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Fui el regalo de cumple de mi novio y me compartio con sus amigos

Relato enviado por : Angela24 el 28/08/2009. Lecturas: 39058

etiquetas relato Fui el regalo de cumple de mi novio y me compartio con sus amigos .
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Resumen
Mi novio me invitó a su fiesta de cumpleaños y nunca me dijo que yo sería su regalo y lo compartiría con sus amigos...


Relato
Buenas noches a todos, mi nombre es Ángela, soy la novia de Alberto, tenemos cuatro años de una relación hermosa y caliente pues en la primer oportunidad que se presenta nos vamos a coger hasta el cansancio. Alberto es un estudiante de leyes y le falta un año para graduarse, yo estudio Urología y me falta más de dos años. Beto tiene una verga gordota y corta como de 15 centímetros, con una cabeza que casi termina en punta pero con una base amplia cual si trajese puesto el sombrero. Un par de huevos peludos y grandes en los que me entretengo cada vez que le doy una buena mamada y disfruto las contracciones que tiene en cada venida, avienta chorros con fuerza, me encanta que me bañe la cara con su leche caliente o bien, que se derrame en mis chichis. Beto ha insistido en metérme su verga por el culo, me da pánico pensar en lo que me haría porque está gruesa en verdad y temo que me haga daño. Hace unos días me invitó a su fiesta de cumpleaños, el día 17 de enero, me pidió de regalo que no fuese a faltar porque a la vez, él me daría una sorpresa. Le prometí que iría a pesar que en esos días estaba muy ocupada con mi trabajo que alterno con la Universidad.
Llegó el día 17 y me preparé desde temprano para asitir a la fiesta de mi amor y pensando en él, me depilé totalmente el pubis, dejando una pucha linda y lista para recibir su verga gorda en caso que hubiese una oportunidad de darsela como regalo. Me puse una tanga pequeñita que él me regaló en Navidad, un top sin bra que permitía ver la turgencia de mis pezones y una faldita que apenas me tapaba las nalgas, a gusto de él la compramos, pues le encantó imaginarse cómo se verían mis piernas y mis nalgas con una prenda de ese tamaño. Llegó la noche y me fui a su departamento, cuando llegué ya estaban varias parejas de sus amigos que bailaban al ritmo de música disco y bebían como perdidos en el desierto.
Alberto fue a mi encuentro y se quedó sorprendido con mi vestuario, me agradeció y para mostrar su conformidad me besó enredando mi lengua con la suya y poniendo sus manos en mis nalgas, al sentir que estaba casi desnuda, pasó sus manos por mis nalgas y enseguida se detuvo en mi frente, acarició mi vulva y me felicitó al no sentir ningún pelo en mi puchita húmeda ya por sus efusivas caricias. Cuando me acariciaba de esa manera, me abracé a él cerrando mis ojos y al abrirlos, vi a un hombre hermoso que no quitaba sus ojos de mi culo. Alberto seguía jugueteando con sus dedos en mi pucha y le pedí que aguantase un poco, porque me sentía mal estar cachondeando delante de todos. Me dijo que no importaba, que sus amigos eran de confianza y estaban pendientes de mí por lo que Alberto les contara. Me pasó la mano por mis hombros y así me llevó a sentar en donde sus amigas departían alegremente con sus parejas, me encargó con ellas y pidió que me atendiesen mientras él se desocupaba de una entretenida plática con sus amigos y parecía que yo era el tema de su conversación porque de continuo, todos volteaban a verme y vi a dos que les crecía el bulto en su entrepierna. Los amigos de Alberto, se portaron de maravilla, pronto me integraron al grupo y me llevaron de beber. Todavía no me acababa esa bebida cuando llegaron con otra, luego otra y otra y las mujeres, no despreciamos ninguna. Pronto el ambiente se tornó más cálido, había muchas risas, caricias y palabras atrevidas pero nadie parecía darle importancia, por el contrario, todos se interesaban por participar causando la alegría de todos. Yo, me sentía borracha y ya no quería seguir bebiendo pero Alberto insistía y me presentó con el hombre hermoso de quien hable al inicio. Era un hombre moreno, alto y musculoso, se notaba que vivía en el gym. su nombre es Eduardo y desde que nos presentaron, nos independizamos del grupo y nos pusimos a platicar él y yo. Me trajo otro trago y lo rechacé pero Eduardo insistió y me lo bebí de prisa, pensando que ya no insistiría, pero me equivoqué porque pronto apareció con otro y al ponerlo en mi mano, alguien que pasaba me golpeó y el líquido bañó todo mi frente y el pantalón de Eduardo. Buscamos en el baño una toalla para secar nuestra ropa. Eduardo pasaba la toalla por mis piernas, mi faldita era la menos importante, bajó de un tirón el topo y mis chichis quedaron al aire, destilando licor. Ni tardo ni perezoso, acercó su boca y comenzó a libar gotitas que resbalaban por mis pezones. me mordisqueaba a su antojo y yo a pesar del alcohol ingerido, comencé a mojar la tanga, mi pucha se deshacía de caliente y el muy atrevido se dio cuenta y me llevó a la recámara, me arrebató la falda y enseguida la tanga, quedé completamente desnuda ante él y ya en sus manos, secó todo mi cuerpo con la toalla. Quise hacer lo mismo, le quité el pantalón y el muy cochinote no traía calzones, quedó desnudo frente a mí apuntándome con su enorme verga, delgada y larga como de 24 centímetros, la agarré en mis manos, me arrodillé y la llevé a mi boca, la besé en la puntita sonrosada y detuve mi lengua en el ojito de aquella víbora que tenía yo que matar a mamadas. Qué sabor da el alcohol al sexo, desinhibida totalmente mamaba con desesperación subiendo y bajando mis labios por aquel leño delgado y caliente como brasa.
Pronto, Eduardo me levantó en sus brazos, me dio vuelta y así parados hicimos un 69 fabuloso, mis piernas arriba de su cabeza y la mía colgando hasta su entrepierna. A cada metida de lengua en mi pucha, aremetía con mis mamadas en su verga. Le entregué en su boca mi primer orgasmo y él ni por asomo parecía terminar. Me acostó de espaldas a la orilla de la cama y levantándo mis piernas metió su larga verga en mi pucha lubricada con la gran venida anterior. Pronto sentí sus contracciones y sentí como terminaba arqueándose de placer y bufando como un toro. Yo, froté mi clitoris con mis dedos y por fortuna acabé casi al mismo tiempo, apreté mis musculos de la pucha presionando su verga con la intensión de ordeñarlo completamente. Caímos rendidos, nos abrazamos y besamos con avidez y ya nos levantábamos cuando escuchamos un nutrido aplauso, todos los invitados vieron esa gran cogida y Alberto me abrazó cariñoso para felicitarme. yo estaba tan mareada que ya no atinaba qué hacer y en eso, escuché a mi novio que decía a los presentes, miren qué buen culo tiene mi novia, y al mostralo separaba mis nalgas con fuerza, yo sentía que me partiría en dos, pero Alberto quería que no quedase duda de lo hermoso de mi culo.
Luego, me acosto en la cama boca arriba y me apuntó con su gruesa verga en dirección a la entrada de mi pucha que hambrienta abrió su boca para recibir semejante trozo de carne con una cabeza enorme, como de charro con todo y sombrero. Me dio varios embiones y luego me dijo que me la metería por el culo. Le supliqué que no lo hiciera, que no estaba preparada para sentir que me metería su vergota. él en lugar de escucharme, fue y trajo otro vaso de vino y me dijo que me lo bebiese de un sorbo. No quise contrariarlo en su fiesta y le obedecí, me bebí todo el contenido y enseguida me aferré a su boca besándole con fuerza y deleite. Mi cuerpo cada vez se volvía livianito y toda resistencia quedó en la nada y yo a merced de Alberto que quería cogerme por el culo a como diese lugar. Resignada, empiné mis nalgas ofreciéndoselas para que hiciese con ellas lo que quisiese y, dicho y hecho. Al ver aquél ofrecimiento sexual, Alberto apuntó su gruesa verga a la entrada pequeña de mi culo y trató de meterla pero me causó gran dolor. Eduardo, que no perdía detalle, dijo a Alberto que me pusiese lubricante generosamente para facilitar la cogida. Obediente Alberto, tomo el tubo, puso buena porción en sus dedos y me untó el culo, luego metió el dedo índice y me lubricó bien la entrada y para acabar con la resistencia metió al mismo tiempo el dedo medio y luego tres dedos masajeando y acostumbrando mi esfinter. Una vez que mi culo se acostumbró a los dedos, Alberto apuntó su verga y poco a poco para no lastimarme, metió centímetro a centímetro ese tronco que en la pucha me hacía vibrar y en el culo llorar. Más tarde que temprano, mi culo se fue acostumbrando y Alberto al darse cuenta que ya no había resistencia, comenzó a bombear fuertemente y a golpear mis nalgas con sus huevos peludos. Qué experiencia tan dolorosa y agradable. No todo estaba dicho. Alberto pidió a Eduardo que se acercase para que me la metiese también. No se ocuparon ruegos ni charros para traerlo lazado. Pronto llegó blandiendo su larga y delgada verga estilando líquido lubricante. Alberto se tendió de espaldas y pidió que lo cabalgase, me subí en su gruesa verga hundiéndola en mi lubricada pucha, sentí cómo su enorme cabeza separaba las paredes vaginales y sentí un enorme placer, casi tenía un orgasmo. Pronto sentí cómo Eduerdo separaba mis nalgas y ponía lubricante en la entrada de mi culo, luego, sentí como su verga se fue abriendo paso en mi apretado esfinter no acostumbrado a ser penetrado de afuera hacia adentro. Sentí que aquella verga larga y delgada empujaba mis intestinos a su paso y acada bombeada, fuertes ruidos por el aire comprimido se escapaban estimulando más al macho cogelon que tenía entre mis nalgas ensartando mi culo.
Volvieron los aplausos, todos los invitados contemplaban la escena y yo me sentía la princesa ensartada por dos vergas como lanzas en mi culo y pucha lubricada. Uno de los invitados no aguantó la escena y comenzó a masturbarse, le pedí que se acercara y metiera su verga en mi boca. Era una verga de regular tamaño y grosor especial que no duró mucho en eyacular en mi boca. Luego vino otro con su verga a visitar mi boca, su semen escurría por mis labios y la cogida por el culo y pucha proseguía a ritmo lento, encantador, embriagador y mi culo aceptaba la embestida. al fin llegó el estertor de los machos. no encontraba cual hoyo apretar para estimular la venida. Mi pucha exprimía una verga gruesa y mi culo una verga larga, pero los chorros de semen de ambas, inundaron mis hoyuelos sin misericordia. Al terminar limpié sus vergas con mi lengua y me quedé dormida por los vapores del alcohol que inundaban mi cerebro. Alberto me ha compartido con sus amigos y yo disfruto esas cogidas humildemente, sin poner resistencia, pues temo ser castigada con otra verga enorme por el culo o mi pucha.

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Comentarios enviados para este relato
robezzi (8 de November de 2010 a las 00:37) dice: Me encanto tu relato, debes coger como las diosas

a_na_ma (30 de September de 2009 a las 14:47) dice: excelente relato Angela hasta se me paro la verga saludos

coronelwinston (29 de August de 2009 a las 11:46) dice: Esa frase "Bebían cómo perdídos en el desierto" me encantó. Buen relato Angela, excitante y descriptivo. Te felicito. Un saludo.

Narrador (21 de October de 2009 a las 16:34) dice: Me encantó tu relato, bien descriptivo ameno y excitante............

sevas13 (20 de May de 2010 a las 22:15) dice: bien, muy excitante...bien claro y descriptivo...

elgalan (20 de July de 2010 a las 08:29) dice: muy vueno tu relato muycachondo

katebrown (18 de October de 2022 a las 20:48) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

pasionado (16 de September de 2009 a las 10:37) dice: muy buen relato

wilber0286 (16 de October de 2012 a las 21:53) dice: muy bueno devieras djar cojerte un rato

VILLEGAS65 (14 de August de 2010 a las 01:05) dice: COMO ME GUSTARIA SER AMIGO DE TU NOVIO Y PODER DISFRUTAR TU CUERPO. TU RELATO ME HA PUESTO LA PIJA DURA A MAS NO PODER Y TUVE QUE HACER JUSTICIA POR MI PROPIA MANO. TE FELICITO, MUY BUEN Y CACHONDO RELATO. TU ADMIRADOR


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