Nos llevamos a Lucia al dormitorio de ella y tirándonos sobre la cama los tres nos acomodamos a conversar, al recostarnos a Lucia se le sube su falda y muestra sin malicia sus piernas, se las halago diciéndome lindas piernas estoy viendo
Relato
Mientras Eulalia y Lucia conversaban esos dos se encerraron en el dormitorio del hijo. Eulalia sorprendida me llamó a casa y me cita en suya. Al llegar me cuenta lo pasado con todo detalle y que ella con la mujer no sabe que hacer y me cuenta el drama que tiene esta hembra…, sobre todo después de cinco años de matrimonio sigue virgen y asustada, sin saber que hacer…, solucionable le digo irónicamente y maliciosamente cojo a Lucia y le digo que su problema se lo voy a solucionar, Eulalia me mira sorprendido y comienza a decirme que vas hacer…, pues quitarle la virginidad a esta hembra para que sepa lo que es el encanto, el éxtasis de un coito, me mira y dice…, semental desenfrenado me sermonea no te bastan dos mujeres que quieres otra, vamos, llévatela a la cama me dice.
Nos llevamos a Lucia al dormitorio de ella y tirándonos sobre la cama los tres nos acomodamos a conversar, al recostarnos a Lucia se le sube su falda y muestra sin malicia sus piernas, se las halago diciéndome lindas piernas estoy viendo, le decía y sonreía con maldad, ahora date vuelta que voy verte tu hermoso culo, sin esperar se gira y me recogiendo aun mas su falda mostrando su culo al aire, también se ve donde está su sexo al que rodea una maraña de vellos medios rubios escapando muchos de ellos fuera de su diminuto calzón, me acerco y ante el cuadro que tengo sabiendo como me provocan las maduras y con la experiencia de haber estado con estas maduras de casa, en acto sexuales anteriormente, no puedo contenerme y pasarle mis manos por el, lo sobo acercándome el sexo de esta dama acariciándoselo, que haces reclama, luego se relaja deja acariciarlo y entre suspiros y gemidos al llegar mis manos hasta su vagina, reclama déjame…, me desesperas.
Me levantó y termino de sacarle su blusa, sus sostenes y bragas. Oye que haces Sin bragas tendido en posición de espalda sobre la cama. Mi morbo de estar con una mujer como 13 años mayor que yo, y mas aun virgen, me desesperó y se apoderó de mi una lujuria que ya no pararía hasta complacerme de ella y sentirla satisfecha con mis espermios en su útero.
Me acomodé entre sus pechos y comencé a chuparlos. Su piel blanca, y sus pezones grandes y rosados estaban exquisitos. El tamaño de sus senos eran increíble... Ella se puso un poco indignada al comienzo, pero luego sentirse manoseada y acariciada por un hombre la desespera, me permite seguir acariciando sus dos mamas, pero a la vez, frotar mi erecta verga contra sus nalgas. Bajando por su cuerpo hasta llegar a su maraña de vellos, entonces cojo y abro sus piernas me sumerjo entre ella chupando su sexo hasta lograr que su clítoris saliera al encuentro de mi lengua. Se queja… que haces…, oh…, rico…, déjame…, pero comienza inconcientemente a mover sus caderas, se esta entregando a mis caricias. Me tomas mi pene entre tus manos y queda maravillada con aquel pene duro y palpitante en el que las hinchadas venas dibujaban su contorno, era primera vez que tenia y veía un pene entre sus manos lo volvió a agarrar, esta vez lo apretaba con ambas manos contra su cuerpo, apreciaba su dureza entre sus muslos, apenas abarcaba con sus manos este miembro y también concebía sus palpitaciones. Completamente desnuda le agarre sus nalgas y acomodándome detrás de ella comencé a penetrarla en la posición de perrito. Su excesiva lubricación, me dejó entrar hasta el fondo. Colocado detrás de ella, le comencé a enterrar mi verga, la que poco a poco se fue perdiendo por esa estrecha vagina. Cuando la tuve metida hasta la mitad adentro de la estrecha cavidad, ella gimiendo de placer y dolor se revolcaba tratando de sacarse mi miembro de su vagina, mientras mi pene la desentrañaba y se meneaba en su covacha, miraba sus manos empuñadas agarradas excitadas al cubrecama, por primera vez la tenían penetrada en su sexo, gritaba de placer, dolor y vergüenza. No pasaron ni tres minutos cuando conseguí que ella se bambolearse y contornearse buscando saciarse con un monstruoso orgasmo que al llegar por primera vez la dejó agotada y desintegrada entregando su cuerpo para que este macho continuara siendo amo y señor de su excitación, gocé a esta mujer madura e inexperta en esa posición, ella solo gemía y suspiraba ayes de placer, acompañándome en mis movimientos apasionados vehementes e impetuosos con que le desgarraba su vagina recién flagela y golpeada, no aguanté más y comencé a llenarle su vientre con mi tibio semen que quedó casi todo dentro en su matriz y muy poco salió fuera de su sexo. Recibía por primera vez la leche de un macho en el interior de su vientre y sentía como esa leche tibia recorría sus recónditos partes sexuales inexploradas, que placer, el dolor ya no lo sentía, solo una flacidez al placer de un apareamiento bien culminado en su vientre y un gozo inmenso de haber refugiado por primera vez en sus entrañas a un miembro masculino.
Luego la tendí de espaldas y en la posición de misionero fui yo ahora el que le agarro sus piernas abriéndoselas, comencé el entra y sale hasta lograr nuevamente llenarla de leche su vagina, ella semi desmayada me dejaba poseer al gusto del semental, ahora sabía lo que era el placer del coito, le habían desvirginado su clítoris .
Luego se durmió agotada y Eulalia había ido a la cocina a preparar la merienda, al llegar a su lado me dijo semental audaz solo buscas placer, sexo y no importa como y con quien. Pero lo hiciste rico como que se relajo y a mi me tienes deseosa de tu semen, pero estas agotado y así no me gusta te espero mañana.
Lucia comenzó a visitar seguido a Eulalia a lo menos dos veces en la semana para poder verme y sentir en su entrañas este miembro semental que la había hecho mujer casada. Luego de dos meses Lucia estaba en gestación de un retoño en sus vísceras carnales.