enamorado II

Segunda parte.-
He logrado superar todos los exámenes y escollos en mi vida de estudiante en medicina y ahora a mis 22 años en práctica profesional ya se puede decir que soy médico, en el hospital somos médicos en práctica… eso si que sigue mi buena o mala racha según se le mire con las mujeres sobre todo por el color de mis ojos verde azulados con sol, grises días nublados o la sombra oscura y de noche entre marrón claro y verde, además de mi cabello cobrizo, pero no pelirrojo, las auxiliares y las enfermeras me saludan todas acariciando mi cabello… algunas mas intrépidas hasta me abrazan cariñosas, a esas aprovecho de bajar mis manos y sobar o pellizcarle sus glúteos, la que mas me hace una mueca de enojo en su cara, pero la mayoría sonríe vanidosa.
Cuando estoy de turno nocturno la que acaricia mi cabello y sonríe es de madrugada que se distancia la atención, pasada a mi dormitorio de médico en descanso…, estos últimos dos meses han sido tres… Paty, Corina y Matilde…
La mejor Matilde y es la de mayor edad 33 años casada con dos hijos, que hembra…
mis manos comienzan a recorrer su cuerpo y la beso, al comienzo sus labios estaban cerrados, pero al tercer intento de besarla se estimula y los entreabre devolviéndome el beso… nos acariciamos, nos apropiamos de nuestros cuerpos, mis manos recorrían cada rincón de su fabuloso cuerpo, ella me acariciaba mi melena y cabeza sin dejar de besarme y sus labios recorrían mi rostro, mis manos llegan a su zona libidinosa, la zona gozadora al estar estas en su entrepiernas hace escapar de sus labios suspiros entrecortados de antojos retenidos, trata de apartarse, pero se lo impido aún más, lanzado cierro la puerta con cerrojo de la pequeña sala de reposo y la dispongo contra esta acariciándole su zona fogosa, se revuelca tratando de escapar, no, no puede ser que uno de los alumno médico en práctica la este tratando como una mujerzuela y desee aparearse con ella…, mis manos descorren el cierre de su delantal y aparecen su corpiño que apenas puede ocultar sus encantadores senos que rápidamente son acariciados y succionados por mis labios sus pezones, pero continuo bajando el cierre quedando su cuerpo a mi caprichoso consentimiento de admirarla y observarla en ropas interiores, vestía un encantador combinado verde agua, sus piernas enfundada en un juego de medias blancas y un liguero blanco las sostenían, me agache y de rodilla mi boca se pegó a su vulva bajándole su mini braga, se agitó, jadeo, sollozó y trata de salir de esa amatoria posición, lo impido bajo mis ropas inferiores y aparece mi ágil, largo, elevado y duro pene, grueso ante los requerimientos de una dama que en esos momentos lo tiene entre sus manos sorprendida del largo y grosor…, me destrozarás mi vagina con esto mi marido lo tiene chico y delgado, no te preocupes digo se acomodara al tiempo que empalo mi grueso glande en su vagina, siento como su vagina se dilata adolorida con la entrada de mi pene en sus carnes, y cada metida mía es acompañada de sollozos y gemidos de mi auxiliar al acomodar este pedazo de carne y músculo entre sus piernas dilatando su vagina, ella trata de abrir más sus piernas, pero se lo impide la braga a media pierna, por lo que siente apretada al ingreso de mi miembro bestial en sus entrañas escapando de su boca suspiros y jadeos ardientes impetuosos, deseaba ser tratada con fiereza en su vagina necesitaba descargar la pasión acumulada que la acción de no ocuparla su marido, estaba cargado en su cuerpo al erotismo…pero quien la tenía en esa posición carnal de penetración era uno de los alumnos médico, trata de salirse de esa posición , pero su cuerpo reclama…si desea ser de este macho que bien la trataba y excitaba… lo estaba logrando uno de sus futuros médico estaba en esos momentos tranquilizando sus carnales sentimientos apasionados en una entrega gozadora sacando desde el fondo de sus entrañas los primeros indicios de un placer que despertaba sus espasmos y convulsiones en ella llamando a sus orgasmos para regar sus fluidos vaginales en ese pene que tan maravillosamente la estaba apareando, la cubría a su entera satisfacción, estaba prendada con las caricias prodigada por este médico de su hospital, un medico que ella repudiaba como médico … le movía desesperada sus caderas en un maravillosos vaivén esperando que su nuevo hombre, su doctor ahora su amante y nuevo marido, que este vigoroso macho amo de su cuerpo rociara en sus entrañas, la deliciosa leche que ella esperaba con sus desesperados vaivenes y caricias para que explotara este novel macho en su matriz, pronto siente la esperma irrigada en su vientre, esa tibia leche que su impúber doctor, el dueño de su cuerpo en esos instantes dejaba chorrear en su matriz, este chico era una maquina productora de semen, como la inundaba con sus fluidos y estos saturaban su vagina escurriendo por sus medias camino al suelo, como la inundaba, debería tenerlo nuevamente dentro de ella, pero ahora en la comodidad de su cama… , si lo citaría a su casa cualquier de estos días.
Paty era una mujerzuela de 30 años se entregaba y gozaba sin impedimentos, solo quería ser satisfecha por los machos, como era soltera, tenía que buscar a quien la satisfaciera en sus períodos de ansiosos deseos…
Corina, la mas joven con sus 28 años y recién un año de casada, pero al verme deseaba que su futuro hijo tuviera esos ojos míos y pensaba este futuro médico será mío y me engendrara un hijo con sus ojos…



Había estado toda la noche apasionada y esperanzada en ser satisfecha por este muchacho, futuro medico, lo único que ahora deseaba era entregar sus orgasmos regándolos con un manantial de emisiones vaginales y ser exagerada en su entrega al macho. Estaba ardiente de apetitos e impaciencias carnales por ese médico de tan preciosos ojos. Cuando el la toma entre sus brazos y la entra en su camara.

Sola se recuesta en la cama sacándose sus calzones y recogiéndose su falda sobre la cintura entregándose deseaba ser voluptuosos y apasionados en los deleites de ser su mujer.

Me abrazó muy fuerte, el empezó a manosearme yo gustosa le guiaba sus manos, pude sentir las carnes de mis desnudas piernas manoseadas por este semental.
Ella se retorcía y gemía de placer, mientras el médico pasaba la lengua, succionaba, en verdad mamaba como todo un experto, pero ni siquiera a su esposo le había permitido mamarle su vagina, mi amante lo estaba haciendo.
Que delicia sentía, en verdad le gustaba, duramos así como 20 minutos, y yo le succionaba con fuerza, hasta que se vino, pude sentir cuando ella se iba a venir, y la verdad me excitaba, manoseaba sus nalgas y piernas y le besaba el cuello esperando la salida de esos fluidos.
La empecé a manosear con mas ímpetu y eso me calentó aun mas, le subí mas la falda ella hizo intentos por quitarme el pantalón, al fin quedé sin pantalón, luego le bajo mas la tanga, y me detengo un momento, para mirar detenidamente su vagina, rasuradita y muy mojadita.
Empezó a besar mi vagina y a meterme su lengüita. Ella gemía y me retorcía, le gustaba lo que me estaba haciendo. Luego el hizo intentos por penetrarme, yo lo ayude un poco guiando con mi mano su duro y joven pene con esa gigantesca cabezota. Sabía que me destrozaría mi vagina con esa monumental cabezota, cuanto gritaba ensanchada al máximo mi vagina, pero también cuanto gozaba.
El encima de mí empezó a penetrarme con fuerza, y yo empecé a sentir que me llevaban al cielo. Esa cabezota estiraba al máximo mi vagina y como me zarandeaba en la cama, como crujía esta, cuanto me saturaba y como me satisfacía. Mi marido ni se enteraba, pero su fiel esposa estaba siendo penetrada y destrozada en sus entrañas por un coordinado y soberbio muchacho hasta extraerme mis orgasmos con gran escándalo de mi parte al satisfacerme memorablemente con este macho gritando y quejándome de fogosidad y apasionamiento, estaba ardiente de sensualidad licenciosa, me entregaba con alma y con todo mi cuerpo a este mi nuevo semental. Si maridito mío, estaba siendo preñada y este crío tendría los mismos ojos que el macho que me fecundó.
Al mes siguiente me otorgan el diploma y me recibo como medico cirujano, podría casarme con Angélica la mujer que adoraba y me tenía loco, luego haría mi especialidad.