Hace un mes mas o menos, sentí lo que en ocasiones, yo misma llamo, el llamado de la selva. Sencillamente es algo que me ocurre, ocasionalmente. Y se trata de que de buenas a primeras, me entran unas ganas incontrolables de tener sexo.
Relato
Cosa que cuando estoy en casa, y me sucede, no tengo problema alguno. Ya que mi esposo, basta nada más que le haga una pequeña insinuación, para que de inmediato se encuentre sobre mi.
Pero cuando estoy en mi trabajo, o peor aun en la calle haciendo compras. La verdad es que la paso muy mal, ya que si no encuentro un hombre con quien acostarme, me deprimo como no tienen una idea. Ya que aunque parezca loca, no lo soy. No me acuesto con el primero que aparece, no me agrada pasar malos ratos, ni que haya malos entendidos. Por lo que una vez que calmo mi sed de sexo, procuro desaparecer de inmediato.
Pero como les decía, comencé a sentir ese imperioso deseo de tener sexo, estando de compras en el Centro Comercial, así que primero que hice, fue entrar a unos de los baños para damas, y tras quitarme las bragas, las guardé en mi cartera. Ya que en otras ocasiones, hasta las he perdido.
Despúes de eso, de manera discreta, fui observando a la gran mayoría de hombres, hasta que finalmente me fijé en uno, que llamó mi atención. Seguramente encontraba con su esposa, tomando un café, pero su manera de ser tan amorosamente cortes con ella, digamos que me cautivó. Alto, delgado, moreno, de muy buen ver.
Para mi buena suerte, la mujer que lo acompañaba, de momento se despidió de él, dándole un beso, y diciéndole. Nos vemos en casa cariño, acuérdate que tenemos que visitar a un cliente. Yo después de que se separaron, lo fui siguiendo, y pensé como en efecto sucedió que él se dirigía al estacionamiento.
Me encontraba en la entrada estacionamiento, frente a los baños, a unos pasos tras de él, cuando fingí que me había doblado el tobillo, quejándome con fuerza pude llamar su atención. De inmediato, y de manera muy caballerosa él se me acercó, y rápidamente se dispuso a prestarme ayuda.
Yo me encontraba tirada en el piso, y cuando él se colocó frente a mi, y me ofreció su mano para levantarme, con toda la intención separé bastante mis piernas, para dejarlo que viera todo mi depilado y descubierto coño. Sin vergüenza alguna, por un rato, fijó su mirada entre mis piernas, mientras que yo, al tiempo que él me ayudaba a levantar muy lentamente, de manera bien sesual y coqueta, sonriendo comencé a preguntarle ¿Cómo podría agradecer su ayuda?
No hay que tener un coeficiente intelectual de 190, para darse cuenta de inmediato, de que era lo que yo deseaba. Así que entre él, y yo dimos una rápida mirada a nuestro alrededor. Lo que inmediatamente llamó nuestra atención, fue la puerta de uno de los baños. Se encontraba abierta, y por dentro se veía limpio. Así que sin perder tiempo, nos encaminamos dentro de ese baño.
Ya dentro apenas del baño, lo escuché decirme que se llamaba Antonio, y yo por aquello de ser cortez, le dije que mi nombre era Grissel. Casi de inmediato comenzamos a besarnos, de manera ardiente, sentía su lengua dentro de mi boca, y sus manos recorriendo todo mi cuerpo. Al mismo tiempo que yo ayudaba a Antonio a ir quitándose la camisa, y soltando la correa de su pantalón.
A medida que me fui agachando frente a él, le fui bajando los pantalones, y de golpe emergío su miembro, completamente erecto, y bien dispuesto. Yo dirigí mis labios a su colorado glande, y de la manera más sensual que pude, comencé a rozarle su colorado glande por encima. Al poco tiempo abrí mi boca, y tras lamer el grueso tallo de su verga, sin más demora me dediqué a mamárselo, por un rato.
Yo a medida que continuaba mama que mama, me fui despojando de parte de mi ropa, hasta que Antonio me indicó que deseaba penetrarme.
Al principio nos apoyamos sobre el inodoro, pero luego continuamos sobre el piso. Yo sentía como su verga entraba y salía divinamente de mi caliente coño. Mientras que yo no dejaba de menear mis caderas restregando mi cuerpo contra el de él, Antonio no dejaba de sujetarme con fuerza, y de la misma forma o manera yo sentía como todo su miembro entraba y salía de mi cuerpo, produciéndome un gran placer.
En algún momento él me quitó el sostén, y sentí sus grandes manos, agarrando mis pequeños senos, yo me encontraba tan, y tan feliz, y dsifrutando de todo lo que Antonio me hacía, que ni atención le puse a mi móvil cuando comenzó a sonar.
Así seguimos, hasta que además de un lujurioso orgasmo, cuando ambos disfrutamos del climax de nuestra relación. Sin necesidad de que él me lo pidiera, y por lo agradecida que yo estaba, volví a ponerme a mamar su divina verga, hasta que le extraje todo el semen que podía haber tenido.
Regularmente cuando le mamo la verga a un hombre, por lo general procuro escupir, lo más pronto posible. Pero en el caso de Antonio, eso no fue necesario, ya que a medida que continuaba mama que mama, me fui tragando gustosamente toda su leche.
AL terminar, él rápidamente agarró su ropa y se vistió. Tras despedirnos, salió del baño. Yo me tomé mi tiempo para arreglarme, y fue cuando me di cuenta de que tenía una llamada perdida, que me había hecho mi esposo. Tras terminar de arreglarme, salí del baño, y de inmediato mientras me dirigía a mi auto, llamé a mi esposo.
Lo que él deseaba era que al llegar a casa, preparase algo ligero de cenar, ya que llevaba un par de invitados a casa. Así que no bien llegué, preparé varias croquetas de jamón y de bacalao, así como varios cortes de serrano, y queso manchego.
Cuando Ernesto mi esposo llegó acompañado de una pareja, cual no fue mi sorpresa que se trataba de Antonio y su mujer. Yo me quedé sin saber que hacer, y él al verme como que le pasó lo mismo. Fue cuando mi esposo paso a presentarme a Ramón, y su mujer diciéndoles, ella es Marta mi esposa. Antonio, o mejor dicho Ramón sonrió ligeramente al igual que yo, nos dimos las manos, y a su esposa un abrazo y un beso en la mejilla.
Bueno no les contaré como transcurrió toda la velada, pero apenas tuvimos tiempo, Ramón y yo en un momento en que mi esposo le mostraba nuestro jardín a la mujer de Ramón. Nos sonreímos, y él me dijo. Así que Grissel, y yo sin dejar de sonreírme le respondí si Antonio. De más está el decirle, que después de eso, nos hemos vuelto a encontrar en otros lugares…
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 515279 veces
Relato casi en su totalidad real que demuestra que toda mujer casada es una puta sumisa en potencia
Relato erótico enviado por morboso sadico el 29 de July de 2009 a las 18:09:16 - Relato porno leído 301071 veces
Si te ha gustado Fuimos amantes mentirosos… ( CON fotos) vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar Fuimos amantes mentirosos… ( CON fotos).
narrador
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 22:31) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:59) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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