Como abogada de la práctica privada, especializada en derecho comercial privado, la verdad es que poco contacto tenía con lo que llaman delincuentes comunes. Hasta el día en que cometí un desacato en el tribunal donde postulo. Al negarme a representar a un ladrón de autos. La verdad es que tenía una cita en la peluquería, y no quería perder mi turno.
Relato
Bueno el honorabilísimo, y magnánimo Juez, no se le ocurrió nada más inteligente que sentenciarme a representar a varios delincuentes de esos, para ser exacta a siete. En su tribunal, so pena de ir presa por seis meses. Sin derecho a pataleo, ya que como cada Juez tiene plena autonomía en su corte. Y aunque pude pedir, en derecho, que se me inhibiera de todos esos casos, ya que el hijo de la gran puta del Juez, es mi esposo. Bueno después de que varios de mis colegas me orientaron al respecto, no me quedo más remedio que aceptar los siete casos. Pero para colmo de males, debía ir a entrevistarlos en la cárcel, donde se encontraban.
Yo llegué bien temprano a la institución penal, rápidamente hablé con el Alcaide, o mejor dicho el administrador a cargo de esa institución. Se me proporcionó un local apropiado, para llevar a cabo las entrevistas. Únicamente había un pequeño escritorio, un archivo vacio por cierto, una lámpara y en lugar de por lo menos un par de sillas, un camastro para que mis clientes se sentasen. Lo que me pareció bien raro fue que el administrador fue bien enfático, al decirme que a menos que yo no tocase la puerta, y solicitase que abriesen, ninguno de sus guardias se atrevería a interrumpir la relación cliente abogado, más raro me pareció cuando al terminar de decir eso, noté una especie de sádica sonrisa en su rostro.
Yo me encontraba sentada tras el pequeño escritorio, cuando me llevé la sorpresa de que en lugar de ir pasando uno a uno, a mis defendidos, los guardias obligaron a los siete, a que entrasen todos a la vez, y casi de inmediato cerraron la puerta, dejándome a mí, completamente sola con todos ellos. Yo la verdad es que ni idea tenía por donde comenzar, y aclarando mi garganta les dije. Señores se pueden ir poniendo cómodos, mientras que los entrevisto uno a uno.
Mis siete clientes parecieron no escucharme, o no entender lo que yo les dije, ya que rápidamente todos ellos me rodearon. En sus ojos pude notar, que poco les importaba de lo que yo les iba hablar, me di cuenta de inmediato que su interés era en mí. Y aunque comencé a explicarles que si se declaraban culpables, posiblemente, el Juez les daría una corta sentencia, en un abrir y cerrar de ojos, entre todo me despojaron de mi blusa, mi sostén me lo bajaron, y mis pantaletas me las quitaron, tras subirme la falda hasta mi vientre. Ya a esa altura de las circunstancias, supe que entre todos me iban a violar, por lo que cuando comenzaron a bajarse los pantalones, y comenzaron a sacar sus paradas vergas, no me sorprendí del todo.
En esos instantes recordé, que una de las recomendaciones que hacen a las víctimas de violación. No ofrecer resistencia a menos que desee ser golpeada, herida, y hasta asesinada. Por lo que apenas uno de ellos me dijo, vamos mi rubia ponte a mamar, no me quedó más remedio que sumisamente hacerlo. Entre todos me subieron sobre el escritorio, y mientras le mamaba la verga a uno de los siete, otro de ellos sin pérdida de tiempo me enterró su parada verga por mi coño.
El resto del tiempo que permanecí encerrada con ellos, no hubo un solo momento en que, no estuviera alguno clavándome su verga, ya fuera por el culo, el coño, o hasta por mi boca. A medida que me fueron violando, yo por aquello de no provocarlos, iba moviendo mis caderas, y haciéndoles saber cómo me iba sintiendo, al tener una, o varias de sus vergas metidas dentro de mi cuerpo, a un mismo tiempo.
Por otra parte no podía sacarme de la mente, el que mi propio marido me hubiera enviado a ese lugar, y que seguramente el administrador, estaba al tanto de todo. Así que a medida que fui siendo penetrada, por el culo, por mi coño, y hasta por mi boca. No dejaba de pensar en mi esposo, que tantas y tantas veces me había pedido que se lo mamase, o que le diera el culo, y yo siempre me negaba. Por lo que a medida que seguí siendo usada, como a ellos les dio la gana, no sé por qué, no podía dejar de imaginarme la cara de satisfacción de mi marido. Cuando lo más lógico hubiera sido, que él se llegase a sentir mal, por el hecho de que me violasen.
Los siete reclusos, disfrutaban pasando sus manos, y agarrándome por todas partes, incluso hasta dentro de mi boca. Después de un largo rato, de que todos y cada uno de ellos estuvieron abusando de mí, como les dio su real gana. Los siete, como para que yo me sintiera vejada, riéndose descargaron gran parte de su semen sobre mi rostro, y cuerpo. Aunque reconozco que yo estaba completamente, más que zafada, ya que en algunos momentos hasta les pedía que siguieran dándome más, y más duro.
Había perdido la noción del tiempo, cuando como que a ellos, no les quedaron más ganas, de seguir follándome. Como pude agarré mi ropa, y limpiando mi cara con mis pantis, y mi sostén, los que dejé en alguna de las gavetas del pequeño escritorio. Me di a la tarea de vestirme. Al finalizar, a ninguno parecía preocuparles lo que yo fuera a decir. Así que ya aunque algo despeinada, y hedionda a sudor, toqué la puerta para que los guardias la abriesen. Al poco rato finalmente uno de los guardias abrió la puerta, casi de inmediato todos ellos salieron, y justo cuando apareció el administrador, el último de mis clientes se detuvo y dijo. Abogada, dígale al señor Juez, que siguiendo sus instrucciones, los siete nos vamos a declarar culpable, a ver si llega a tener algo de clemencia, como usted dijo.
El administrador, únicamente comentó, que ese cuarto apestaba. Yo pensé seriamente en denunciarlos, pero a la hora de la verdad, aparte del pequeño susto al comienzo de la entrevista, el resto lo disfruté, como no tienen una idea…
Enterré mis uñas en la espalda de Carlos, era increíblemente doloroso. Las dos vergas lograron entrarme en la chucha pero no completamente.
- Aguanta zorra. Aguanta que te las vamos a meter las dos.
- No… me duele.. duele… no.. paren…
Relato erótico enviado por culona69 el 01 de February de 2012 a las 23:57:40 - Relato porno leído 203140 veces
mientras tanto los demás hicieron un circulo en mi con sus vergas y empecé a lamer cada una de ellas, eran muchos pero le di una buena mamada a todas esas vergas, las más ricas eran por supuesto la de mi suegro, el señor de barba larga y la del gordo
Relato erótico enviado por culona69 el 26 de October de 2011 a las 00:00:07 - Relato porno leído 155780 veces
Monté sobre el señor y él empezó a lamerme los pechos con muchas ganas, se veía que le gustaba. Todo el tiempo los señores me estuvieron diciendo cosas como: "Ah que rica jovencita", "Uy hace cuanto que no tocaba una piel así"
Relato erótico enviado por culona69 el 07 de March de 2012 a las 00:00:07 - Relato porno leído 135527 veces
De como mi esposa me traiciono cuando se fue de viaje y como se le complicaron las cosas.
Relato erótico enviado por Anonymous el 27 de July de 2010 a las 00:02:24 - Relato porno leído 111480 veces
Si te ha gustado Fui la rehén de mis defendidos… ( CON fotos) vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
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narrador
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 22:11) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:45) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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