Fuimos de paseo en bote… ( CON fotos)

Lo cierto es que Gerardo me tenía una sorpresa, ya que desde bien temprano en la habitación del hotel, como cosa rara, se le ocurrió hacerme lo que llaman un rapidito, sabiendo que eso me deja el resto del día, como dice mi padre, cuando ve a mis hermanas que regresan de la calle, les dice. Vienen bien cachondas.

Bueno así estaba yo, deseosa de seguir con la marcha, pero con el cuento de que ya íbamos tarde, y de que perderíamos el bote, no me quedó más remedio que hacerle caso a Gerardo ponerme el biquini, y maldecirlo por dentro, por dejarme así.

Pero apenas llegamos al muelle, yo pensaba que seríamos un gran grupo el que nos acompañaría, pero no fue así, éramos únicamente Gerardo, Luis un tremendo negro encargado del bote, y yo. No bien zarpamos, que mi esposo me dice que me ponga cómoda, que es más si quiero que me puedo quitar hasta el biquini, ya que a la zona donde vamos está completamente despoblada.

Yo de inmediato le hice señas, como preguntándole ¿y que ese tipo no cuenta? Refiriéndome al encargado del bote. Fue cuando sin más ni más el tipo ese, ha sacado su tremendo miembro y sin vergüenza alguna se puso a orinar, de la manera más descarada. Yo algo asombrada, me le quedé viendo la cara a Gerardo, y él levantando los hombros me comentó, es costumbre de por aquí, así que no te cabrees. La verdad es que yo estaba más que impresionada por la verga de aquel negro. Y cuando Gerardo insistió en que me quitase el biquini, y que para que tomase el el sol, la verdad es que no lo pensé dos veces, y así lo hice.

Mientras que el tipo a cargo del bote, le preguntó a mi marido si deseaba timonear la lancha, y Gerardo encantado dijo que si, pero apenas lo hizo, el negro se termino de quitar los pantalones, y como si fuera la cosa más natural del mundo tomó asiento a mi lado. Yo en ese instante voltee a ver a mi esposo, que se sonreía pícaramente, al tiempo que Luis el encargado del bote, colocó una de sus grandes manos sobre mis muslos. Yo la verdad es que estaba que deseaba enterrarme aquella cosa, y fue cuando comprendí la razón de aquel rapidito que me hizo mi esposo antes de salir de la habitación.

Todo se trataba de darme una sorpresa, la que yo gustosamente acepté. Bastó que separase mis piernas para que Luis siguiera con lo que él y mi marido ya habían planificado, entre ellos, para mi. Esa mañana no tan solo Luis me produjo el tremendo placer de follarme como a una loca, sino que además me ha dado una tremenda mamada de coño, que me hizo gritar a todo pulmón a medida que enterraba su rostro entre mis muslos, y me chupaba con fuerza mi clítoris.

Yo también se lo he mamado a él, al igual que también se lo mame a mi marido, el resto del día los tres nos bañamos completamente desnudos, en una apartado lugar, en el que cada vez que pude, dejé que tanto Luis como Gerardo me hicieran intensamente feliz….