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Experiencia en Thailandia

Relato enviado por : Anonymous el 30/10/2009. Lecturas: 7941

etiquetas relato Experiencia en Thailandia   Fantasías   Taidandia .
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Resumen
Fantasia de matrimonio en Thailandia. Él la lleva a una casa de masajes. Ella se deja seducir por el ambiente y la sensualidad.


Relato




Estaban recién casados. Tailandia les parecía el destino ideal para su luna de miel.
Por el guía del viaje organizado supieron de una casa de masajes que no debían perderse. El masaje que recibieron fue fantástico. Tras dos horas salieron con los músculos relajados y tonificados.
Después de un par de días deambulando por las calles de Bangkok, él le pidió que volvieran a darse aquel estupendo masaje. Entraron en el local. Él observó a las chicas sentadas y distraídas tras un gran escaparate. Escogió dos. Le preguntó a ella si eran de su agrado, contestando con un sí indiferente.
Entraron en una sencilla habitación. Ambos corrieron las cortinas que escondían la visión entre los dos, así como de las masajistas, desnudándose y poniéndose sólo el pantalón corto facilitado por la casa de masajes. Ella llevaba además una toalla ceñida al torso con la que tapaba sus preciosos pechos.
Descorrieron las cortinas y se tumbaron boca abajo en las colchonetas. Las chicas comenzaron a masajear. Los ojos de los dos se cerraron abandonándose cada uno a su propio disfrute.
El fuerte masaje inicial de cuello y espalda les dejó los músculos aliviados.
Ella se encontraba realmente a gusto.
En un inglés pobremente pronunciado la masajista se dirigió a ella. Se hizo un silencio. Él replicó a la masajista en el mismo idioma. Ambos lograron entenderse tras unos momentos. Ella no comprendía muy bien. Él le pidió que se quitara los pantalones y las bragas, que estuviera tranquila que sólo se lo iban a pedir a ella. Ella le replicó que en el masaje del día anterior no le pidieron esto. Él sonrió, habló con la masajista, quien contestó sonriente y confiada con lo que pedía, como si fuera algo habitual en su servicio. Los ademanes de la masajista vencieron la el pudor de ella. Turbada y algo avergonzada decidió hacerlo. Rápidamente retornó a su colchoneta.
Ella le miró. Él le devolvió la mirada con un guiño cómplice y una sonrisa. Ella leyó claramente en sus labios un “te amo” devolviéndosela.
Las masajistas continuaron. Esta vez el masaje no era tan enérgico.
Ella sentía la suave presión que recorría el cuello y la espalda y se sentía felizmente relajada. La masajista aplicó algo de fuerza en los riñones en movimientos circulares aunque de vez en cuando las manos aceitosas se desplazaban por la espalda subiendo hasta el cuello y volviendo a bajar. Los movimientos circulares en los riñones fueron ganando radio, agrandándose hasta cubrir los laterales y la parte superior y media del trasero. La transición del masaje de la zona de los riñones hacia el trasero fue lenta y agradable. Abandonada en el relax y el disfrute, súbitamente se percató de que estaba recibiendo un enérgico masaje en el trasero.
Se sentía avergonzada. A la vez, el placentero masaje hacía que deseara seguir inmóvil. Miró hacia él esperando que no se percatase de estas emociones contradictorias, pero su visión la tranquilizó. Ella lo observó. Le amaba.
Cerrando despacio los ojos, hundió suavemente la cabeza en la colchoneta mientras sentía las manos de la masajista recorriendo los glúteos, la parte posterior de las piernas y los gemelos. De forma semiinconsciente sentía un especial agrado cuando el masaje se centraba en las nalgas, echando de menos esa sensación sensual cuando la masajista se desplazaba a otras partes del cuerpo.
La masajista volvió a los glúteos, alternando desplazamientos fuertes y suaves con ligeras caricias con las yemas de todos los dedos. Este contraste le pareció a ella delicioso y avergonzadamente excitante.
La masajista separó suavemente sus piernas para arrodillarse en el espacio entre ambas.
Ella sentía a la masajista detrás. Sus manos comenzaron a masajear la parte posterior de los muslos, moviéndose lentamente por la parte interior como si ambas manos fueran a converger hacia su sexo. Justo antes de esto, las manos se separaban una a cada glúteo, desplazando toda la masa muscular de ambos y tensando la piel que rodea la vulva.
Esto le pareció a ella realmente excitante.
Después de varias repeticiones, avergonzada por el aumento de excitación que sentía, ella comenzó a rechazarlo apretando la musculatura de las nalgas.
En ese momento la masajista cambió de posición situándose a un costado y masajeando la espalda y los hombros. Ella se tranquilizó.
Al cabo de un tiempo, la masajista de él le hizo señas para que se diera la vuelta.
Ella percibió el movimiento y abrió los ojos para observar. En ese momento su masajista también le insinuó un gesto para que se volviera.
Esto la perturbó ya que estaba completamente desnuda, pero el hecho de que fueran dos mujeres desconocidas de un país lejano hizo restarle importancia. Al fin y al cabo estaba con él.
Su masajista esparció generosamente aceite por todo el torso. Con esto ella anticipó el masaje.
Comenzó suavemente por los hombros. Situándose a un lado, masajeó un brazo. Hizo lo propio con el otro durante un buen rato.
Arrodillándose frente a la cabeza empezó a masajear los hombros, bajando hacia el esternón y vientre. Cuando la masajista alcanzaba esta zona, ella sentía la presencia de sus pechos cuando se inclinaba. Esto la incomodaba algo, pero se centraba en el masaje y se olvidaba de ello.
El masaje se extendió a las costillas y alrededores de los senos, en círculos concéntricos, que se abrían y cerraban poco a poco teniendo como centro los pezones.
Volvía a sentir la misma incomodidad agradable que antes.
La masajista se situó en un costado y el masaje se extendió hacia las caderas hasta las rodillas. Luego le volvió a separar las piernas y se situó entre ambas, continuando el masaje desde los muslos hasta los pechos.
La masajista alternaba movimientos enérgicos y sensuales, prolongando estos últimos conforme pasaba el tiempo. Cuanto más sensual se volvía el masaje, más incómoda se sentía.
Lanzó una mirada hacia él buscando no sabía muy bien qué. Quizá que esta vez sí se percatase de sus emociones.
Él estaba mirándola, observando cómo las manos de aquella mujer recorrían el cuerpo de su esposa.
Su algo avergonzada mirada le alertó, así que se incorporó y se arrodilló en el costado opuesto a la masajista. Le preguntó si le importaba que también la masajeara. Ella se sorprendió un poco, pero su más cercana presencia la serenaba. Esbozó una ligera sonrisa y las manos de su marido, seguidas de las de la masajista comenzaron a recorren su cuerpo.
Ella sentía que las manos de la masajista y de su marido se entremezclaban confundiéndose. Al cabo de un rato se sentía a gusto y cómplice de la situación. Se relajó y sonrió.
Las manos recorrían pechos, muslos caderas, acercándose a los genitales pero sin tocarlos, para volverse a alejar. Este continuo vaivén hizo que la excitación fuera ganándole terreno a la vergüenza.
El la besó. Por un segundo ella se preguntó si estaría bien que la besara delante de esas dos mujeres. Pero la duda murió rápidamente ahogada entre caricias y masajes. Ella se entregó profundamente a aquel beso. Sus lenguas se entrecruzaron. Una mano de él comenzó a masajear su pubis, rozando la punta de la rajita. Ella respondió contoneando ligeramente sus caderas como si los labios de su sexo quisieran agarrar la punta de sus dedos. Él aplicó un masaje más enérgico. Ahora ella no podía aguantar más, necesitaba que le penetrara allí mismo. No le importaba nada excepto que su marido le metiera la polla.
Él se desnudó. Tenía la mayor erección que ella había visto jamás. Esta visión hizo que su vagina se humedeciera aún más. La penetró en el acto. Hicieron el amor con más pasión que nunca, mientras la masajista aprovechaba cada centímetro de piel para continuar su trabajo.
Cuando todo acabó se vistieron y se marcharon
“¿Lo tenías previsto ,verdad?” .Preguntó ella.
“Quería que nos quedase un recuerdo mejor de Thailandia que el de las fotos”. Contestó él.
Ella le agarró el brazo. Afuera llovía fuertemente. Le amaba.




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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:23) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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