frida mi profesora de historia

Mi profesora de historia no se como se las arreglo para inmiscuirme en sus trabajos de presentación de trabajos de una muestra de las tradiciones y las artes indígenas, solo se que tuve que colaborar con ella, pero ella tenía su interferencia muy bien escondida.

Tenía un rencor contra su marido que se divertía y asistía a cuanta fiesta lo invitaban, pero a ella no la llevaba… de fiesta olvídate no me llevo a ninguna a pesar que en su oficina celebraban el aniversario y el fin de año. Yo en casa mientras el gozaba de estas fiestas… a mis 38 años enclaustrada en mi casa

Era tanto mi rencor con él que no me dejaba tocar por sus manos, mis pasiones sensuales tenía que saciármelas sola con mi estimulador consolador, llevo casi un año sin saborear un coito. Hace seis meses más menos en el verano sediento de placeres gozadores me satisfacía con mi estimulante consolador masturbándome cuando sentí, al tener mis ojos cerrados por el placer del consolador y nomiraba, sentí un placer al ser mi vagina masturbada por una lengua que me provocaba gran placer, miro y veo a mi perro alano de gran tamaño lamiendo mi sexo me llevo al cielo, deseaba mas y me abrazaba con sus patas tratando de meter su pene en mi, era un don pene lo cual me dio miedo y me conforme con su lengua…

Bien llega el año escolar y yo ya casi me consideraba una viuda a pesar de tener marido, pero este no actuaba como tal.

Preparando material para esa exposición de tradiciones y artes indígenas una mañana tipo diez llega Leo a ayudarme, este muchacho de 17 años después de ir a buscar verduras y frutas para el negocio de su padre y otros que el abastecía se pasaba a colaborar conmigo, venía este día mojado en transpiración y con polvos de las mercaderías repartidas sobre sus hombros y cabello, le autorice para ducharse y asearse en mi baño…

Cuando sale del baño por mirarlo casi me caigo tropezando con una silla , me toma entre sus brazos y le digo que me traslade a mi cama que me duele un pié, me llevaba entre sus fuertes brazos y yo me colgaba tomada de sus cuello y le respiraba ansiosamente en su cuello caliente de pasión, el casi desnudo solo cubierto por su pantaloncito corto me estimulaba y provocaba lo abracé contra mi desesperado ese musculoso cuerpo… hervía de pasión y calentura, me recuesta en mi cama y al separarse se me ven mis calzones y este mirándome lo ardiente y apasionada que estaba me saca mis calzones dejándome con mis muslos abiertos y mostrando mi húmeda vagina que vibraba abriéndose y cerrándose de emoción y delirio. ¡Que haces!, susurro sin soltarlo de su cuello, siento como él se baja sus pantaloncito y se acomoda entre mis muslos, su pene clava mi entrepiernas, asustada trato de apartarlo, pero mis ansias de ser apareada liada en un enlace de conexión carnal amatoria es superior a mis fuerzas, deseo sentirme emparejada y pronto ceso en mi rechazo entregándome a este joven macho mis manos vuelven a su cuello y lo apreso contra mi busto el cual este muchacho a abierto mi blusa apartando mi corpiño manoseando mis senos, mi respiración ahora es loca y impetuosa, estaba ardiente de pasión, arrebatada por mis apetitos de ser poseída por un macho, aunque fuera un muchacho. Olvide que era una mujer casada, que era profesora de este mozuelo que trataba de unirse sexualmente conmigo, olvide todo solo quería ser disfrutada por este macho.

Sentía como esa maza de carne y músculos abría mis carnes vaginales apretadas desde mas de un año sin uso, sentía que me estaban desgarrando mis paredes vaginales, era virgen después de un año despreciada por mi marido, me estaban desflorando nuevamente, me dolía, pero ese dolor me excitaba y me agradaba, que pene era ese duro, gordo, extenso y ansioso por poseerme, me sentía mujer deseada y comencé a mover mis cinturas como meses que no lo hacia apretando y soltando ese maravilloso miembro de mi muchacho que gemía feliz sobre mi cuerpo penetrándome con dureza y enérgicamente casi partiéndome en dos, estaba siendo cubierta por un adolescente, pero que adolescente, como entraba y salía de mi vagina, me estaba llevando a la cumbre de mis frenesíes carnales…, pronto gritaba y arañaba su espalda desesperada por un delicioso orgasmo que este muchacho había logrado de mi cuerpo con sus maniobras vaginales, me estaba entregando a un nuevo macho, un nuevo marido, un delicioso y delicado amante.

No se el tiempo que estuvimos gimiendo, suspirando…, ansiaba su leche en mi matriz, solo se que cuando esta comenzó a llegar era tibia potente y en gran cantidad, parecía un grifo abierto de cómo me llenaba de sus semen y sus derrames de espermas en mis entrañas, tenía un nuevo amo y señor de mi cuerpo, lo abrazaba, besaba, acariciaba mientras este macho vaciaba sus emisiones en mi matriz luego silencio y solo se escuchaba nuestra respiración alterada por el desplante apasionado amoroso que habíamos sostenidos.

Eran las diez de la mañana y yo había sido saciada por mi alumno, pero quería más, necesitaba más de mi nuevo marido amo y señor de este cuerpo y desde ahora en adelante mi macho experto en aliviar mis inquietudes viciosas.

Como me manipulaba, como me estremecía con su miembro escarbando en el interior de mis entrañas, me enloquecía, si no se alejaba de mi corría peligro acercándose y besándome excitaba aún más mi erotismo y casi sin pensar y sin poder aislarme de su cuerpo me tomaba entre sus brazos besándome entre mis senos y acariciando mi rostro caliente a más no poder de la pasión que despertaba en mi.

No paraba de mover mis caderas salvajemente, y de decirle entre besos, de manera seductora, que parase, que me dolía mucho, pero lejos de detenerse, continuaba clavando con todo su pene dentro de mis calientes entrañas, gemía de placer. Clavaba mis uñas en su espalda, y él en mis nalgas. Después que mi cuerpo se sacudía con las llegadas de mis orgasmos quedaba exhausta en sus brazos era mi macho, era mi delicado y joven nuevo marido.

Después nos fuimos a montar la exposición dos días después celebrábamos complacidos el uno al otro nuestro triunfo en la exposición con un arrebatador apareamiento que hacia crujir mi cama desesperados tratando de complacernos y compensarnos de nuestros alocados deseos carnales que ardiente ambos deseábamos apagar.

Dos meses de vacaciones a continuación nos compensaron para recuperar energías en el trabajo, eran las vacaciones de verano, durante quince días arrendé una cabaña en un alejado terruño de la cordillera, ahí nos aislamos con mi nuevo marido en esa cabaña de la felicidad, no había noche que este no me diera la satisfacción de complacerme y no había mañana que este no desease penetrarme.

Que noches que delicia sentía, en verdad me gustaba, duramos así como 10 minutos, y yo lo chupaba con fuerza su pene en mi vagina estas paredes parecían manos apretando y soltándolo en sus entradas y salías de mis entrañas, hasta que se vino, yo pude sentir cuando el se vaciaba, y la verdad me dio un placer enorme sentir el semen inundándome mis entrañas, así que saque le pene de mi vagina, lo bese y aun le quedaba semen y se vino en mi carita, llenándome la cara, la camisola de dormir, y parte de la cama.
Luego al amanecer me empezó a manosear con mas ímpetu y eso me calentó aun mas, me deshice de las sabanas que nos cubrían, luego el me bajo el pantaloncito de dormir, y se detuvo un momento, para mirar detenidamente mi vagina, rasuradita, y muy mojadita, me empezó a besar mi vagina y a meterme su lengüita. Yo gemía y me retorcía, me gustaba lo que me estaba haciendo. Se bajo su calzón de dormir, e hizo intentos por penetrarme, yo lo ayude un poco guiando con mi mano su duro y joven pene con esa gigantesca cabezota. Ya encima de mí empezó a penetrarme con fuerza, y yo empecé a sentir que me llevaba al cielo. Esa cabezota estiraba al máximo mi vagina y como me zarandeaba

¡Ah!, ¡Ah, Ah!, así ¡ay Dios, Rico! Gritaba concentrada en el coito que Leo me daba, me penetraba con mucha fuerza, yo me sentía a mil maravillas, la cama se movía por la fuerza de las embestidas de Leo.

Como a los 5 minutos yo tuve mi primer orgasmo, pero Leo enloquecido seguía penetrándome con fuerza, como a los 15 minutos, tuve un segundo orgasmo mas intenso que el primero, ¡ah! ¡Me estremecí en gran manera, temblaba de placer y quería mas! Mis piernas danzaban al aire entusiasmadas con la penetración. Más gritaba.
Después de estar un cuarto de horas siendo embestida por mi macho este se vino dentro de mi, y yo tuve un tercer orgasmo al sentir los chorros y chorros de semen que mi amo y señor descargaba dentro de mi. Con sus embestidas aun mas fuertes por su orgasmo y las mías, sentimos algo fantástico… El solo decía: Eres mía, profesora eres mía. Pobre de tu marido, me perteneces.

Ese año Leo egresó y fue a estudios superiores, pero no se olvidó de mí, periódicamente aparecía por mi casa y como nos recompensábamos en nuestros encuentros. Hoy tengo la muestra de nuestros entusiasmados encuentros carnales enardecidos, en la cuna está una beba reclamando su leche hambrienta como su padre.