Esclavizado por tía Sara y su marido (2)

-Es increíble el culo que tiene, ¿cierto, Sara?... –dijo en un momento con la voz enronquecida…
-Culo de nena, bien empinado, carnoso, redondo y duro… Un culo como éste está hecho para las palizas…
-Sí, y para darle pija… A ver, Sara, abrile las nalgas…
Tía Sara me las abrió y tío dijo después de un momento:
-Qué agujerito tan lindo, ¿eh, Sara?, rosado y sin un puto pelo…
-Este chico es perfecto… Hemos tenido mucha suerte…
-No te ha dolido la muerte de tu hermana…
-Claro que no, sabés que no nos llevábamos bien, y con mi cuñado, ni hablar…
-Entonces todo es perfecto, ellos en la gloria del señor, jejeje, y nosotros, dueños de este precioso nene del que vamos a gozar a fondo…
-Tal cual, querido… lo vamos a convertir en nuestra puta y en nuestra sirvienta… Será un alivio para mí no tener que ocuparme de la casa cuando vuelvo de trabajar y ni cocinar quiero, vamos a pedir delivery y el chico nos va a atender durante la cena…
-Claro, para eso está una sirvienta…
Yo, al escucharlos, estaba cada vez más excitado y eso me hacía mover las caderas de un lado al otro… Tía Sara lo notó y dijo, burlona:
-Mmmmmhhh, está caliente la sirvienta… Creo que quiere unos buenos chirlos de la patrona…
-No la prives, querida… Calentale ese lindo culo que tiene y yo después le doy pija…
Ay, yo nunca había imaginado que una paliza en la cola fuera tan placentera, tan excitante ese ardor que provoca una mano cayendo con fuerza sobre las nalgas… ¡Y sí que pega fuerte la tía Sara!
Cada tanto dejaba de pegarme y presionaba con la punta de uno de sus dedos en mi orificio anal… Eso y los chirlos me volvían loco y encendían en mí el deseo de ser penetrado…
Entre tía Sara y tío Felipe me han convertido en un chico muy putito y siempre hambriento de pija, chirlos y humillaciones…
Estoy solo casi todo el día, porque ellos trabajan, se van de casa a las once de la mañana y vuelven a eso de las ocho de la noche… Mis obligaciones como sirvienta, después de desayunar, son barrer todo el departamento, higienizar con productos los lugares que lo necesiten, por ejemplo el baño y la cocina y hacer las compras que haya dispuesto tía Sara… Después debo darme un baño y esperarlos bien limpito y perfumado, porque casi todos los días el tío Felipe me coge antes de la cena en presencia de tía Sara… Casi siempre, primero debo chuparle la pija y tragarme todo la leche que me derrama en la boca…
-Te gusta, ¿eh, putito?... –me humilla tía Sara y yo reconozco que es así…
Después de un rato, cuando ha repuesto fuerzas, tío Felipe me hace trepar a la cama… Tía Sara me alcanza el pote de vaselina que saca del cajón de la mesita de noche y tengo que envaselinarle la pija al tío… Ay, es maravilloso sentir cómo esa pija se va endureciendo y alargando entre mis manos…
Cuando termino con esa tarea el tío Felipe me hace poner en cuatro patas…
-Sara, abrile las nalgas…
Me estremezco cuando siento las manos de tía Sara en mi culo y enseguida la punta de la pija de tío Felipe en contacto con mi agujerito anal…
-Te la voy a enterrar hasta los huevos, nene puto…
-Ay. sí. Tío, sí… Métamela toda!... –pido excitado… -y me la entierra…

(continuará)