Desde hace ya algún tiempo mi psiquiatra me diagnosticó, como una cleptómana oportunista, por causa de la ansiedad. Ansiedad que me es causada, por entre otras cosas, insatisfacción sexual recurrente. Así que cuando mi esposo Vicente, le da por hacer un rapidito mañanero, y ni tan siquiera tiene la consideración de esperar, a que yo, por lo menos entre en calor, antes de venirse. Las consecuencias para mí son desastrosas. Y aunque yo tengo bien claro mi cuadro, no por eso deja de afectarme.
Relato
Recientemente, bueno sucedió eso mismo, yo no había terminado de despertarme cuando él muy desgraciado, ya completamente satisfecho, se levantaba de la cama, dejándome a mí, con todo mi coño lleno de su leche. Bueno eso trajo en consecuencia eventualmente me hiciera sentir sumamente ansiosa, frustrada, indignada, y súper molesta con Vicente, por ser tan desconsiderado conmigo, sobre todo, sabiendo de sobra, como todo eso me afecta a mí.Vicente apenas pudo vestirse, se marchó de casa, sin tan siquiera desayunar, lo más seguro fue, para no escuchar mi lengua. Bueno yo en venganza, agarré la tarjeta de crédito, y después de vestirme, decidí desayunar fuera de casa, así que con toda mi calma me dirigí al Centro Comercial para ir de compras.
Aparte de que después de comer el desayuno, más caro de todos, comencé a recorrer todo el Centro para primero darle un vistazo a todo lo que pensaba comprar. Ya había visto, un sin número de lindos vestidos, así como ropa intima, y hasta un llamativo reloj. Cuando al pasar por el área de maquillaje, vi un lápiz labial, y repentinamente me asaltó el impulso de echarle mano. Lo mismo me sucedió, cuando pasé por los productos para el cabello, había un embase cilíndrico, de plástico, de cómo unos 15 centímetros de largo y como de unos 4 o 5 centímetros de ancho, de champo, que para colmo, ni tan siquiera era para mí tipo de pelo. Pero no conforme con eso, seguí caminando.
Yo seguí andando como si nada hubiera sucedido, pero de momento por la manera en que se me quedó viendo una de las vendedoras, disimuladamente, mientras ocultaba con mi gran bolso, parte de mi cintura. Rápidamente saqué de mi bolso los dos artículos, y me los introduje dentro de mis pantis, y dejé entre ellas y mi coño. Yo a todas estas continué caminando como si nada, me detuve frente a uno de los vestidos que había decidido comprar, y dirigiéndome a la vendedora a cargo de los vestidos, le solicité que me buscase un de mi talla.
El vestido, y otras cositas más se los cargué a la cuenta de crédito de Vicente. Ya estaba por salir de la tienda por departamentos en la que había comprado el costoso vestido, cuando un joven guardia vestido de civil me detuvo, pidiéndome cortésmente que lo acompañase. Yo haciéndome la que no tenía la menor idea de lo que sucedía, lo acompañe. Pero aproveché un descuido de él para ocultar dentro de mi cuerpo, y no les digo donde, porque seguramente se lo podrán imaginar, los dos artículos que me había robado.
A medida que lo iba siguiendo, fui sintiendo como tanto el embase de champo, como el lápiz labial, rozaban constantemente la paredes internas de mi vulva, produciéndome además de una gran excitación, una tremenda calentura. Apenas llegamos a una muy retirada oficina, tras cerrar la puerta, él joven disculpándose ante todo, me pidió permiso para revisar mi bolso, diciéndome que yo estaba en todo el derecho de negarme, y de ser así se vería en la obligación de llamar a la policía. Yo de la manera más indiferente que pude, tras sentarme, y cruzar mis piernas, al tiempo que tanto el embase de champo como el lápiz labial continuaban digamos que haciéndome sabrosas cosquillas dentro de mi coño. Desde luego que le dije al joven guardia, que podía revisar mi bolso, siempre y cuando al terminar volviera a colocar todo dentro. Él reviso todo el bolso, y tras regar todo sobre una mesa, al no encontrar nada de lo que supuestamente buscaba, metió todo dentro del bolso.
No sé si fue el que yo cruzase mis piernas, o que. Pero al parecer, una de esas dos cosas, había quedo justo sobre mi clítoris, y al menor movimiento, sentía como me rozaba. Yo aunque estaba tranquila, le mostré el costoso vestido, y todas las cosas que había comprado, y desde luego le mostré las facturas. Pero él insistía que yo me había apropiado de varios artículos los cuales no había pagado.
Fue cuando se me ocurrió preguntarle, y ahora debemos esperar a la policía para que ellos me revisen. A lo que el joven guardia dijo, si en efecto, pediré que venga una mujer policía para que la revise a usted, y a su ropa. No sé de donde se me ocurrió decirle, bueno y si yo voluntariamente me desvisto, y le doy permiso para que revise toda mi ropa, ¿eso nos ahorraría algo de tiempo? El joven se me quedó viendo de pies a cabeza, y tras pensarlo por unos instantes me dijo. Bueno si usted lo hace de manera voluntaria, y me autoriza a que revise toda su ropa, no creo que haya problema.
No bien él terminó de hablar, que frente a él, yo me puse de pie, y sentí como dentro de mí, alguna de esas dos cosas presionó nuevamente mi clítoris, pero de forma diferente, provocando que se me escapase un tenue gemido de placer, que a pesar de lo tenue que fue, seguramente él lo pudo escuchar con claridad. Yo sin pensarlo mucho, de inmediato comencé a quitarme casi todo lo que tenía puesto. Hasta que me quedé en pantis y sostén. Pero cada movimiento que yo hacía, ya fuera el lápiz labial, o el envase plástico de champo, presionaban, o rozaban alguna de las paredes interna de mi vulva, generando que a la vez otros cortos, y placenteros gemidos, involuntariamente se me escapasen.
El joven guardia, no me quitaba los ojos de encima, y a pesar de la situación, me di cuenta, que inspeccionar mi ropa lo afectaba, ya que discretamente trató de ocultar lo que para mí era una fuerte erección. No bien le entregué casi toda mi ropa, él rápidamente no le quedó la menor duda de que lo que él buscaba no estaba ahí. Así que comenzó a pedirme disculpas por el mal rato que me estaba haciendo pasar. Pero sin dejar de verme con unas ganas, como de saltarme encima.
Yo a todas estas me encontraba súper excitada, no sé si por lo morbosa de la situación, o por la presión que me estaba haciendo esos artículos ocultos dentro de mi coño, o ¿qué? Yo me sonreí de manera seductora, al tiempo que le pregunté, y si yo supuestamente, voluntariamente te entregase esos artículos, aparte de pagarlos, qué harías para castigarme. Muy seriamente me respondió, bueno, no sé si debería entregarla a la policía, o conformarme con que los pague. Fue cuando le dije, pero no habría otra forma de que tú personalmente me castigues, y que no me vea envuelta con la policía. Él sonriendo, me dijo, bueno podríamos llegar a un acuerdo, si me entregase esos artículos, y los paga, yo podría castigarla personalmente, y al tiempo que dijo eso por sobre la tela del pantalón se agarró su instrumento.
Ante él, yo me bajé las pantis, y separando mis piernas, y dejé que uno a uno tanto el lápiz labial como el embase plástico de champo, salieran de mi coño. Él se quedó boquiabierto, a medida que fue viendo como de mi coño iban saliendo los dos artículos. Hasta que después me quedé con mis piernas abiertas, y no sé cómo me atrevía a pedirle que me castigase. El joven guardia no dijo más nada, a medida que se me fue acercando, se bajó la cremallera de su pantalón y extrajo su erecta verga, la que de manera directa dirigió a mi coño.
Por un buen, y muy largo rato, el joven me hizo sentir la mujer más feliz del mundo, en par de ocasiones hasta cambiamos de posición. Sintiendo yo como toda su verga una y otra vez golpeaba con fuerza el interior de mi húmeda vulva. Les juro que durante todo ese tiempo, ni tan siquiera pensé en mi marido. Y cuando en múltiples ocasiones, disfruté de varios orgasmos, creo que lloré pero de felicidad.
Una vez que terminamos, tras asearme en un pequeño baño que hay al lado de esa habitación, me vestí, y sin decir una sola palabra recogí todas mis cosas, claro que pagué esos dos artículos, y sumamente contenta me marché, no sin antes darle un gran beso de agradecimiento. Ahora cuando tengo algo de ansiedad, en lugar de darle rienda suelta a mi cleptomanía, me voy a caminar por aquella tienda del centro comercial.
Relato erótico enviado por Anonymous el 14 de December de 2007 a las 13:35:08 - Relato porno leído 783538 veces
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narrador
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:49) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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