Una estudiante de 23 años que se deja hacer en el tren cumple su fantasia mas preciada.
Relato
Mi nombre es Florencia
Mi relato comienza en las afueras de Buenos Aires, yo soy una joven de 23 años, dios me dio unos pechos increíbles y una boca tan sabrosa y carnosa como la de Angeline Jolie. Además de mis fabulosos pechos, poseo un culo envidiable, de esos que hacen voltear a todos los hombres. Me encanta usar minifaldas porque cuando me agacho se puede notar como mi bombacha se mete adentro de mi rayita y mis agujeros, siempre procuro agacharme inclinando la cabeza, nunca doblo las rodillas, así mi hermoso culo queda en su plenitud al suertudo que tenga tan hermosa panorámica. Mi predilección es hacia los hombres maduros y panzones, no gordos, si no panzones, esas panzas que como se dice vulgarmente podrían ser de "casados". Eso me enloquece. Pero en este relato voy a contarles algo que me paso hace aproximadamente 3 meses.
Yo estudio en una universidad y siempre para ir y venir de esta debo tomarme el tren, como viajo en horas "pico", este siempre va lleno, algo que me encanta porque puedo aprovechar esos momentos para disfrutar y refregarme sobre algún miembro (siempre con disimulo) de algún hombre afortunado. Pero nunca paso a mas de eso, yo me refriego un poco, disimuladamente, como quien no quiere la cosa, y luego llego a mi casa y me masturbo, pensando en el morbo de esa situación y en lo caliente que debo haber dejado a esa persona. Pero esta ves fui más lejos. Volvía de la facultad, y no se porque me sentía particularmente excitada, mi tanguita estaba muy adentro de mi rayita debido a los flujos vaginales que inundaban mi secreto con cada paso que daba. Estaba vestida con una camisa blanca, que transparentaba mi corpiño y mis firmes pechos, una minifalda muy cortita blanca de la cual sobresalían las tiras de mi tanga por encima de estas y unas botas blancas también para no desentonar, estas últimas de cuero.
Mi pelo estaba recogido y mis ojos celestes alumbraban cualquier rincón oscuro de la calle. Llegue a la estación de tren y lo espere al menos 30 minutos, la mirada de los hombres era insoportable, necesitaba llegar a mi casa y masturbarme para calmar esta picazón que sentía en mi conchita y que no podía aguantarla. Yo sabia que si el tren tardaba tanto iba a venir muy lleno. Y quizás una ves en este podría refregarme contra algún panzón y así sacarme la calentura de una ves por todas. Una ves que llegó estaba repleto, hice mucha fuerza para subirme pero al fin lo logre. Quede de frente con un hombre de digamos unos 50 años, muy panzón, tenia traje, con el pelo bien corto, muy arreglado, no entendía que hacia en el tren ya que tenia pinta de poder costearse un automóvil. Atrás tenia un trabajador, también panzón, morocho, el pelo bien corto y por lo que pude llegar a ver (ya que estaba detrás mío) ojos café. Esto hizo que mi calentura aumentara, estaba entre dos hombres hermosos, uno burdo, algo sucio, medio animal y otro arreglado muy perfumado y prolijo.
El de atrás comenzó a mirar mi increíble culo, y yo comencé a notar sus miradas a lo que respondí parando el culo lo mas que pude. Este comenzó a apoyarme, a puntearme con un pene algo flácido pero que se sentía muy rico, yo disimuladamente abría las piernas y sonreía, cerraba los ojos y me lamía los labios carnosos con mi lengua. Como vio que accedía, el morocho comenzó a hacer mas evidente su apoyo y su miembro ya estaba que explotaba, yo empujaba para atrás con mi culo lo que hacia que este se excite aun mas. Estaba a punto de acabar cuando siento que el hombre de adelante, que no quitaba su vista de mis voluptuosos pechos noto como gozaba con ese trabajador cincuentón. Así que comenzó muy disimuladamente a tocar mis senos por arriba de la ropa. A todo esto solo faltaban dos estaciones para que bajara cuando de repente el hombre de atrás me dice:
-te gusta perra?
Yo atine a decir que si con la cabeza. Luego me dijo:
bueno entonces en la próxima, baja.
Mi puse pálida, nunca me había pasado eso, esa proposición tan indecente y yo con mi calentura
Una quinceañera caliente, logra lo que tanto ansía: descubrir que el sexo va mas allá de meterse tímidamente un dedito. Su portero le dará una dulce lección.
Relato erótico enviado por euterpe el 11 de October de 2004 a las 10:03:00 - Relato porno leído 196913 veces