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Extasis en Acapulco

bareta Relato enviado por : bareta el 24/04/2012. Lecturas: 8009

etiquetas relato Extasis en Acapulco   Infidelidades .
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Resumen
Sin querer goce mi infidelidad con dos hombres en Acapulco


Relato
Pedro, un compañero de trabajo y su esposa, nos invitaron a mí marido y a mi, a pasar un fin de semana en su casa de Acapulco, en compañía de otras cuatro parejas.
Desde el día que llegamos, después del reparto de habitaciones, todos nos fuimos a la alberca, percatándome que los vistazos de todos, se fijaban principalmente en mí, no se si por ser la más joven, por ser la única con bikini o porque se denotaban mejor mis curvas. El día transcurrió nadando, jugando, asoleando, comiendo y bebiendo y sintiendo como los hombres me desvestían y cogían con la mirada, cosa que no me desagradó, sino me hizo sentir deseada y eso me calentó bastante, a la hora de dormir, mi marido medio tomado, se acostó e inmediatamente se quedó dormido y yo quedándome con ganas de ser penetrada por un hombre.
Al día siguiente, desayunamos y comimos en el jardín junto a la alberca, donde las bebidas comunes y exóticas no faltaron, mismas que hicieron un rato después, estragos tanto en los hombres como en las mujeres.
Anocheciendo, ellos seguían tomando y se pusieron a jugar dominó, la dueña de la casa propuso que las mujeres nos saliéramos de compras y a seguir bebiendo en otro lado, una de ellas y yo declinamos la invitación por sentirnos muy mareadas, por lo que mejor nos quedábamos a dormir un rato. Las demás se fueron.
La que se quedó, simplemente se metió a dormir. Yo me acerqué a mi esposo para avisarle que me retiraba a descansar, pero me instó a tomarme una copa y estar un rato ahí, para ver si le daba suerte, ya que estaba perdiendo en el juego, quedé parada entre mi marido y un hombre bastante atractivo llamado Raúl.
Los halagos, adulaciones y piropos de todos, no se hicieron esperar. En el momento en que Raúl me ofrecía con una mano, el vaso con la bebida, la otra la puso en la espalda y la bajó pasándola por mis nalgas, cosa que pasó desapercibida para los demás pero a mí me hizo apretar mí panocha de placer.
El roce de mis nalgas con el hombro de mi esposo en unas ocasiones y con el de Raúl en otras, comenzó a excitarme, Dije que iba a asear un poco la cocina, pero la realidad era que pensaba en una verga entre mis piernas.
Estando en la cocina lavando algunos trastes, sin que se viera el jardín ni a la alberca, metí la mano y comencé a sobarme mi hinchada y húmeda rajita. De repente, sentí que alguien me abrazaban por atrás y me daba un beso en el cuello diciendo:
-Mamacita, estas muy buena, veo que andas caliente y tu marido no sabe lo que tiene-.
Era Raúl, que pegando su cuerpo al mío, hizo que topara con el fregadero sintiendo un gran bulto sobre mis nalgas, no pude voltear y solamente espeté:
-¡Tranquilo!, soy casada, mi marido está afuera y no quiero que haya problemas-.
Como pudo, metió una mano a mi panocha y la otra me agarró un pecho, diciendo:
-Aquí todos somos casados, pero eso no influye, para que tú estés bien mojada y yo con ganas de cogerte-.
Por la calentura del día anterior, y lo excitada que ya estaba, simplemente solté un ligero ¡aaaaaayyyyy!, cuando con su dedo estimuló mi ya erecto clítoris.
Con las caricias por arriba y por abajo, se estremeció todo mi cuerpo, exigiendo ser penetrada, por lo que solo le dije:
-Por lo menos, apaga la luz-.
A oscuras, no supe como llegó junto a mí sin el traje de baño, pero pude agarrar su polla, que era por mucho, más grande que la de mí marido. Levantó la parte superior del bikini y comenzó a chupar mis pezones hasta dejarlos bien parados, mientras yo sobando su verga, seguía humedeciendola rajita con mis jugos.
Quitó mi tanga, me volteó, dándole la espalda y con mis brazos levantados contra el refrigerador, me abrió las piernas, acomodó su verga en la entrada de mi changuito y comenzó a enterrar la cabeza dulcemente. Aunque mojada, no estaba acostumbrada al tamaño de esa verga, por lo que le costó un poco de trabajo al principio, pero con movimientos suaves pero firmes, hizo que me fuera entrando.
Entre mis ¡ooooohhhhh!, ¡aaaaaaahhhhh! y el plaf, plaf, que se escuchaba entre mis piernas por sus arremetidas, tuve un riquísimo orgasmo.
Se zafó y me recostó en el piso, no sentí si estaba frío o no, lo que sí sentí, fue la metida de verga que me volvió a dar de un solo empujón. Me tenía gozando tan rico que lo abracé con mis piernas obligándolo a meter su polla hasta el fondo, cuando de repente sentí otra verga junto a mi cara, en esta ocasión era Pedro, que medio recostado en el piso y sin decir nada me la metió en el único acceso y empecé a darle una muy buena mamada, que por lo oscuro, no veía el tamaño, apenas entraba en mi boca, pero era más gorda y larga que la jugaba en mi hoyito.
Cuando Raúl me echó chorros de leche sobre el vientre y pechos, yo tenía otro orgasmo y la boca inundada con el semen de Pedro.
Los dos me habían echo gozar maravillosamente.
Al salir al jardín vimos borrachos y medio dormidos a los cuatro hombres, mi marido casi cayendo, preguntó ¿Donde andaban? A lo que Pedro contestó:
-Pues ayudando a recoger a tu esposa, ji,ji,ji-.
Subíamos a los cuatro borrachos, cuando llegaron las señoras visiblemente ebrias, a las que también acomodamos en sus respectivos cuartos y todos se quedaron dormidos.
Me iba a al cuarto, cuando Raúl, me dijo:
-Si quieres tomarte otra copa y seguir gozando, te esperamos abajo-.
No supe que decir ni que hacer, porque aún me sentía excitada, pero al entrar a la habitación y ver a mi esposo completamente dormido, comprendí que con él no haría nada, me bañé y ni así se me quitó lo caliente, me puse solamente una bata y decidí bajar, sabiendo lo que me esperaba.
Ellos seguían tomando y escuchando música, en cuanto me vieron se abalanzaron sobre mí, quitándome la bata, agarrando y metiendo sus manos por donde podían.
Me sentaron en la orilla de un sillón y me recargué medio acostada, Pedro se hincó, abrió y metió su cara entre mis piernas, dándome sabrosos lengüetazos, desde el culo hasta el ombligo, con lo que de repente daba pequeños jalones de vellos y de clítoris, mientras Raúl me daba su verga por la boca y sobándome los pezones, me pusieron totalmente ganosa y dispuesta a disfrutar de dos grandes pollas.
Pedro se ensalivó dos dedos y comenzó a jugar dentro de mi panocha, y con la verga de Raúl en la boca, solo podía decir ¡ummmmm, ummmmm! y mover mis nalgas para ayudar a Pedro en su introducción manual. Luego jalando un poco mis nalgas hacia fuera del asiento, Pedro apuntó su verga en la entrada de mi concha. Aún expandido y mojado mi agujero con mis líquidos y con saliva, por lo grueso de la verga de Pedro, no pudo meterla de un solo impulso, por lo que sentía una riquísima fricción en mi interior, en cada empujón que daba, metiendo su larga verga poco a poco en cuerpo.
Raúl me tuvo que sacar su pito, de la boca, en el momento que Pedro me jaló quedando sentado en el suelo y yo empalada sobre sus piernas. Mi cuerpo se arqueaba cada vez que yo misma me enterraba más y más su enorme verga.
Lo empujé hacia atrás hasta que quedó acostado, me recargué en su pecho, sintiendo sus vellos rozar mis pezones y moviendo mi trasero para sentir todo lo que tenía adentro, cuando me bañó mi interior con su semen, tuve otro espasmo orgásmico, que por razones obvias, reprimí los gritos de placer provocado.
Me zafé y quedé tendida en el suelo con Pedro agotado y prácticamente dormido.
Raúl, me dijo
-Zorrita, que te parece si te lo comes por el culo-.
Le contesté, que ya me lo habían dado por ahí, pero no con esos tamaños, por miedo, me negué, pero abriendo mis piernas, le dije:
-Si quieres, dámelo por aquí adelante-.
Se acomodó entre mis adoloridas y temblorosas piernas y me lo dejó ir de un vez hasta el tope, no se como me entraba tanta carne, pero me hacia desfallecer de placer, con las entradas y salidas solo se escuchaba el cloc, plaf, cloc, plaf en sus embestidas.
Solo podía pronunciar en voz baja -que rico me coges- -así, así, así-, -cógeme más-, -dame todo-Cuando él dijo:
-Me salgo putita, porque ya estoy por venirme-.
Lo abracé con brazos y piernas, y casi grito: ¡No! ¡No! ¡Vente adentro! ¡Dame tu lechita adentro¡ ¡Quiero sentir lo caliente de tu leche! ¡La quiero toda adentro! ¡tooooooooooooda!
Y al mismo tiempo que él me regaba todas mis entrañas, yo cooperaba con un largo orgasmo, lo que provocó que mucho de esos fluidos mezclados, salieran desde mi vagina, escurriendo por mi culo hasta el piso.
Como mi marido, nunca se enteró de lo que la puta de su mujer hizo, sigo cogiendo con él por obligación, pero por necesidad y gusto, de vez en vez, busco a Pedro o a Raúl. Lógicamente, ya me dieron hasta por el culo y no una, sino muchas veces, y la verdad, me los como con singular alegría y verdadero placer.

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Comentarios enviados para este relato
TIM_DRAKE11 (27 de April de 2012 a las 06:14) dice: si, excelente relato, felicidades por eso... yo soy de acapulco, por aqui andas??

TANTAN (24 de April de 2012 a las 21:36) dice: que bien em agrada eso soy de mexico cuando me desjes un correo nos ponemos de acuerdo y porque no una cojidita no esta de mas

gatofeo (24 de April de 2012 a las 01:53) dice: QUE EXITANTE RELATO MAMY. TE FELICITO EL SEXO ES PARA GOZARLO Y BIEN QUE LO HAZ HECHO MMMMMM...

katebrown (18 de October de 2022 a las 22:31) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

katebrown (18 de October de 2022 a las 20:04) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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