Desde que yo era un adolescente, siempre, siempre, siempre. Le tuve ganas a mi hermanita menor, claro que en casa nunca llegué, ni tan siquiera a insinuárselo. Pero viéndola a diario como andaba medio desnuda por toda la casa, y en ocasiones completamente sin nada puesto. Evitaba cualquier encuentro a solas con ella.
Relato
Así que cuando me fui a estudiar a la Universidad, y tuve que abandonar mi pueblo. Una de las cosas, que en ocaiones echaba de menos era ver a Yajaira, mi hermana, andando medio desnuda en pantis, o bragas por toda la casa.
Por lo que cuando como a los dos años mis padres, me dijeron que ella iba a estudiar en un instituto, y se quedaría en casa de una de nuestras tías. No se, pero comencé a pensar en como follarmela, era una idea fija que se me había metido en mi mente, y cuando ella me comentaba que me vendría a visitar para conocer mi apartamento, yo buscaba las mil excusas, para no verla.
Pero finalmente un viernes en la noche, sin que yo la estuviera esperando llegó Yajaira a visitarme. Lo cierto es que apenas la vi, el deseo de clavármela reapareció, pero como con mucha más fuerzas. Así que lo único que se me ocurrió fue preguntarle, si ya había aprendido a beber. Mi hermana, sencillamente me dijo que si, que ella sabía beber. Por lo que yo la reté a que me lo demostrase.
Y así mientras comenzamos hablando sobre la gente de nuestro pueblo, lo primero que le serví fue unas cervezas. Las que al mismo tiempo que yo mi hermanita se fue bebiendo. Despues con la excusa de que se habían acabado, le comencé a servir vino, y ya para ese momento, me di cuenta de que realmente Yajaira no sabía beber. Ya que rápidamente perdió coordinación, se reía como una verdadera tonta, de todo lo que yo le decía. Y cuando le dije que podía seguir bebiendo a pico de botella, de inmediato me hizo caso.
Fue cuando me di cuenta que bajo la chaqueta que cargaba puesta, no estaba usando ninguna blusa, por lo que yo comencé a decirle que si sentía mucho calor, se podía quitar la condenada chaqueta. Cosa que hizo al poco rato, quedándose en sostén.
En cierto momento comencé acariciar sus manos, luego sus brazos, y así sucesivamente, sin que Yajaira rechazara mis caricias, ni mis besos.
Así que a medida que la manoseaba por todas partes, y la besaba sin que ella me opusiera resistencia, le seguí dando de beber, a medida que también le fui quitando la ropa. Me di cuenta de que cuando se negaba a que yo continuase, solo me bastaba dejar que siguiera bebiendo, para que yo pudiera seguir desnudándola, agarrándola, tocándola, y acariciándola sin que se opusiera.
En medio de todo Yaja, como le decimos en casa a mi hermanita, a medida que yo seguía dándole de beber, ella actuaba de manera más seductora, a pesar de lo borracha que estaba, sus profundos gemidos, cuando le acariciaba sus senos, me llenaban de alegría. Su manera de poner sus labios cuando la besaba, o estaba bebiendo me volvían loco.
Así que prácticamente, sin que ella se diera cuenta de que la había desnudado por completo. Comencé a mamar su coño, al principio me pareció que se sorprendió, pero a medida que yo seguía mama que mama todo su coño, ella definitivamente lo disfrutaba mucho. Tanto que cuando le pedí que me mamase la verga, no lo dudó ni por un segundo. Así seguimos besándonos, acariciándonos, mientras que yo poco a poco me fui quitando parte de mi ropa, hasta quedarme sin pantalones ni boxes.
En cierto momento en medio de la gran borrachera que había agarrado mi hermana, comenzó a decirme. Eres un sinvergüenza, me has emborrachado para que yo te deje mamar mi coño. Tú me quieres follar. Pero a medida que ella me decía eso, ya yo había comenzado a penetrar su sabroso coñito, por lo que ella chillaba de placer, y casi gritando, me pedía que le diera más, y más duro, que ninguno de sus novios la había hecho disfrutar como lo estaba haciendo yo. Cosa que a mi en parte me sorprendió, ya que yo no pensaba, que mi hermanita fuera tan puta.
Pero la verdad es que poco me importó eso, así que esa noche, hasta por su apretado culito, le enterré toda mi verga. Al día siguiente, ella se levantó, completamente desnuda, por sus muslos le chorreaba a aun parte de mi semen, acusándome de que yo me había aprovechado de ella.
Yo por mi parte, lo único que hice fue plantarle un enorme beso, y sin separarnos volví a enterrarle toda mi verga dentro de su sabroso coño. Sin que ella opusiera resistencia alguna. Bueno ahora prácticamente dos o tres veces en semana, mi hermanita viene a visitarme a mi apartamento….
Relato erótico enviado por Anonymous el 14 de December de 2007 a las 13:35:08 - Relato porno leído 783538 veces
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:09) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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