mira, Fredy, Marcelo no quiere ser más tu amigo, pero Débora talvez si...
Relato
Fredy y yo nos conocimos en el colegio secundario nocturno, él es boliviano, de 1,75 de alto, no muy morocho, y nada agraciado de cara ni de cuerpo, delgado, menudo. Sumado a eso su timidez y su poca dialéctica para seducir chicas, su actividad amorosa era nula.
Nos hicimos muy amigos, yo termine el colegio y él no, a pesar de que él abandonó el colegio, nos seguimos viendo siempre, salíamos a bailar a buscar chicas o a prostíbulos, él nunca dudó de mi sexualidad, siempre pensó que yo era bien macho, y yo jamás le di vestigios de mi pasión por las pijas, dado que él era mi amigo y no me interesaba en lo más mínimo como hombre. Siempre me dio pena ver que él estaba solo en Bs. As., viviendo en pensiones y sin amigos, si bien acá él tiene dos hermanos, ellos nunca le dan una mano.
Pasaron los años, Fredy se convirtió en mi empleado y al ser mi amigo se convirtió en mi empleado de confianza, no era muy despierto como empleado pero me servia mucho por la confianza que yo le tenía, pero un día me abandonó, de repente se fue a otro empleo, sin avisarme, justo cuando estaba abriendo otro local, y más necesitaba de él.
Eso me enojó mucho, por lo que decidí que no sea más mi amigo, él tambien sabia que había hecho mal, así que le pagué y no nos vimos más.
Paso casi un año cuando recibí una llamada de Fredy, ya me había olvidado de él y la verdad yo no pensaba hablarle nunca más, por lo que lo traté de manera muy distante, cosa que él se diera cuenta de mi enojo. Al despedirnos quedamos en hablar algún otro día, pero de puro formalismo.
Si bien Fredy nunca me gustó como hombre, ni me atraía sexualmente, algo había quedado siempre en mi cabeza, de aquellas salidas a prostíbulos, comentarios de varias putas, sobre lo bien dotado que estaba Fredy.
Así que a la semana decidí llamarlo, decidido a averiguar si eran verdad todos aquellos comentarios, y como no me interesaba su amistad, no me preocupaba su reacción. De manera distante hablamos de nada importante y le puse en claro que no quería más su amistad, que me había defraudado, y le dije – mira, Marcelo no quiere ser más tu amigo, pero Débora puede ser...- sabiendo que él es bastante lento, supe enseguida que no sabia de que le estaba hablando, - si querés vení el sábado a cenar a mi departamento y te explico.-, así quedamos.
El sábado estaba muy ansiosa, desde temprano empecé a ver que ropita ponerme para esperar a Fredy, llené la bañera y me di un baño de inmersión, desde hace años siempre estoy perfectamente depilada. Luego del baño me pinte las uñas de manos y pies con rojo y comencé a vestirme, si bien toda mi ropita es muy sexy, quería elegir la que me hiciera lucir lo más putita posible, me puse medias negras, con un portaligas negro, y completando una tanguita cola-less que se perdía en mis nalgas, unas sandalias negras con agarre en el tobillo y tacos de 10 cm. que dejaban mi culo más paradito y redondo, me encanta usar tacos altos, es como si hubiera nacido con ellos. Para completar elegí un vestidito tambien negro sencillo con breteles, corto que llegaba hasta mitad del muslo dejando, en algunos movimientos, las ligas y el comienzo de mis nalgas a la vista. Me maquille los párpados de celeste claro y resaltando mis ojos con rimel negro y con pestañas postizas y mi boca que ya de por si es muy carnosa, con un rojo no muy fuerte. Decidí no ponerme ninguna de mis pelucas, tenia el pelo bastante largo así que decidí hacerme un peinado con unas hebillas, que la verdad me quedó muy lindo. Producida siempre quedaba como una nena muy linda, no dicho por mi, siempre me elogiaron mucho las piernas, la cola, pero sobre todo la cara.
A eso de las nueve de la noche llego Fredy, la verdad que el corazón se me salía, estaba muy excitada, me sentía muy mujer y sabia que esa iba a ser una gran noche.
Con voz de nena atendí el portero eléctrico, subió enseguida , al abrirle la puerta, se quedo duro, sin emitir palabra, me miró de arriba a abajo, le sonreí y le dije - hola Fredy soy Débora – y lo invité a pasar, nos dimos un beso en la mejilla y entró, cerré y dejó la mochila que siempre lleva al costado de la puerta, esperó que yo pasara, como todo un caballero, caminé delante de él hasta los sillones del living, meneando mi cola de la manera más provocativa posible, sabiendo que me estaba comiendo las nalgas con su mirada.
Se sentó en un sillón, antes de sentarme le ofrecí algo de tomar, me pidió cerveza, y yo elegí vino blanco, volví y me senté, él no me despegó la mirada ni un segundo, mientras preparaba las bebidas, y al sentarme deje que la falda quedara bien arriba, él no podía dejar de mirarme las piernas. Hasta ahí él no había emitido palabra, le repetí que mi nombre era Débora, - me gusta - me dijo, -¿el nombre?- le pregunté, - si, todo me gusta – me respondió, le sonreí y no pude evitar mirarle el bulto en el pantalón que ya estaba empezando a ser notorio. Charlamos de lo que estaba haciendo, donde estaba viviendo y cosas así.
Cenamos mirando la tele y después volvimos a los sillones y cuando estaba poniendo los vasos nuevamente en la mesita, siento su mano acariciándome la zona interna de mi muslo, - que lindas piernas tenés – me dijo, se lo notaba nervioso, me senté, esta vez a su lado, bien pegada a su cuerpo, - ¿te gusta tu nueva amiga Débora? – su brazo había quedado en mi cintura, me apretó, acercándome y me besó, su lengua muy carnosa lleno mi boca y respondí a ese beso gimiendo de deseo, me empezó a acaricias la cola por sobre el vestido, yo levante su remera y comencé a acariciar su pecho, estuvimos besándonos varios minutos acariciándonos hasta que susurrando me pidió que me parara, cuando lo hice, me pidió que me subiera la falda y que le mostrara mi cola, - no puedo creer el culo hermoso que tenés – me acercó y comenzó a besarme y morderme las nalgas, mientras acariciaba mis piernas, - te quiero coger toda – me dijo. Para ese momento yo estaba muy excitada pero tranquila, sabia que estaba en completo dominio de la situación, pero quería que él estuviera cómodo. Se recostó en el sillón y yo a su lado, seguimos besándonos, él me acariciaba las nalgas, me las abría, me las apretaba y a veces trataba de tocarme el culo, con la otra mano me acariciaba la cara y la verdad que besaba bastante bien, yo le acariciaba el pecho y lentamente fui bajando hasta llegar al pantalón, encontrándome con una pija verdaderamente grande, se la sobé por arriba del pantalón pero a los pocos minutos no aguante más y comencé a desabrochar el pantalón – mmm mi amor que pija gorda tenés – le dije mientras bajaba un poco el boxer para sacar todo ese pedazo de carne, la verdad era larga, de unos 18 cm, pero lo que me sorprendió fue lo gorda que era, la cabeza y el tronco eran de un grosor importante y se afinaba apenas en la base, muy venosa, morocha y con la cabeza violacia, - vas a ver como te va a gustar – me dijo, me arrodillé en el piso, le saqué las zapatillas, las medias, se paró y le saqué los pantalones y el boxer, la verdad que Fredy nunca se caracterizó por su higiene, pero en ese momento sus olores me excitaban más, en ese momento era su puta. Comencé a lamerle la pija, recorriendo con mi lengua todo ese mástil de carne, pasándomela por la cara, extasiada, metí su verga en mi boca, la cual tuve que abrir bastante para poder chupársela, la tenía súper mojada, con un gusto amargo y a meo, que saboreé como una buena puta, le lamí los huevos disfrutando del olor a hombre que tenía, volví a meterme su pija en la boca chupándosela con toda mi experiencia, disfrutando y haciendo lo mejor posible para que se volviera loco, él me tomo por la nuca y comenzó a bombear en mi boca, me la metía hasta la garganta hasta que me daba arcadas y me hacia brotar lágrimas, apenas podía respirar, la sacó llena de baba y me preguntó – ¿te gusta putita? – mirándolo a los ojos le respondí - si, papi cogeme la boca, haceme mierda, soy tu puta, soy toda tuya – volvió a cojerme la boca sin compasión alguna, sabiendo que su pija apenas entraba, me bombeó sin parar, hasta que sentí un borbotón de leche que inundaba mi garganta, espesa, caliente, cerré mis labios tratando que no saliera nada, pero con el segundo borbotón metió su pija hasta el fondo y se me escapó un poquito, que cayó en mi falda, tragué lo que tenia en la boca y él la saco. Me dediqué a limpiársela con mi lengua y mi boca, lamiéndole la leche y la baba que había quedado en su tronco y chupándole la cabeza hasta sacarle la ultima gota de leche. Se sentó en el sillón con la pija algo fláccida, pero todavía enorme – sos hermosa, me volvés loco – me dijo - y todavía no viste nada... – le dije sonriendo, me sentó a su lado y comenzó a besarme nuevamente, estuvimos largo rato así, yo no podía dejar de acariciarle la verga, que ya volvía a tomar dureza.
Se levantó y pasó al baño, lo mire mientras caminaba, solo cubierto con su remera. Yo fui a mi cuarto, me saque el vestido manchado con leche y me puse un brasier negro y un baby-doll blanco que me quedaba hasta la mitad de la cola, me arregle un poco el maquillaje, que había quedado bastante arruinado luego del primer encuentro y me recosté boca abajo en la cama.
Cuando escuché que salía del baño, lo llamé, entró sin la remera, completamente desnudo, y viéndolo así debo decir que me gustó mucho, se arrodilló a mi lado en la cama y comenzó a acariciarme la espalda, la cola y las piernas, de daba besitos por todo el cuerpo, mientras me repetía –nunca tuve una nena tan linda como vos -, comenzó a bajarme la tanga, me incorporé y lo ayudé y me saqué el baby-doll, él estaba encantado, la verdad que me trataba como a una verdadera mujer, no dio la menor importancia a mi miembro y no dejaba de elogiar mi cuerpo. Me acosté nuevamente a su lado, me puso boca abajo y comenzó a besarme la cintura, se colocó entre mis piernas y mientras apretaba y separaba mis nalgas comencé a sentir su lengua en mi raya, y con besitos y mordiscos empecé a sentir su lengua húmeda y caliente en mi culo, me estremecí y quebrando mi cintura, levante más mi cola para darle mejor acceso, me abría bien los cachetes y me chupaba con una pasión que me volvió completamente loca, podía sentir como su lengua entraba en mi culo que estaba más que listo para recibir todo el vergón de Fredy.
Me arrodillé levantando bien mi culo, dejando mi cabeza en la almohada, con una de mis manos quería tomarle la verga que podía ver que estaba enorme y dura, pero no llegaba. A pesar que estaba gozando a lo loca de esa chupada de culo, le dije, suplicando y gimiendo, - cojéme mi amor, damela, por favor -, se incorporó y pude agarrar esa pija, era una pija soñada, la tomaba y mis dedos no llegaban a abrazarla de lo gorda que estaba. Yo estaba completamente entregada, él tomó su verga con una mano, con la otra puso saliva en mi culo y comenzó a pasar su cabezota a lo largo de mi raya, hasta que la posicionó en mi culo y comenzó a empujar, yo me relajé y tambien comencé a empujar mi culo. Al entrar la cabeza, sentí un dolor inmenso, que instintivamente me hizo retirar de ese vergón, hacia años que no sentía un dolor así en el culo. Me quedé quieta recuperándome porque es un dolor que persiste un rato. Fredy se quedó, preocupado me preguntó -¿te hice mal?, es un poco grande, ¿no? – mientras me besaba, - si mi amor, pero me encantas - , le dije y tuve que recurrir a un lubricante que uso cuando juego con un vibrador que tambien es bastante grande. Me unté bastante en el culo metiéndome unos deditos y en la pija de Fredy, me puse en la misma posición, Fredy volvió a apoyar su pija en la entrada de mi culito y comenzó a entrar, muy cuidadosamente, cuidándome mucho, yo esta vez no empuje, me quede quietita y aguantando el dolor, comencé a sentir como toda esa masa de carne iba invadiéndome. Entró y salió un par de veces y el dolor, que esta vez era mucho menor, empezó a convertirse en placer, un placer que me inundó todo el vientre y comencé a moverme para que entrara toda, Fredy al ver que yo ya estaba gozando, empezó a darle ritmo a sus embestidas, me tomó de la cintura para dominar la situación y me pegó una cogida de película. A partir de ese momento parecía que mi culo había sido hecho para esa pija, gocé como loca toda la noche, cogimos conmigo parada contra la pared y lo hice acabar borbotones de leche en mi culo, cabalgándolo como una verdadera puta profesional, me besó y me agradeció y hay me quede, recostada en su pecho reponiéndome, con su pija todavía en el culo, que a pesar de ir poniéndose fláccida, podía sentir como mantenía abierto mi culo.
Fui al baño a lavarme, caminando como una lady, tenia la cola súper dilatada, un hilito de leche corría por mi pierna hasta la media y no podía borrar la sonrisa de la cara. Al salir Fredy me preguntó si se podía dar una ducha, le di una toalla y le dije ¿querés quedarte a dormir? – realmente deseaba que se quedara - ¿querés? A mi me encantaría – me respondió.
Dormimos abrazados como una pareja de novios y cogimos todo el domingo, me sorprendió su resistencia y desde ese día nos vimos casi todas las noches y los fines de semana, vivimos un largo tiempo juntos y tuvimos muchas aventuritas que contaré más adelante.
Lo que más me enamoró de Fredy, es que desde ese día nunca más volví a ser Marcelo para él, siempre fui Débora y gracias a eso y a el apoyo que me dio él, me convertí verdaderamente en Débora, para siempre.
Yadira y yo que me llamo Luis, llevamos varios años de casados, pero no nos consideramos una pareja común y corriente, ya que desde que éramos novios nos dimos cuenta que tanto ella como yo somos personas de mente abierta, ella no se considera dueña de mi cuerpo, ni yo tampoco me considero dueño del suyo, por lo que si nos place en algún momento llegar a tener relaciones con otra persona, las disfrutamos abiertamente, sin que por ello el amor que nos sentimos mutuamente se vea lesionado o disminuido. En ocasiones tanto ella como yo también le damos rienda suelta a nuestras fantasías, con la completa colaboración tanto mía como de parte de ella.
Relato erótico enviado por narrador el 13 de March de 2011 a las 21:45:11 - Relato porno leído 120897 veces