Estando acostado desnudo en la cama, junto a mi madre. Al escucharla pensé, que por la manera en que momentos antes, ella y yo, estuvimos disfrutando de un salvaje sexo, le había hecho recordar a mi difunto padre.
Relato
Por lo que mi reacción inmediata, tras darle un fuerte beso, introduciendo mi lengua dentro de su boca, fue decirle. ¿Y en esto también me le parezco? A lo que ella sonriéndose pícaramente, me respondió. No querido, no me refiero a eso, ya que la verdad, tu eres mucho más fogoso de lo que él fue en toda su vida. Algo confundido, le pregunté. Bueno a que te refieres. A lo que ella con una sonrisa de puta satisfecha, me respondió. Venancio, al igual que tú, le encantaba mirar cuando yo me acostaba con otros hombres, lo mismo que tú hiciste cuando me acosté, tanto con tu jefe, como con tu compañero de trabajo, y hasta con el chico que trajo la piza, anoche.
Yo me quedé sorprendido, de que mi madre se hubiera dado cuenta, de que yo la había estado observando, en esas tres ocasiones. De por si el que yo tenga sexo con mi madre, ya es algo fuera de lo común, el que realmente yo lo disfrutase, como ella bien me lo dijo, al observarla acostándose con otros hombres. Es algo muy fuera de lo común. Yo me quedé en silencio, mientras acariciaba sus senos, y lentamente me puse a pasar mi lengua, labios, y dientes, por sus parados pezones. Al mismo tiempo que Alicia mi madre, continuó afirmando. Sí tú tienes el mismo gusto que tu padre, y me di cuenta de eso apenas llegamos a la fiesta de tu trabajo, y me presentaste a tu jefe. Reaccionaste de la misma manera que tú padre lo hacía, cuando otros hombres se interesaban en mí. Yo no la interrumpí haciéndole preguntas, ya que sé que mientras le esté mamando, y mordisqueando sus parados pezones, ella iba a seguir diciéndome lo que deseaba hacerme saber. Por lo que sin detenerme, al tiempo que yo seguía mamando sus tetas, con unas de mis manos suave y lentamente, comencé acariciar por encima, su divino coño. Mientras que ella me siguió diciendo. Tú padre al igual que tú lo hiciste, que apenas me presentaste a Gonzalo tu jefe, sin aclararle que yo era tu madre, cuando él casi desnudándome con la mirada, se refirió a mi como tu esposa. Fui yo la que le dije que era tu madre, acuérdate que casi de inmediato no sé con qué escusa te separaste del grupo, desentendiéndote de mí. Mientras mi madre seguía contándome lo sucedido, yo a medida que seguía, mamando sus paradas tetas, y acariciando su húmedo coño, la escuchaba atentamente. Por lo que al ver que no estabas por todo eso, el tal Gonzalo me sacó a bailar, y aunque al principio se portó como un caballero, ya al poco rato, a medida que seguíamos bailando, sus manos comenzaron a deslizarse por sobre mis nalgas. Sin importarle que nos estuvieran observando casi todos los presentes, incluso tu que te encontrabas tras aquellas gruesas columnas, viéndonos desde lejos, procurando no llamar la atención. En cierto momento Gonzalo me apretaba tanto contra su cuerpo, que le pregunté si no había otro lugar más íntimo para seguir bailando, a lo que él bien contento, me tomo de la mano, y me llevó dentro de la casa, a un salón con ventanales, el mismo donde te paraste, a observarnos. Mientras él me fue besando, y quitando aquel pequeño vestido rojo, de lycra. Yo sabía que estabas oculto tras el ventanal, aunque Gonzalo no se dio cuenta de eso, él estaba más interesado, en hacer otras cosas, como te distes cuenta. Y si en efecto, yo vi como mi jefe, una vez que desnudó a mi madre, la recostó sobre aquel sofá rojo, y separando sus piernas se dedicó a mamar su coño, para luego bajarse los pantalones, y dirigir su parada verga al coño de mí madre, mientras que yo los observaba, oculto tras el ventanal, manoseando mi verga de la manera más discreta que pude para no llamar la atención del resto de los invitados de la fiesta. En ese momento no podía creer, que me sintiera tan, y tan feliz. Viendo como mi jefe le enterraba toda su verga, una y otra vez a mi madre, por su depilado coño. Por si fuera poco, a pesar de que el ventanal se encontraba cerrado, claramente podía escuchar los gemidos, y chillidos de ella, cada vez que mi jefe la penetraba con tantas ganas. Mi madre al terminar de contarme lo que ella, y mi jefe habían estado haciendo mientras estuvieron solos en aquel salón, me dijo. Acuérdate que ese misma noche al salir de la fiesta, al regresar a casa, con el cuento de que los dos estábamos bebidos, nos pusimos a jugar, como cuando tú eras chico, solo que cuando me bajaste el vestido, al darte cuenta de que no llevaba más nada puesto, te dedicaste a mamar mi coño tal y como lo hacía tu padre. Y después terminamos los dos completamente desnudos dentro la cama. Lo mismo que pasó con tu compañero de trabajo, solo que cuando terminé con él, lo primero que hiciste, fue tirarme sobre el sofá, y ahí mismo tuvimos relaciones. Así que a ti te gusta ver como otros hombres me penetran, y como les mamo la verga. A mí no me quedó más remedio que admitirle que sí, que eso era cierto. Luego ella me volvió a decir, si igualito que tu padre….
Relato erótico enviado por Anonymous el 14 de December de 2007 a las 13:35:08 - Relato porno leído 783538 veces
Si te ha gustado Eres igual que tu padre… ( CON fotos) vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar Eres igual que tu padre… ( CON fotos).
narrador
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 22:02) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:33) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF sementalx
(10 de September de 2017 a las 21:36) dice:
que rica mamacita
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