Cuando ingresé como maestra de escuela nocturna, ya había escuchado muchas historias, o chismes. De maestras, con las que algún estudiante se había acostado.
Relato
Yo pensaba que en su gran mayoría de seguro eran más bien cuentos sucios, ya que aparte de la diferencia en preparación académica, y social. Pensaba yo que ninguna maestra se expondría, o rebajaría, a ser descubierta teniendo sexo con alguno de sus estudiantes.
Ya que la mayor parte de ellos, no pasaban de ser simples obreros, vendedores callejeros, vagos, mal vivientes, patanes, en fin un atajo de perdedores.
Cuando entré en el salón que me correspondía, me encontré con lo que esperaba, un montón de des-adaptados, e insolentes, a los cuales de inmediato a más de la mitad de ellos expulsé del salón. Ya que no tan solo intentaron ignorarme, como su maestra, sino que gran parte de ellos me faltó el respeto. Invitándome de manera indecentemente descarada a que me acostase con ellos.
Fue tanto el alboroto, que la Directora del instituto se vio en la obligación de intervervenir. Y no fue hasta que le dije, que de ella no expulsarlos, yo me marchaba. A la Directora, como que no le quedó más remedio, al darse cuenta de que yo, no estaba jugando, que expulsar a todo ese grupo.
Cuando se lo conté a mi esposo, que se encuentra en cama desde hace más de un año, debido a un accidente automovilístico, él por hacerse el gracioso me dijo. Que no los podía culpar a ellos, que realmente la culpable era yo, por estar tan buena, y vestir de manera tan tan provocativa. Desde ese día, ni le conté más nada a mi esposo, ni volví a tener ningún tipo de problemas en la escuela. Hasta que después de varios semestres dando clase, apareció un nuevo estudiante.
Desde primer día que llegó, noté que era bien diferente al resto de sus compañeros. No tan solo en la manera de hablar, sino también de comportarse. Siempre se dirigía a mi de manera muy educada, y su participación en clases hacía que el resto de sus compañeros parecieran retrasados mentales. Además su insistente manera de mirarme, era como si me estuviera desnudando con la vista. Cosa que en ocasiones, les juro, me ponía nerviosa.
Yo como cosa rara se lo comenté a mi esposo, cuando lo estaba bañando, y lo único que me dijo, es que el tío está loco por follarte. Pero como lo dijo en un tono de broma, no le presté mucha atención.
Pero desde ese día, cada vez que veía a Jacobo que es como se llama ese estudiante, no dejaba de pensar en lo que mi esposo me había dicho. Fue cuando me di cuenta, que de manera totalmente involuntaria, de mi parte. En ocasiones al tomar asiento en mi escritorio, justo frente a donde se sentaba Jacobo, yo cruzaba o abría mis piernas, pero de forma, y manera tal, que vuelvo, y lo repito, sin darme cuenta, le permitía involuntariamente, que viera por un buen rato mi coño, apenas oculto bajo mis transparentes pantis.
Al tiempo que me dirigía al resto de sus compañeros, podía sentir su mirada, clavada en mi coño. Así que propuré estar más pendiente a mi manera de sentarme. Pero aun, y así ocasionalmente, me atrapaba a mi misma, dejando que Jacobo clavase sus ojos dentro de mi coño.
Yo me ponía toda nerviosa, y hasta me lo llegaba a imaginar teniendo sexo conmigo, en medio del salón de clases. Pero el colmo de todo eso fue cuando mi esposo, que aunque dormimos en la misma habitación, pero en camas diferentes, ya que la cama de él es de posiciones. Me dijo que yo había estado toda la noche revolvandome sola en mi cama. Como si estuviera soñando que tenía sexo. Lo que en realidad era verdad, solo que no con él, sino con mi estudiante.
Yo tenía ya los nervios de punta, bien deseosa de hacer algo más que ayudar a mi esposo a bañarse, y vestirlo. Y dejarlo que me viera desnuda, mientras me auto satisfacía frente a él. Por lo que cuando estando en clase, le pedí a Jacobo que se quedase para discutir con él sobre su traslado a el curso inmediato superior, ya que yo entendía, que lo único que estaba haciendo en mi clase, era perder el tiempo. Por lo adelantado que él se encontraba.
Pero nada más bastó que yo tomase asiento frente a él, que de manera inconsciente abrí mis piernas, mostrándole de manera descarada nuevamente todo mi depilado coño. Jacobo se me quedó observando por unos segundos, acercó su cuerpo al mío, yo me quedé paralizada, sin tan siquiera echarme para atrás un poco. Lo vi, y sentí como me fue abrazando, como su boca comenzó a tener pleno contacto con la mía.
Sin que yo hiciera nada por evitarlo. Su lengua entró dentro de mi boca, jugando con la mía, mientras su brazos y manos acariciaban todo mi cuerpo. Era como si yo estuviera en una especie de sueño. Del cual al volver en mi, me encontré semi desnuda, y a punto de ponerme a mamar su erecto, y saludable miembro. En algún momento me había bajado la parte superior de mi ajustado vestido, y hasta el sostén me lo había quitado, dejando mis grandes tetas al aire.
Yo no tuve la fuerza de voluntad para detenerme, así que proseguí, y comencé a lamer todo su vástago, cual si fuera un rico helado. Luego se lo estuve mamando por un rato, hasta que voluntariamente yo misma agarré su verga y la coloqué entre mis tetas, y por otro buen rato estuve haciéndole una rica cubana.
Yo estaba como loca, deseaba sentir su verga dentro de mi coño, pero cuando él me recostó sobre mi propio escritorio, y se dio a la tarea de lamer y mamar todo mi coño. les juro que casi me desmayo del placer que él me producía con su boca. Sentía como sus labios chupaban de manera incesante mi clítoris, y en algunos momentos me lo mordisqueaba de manera increíble con sus dientes. Haciendo que yo, en más de una ocasión disfrutase de un sin número, de salvajes orgasmos.
En cierto momento estaba tan desesperada por sentirlo dentro de mi, que en un arranque terminé de quitarme el resto de mi ropa. Y separando mis piernas recostada sobre mi escritorio, prácticamente le suplique que me lo metiera, por donde le diera su real gana.
Jacobo penetró mi vulva divinamente, fue tanto el placer que sentí, que hasta se me corrieron par de lagrimas por mis mejillas, pero de felicidad y alegría, al sentirme viva nuevamente. A medida que mi amante continuó enterrándome su daga, yo no dejaba de mover mis caderas, y de pedirle que me diera mucho más duro. Fue en uno de esos momentos en que pensé en mi marido, y en lo puta que yo estaba siendo, al tener sexo, en medio de mi propio salón de clases, con un de mis estudiantes.
Pero de la misma manera que comencé a pensar en mi esposo, y su incapacidad para satisfacerme. Volví a centrarme en lo mucho que estaba disfrutando el que Jacobo me hiciera su mujer, aunque tan solo fuera por esos momentos. Yo estaba deseosa de hacer y dejarme hacer de todo, es más fui yo la que le propuse a Jacobo que me diera hasta por el culo. Cosa que no me hacían, desde que mi esposo, y yo eramos novios. Y uno de sus amigos, una noche nos agarró bien borrachos a los dos, y se aprovechó de eso, sin que mi novio el que es ahora mi esposo se diera cuenta, aunque yo si.
Jacobo esa tarde me dio no tan solo por el coño, sino que también por el culo, además de ponerme a mamar su sabroso, y bien parado miembro en varias ocasiones.
Al terminar de disfrutar Jacobo, y yo. Nos despedimos, aunque quedamos en vernos nuevamente, pero fuera de la institución. El detalle fue que el viejo conserje una vez que Jacobo se retiró, me sorprendió vistiéndome. Y bueno para que no fuera con el cuento a la Directora, ahora también él me hace muy feliz.
Lo más grande de todo sucedió al yo regresar a casa, estaba tan feliz, y tan alegre, que mi marido se dio cuenta de inmediato de que yo había tenido sexo. Pero en lugar de recriminar lo que yo había hecho, prácticamente me rogó que se lo contase todo. Cosa que hice a medida que me fui desnudando frente a él, para luego colocar mi coño en su cara, restregarselo a medida que le fui contando todoo lo sucedido en el salón de clases.
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 515279 veces