Cuando en la empresa que laboro, nos hicieron llegar el memo, indicando las nuevas reglas contra el hostigamiento sexual, algunas de mis compañeras hasta lo celebraron. Ya que había varios jefes, y empleados con las manos muy sueltas. Pero después de las primeras amonestaciones, y hasta despidos.
Relato
No se escuchó hablar más sobre el tema. Pero en mi caso, yo no estaba particularmente de acuerdo, ya que la mayoría de mis asensos, a la hora de la verdad los he logrado, no precisamente por ser una secretaria modelo. Así que cuando nos tocó la evaluación anual, supe que debería hacer algo drástico. Porque estoy muy consciente de mis pobres habilidades, en la oficina. Digo si sé usar las computadoras, y llevar un archivo, pero también sé que no soy ni la más rápida, ni la mejor, en esas cosas. Y como está el fantasma de la reducción de personal. No me podía arriesgar a que me evaluasen estrictamente sobre mi desempeño en la oficina. Ya que sabía de ante mano que saldría muy mal parada.
Así que me atreví a pedir una cita con el Director de Personal de la empresa, ya que en ocasiones anteriores él me ha dado una mano, y algo más. Por suerte logré que la cita fuera justo unos minutos antes de la hora de salida. Su secretaria que es mi amiga y confidente, estaba al tanto de mis intenciones, por lo que apenas entré a la oficina de su jefe, discretamente mi amiga se despidió de nosotros, y se marchó, no sin antes decirle al Director que cuando fuéramos a salir, nos asegurásemos de cerrar las puertas de la empresa, ya que no quedaba más nadie en el edificio.
Don Ricardo, el Director de personal, aunque en múltiples ocasiones me ha ayudado, apenas entré, se mantuvo seco y distante. Aunque si me di cuenta de que sus ojos no dejaban de ver mi cuerpo, tal y como si me quisiera quitar toda la ropa, como de costumbre. De inmediato me di cuenta que su manera de actuar, obedecía al condenado memorándum que para colmo él mismo había firmado.
Así que en lugar de esperar como de costumbre, que él tomara la iniciativa, se me ocurrió que bien podía tomarla yo. Para dejarle bien claro cuáles eran mis intenciones, y que esperaba a cambio. Por lo que de manera bien teatral me le acerqué, mostrándole una de mis muñecas, diciéndole. Hay Don Ricardo, es que estoy sumamente nerviosa, por las evaluaciones. Ya que como ve sufro de túnel carpal, y apenas puedo mover mi muñeca.
Me acerqué bastante a él, casi pegando mis descotados senos a su rostro. Fue cuando él sonriendo, me dijo. Isabelita no tienes por qué preocuparte, yo mismo te puedo te puedo evaluar, y sabes que soy muy bueno en eso. Y al decir esas palabras, separó su silla ejecutiva del escritorio, para luego decirme. Pero lo mejor es que te pongas más cómoda, ya que me parece que esa blusa que traes, como que no te permite, moverte bien. Ya con esa ligera insinuación supe que podía continuar con toda confianza. Pero tras quitarme la blusa, así como mi sostén, Don Ricardo se quedó viendo mis grandes seños, se relamió los labios, y tocándose con la palma de su mano una de sus piernas me dijo. Ven y siéntate aquí, para que sigamos conversando tranquilamente.
Ya en ese momento supe que mi estadía en la empresa estaba más que asegurada, por lo que confiadamente me senté sobre sus piernas, y casi de inmediato él se dedicó a mamar mis senos. Lo que estuvo haciendo por un buen rato, mientras que yo sentía bajo mis nalgas, ese bulto duro y caliente sobre el que me encontraba sentada. Las manos de Don Ricardo continuaron acariciando, y tocando todo mi cuerpo, al tiempo que también sus manos me fueron poco a poco desnudando totalmente.
Don Ricardo al tenerme completamente desnuda sobre sus piernas, me dijo. Bueno ya es momento de que agarres el micrófono, y hagas algo. Yo de inmediato entendí la indirecta, por lo que tras ponerme de pie frente a él, de inmediato me agaché al tiempo que él se quitó la chaqueta de su traje, y comenzó a bajarse los pantalones. Como ya les dije, en otras ocasiones Don Ricardo me ha evaluado, y ya conozco de memoria como es todo el proceso. Así que sin demora me llevé su miembro a la boca y mirándolo desde el piso, me dedique acariciar sus testículos y mamar su verga.
En cierto momento pensé que Don Ricardo se vendría dentro de mi boca, cosa que ha hecho en otras ocasiones. Pero él mismo se tomó un respiro diciéndome. Isabelita, esa parte la dejamos para después, ahora lo que deseo es tu cuerpo. Y tras decir eso, hizo que me sentase en su silla ejecutiva, y después de quitarse su camisa me tomó por las piernas levantándolas, y dirigiendo su dura verga directo a mi coño. Yo fui sintiendo como me fue penetrando poco a poco, sin prisa alguna, con toda su calma. Y una vez que había metido todo su miembro dentro de mí, comenzó a sacarlo y a meterlo, suavemente, como ya les dije sin prisa alguna. Por lo que yo fui disfrutando todo lo que él me iba haciendo, mientras comenzaba a mover mis caderas, de la misma forma, suavemente.
Luego de un buen rato, de estar como en cámara lenta, Ricardo me indicó que me parase, y tras él sentarse en su silla ejecutiva, yo me fui sentando sobre él, sintiendo como su verga me volvía a penetrar, divinamente todo mi coño. Sus manos no dejaban de explorar todo mi cuerpo, acariciando mis senos, y agarrando mi coño, a medida que su verga no paraba de entrar y salir. Hasta que nuevamente me hizo que cambiara de posición, ya que él deseaba recortarse en el piso de la oficina, haciendo que me sentase de frente a él, por lo que nos comenzamos a besar, y con más fuerza me apretaba contra su cuerpo.
En esos momentos disfrutamos de un clímax, tremendo. Pero eso no terminó ahí, Ricardo después de venirse dentro de mi coño, me dio una nalgada, diciéndome. Ya sabes que la evaluación, no ha terminado, así que después de que vuelvas a agarrar el micrófono, quiero revisar tus habilidades anales. En otras palabras tras ponerme a mamar nuevamente su miembro, una vez que se lo volví a poner bien duro, Ricardo se antojó de darme por el culo.
Bueno de más está decir que pasé la evaluación, con sobre saliente. Pero mi mayor sorpresa fue cuando recibí un memo, indicándome que me trasladaron a la oficina de Personal, con un buen aumento de sueldo, cosa que a mi esposo le agradó mucho, pero sin saber los sacrificios que tuve, que tendré que seguir haciendo, para mantener mi nuevo puesto.
El Sr. Araneda es un importante empresario, 50 años, casado, adinerado y muy califa.
Kendra tiene 19 años y es su primer día de prostituta en un lujoso club.
¿Qué pasará cuando Kendra encuentre que su primer cliente es este exigente hombre? El cual sin duda buscará la manera de tenerla de esclava solo para él.
Relato erótico enviado por casadocaliente7 el 25 de July de 2014 a las 00:01:11 - Relato porno leído 360845 veces
Hola, soy Yuli, tengo 26 años, viuda con un hijo de 8 años. Mido 1.68 y peso 60 kgs. Tengo un trasero excelente y firme, piernas torneadas,
reconozco que tengo un busto pequeño pero también muy firme…..
Relato erótico enviado por Anonymous el 07 de February de 2009 a las 23:16:12 - Relato porno leído 61835 veces
mi jefe me hizo agacharme y me tomo de las caderas y me penetro....
Relato erótico enviado por Anonymous el 14 de March de 2007 a las 00:18:52 - Relato porno leído 41892 veces
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 22:11) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:43) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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