Fui a reunion con la maestra de mis hijos y la penetre

Hola a todos los fanáticos de estos maravillosos relatos, hoy les contare una experiencia fantástica, la cual es 100% real. Soy empresario chileno, 48 años, casado, con una mujer sexy y caliente. Tengo tres hijas y un hijo, Isabel de 18, María de 14, Samuel de 17 y Antonella de 15. En cuanto a mi cuerpo siempre me he preocupado de mantenerme en forma, voy seguido al gimnasio, trato de llevar una dieta balanceada, etc. Soy no muy alto, de tez blanca, ojos cafés, pelo castaños oscuro, etc. Con mi esposa siempre nos turnamos por los asuntos educacionales de nuestros hijos, yo me ocuparía de los 2 mayores, y ella de los menores.
Mi hijo, Samuel, siempre está con problemas de tipo conductual en la escuela, por lo que frecuentemente debo ir a lidiar con su maestro, un viejo gordo y mal oliente, pero hace unos días mi hijo me había contado que cambiaron los profesores, y su nueva maestra es una joven de 27 años, que por lo que me conto tiene un muy buen cuerpo. Samuel siempre se caracterizo por ser una persona a la que le encantan las maldades y de carácter fuerte, por eso no me sorprendió cuando me llamaron de la escuela acusándome que lo encontraron con una chica en el baño, la verdad este asunto no me molesto para nada, al contrario, me sentí orgulloso. Al ser el mi único hijo, siempre me preocupe de enseñarle bien en el arte de la seducción y las mujeres (en el cual me considero sabio), y él ha salido igual que yo, si no fue hace dos años cuando el tenia 15 que me pidió dinero para su primer preservativo. Generalmente cuando vamos solos en el auto, el tema de conversa siempre son sus experiencias sexuales, o las tetas y el culo de una que otra chica que va por la calle.
Quede en ir a su escuela después del trabajo, cuando no había allí más estudiantes, al fin conocería a esa maestra de la que mi hijo tanto me había hablado. Como siempre mientras manejaba no paraba de mirar todos esos culitos que paseaban ante mí, era un día de calor extremo, por lo que muchas de las chicas llevaban el vientre descubierto y la parte superior de un bikini dejando ver en parte sus pechos.
Llegue al colegio y vi a mi muchacho esperándome ahí: “Y, ¿Cómo ha estado?” le pregunte. Y él solo me miro con una mirada triste pero de picaron: “Ni siquiera alcance a metérsela”. Solo le pude decir que ya habría una nueva oportunidad. Lo siguiente que pregunte fue donde encontraba a esa profesora sexy de la que tanto había hablada, con una sonrisa me indico la dirección.
Debe ser por mi buena condición física a mi edad que cada vez que voy a ese colegio no puedo escapar de la mirada de todas las féminas que hay por ahí, la mayoría profesoras y auxiliares de aseo. Incluso un par de alumnas de unos 15 años que aun estaban ahí no paraban de mirarme. Las menores de edad nunca han sido una posible “victima” para mí. No es por moral, sino por todos los problemas legales que eso podía conllevar, aunque 15 años parece joven, algunas ya parecen bastante maduritas.
Llegue a la oficina de la maestra y toque la puerta. Entonces abrió ese pedazo de carne tierna, un metro y 65 cm de carne tierna. No debía tener más de 25 años, Samuel me había dicho 27, pero representaba unos 23. Un cabello castaño oscuro, sobre una piel también oscura, unos ojos melosos, una boca con labios carnosos y marrones. Enseguida pase la mirada a mi parte favorita, los pechos, dos grandes esferas perfectas, que de seguro eran de silicona (como a mí me gustan). Llevaba una blusa blanca, de esas casi transparentes, con 3 botones desabrochas (solo el hecho de abrir el siguiente me provoco una leve erección) y bajo ella un delgado sostén rojo, una falda negra llegaba hasta un poco menos de la rodilla, pero aun así se podía notar una colita bien levantada, continuando con mi inspección llegue a mi otra parte favorita, las piernas, en esta ocasión dos bien formados miembros morenos. Note que al verme se puso un poco nerviosa, no debía haber esperado semejante hombre (disculpen la falta de modestia). Como si hubiera despertado de un sueño, dejo de mirarme y me ofreció entrar, “¿Usted debe ser el Sr. Hidalgo, no?”, a lo que respondí afirmativamente, ella respondió que era la “Srta. Vidal”. El escuchar el Srta., me alegro, aquella hembra estaba libre para ser poseída.
Me invito a tomar asiento, ella supuso que me sentaría en la silla al frente de su escritorio, pero yo había decidido que no iba a salir de esa oficina sin haber lamidos esos pechos, y haber penetrado ese trasero. Me senté en un largo sofá que había en la oficina, así ella debería sentarse en el mismo. Había mucho calor en esa oficina asique me quite la corbata y me desabroche los primeros botones de mi camisa, dejando insinuar mi velludo pecho. Mi camisa era blanca así que mis pelos se veían a través de ella. Note lo nerviosa que estaba ella, pero lo que más notaba era el movimiento de sus pezones bajo ese sostén y esa blusa, pude notar que no eran dos típicos pezones, sino unos largos y gruesos, lo cual incremento la intensidad de mi erección. Pude notar lo nerviosa que estaba cuando empezó a hablarme, se sentó junto a mí en el sofá para 3 personas, le pedí que antes de comenzar, cerrara la puerta que había dejado junta, le dije que me gustaba hablar en privado. Ella se levanto y yo no pude dejar de mirar esas piernas que me tenían como un león rodeado de hembras en celo.
Al volver a sentarse comenzó la conversación seria, me explico que un compañero de Samuel, (que yo sabia siempre le había tenido envidia a este por su excito con el sexo opuesto), le había ido a informar que este estaba en el baño de hombres cometiendo acciones impropias con una de las chicas, la cual logro ocultarse, y no se conoce quien era. Por último agrego que ella aun no informaba al colegio, porque creía más adecuado hablar con los padres primero. Dijo que era obvio que la medida que tomaría la escuela seria la expulsión.
Ella noto mi despreocupación respecto al tema, y sonreía nerviosa, aprovechándome de esto comenzó mi casería: “Creo que está usted un poco nerviosa”, a lo que ella respondió: “Es que don Hidalgo, comprenderá usted que este es mi primer trabajo, y en uno de mis primeros días me toca vivir una situación como esta, comprenderá que es para estar nerviosa”. Me quede callado observando sus ricas curvas, cuando ella me pregunto: “Tiene usted algo más que decir”, yo solo me anime a responder “me gustaría conocer un poco más los atributos de la nueva maestra de la escuela de mis hijos”. Entonces solo por una de esas casualidades del destino el siguiente botón de su blusa se callo, dejándome la hermosa vista la insinuación de sus jóvenes y grandes pechos, esto me facilito el trabajo, lo recogí, y ella extendió su mando para que se lo pasara, pero haciéndome el desentendido lo lleve al lugar de donde salió, entonces ya estaba muy cerca de ella, tanto que podía sentir su respiración nerviosa. Sin esperar más la acerque a mí rodeándola con mi mano por la cintura, y la bese apasionadamente, lo cual ella respondió. Rápidamente ella se levanto se quito esa blusa que obstaculizaba mi visión, y yo me puse cómodo en el sofá, extendía mis brazos sin dejar de mirar como ella se quito su falda, su calzón, mostrando su zorrita bien depilada, y lo más placentero para mi vista, se quito su delgado sostén dejando libres sus pechos calientes, dos esferas perfectamente redondas, eran morenos, con unos diminutos pero largos pezones café oscuro, con la experiencia que tengo, note enseguida que eran falsos. Entonces comencé a gozar, ella se puso ante mí, se arrodillo sobre el sofá dejando sus tetazas a la altura de mi cara y comenzando a frotarlas en ella. Esta es una de las cosas que más me gusta, sobre todo cuando uno está estresado. Yo comencé a introducir sus largos, gruesos y oscuros pezones en mi boca, comencé a succionarlos y morderlos como un bebe, entonces la di vuelta forzosamente, sentándola sobre mi le ordene “mastúrbame con tu culo”, entonces ella comenzó a mover su rico trasero sobre mi pene, que permanecía erecto bajo mis bóxers y pantalones de vestir, mientras yo masajeaba sus pechos. Saque uno de los 2 preservativos que llevo en mi billetera, y le ordene que me lo ponga con la boca.
Entonces se arrodillo ante mí, me comenzó a desabrochar la cremallera, dejando salir mi largo y fuerte pene. Comenzó a ponerme el preservativo con la boca, y cuando estuvo listo la tire bruscamente y le ordene ponerse a lo perrito. Entonces vino lo mejor, comencé a tocar su depilado ano con mis dedos, notando que aun era virgen, le pregunte “¿Tienes novio?”, a lo que ella respondo con una voz de asustada “No, hace mucho”, y le pregunte “Te han dado antes por el culo”, ella negó con la cabeza. Sin decir más se la metí bruscamente, y pude notar cómo se aguanto para no gritar, hay estuve por un par de minutos, no tuve que hacer mucho, pues ella fue la que se movió hacia adelante y atrás. Cuando sentí que estaba a punto, saque mi pija. Ella se dejo caer jadeando. No soy estúpido, y supuse que con lo caliente que ella estaba hacerla tener un orgasmo sería un gran grito, por lo que la obligue a sentarse sobre mi en el sofá, mirándonos uno a otro, y me preocupe de vaciarme lo más rápidamente impidiéndole así su orgasmo.
Me levante, me quite el preservativo, el cual solo deje en el suelo y me fui a limpiar con la blusa de ella, pero menos de 1 minutos después, mi pene, se levanto a trabajar de nuevo, el ver esos pechos y esa chica sometida mí, me dejaba con la misma sensación que no hubiera hecho nada. Rápidamente, notando que ya me había tomado demasiado tiempo, me acerque a la chica que yacía exhausta en el suelo y me sentí sobre ella y me hice una cubana rápida con sus pechos.
Ahora si me limpie y me guarde mi herramienta, me arregle la ropa, que se había desordenado un poco, y me hacer que a la chica bañada en mis jugos. Le dije: “Supongo que ahora pensaras dos veces antes de acusar a mi hijo con el director, yo puedo decir lo que acaba de pasar. Pensaras que tú puedes arruinar mi matrimonio, pero si tú dices una palabra de esto, yo diré que es un invento tuyo, que tú me trataste de seducir ¿Y a quien creerá la escuela, a uno de los apoderados más influyentes y adinerados, o a la joven maestra nueva?
Salí de la oficina y vi a Samuel esperándome afuera “Y que ha pasado me pregunto”, a lo que yo solo respondí: “No te preocupes por nada, tu viejo ya soluciono todo, por cierto ¿Te imaginas una cubana con las tetitas de esa profesora?”.

Paulo Hidalgo
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