Ella empezó a jadear de tal manera que elevó la excitación de los dos hombres y los dos se corrieron al mismo tiempo dentro de ella, en el mismo momentoque ella se retorcía y gritaba de gozo.
Relato
Somos un matrimonio de 32 años de casados, ella Inés de 53 años y yo Juan de 54 años. Ambos estamos un poco distanciados sexualmente hablando, hay amor pero sin sexo, desde hace 10 años, debido a las intervenciones que tuvo que padecer mi esposa, con consecuencias nefastas para su libido.
En realidad no se trata de una infidelidad consentida sino de una sutil manera de infidelidad; la de poner a prueba de integridad moral de mi esposa, ante la oportunidad de encontrarse en la situación de acostarse con otro hombre, lo suficientemente atractivo para ella, como para comprobar hasta cuando se puede resistir a la infidelidad; siendo que mi esposa siempre se ha negado a cualquier propuesta de infidelidad consentida de mi parte; además de saber a ciencia cierta si su libido está apagado por mí, o por lo que les mencioné anteriormente.
Así un día estando en un Balneario de veraneo, tuve que regresar a la ciudad por un día para trámites administrativos impostergables, quedando que llegaría de regreso a las 22 hs. de ese mismo día.
No puedo contarles los detalles de lo que mi señora hizo durante mi ausencia, hasta por lo menos mi regreso.
Los trámites fueron muy rápidos y a las 15 hs. de la tarde regresé. Me dirigía a mi casa de veraneo esperando ver e mi esposa, para ir juntos a la playa, cuando veo con sorpresa que ella no estaba y que siendo las 15 hs. ella jamás había aceptado exponerse a los rayos del sol, dado que predominaban en ese horario los rayos ultravioletas, los más agresivos a la piel.
No conforme con la situación, me cambio de ropa para ir a la playa en su búsqueda. Cuando entro a la habitación observo que la ropa de mi señora estaba sobre la cama y que su malla de baño entallada, la más provocativa de las que tenía y que ya no la usaba por vergüenza de que la vieran con una ropa tan provocativa, ya no estaba; por lo que pude confirmar que estaría en la playa más cercana por haber dejado el auto en el garaje.
Me cambié de ropa rápidamente al tiempo que por mi cabeza empezó a pasar ideas fijas de ver a mi esposa en situación comprometida respecto a su fidelidad hacia mí.
Cuando me estaba acercando a la playa más cercana, no aparezco de golpe, es más me cubría entre los arbustos que suelen haber antes de la zona da baños, para divisar a la media distancia si la veía.
Sorprendentemente estaba ahí tumbada en la arena boca arriba, rodeada de dos hombres que después me vine a enterar que era un sueco y un argentino, ambos vecinos del apartamento de al lado de nuestra casa de veraneo.
Los dos hombres que eran de complexión normal, nada especial, se encontraban platicando con ella en una actitud bastante interesada a juzgar por los gestos y miradas que ambos le prodigaban a mi esposa. La playa de olas intensas, se encontraba casi desierta, estando a dos cuadras de distancia los bañistas más próximos.
Mi real interés era comprobar hasta qué punto era yo o ella la causa de su dificultad de excitación por lo que me quedé quieto, con una erección de mi pene en forma total, que era difícil de disimular, si no hubiera sido por la toalla salvadora.
Ambos hombres se acuestan a los lados de mi esposa, en actitud de tomar el sol junto a ella, en el momento que ella se sienta corre la toalla y comienza a hacer un pozo no muy profundo en la arena, sobre el cual luego tendió su toalla, y se recostó esta vez boca abajo, en actitud de tomar sol.
No entendí nada esa decisión de mi esposa, pero las nuevas posiciones que habían adoptado los tres, me impedían desde mi ubicación visualizar con claridad lo que estaba ocurriendo, por lo que me acerqué hasta un mostrador de venta de bebidas, que estaba desocupado, porque la afluencia de público a la playa era casi nula y ya no habría más venta.
Me parapeté debajo de él y desde allí pude ver una escena increíble, a apenas dos metros de ellos. Lo primero que observo son los diversos movimientos ascendentes, descendentes y más tarde circulares de la cadera de mi esposa, como si estuviera fornicando como una verdadera experta. Por otro lado observo a ambos hombres con sus brazos más próximos a ella, sobre la toalla - aprovechándose del surco que mi esposa había hecho anteriormente en la arena – a tal distancia de ella que los dedos de sus manos coincidían exactamente con la entrepierna de mi esposa, de ahí los lentos y pausados movimientos de cadera de ella, disfrutando al máximo los habidos dedos. Observando más detenidamente detrás de una rendija entre las chapas del mostrador, pude ver los detalles de la acción. Mi esposa que había empezado a jadear de excitación, al tiempo que se notaba el bulto debajo de la malla, denunciando el grado de excitación de ambos hombres.
Pensé que en breves momentos la cosa debería tener un cambio abrupto, que mi señora se resistiría a todo lo que evidentemente podría venir después y se alejaría de ellos rápidamente.
Cual fue mi sorpresa cuando ambos hombres corren la entrepierna de la malla de baño y veo que ambos tenían sus dedos introducidos en su vagina hasta la mitad de sus manos y cada uno con sus 4 dedos. En ese momento escucho un grito de placer y de satisfacción, propia de cuando ella solía tener orgasmos conmigo, pero esta vez mucho más fuerte y significativo.
Fue ahí cuando resolví salir de mi posición, porque ya me esperaba lo peor, que buscaran una posición más resguardada, como la que yo ocupaba, para que siguieran adelante sin mi interferencia, porque en mi impresión eso estaba a punto de ocurrir, por como mi esposa empezó con sus manos a tocar los glúteos de ambos hombres, como buscando desesperadamente para su alivio, ambos pedazos carnoso y su leche.
Efectivamente, rápidamente mi esposa tomó la iniciativa y corrió apenas unos metros hasta llegar a esconderse detrás del mostrador que funcionaba como una fortaleza, ya que describía un cuadrado con un semi techo además del quincho de paja que poseía.
Ambos hombres la siguieron, desapareciendo los tres de mi campo visual, lo que me llevó a tener que una fuerte contracción en mi estómago por los nervios que me deparaba esta situación. Evidentemente se trataba de que mi esposa los había aceptado a ambos, siendo que a mí hacía mucho tiempo que ni la hora, y que estaba dispuesta a todo.
No conforme con lo ya visto, debí irme en ese momento, imaginándome todo lo demás. Pero había algo que me decía, que si había llegado a esa situación, debía saber a ciencia cierta qué pasará en ese lugar. Así con mucho cuidado me acerqué al mostrador por el lado exterior, precisamente por el lado donde había un matorral muy espeso que me tapaba completamente y que me permitía desde ahí, mirar a través de las rendijas formadas entre sendas chapas laterales, la escena sexualmente impresionante e impactante.
Mi esposa estaba acostada boca arriba con el pene del argentino en su boca meta pone y saca, se la estaba follando por la boca, al tiempo que el sueco le mamaba la vagina en forma perfecta, a juzgar por los movimientos de mi esposa y sus exclamaciones de placer. Todo esto con la malla puesta, dado que la situación de apremio los llevaba a realizar las cosas con un apuro lógico, ya que todo se estaba dando en un lugar público.
Lo que me impactó que mi esposa jamás me había dado ese placer de chupármela, por entender que era una cosa sucia, mil veces se lo sugerí y mil veces me rechazó; y ahora se la estaba chupando a un argentino que tenía más pinta de desalineado que de ser un hombre que se cuidara.
Por la entrepierna de mi señora, veo que empieza a correr un líquido viscoso propio de la excitación, al tiempo que el sueco no paraba de chuparla a fondo y lamerla con su legua que a esa altura le entraba toda, desapareciendo su boca dentro de su vagina.
En ese momento siento al argentino gritar lo que denotaba que estaba eyaculando dentro de la boca de mi esposa, y ella tragando todo su esperma con ojos entre abiertos.
Mi señora jadeando de placer, y calentura al mismo tiempo, les pide que la monten ya, y que no aguantaba más sin ser penetrada, pidiéndole al sueco que la cogiera por delante y al argentino que recién había eyaculado en su boca le pidió que le metiera sus dedos por su ano mientras el sueco la follara por delante. El movimiento sincronizado de los tres era tan perfecto, que parecía que lo hubieran ensayado varias veces.
Al poco de estar siendo penetrada por delante por el sueco, por atrás con los dedos del argentino que a esa altura ya la tenía tiesa, le pide al argentino que sustituyera su dedo por su pene, lo que me permitió ver perfectamente cómo se la metía por el culo hasta el fondo. Ella empezó a jadear de tal manera que elevó la excitación de los dos hombres y los dos se corrieron al mismo tiempo dentro de ella, en el mismo momentoque ella se retorcía y gritaba de gozo.
Fue en ese momento cuando reaccioné y me alejé rápidamente del lugar hasta llegar al camino que conducía a nuestra casa, llegando rápidamente a ella. Mi calentura era tan grande que me tuve que masturbar en el living no bien llegué. Tomé una ducha y me quedé a esperarla y comprobar si era capaz de confesar lo que había ocurrido.
A los 15 minutos llegó y se sorprendió verme tan temprano en casa, sintiendo que debía dar alguna explicación del porqué había ido a esa hora a la playa y además vestida con esa malla tan provocativa que solo cuando estábamos solos la usaba, explicando que como yo no estaba, aprovechó a ponérsela para tostar las partes más próxima a su intimidad, aprovechando que estaba sola, dado que si me lo hubiera propuesto yo me habría negado, y como la playa se encontraba a esa hora desierta, precisamente era el momento indicado para hacerlo.
Esperé en silencio que me siguiera contando el resto, y calló.
Pude comprobar que el problema era yo que no sabía satisfacer a mi esposa como era debido y que además ella me prohibía hacer las cosas que a los demás estaría dispuesta desde ese momento en adelante a permitírselos.
Me entré la nacionalidad de ambos hombres, por el dueño de la casa de al lado que les había alquilado por un mes a dichas personas que estaban trabajando para una empresa que se dedicaba a la importación y exportación de bienes de capital.
Quedará para nueva oportunidad contarles como siguió la historia.
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 513554 veces
Relato casi en su totalidad real que demuestra que toda mujer casada es una puta sumisa en potencia
Relato erótico enviado por morboso sadico el 29 de July de 2009 a las 18:09:16 - Relato porno leído 299795 veces
Si te ha gustado Esposa infiel, creo que por primera vez vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar Esposa infiel, creo que por primera vez.
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 21:46) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:21) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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