Me llamo Manuel y este relato es de cuando mi hermano me encontro masturbandome en su cuarto y lo que paso despues.
Relato
Mi nombre es Manuel esto sucedió cuando tenía 16...
Desde que era pequeño me di cuenta que había algo diferente en mi, en el colegio, mientras los chicos pasaban el tiempo hablando de mujeres, yo me dedicaba a contemplar en silencio sus cuerpos, con deseo, deseando tocar su cabello, sentir el contacto de sus labios contra los míos, y sentir su cuerpo sobre el mío, como lo hacían las mujeres de las películas.
Pronto descubrí la masturbación, mi imaginación me llevaba a encuentros sexuales con todos y cada uno de ellos, encuentros en los que me amaban, me deseaban y me poseían una y otra vez. Pero estos encuentros parecían tan lejanos que pensé nunca se cumplirían.
La clase de educación física siempre fue un tormento para mi y el único consuelo era el que podía ver a los muchachos en short, oler su sudor, mirar su cuerpo empapado era un placer que valía la pena el esfuerzo y la humillación de no dar una en los deportes y el infinito miedo a la pelota.
Aquel día después de haberlos visto, estaba tan caliente que necesitaba masturbarme, escape al baño y comencé a hacerlo sin importarme nada más, como si estuviera en mi habitación. De pronto escuche un ruido, mire alrededor y vi a mi companero Arturo en el baño de al lado que era separado por pequeños paneles. Me miraba desde arriba, sonriendo, me sentí apenado y de inmediato me cubrí, me subí los pantalones y trate de salir pero el me siguió, aun sin decir nada, yo temblaba imaginando lo que todos dirían en cuanto se enteraran de que me estaba masturbando en el baño.
Me giré a verlo con la intención de rogarle que no le dijera nada a nadie, pero no pude evitar el mirar la enorme erección que escondía en sus pantalones.
-Si no quieres que le diga a nadie, me las vas a tener que chupar- dijo Arturo.
Arturo era el clásico chavo del que todas están enamoradas, hermosa sonrisa, cabello perfecto, cuerpo atlético.
Regresamos al panel desde el que el me había descubierto, le baje los pantalones, el boxer ,y quedo frente a mi la tercera verga que había visto en mi vida, la primera por supuesto fue la mía, la segunda fue la de mi hermano, al que encontré masturbando una vez, imagen que desde entonces había tratado inútilmente de borrar de mi mente.
Mientras recordaba lo que había visto en Internet, comencé a lamerle la punta con la lengua, lo cual le encanto pero me pidió que me la metiera a la boca, lo hice y comencé a chuparsela mientras el gemía de placer. Era la primera vez que probaba el semen y me encanto el sabor.
-Me encanta, ya sabia que te gustaban las vergas, te he visto como miras a los demás y ellos te han visto como me miras a mi- comento Arturo entre gemidos
Saque su verga de mi boca, y lo mire curioso
-¿La gente habla de mi?- pregunte tratando de disimular mi emoción
-Si, y cuando les cuente que bien la chupas lo querrán comprobar-rió Arturo
Me sentía nervioso al pensar que la gente se enterara de que yo era gay pero al mismo tiempo me sentía contento y algo orgulloso de que mis fantasías no estaban tan lejos de la realidad.
Seguí chapándosela, y el gemía mas fuerte a cada momento, finalmente sin poder contenerse se corrió dentro de mi boca.
-Ahhhh- gimió mientras yo trataba de tragarme toda su leche
Me levanto, me miro a los ojos y me beso suavemente
-Gracias- dijo- no creas que esta será la ultima vez.
Cuando acabaron las clases, antes de salir de clase, vi que uno de mis compañeros estaba tras de mi, fingió que lo empujaron para hacerme sentir lo dura que tenia la verga.
Aquel día volví a casa, mas contento que nunca, al parecer mis padres llegarían tarde del trabajo, y mi hermano debía seguir en la calle.
No había podido terminar de masturbarme en el colegio, así que aun seguía muy caliente. Pase por la habitación de mi hermano y su puerta estaba abierta, lo cual era extraño por que siempre que sale cierra con llave para que nadie entre.
Es una persona seria, no le gusta que nadie toque sus cosas. No teníamos una relación muy cercana pero tampoco nos llevábamos mal.
El era algo gordito cuando era un nino pero empezó a hacer ejercicio, en poco tiempo su pecho se musculó, convirtiéndose así en la fantasía sexual de mis amigas que siempre preguntaban por el y se inventaban pretextos para ir a mi casa.
Nunca había visto a mi hermano como un objeto de deseo, no es algo normal, nunca lo había visto como un hombre, hasta aquel día que llegue temprano del colegio y lo encontré masturbándose mientras veía una porno. Aquel día tuve uno de mis mejores orgasmos, la idea de mi hermano masturbándose me puso a mil, no podía olvidar ese ángel, medio desnudo con los ojos cerrados, aferrado a su verga mientras gemía. Se enfadó conmigo pero luego simplemente lo olvidamos o al menos pretendimos.
Ahí seguía frente a su puerta pensando en ello. Llamé para cerciorarme que no hubiera nadie y entre, no había nada sospechoso que el pudiera esconder. Sobre el suelo se encontraba su camiseta blanca que usaba cuando hacia ejercicio, la levante sin saber realmente lo que hacia, y la lleve a mi nariz.
El olor de su sudor me convirtió en un animal, comence a tocarme suavemente. Me recosté sobre su cama y me quede semidesnudo, tal como el lo había estado el momento en que lo sorprendí. Comencé a masturbarme y perdí de nuevo la noción del mundo, el placer en el que estaba sumergido con la camiseta cubriendo mi rostro, oliendo ese olor que era irresistible, el sudor del hombre.
Cuando me quite la camisa de la cara, vi a mi hermano de pie en la puerta, molesto obviamente. Me indico con un dedo y sin mirarme a los ojos que saliera.
Estaba sorprendido, la segunda vez en el día que era descubierto mientras me masturbaba por no tomar las debidas precauciones. La primera había sido para bien, pero no esperaba sacar ninguna ventaja de esta ocasión.
Muchos pensamientos pasaron por mi cabeza, que mi hermano le diría a mis padres lo que había visto, que seria rechazado no solamente por el hecho de estarme masturbando sino por el objeto que producía mi excitación.
Permanecí en mi cuarto sin saber realmente que hacer, la casa seguía en silencio y supe que seguramente mi hermano debía estar pensando en lo que había visto, con disgusto, con decepción….
Al fin decidí hablar con el, pensaba en disculparme y prometer que nunca mas lo volvería a hacer si el aceptaba no decir nada. Mis manos temblaban y mi respiración estaba agitada.
La puerta de su habitación estaba abierta pero el no estaba ahí. Pude oír que estaba en la ducha, y me grito desde ahí.
-Espera un momento, ya salgo.
Me quede parado esperando, el salio con una toalla alrededor de su cintura, con el pelo aun mojado gotas de agua recorriendo su cuerpo.
Sin darme tiempo a pensar mientras admiraba a este cuerpo, se acerco a mi rápidamente, estaba seguro que me golpearía pero en cambio me abrazo, cosa que no hacíamos mas que en los cumpleaños y en navidad.
Me abrazo y su mano recorría mi espalda, y seguía corriendo mas abajo, y casi me desmaye cuando sentí que su mano estaba apretando mi culo. Lo aleje por un momento.
-¿Que haces Victor?- le pregunte
Me miro a los ojos como nunca lo había hecho, acerco sus labios a los míos y me dio un pequeño beso, suave, como respuesta a mi pregunta. Al quedar esto claro, lo volví a besar, esta vez apasionadamente, su lengua se introducía en mi boca y jugaba con mi lengua, sus manos apretaban mi culo y podía sentir la enorme erección que escondía bajo la toalla.
Su verga era mas grande de lo que jamás hubiera imaginado, me invito a besarla y la comí entera, le hice el sexo oral mas delicioso de su vida, pero me detuvo antes de que acabara y me indico en la posición que me quería en la cama.
Así que me puse en cuatro, mientras el se acomodaba detrás mío, con su verga dura. La acerco lentamente a mi culo aun virgen y sin el menor aviso me la metió. Yo grite de dolor, un dolor indescriptible que me hizo rogarle que parara, pero el no lo hizo.
-¿Querías ser mi puta no?- gritaba mientras comenzaba a moverla dentro de mi- pues vas a ser mi puta.
El dolor se fue desapareciendo y dio paso a una sensación placentera, indescriptible. Le rogaba que lo hiciera mas fuerte y el lo hacia.
Me siguió embistiendo por los siguientes 20 minutos, pudo haber sido mas tiempo, la noción del tiempo desapareció para mi aquel día.
-¿Quieres que me corra dentro de ti?- pregunto cuando sintió que su orgasmo estaba cerca.
No pude responder, un chorro de leche caliente incendio mi culo. Salio de mi y permanecimos acostados, yo recostado en su pecho, abrazándolo mientras el dormía. Lo quería volver a repetir, y cuando Victor despertó el también lo quería.
Y lo hicimos, una y otra vez hasta que escuchamos a nuestros padres regresar. Sali corriendo a mi habitacion, desde aquel dia a la media noche mi hermano toca a mi puerta lo recibo con un beso en los labios que siempre desee, me hace el amor y despues duermo recostado en su enorme pecho......
Esto no es el final.....
Comentarios a maebyfunke1989@hotmail.com
Relato erótico enviado por Anonymous el 14 de December de 2007 a las 13:35:08 - Relato porno leído 783541 veces
Si te ha gustado En la cama con mi hermano vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar En la cama con mi hermano.
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
Sereja
(9 de September de 2011 a las 06:03) dice:
Que rico hermano tienes katebrown
(18 de October de 2022 a las 22:00) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:23) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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