Flora ayudada por su vecino en procrear su familia.

Me llamo Flora tengo 33 años, casada con Ariel un hombre de bien, dedicado a su casa desde hace cinco años, pero este hombre, de 45 años, como macho le faltaba destreza, como semental cero, no sabe como hacerme gozar primero, segundo nunca me acaricia me abre de piernas adentro dura dos tres minutos vacía su poco semen que tiene y aún no me embarazaba, no me cuido, además estoy loca deseando un hijo.
Esto mismo me lleva a hacer un poco con mi vestimenta y a veces hasta ando en puro a ropa interior en casa, tratando de estimularlo, nada..., eso si tengo un vecino muy colaborador en mis compras y cuando deseo algo el se pasa por un damasco que tiene a mi casa a la mía y en varias ocasiones, a sus 15 años, me ha visto solo en ropas interior, sus ojos casi se le salen de sus orbitas mirándome, le bailan sus pupilas, tengo a este pobre púber vecino estimulado y excitado a mas de mil grados de temperatura cuando me ve en esta poca vestimenta. Mi marido ni pestañea cuando circulo a su lado así vestida..., estoy totalmente decepcionada de este hombre como macho y semental, deseo u macho prepotente, apasionado, deseoso de mi cuerpo y que en la cama me haga gritar de pasión..., de mi marido creo que no lo espero..., fui a una consejera matrimonial me dio ideas, pero nada resulta, eso si me gusto su comentario “búscate otro macho por que este es inadecuado para tu entusiasmo apasionado.”... Le conté que a mi lado tengo un vecino que esta mil interesado en mí..., y me digo aprovéchalo por una vez y así te descargas, cuidado con acaramelarte con él.... es un chico Ricardo de 15 años le digo..., ella me dice... no, no ¿quieres matarlo?...
Hoy nuevamente me ha visto casi desnuda mi vecinito, es un fisgón y a mi me agrada que me mire por que normalmente estas miradas vienen acompañadas de unos agradables piropos…, ese día al verme así, me dice, “he visto hoy un lindo amanecer, pero este arco iris que estoy observando es magnifico” tenía sus ojos muy abierto observando mi figura solo cubierta por esa bata traslucida y debajo solo mi corpiño y mis calzones...
Lo mire y me sonreí, tirándole con mis dedos un beso, diciéndole fisgón.
Mi marido me acaricia toda la noche y yo esperaba aparearme con él en la mañana por ser sábado y el miserable se levanta apurado por que tiene un encuentro de tenis con un amigo, dejándome excitada, ardiente, deseando un macho que me honrara con su pene…, mascullando mi rabia, con mis ojos llenos de lagrimas de rabia y calentura que tenía, cuando al salir de la cocina al patio semi desnuda, en el árbol está mi vecinito Ricardo.
Me dice ¿necesita mi ayuda una hermosa mujer que es mi vecina predilecta?...,
me mira y ve mis lagrimas inconciente baja del árbol por dentro de mi casa y se acerca a mi lado diciéndome quien fue el bruto que la hizo llorar, una mujer tan delicada como usted merece abrazos, cariños y besos, pero no que la hagan sufrir, eres una mujer encantadora y por que no decirlo una diosa..., luego me abraza suavemente, sentirme en brazos de un hombre aunque fuera un adolescente avivó mi fuego interior excitándome, alterando mis hormonas, sin darme cuenta lo abrazo por su cuello beso sus labios y afirmo mi cuerpo al suyo, sintió mis senos apoyarse en su pecho, mis caderas apoyadas contra su cóccix, y este adolescente se incendió, sus hormonas se revolucionaron y como yo estaba abrazada a él, siente que lo autorizaba a acariciarme no se hizo de rogar…, me acarició mis glúteos, mis senos fueron manoseados y mis pezones pellizcados…, yo estaba excitada y ante las maniobras de este juvenil espécimen de los machos comencé a sisear y entreabrí mi boca…, no dejó pasar la ocasión y mi boca fue invadida por su lengua que jugaba con la mía…, me desesperaba ante estas caricias y manoseos, mis adrenalinas estaban a mas de mil grados de temperatura, dejada deseosa y espoleada por los arrumaco de mi marido y ahora excitada por este chico solo comencé a gemir y suspirar…
No me enteré cuando me arrastró hacia la casa y me llevo a mi dormitorio…, no me oponía a ninguno de sus requerimientos, me besaba en el cuello, boca, saco mis senos de la camisola de dormir y los besaba y mamaba, su lengua recorría esas dos protuberancias y yo mas me quejaba estaba en una enajenación carnal, sentía como mi vagina se inundaba con las caricias de este muchacho, y peor aún..., le decía...,sigue quiero mas…, eres mi primoroso y valiente macho..., en un momento se arrodilla saca mis ropas, sacándoselas las suyas se instala entre mis piernas sorbiéndome y besándome mi vagina.
Mis sacudidas amatorias eran terribles..., si me sacudía y mis estremecimientos fueron desvergonzados, escandalosos, como me meneaba, mis caderas, mi cintura no podía ser más inmoral..., y le digo a este púber macho, aunque fuera un mocoso..., poséeme..., hazme tuya..., no tuve que repetir la orden..., sentía en mi vientre los punzasos de su pene tratándome de penetrar, pero era nuevo en estas habilidades tuve que ayudarlo..., tome su pene y que pene tenía si era mas largo que el de mi marido y más grueso, en su inicio una pelota de tenis por glande..., me acomodé en la cama, mientras el adolescente vecino se encamaraba sobre mi cuerpo y lo guié a mi vagina, apenas me lo metió sentí las diferencias con el de mi marido, que pene... si ese pene era grandioso para su edad, si era mas largo y grueso que el de mi marido, sentía como me apuñalaba con ese trozo de carne y músculos mi vagina, tuve que ayudarlo, estaba duro como piedra y en grosor superaba al de mi marido..., lo tenía enorme y deformado por sus venas ubicado en mi vagina al ingresarlo en ella me hizo sufrir por su grosor…, pronto sentí como rasgaba mis paredes vaginales introduciéndolo y yo veía hasta pájaros morados, celestes y naranjas de dolor al ensancharme mi vagina ese monstruoso pene que tenía, ahí lo comparaba con ese delgado y corto pene de mi marido y me di cuenta que este mocoso si era un semental macho, que sufriría en sus penetraciones, pero pronto esos malestares se me transformaron en placer, me deleitaba sintiéndolo en su entra y sale de su pene..., para volver a penetrarme.
Mis sacudidas y mis estremecimientos fueron aumento, mis gemidos y aullidos escandalosos, me meneaba, me apareaba desesperadamente con todas sus fuerzas, mis caderas se agitaban lujuriosamente, estaba loca de placer, gemía y gritaba, lo acariciaba, besaba, estaba activadísima, saltaba en la cama siendo penetrada con gran placer, de pronto siento que mi cuerpo se alborota, me atieso, me calmo y exploto en un orgasmo asombroso, que nunca mi marido lo había logrado obtener, quedando entre sus brazos mas muerta que viva... El macho se aprovecha para empotrarme salvajemente mis entrañas rebosándome mi matriz de su tibia leche, semen y espermas. Sentía esos líquidos, verdaderas vertiente de líquido deslizarse por mis muslos, nalgas y caer sobre las sabanas, mi joven semental me tenia agarrada de mis caderas en cada eyaculación mas fuerte me apretaba a su cuerpo, yo casi inconciente por placer que había dado en este apareamiento gemía, jadeaba, chillaba recompensada por mi adolescente amo y desde hoy dueño de mi cuerpo. No se cuantas veces eyecto en mi matriz, pero los líquidos que brotaban de mi vagina parecían ríos bajando por mis muslos. Si, recordé las palabras de la consejera. Pero era imposible no acaramelarme de él. Este si era un semental..., como me apareó si lo hizo mejor que mi marido y eso que era un púber muchacho.
Descansamos y casi no hablamos el me acariciaba y me decía que ahora era su mujer, su puta propia y que todos los días me penetraría consolándome del daño que mi marido me hacia… ¡Dios! Pensé si lo tengo todos los días sobre mí, me destrozara…
Al día siguiente era domingo y no pudo acercarse a mi casa, el lunes por la mañana pedía mi Ariel que me llevara a casa de mi madre por sentirme indispuesta, así lo hizo…, pero al volver por la tarde no tuve escapatoria, cuando volví estaba esperándome entre unas matas de rosas ocultándose de la gente en mi jardín interno, entro por la cocina como si fuere el dueño de casa y mientras me mudaba de ropas entro a mi dormitorio…, lo vi y supe inmediatamente que no había escape… Sería nuevamente poseída por mi púber semental.
Mientras estaba todavía con mi cuerpo desnudo al aire, aparece delante de mí me dice, Flora te esperaba y me quedé inmóvil por unos segundos... mirándolo y leía en sus ojos los deseos de aparearme y satisfacerme Sin decir ni una palabra más, se abalanzó sobre mi vagina bajándome mis calzones se adueña de ella la chupaba como desesperado, me metía su lengua hasta mi clítoris. Cada tanto me miraba y admiraba mi vagina, gemía con sus caricias como nunca..., este chico era un rufián, un maravilloso rufián sabia acariciarme y sabía cual era la parte más sensible de mi cuerpo, me la tocaba y yo solo gemía y chillaba como loca... Luego me acostó sobre la cama y me puso en la vagina su pene, estaba loca de placer, gemía solicitándole que me clavara su pene y gritaba desesperada, quería sentirme su mujer nuevamente.
Al penetrarme lo hacia con gran fuerza y luego lo sacaba casi todo su pene entraba y bombeaba su pene en mi matriz un rato, todo un experto. Mientras tanto, me miraba de una manera orgullosa, haciéndome apreciar que él sabía como hacerme gozar, que era mi macho. Yo no pude aguantar y comencé gozar y me entregué totalmente a este vecinito, deje que dispusiera de mi cuerpo a su antojadizo gusto, me revolvía y sacudía radiante de tenerlo en mi matriz. Logró lo que quería, mis orgasmos aparecieron desordenadamente, me calmé y exploté en un orgasmo asombroso, mi marido no los obtenía, pero este chico era capaz de obtenerlos cada vez que me penetraba, me zarandeaba en forma impropia para una mujer mayor con un joven semental, pero este semental sabía saciarme…, sabía enloquecerme con su maravilloso y grueso pene… nuevamente fui llenada de semen hasta inundar mi vagina y estos líquidos corrían por mis piernas…
Si era mi amo, dueño y señor de mi cuerpo, converse con él, le dije es imposible seguir a este ritmo…, primero tú eres un muchacho, en verdad me satisfaces plenamente y te deseo, pero te puedes enfermar por lo que solo lo haremos una vez a la semana…, segundo soy casada y debo cuidarme o mi matrimonio se desase y tú no me puedes amparar, por lo que debemos protegernos. Me entendió y se comprometió a respetarme.
Eso si le digo tendremos unas señales para cuando nos necesitemos el uno del otro…, si tu ves en la soga de la ventana de la cocina un calzón rojo colgado, es que te necesito y debes venir…, tu dime si me necesitas que harás..., responde pondré sobre ese damasco que tanto me gusta subirme para mirarme una soga colgando para tu patio, si me la devuelves la soga a mi lado imposible venir y debes esperar, la volveré a lanzar la cuerda si no me la devuelves puedes venir y aparearme contigo como mi mujer.
En la semana de vacaciones tiró tres veces la cuerda por la tarde y no se la devolví por lo que prontamente vino a mi casa y por supuesto se paso a mi casa, me llevo al dormitorio y arrodillándome delante mío, me quita las bragas y abriéndome las piernas hundió su lengua en mi intimidad, suspiraba y me estremecía... ponía todo su saber en la lamida y yo gritaba y gemía caliente por sentirme su mujer...
Cada vez que tenía sexo con este púber macho me llenaba de orgasmos, así que se sentía dueño de mi cuerpo y me hundía un dedo en mi culo mientras lamía mi hinchado clítoris. Eso me ponía a mil y empezaba a agitarme temblando toda en señal de gozo y placer de sentirlo en mi cuerpo... los orgasmos como me invadían, era mi pareja, era mi amo… Quedaba a veces medio tumbada en el borde de la cama con la parte baja del vestido en su cintura abierta de piernas, todo mojada y medio agotada de tanto sacudirme satisfecha de placer con su miembro en mi sexo.. Mientras tanto le quitaba la ropa y acercándome a su rostro le decía..., chúpamela..., hacíamos el 69 y ambos éramos felices...
Me miraba y sin decirme nada me incorporo sentada y cogiendo su pene empezaba una suave lamida del tronco que a la segunda lamida estaba dura al instante, se la chupaba a conciencia y él aproveche para sacarme el vestido dejando mis excitados pechos a la vista y a merced de sus caricias. Así con las tetas al aire y mamándomela como una perra en celo estaba lista para aparearme con él por todos lados. Ella se arrodillaba encima de la cama mientras le hundí en su vagina en cuatro patas y empecé a poseérmela sin contemplaciones a lo perrito. Flora, gritaba...si, así... así, me decía… Sus tetas se bamboleaban con cada embestida y ella respiraba fuerte mientras gritaba... De nuevo se estaba corriendo con un nuevo orgasmo, notaba sus contracciones y eso hizo que me corriese en su interior dándole bien adentro. Solo clamaba Dios... Dios este macho me va a embarazar … ¡ah.., ah…, ah!
En eso se la saque y cogiéndola por la nuca la besaba y ella me arañaba mis brazos, se giro y me abrazó, diciéndome te espero mañana a esta hora…, tienes que embarazarme y estoy en mis fechas de fecundación..., vete ahora que pueden pillarnos. Al otro día nuevamente fui deleitada por su pene… Ahora le dije hasta el próximo lunes, el lunes tengo clases todo él día, el martes nos vemos…, bueno el martes asentí, por supuesto vino el martes y fui deliciosamente cubierta por mi semental, mi amo, mi macho. En verdad era su hembra y el sabia calmar los deseos carnales que mi marido los dejaba ardiente al no saber completar su coito, al no llegar hasta mis orgasmos.
Ese mes fui a mi control medico que me toca cada dos meses en mi consultorio y el médico me pide unos exámenes y que vuelva a fines de semana, vuelvo y me informa estas embarazada felicitaciones me dice, casi lloro de felicidad, deseaba ese hijo..., y pensé, se quien me fertilizó, se de quien me preñé, de mi joven semental, mi vecino Ricardo
A mi marido solo le dije estoy embarazada y él muy feliz llamó a sus parientes para informarles que sería papá…, si pensaba mientras llamaba, serás papá, pero quien te ayuda a ser papá es mi joven adolescente amo, mi vecino Ricardo. Quien me enloquece conquistándome hasta extraerme mis orgasmos que me estremecen de maneras desvergonzadas para una mujer casada.
El precio de mi embarazo que cobró mi semental vecino, para que les digo, dos veces semanalmente, algunas tres veces, me descalabraba en la cama mi Ricardo, hoy somos amantes por mas tres años y estoy preñada de su segundo hijo. Mi marido feliz y yo comprimida en la cama como corresponde a una mujer casada, solo que quien me hace feliz en ella es mi goloso vecino Ricardo, ahora un joven de 18 años. Y quien es feliz con los hijos que este me engendra, mi marido.