no es lo que estás pensando, ella absorta dijo con voz lacónica ¿Te estabas tocando pensando en mí? No tuve reacción.
Como desenmascarándome, con todo lo vivido, en mi interior, ante tanta presión interior ya era hora de decirle lo que sentía no podía ocultar por más tiempo mi reacción. Un Sí murmuré eso me soltó y decidí sincerarme me mande una clara confesión que ella ya tenía la mirada de aceptación, mientras le dije “no puedo estar contigo sin pensar en acariciarte y hacerte el amor hasta la locura .me sumís en un estado de excitación permanente, no puedo cuando estoy a tu lado, dejar de imaginar penetrándote, suavemente, provocando tu delirio de placer repetidamente.
Me imaginé que después de esta confesión saldría corriendo. Pero me asombré al verla cerrar la puerta y acercarse a mí.”¿Sabes Carlos? Si me hubieses dicho esto antes podríamos habernos ahorrado mucho tiempo. ¿Tenes idea de cuánto tiempo hace que deseo que me poseas? Que me tomes y me hagas tuya y poder sentir tu miembro dentro de mí”
Sus palabras me hicieron ver que toda la película que me hacía se convertía en realidad, No podía reaccionar de mi asombro, la que soñaba en penetrarla estaba allí diciéndome, rogándome, que me la cogiera. De un salto me acerqué a ella, se me aceleró la respiración. La tome del pelo y metí mi lengua hasta su garganta. Ella tampoco se quedó quieta y mientras respondía a mis besos de lengua, mando a mi pene que estaba a su alcance sin nada que se lo impidiera,
En ese momento, y de una forma suave, la alce, en mis brazos la posé encima de la cama y me puse a un lado de ella. De a una quite lo que quedaba cubriéndola, todo quedo a la luz con su complacencia la que me facilitaba mi acción No paré de besarla y me concentré en sus preciosos pezones rosados. Los chupé con fuerza De a poco y fui bajando hasta llegar a su vagina, fue hermoso sentir mi lengua entraren su almeja, que chorreaba. Mientras tanto ella daba grititos y gemía a intervalos mientras pase a recorrer con un dedo su entrada empapada y me detenía en el clítoris le dije “ al fin y al cabo sos todo lo inocente que imaginaba, lo llevas tu sexo completamente pelado su repuesta me dio la certeza que estaba algo explorada “ Me es más cómodo” balbució con el placer que traspiraba todo su cuerpo al ritmo de mis dedos en su vulva Y me volví saborear bajé mi cabeza hacia su entrada y pasé mi lengua por sus labios, bebiendo los juguitos que se le escurrían de adentro de su vagina me pase chupando con fuerza la perla de su clítoris. Sus jadeos y sus gemidos crecieron en varios tonos. Pasé mi lengua por su rajita una y otra vez, metiéndosela hasta el fondo, disfrutando de ella y de sus gritos. No paraba de retorcerse, y tuve que agarrarle las piernas para que dejara de moverlas. Ya mi posición dominante hacía que estuviera a mi completa disposición.
Cuando estaba a punto de venirse me, grito “ponela por favor Carlos ponela” paré y me acomode entre su piernas, las que abrí, me miró con sus ojos velados por la pasión, Al ver mi verga, que se acercaba, hacia su entrada, y comenzó a rozar sus labios vaginales esa mirada se desdibujó y una de estupor sustituyó a la anterior. Exaltado por el momento le dije con pasión “Quiero que te llegue hasta el fondo, y que mañana cada vez que andes te acuerdes de mí. Quiero que me sientas aunque no esté, que recuerdes como mi verga se ha hecho contigo y con tu cuerpo. Que eres solo mía” ella contestó “Sí Carlos, por favor, hazme tuya. Tomo la píldora, no te pongas condón. Me gusta sentir la carne dando todo el placer posible” dicho y hecho. La cubrí con mi cuerpo y después de rozarle la entrada un par de veces, con mi tronco la penetré de un empujón. Al principio largo algún quejido, dolió un poco. ella no había cogido mucho porque tenía el canal bastante estrecho. Le fui lentamente de a poco, para que se amoldara a mí, pero como no aguantaba más, así que comencé un suave vaivén que finalmente se convirtió en una salvaje serie de estocadas.
Ahílen gritaba de placer, aunque yo ya no podía razonar, me había convertido en un auténtico salvaje. La estaba montando con mucha fuerza, para es instante tan intenso a los dos nos daba igual. Llego el momento dado ella empezó a venirse y no pude soportarlo más. Me enterré en lo más hondo de su vagina y solté todo el semen que me quedaba en el cuerpo. nos quedamos los dos abrazados, resoplando, extenuados después de toda la actividad que habíamos perpetrado .nos dormimos los dos hasta pasada la media mañana del Sábado que algo me despertó. Lo primero de lo que fui consciente, fue que Ella no estaba a mi lado. Lo segundo, que me había despertado muy enchufado. Lo tercero, que no estaba soñando ni me estaba imaginando que algo suave y caliente me estaba envolviendo el pene, miré debajo de la sabana y vi a Ahílen metiéndose mi miembro en la boca. Esta imagen me hizo resoplar con fuerza.
Noté como su lengüecita rodeaba la punta de la verga para después tragársela hasta donde pudiera. Mientras mis ojos se revoleaban de placer le alcance a decir “Muy bien cariño así, trágala más, que me encanta como lo haces”. Mi mano apoyo la cabeza y la acerqué un poco más a la base de mi verga. Al principio le costó un poco, pero pronto se acostumbró, y comenzó un suave ritmo que me llevó a la locura. Sin poder remediarlo me descargue como un loco, y ella se tragó todo el semen que relamía de apoco, mostrando el placer que le dio. Casi agotado, pero cubriendo su necesidad se explotar que se notaba que deseaba Sin más contemplaciones la tumbé y la penetré con la poca fuerza que e quedaba, sin ninguna suavidad. Esta vez se retorció una y otra vez hasta que se sintió un orgasmo acompañado de gritos, chillidos, amortiguados por sus piernas temblorosas que no dejaban de moverse, y mi mano, que coloqué en por detrás de su cabeza para estrechar su boca con la mía, un par de veces Nos miramos a los ojos y sonreímos. Vamos a comer algo –susurré- hay muchas cosas que quiero hacer contigo y tenemos que recuperar energías. en el otro sigo hasta donde llegamos que no se lo pueden imaginar
Mi Madre, a sus 42 años, es una hembra que está rebuena. Mi Padre, un pobre idiota. Así que una noche decidí darle marcha a ella con mis amigos, mientras mi padre miraba..........
Relato erótico enviado por domo54 el 12 de December de 2008 a las 11:35:56 - Relato porno leído 312203 veces
Era un día normal, común y corriente, yo regresaba de la prepa, yo soy un chavo moreno, alto, con buen cuerpo, bien dotado y muy atrevido, no tengo novia y ese día fue uno de los mejores en mi vida
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Relato erótico enviado por Narrador el 04 de June de 2012 a las 23:00:35 - Relato porno leído 149875 veces
Si te ha gustado Ella Ahílen,la hija de mi amigo vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar Ella Ahílen,la hija de mi amigo .
felipepan
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:02) dice:
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